Agua.
Tenía la sensación de que me ahogaba. Abrí los ojos lentamente, pues sentía mis párpados pesados. Levanté la vista para ver dónde estaba, era una especie de caja metálica y parecía que estaba moviéndose.
¿Un ascensor?
Recorrí el lugar con la mirada, encontrándome en uno de los extremos con un joven pelinegro aún inconsciente. Sentía que lo conocía pero mi mente aún estaba bloqueada.
_____... ese era mi nombre.
Suspiré al comprender que era lo único que recordaba.
Como pude me fui incorporando y logré apoyarme contra una de las frías paredes del elevador, pero al estar tan mareada tuve que sentarme bruscamente en el suelo.
El joven comenzó a moverse con todo el alboroto que armé, levantando la mirada hasta encontrarse conmigo.
Estaba por preguntarle quién era, cuando el ascensor se detuvo bruscamente. Un chirrido metálico sobre nuestras cabezas nos hizo levantar la mirada, eran unas compuertas que se abrían lentamente...