—... Y por esa razón te odio —La voz borracha de Adam suena graciosa pero a la vez cómica.
Al final Adam aceptó que lo lleváramos a su casa. Pero ha estado hablando todo el camino a esta mientras que yo le doy direcciones a Matías de por donde. Ha sido un tanto gracioso escucharlo decir de todo, hasta que llego al punto en el que se puso serio y empezó a decirle a Matías las razones por las que lo odiaba. Empezando desde su primera aparición, hasta terminando de lo que le conté del campamento.
—Yo no sabía que me odiabas —Le responde Matías sin apartar la mirada del camino—. Pero ahora que lo pienso, con razón siempre estabas muy a la defensiva de que estuviera cerca. ¿Voy bien?
Me voltea a ver por un instante, dirijo mi vista de nuevo al camino.
—Si, falta un ratito más para volver a dar vuela —Él simplemente asiente.
Adam le continúa alegando no se que tanto a Matias, pero yo me dedico a ver por la ventana. Al final de todo me sentía ansiosa, feliz y a la vez calmada. Como si la tormenta ya hubiera acabado.
Y creo que la tormenta había acaso y ya solo esperaba que hubiera paz.
Aunque no habría paz porque estaría con Matías y no siempre era tranquilo estar con él. Aquel chico era como una montaña rusa sin fin. Y eso me gustaba.
—Alison, ¿Tienes que llegar temprano a tu casa? —Pienso un instante en las palabras de Matías y me ponen nerviosa, demasiado diría yo y por su sonrisa creo que lo ha notado, así que ríe escandalosamente—. Estoy cien por ciento seguro de lo que tú estás pensando no es lo mismo que yo estoy pensando.
Mi cara se relaja un poco, solamente un poco.
—No precisamente, ¿Acaso me llevarás a un callejón oscuro y me matarás? —Levantó una ceja en forma de broma.
Abre su boca muy sorprendido y con una mano en su pecho, mientras que con la otra está manejando.
—¿Yooooo? —Su tomó hace todo esto más gracioso—. ¡Jamás lo haría!
El gruñido de parte de Adam hace regresarnos a concentrarnos en él.
—Dejen de estar ligando enfrente de mi —Lo observó, Matías no puede hacerlo ya que está manejando pero veo una sonrisa en él—. Uno está sufriendo de amor y ustedes restregándome en la cara su nueva felicidad.
Y con ello se desploma en el asiento trasero por completo.
—Se ha quedado dormido —Le informó a Matías—. Creo que beber cuando estás dañado es lo peor que puedes hacer.
—Lo peor que puedes hacer es beber cuando estas enamorado, ya que él está enamorado —Dice Matías con un tono de tristeza—. Es una pena que Alexa no lo quiera, a pesar de que me odia él se ve que podría hacer todo por ella.
—¿Como sabes que es Alexa? —Matías hace una cara de disgusto mientras observa al frente, como si aquella pregunta le recordara un mal recuerdo.
—Cuidar a una persona borracha es como preguntarle la verdad a un niño, sin ni si quiera preguntárselo. Te empieza a contar todo sin que uno quiera saberlo —Asiente muy serio—. Al final qué me contó lo suyo, me empezó a contar lo tuyo. Lo más curioso de todo fue que lo hizo en menos de cinco minutos. ¡Yo no tenía ni idea de que toda una historia se podía contar en menos de cinco minutos! Si que es bueno para contar las cosas.
Sonrió. Adam ebrio es mejor analizador que un Adam sobrio.
La mano derecha de Matías está libre, a veces no soy una persona que demuestra lo que siente. Ni demuestra mucho.
Pero Matías si lo es. Y a veces uno mismo debemos hacer pequeños esfuerzos para salir de nuestra zona de confort para poder adaptarnos a las situaciones. Y eso lo que hago en ese instante.
Le tomo la mano libre, y la entrelazo con la mía.
—Gracias por ayudarme con Adam —Lo cierto es que no lo quiero ver a la cara, probablemente esté muy roja—. Puede ser a veces un niño pequeño, pero siempre me ha apoyado y lo cierto es que te tiene celos por eso dice que te odia, pero lo cierto es que no te odia solo tiene miedo; como todos. Puedes girar a la derecha en el semáforo que viene.
Él asiente.
—Lo lamento de nuevo, por lo de Alexander —Lo repito una vez más, me sigo sintiendo demasiado culpable por todo en general—. Se que fue mi culpa, debí de aclarar todo esto antes, pero soy una persona muy indecisa.
—Lo se —Gira a la derecha—. Siempre has sido muy indecisa. Y no estoy enojado por nada. Yo fui quien te puso en una situación complicada al confesarte lo que sentía, demasiadas veces para ser honesto. Yo también lo lamento por haberte presionado tanto con lo que sentía. Pero sabía que si no lo hacía podría perderte otra vez. ¿Voy bien?
—Si, continúa derecho ya casi llegamos —Las casas a partir de aquí empiezan a ser más grandes cada vez más—. Es al final de la calle llegando a la glorieta.
Él se dedica a manejar, después de cinco minutos llegamos a la glorieta con una gran fuente. Suspiro hemos llegado a la casa de Adam.
—¿Él vive aquí? —Parece sorprendido Matías, al igual que yo la primera vez que vine—. ¡Vive en una Mansión!
—Así es, y aún así teniendo todo el dinero del mundo no puede llegar al corazón de la chica que quiere —Rio irónicamente.
—Encontrará a alguien indicada para él —Se encoge de hombros mientras llegamos a la caseta de su casa.
Matías baja el vidrio de su lado y yo hablo, en cuando me ve la persona que está ahorita en la noche me reconoce y le informo que traemos a Adam. Nos deja pasar.
—No tiene muchos amigos Adam, por lo que los pocos que tiene los tratan muy bien la casa —Le digo a Matías ya que nos dejaron pasar muy rápido—. Para serte honesta, Adam es un tanto solitario. Pero es el mejor amigo del mundo que me pudieron haber mandado. Sus papás casi nunca están en casa, son personas muy ocupadas.
—¿Empresarios? —Río al instante.
Fue lo mismo que pensé que se dedicaban cuando vine por la primera vez a.
Niego al instante.
—Músicos —Me muerdo el labio—. De una orquesta famosa, siempre se me olvida su nombre para ser honesta. Siempre están de gira.
—Oh...
Cuando pasamos por el portón, pasamos por un recorrido con varios árboles hasta llegar al fondo, con una gran casa moderna y enfrente de ella otra gran fuente.
Cuando llegamos a la entrada, se encuentra Roberto —El encargado de la casa—. Bajo del carro, con Matías ayudándome a bajar a Adam.
—Hola señor Roberto, le vengo a dejar un regalo —Le sonrió con una mueca.
Probablemente tiene unos cincuenta años.
—Supongo que él baile estuvo bien o demasiado mal —Es muy serio por fuera, pero tiene buen sentido del humor.
—Dejemos en la parte que hubo baile —El señor Roberto lo toma con bastante fuerza, mientras llama a alguien más para pedir ayuda—. Se lo encargo, si necesita algo sabe que me puede llamar.
—Has hecho suficiente Alison, muchas gracias. Nos encargaremos del joven Adam, mañana estará bien. Con una gran resaca. Pero estará bien, has sido de demasiada ayuda al traerlo hasta aquí con tu amigo —Me dedica una sonrisa seria, es demasiado raro verla—. Gracias.
Y con ello y con la ayuda de alguien más entran a la casa.
Me detengo a observar la puerta ahora ya cerrada de la casa de mi amigo.
—¿Lista? —La voz de Matías me saca de mi transe—. Todavía tenemos otra parada.
—Supongo.
Abre la puerta del carro para mi, entro si mas.
Después de recorrer el paseo de arboles y salir de la casa de Adam.
Matias empezó su nuevo rumbo, ¿Que se podría hacer a las tres de la mañana? No tenia mucha idea la verdad, pero lo cierto era que ahora que le había dicho lo que sentía me agradaba estar con él.
Me dedico a observarlo sin pena alguna, porque no debería de avergonzarme ya, debido a que ahora somos algo, ¿O no? No dijimos nada sobre que somos ahora. Supongo que ambos dimos por hecho de que aquel beso y confesión significaba que estábamos juntos. Pero ninguno de los dos lo hizo oficial y por alguna extraña razón eso me molesta.
Me molesta mucho para ser honesta, me gusta que se utilice la frase ¿Quieres ser mi novia? o algo por el estilo, ya que aquella frase define la relación que hay. Y eso era justo lo que quería que se hiciera oficial y de correcta manera esto.
Creo que en parte es mala idea besar a alguien primero antes de que se te lleguen a confesar ya que para después no siempre se aclaran bien las cosas o jamás existe esa pregunta y simplemente se crea la relación en base de un beso.
Aunque lo cierto es que tenia que dar ese beso, teníamos que darlo. Era el momento de hacerlo para aclarar todo.
Así que es un tanto frustrante porque no se realmente si algún día hara esa pregunta y realmente la quiero escuchar.
Después de observarlo por mucho tiempo, y pensar en mi tonta idea de la pregunta, sonrió de lado. Debo dejar de un lado la tonteras y estar feliz por el momento en el que me encuentro con él.
─Tus ojos son muy lindos ─Abro mucho los míos, ¿Por que tuve que decirlo y no simplemente pensarlo?
Volteo a la ventana con demasiada rapidez que el rayo McQueen se queda pendejo a lado de mi. Mi cara arde, si Alison te has puesto roja como un tomate. Y todo porque casi siempre dices lo que piensas.
Lo escucho reír a carcajadas.
─¿Hasta apenas te das cuenta de eso lindura?
Gruño por eso, ese chico si que llega a tener un ego alto. Sabe que es atractivo y bueno para muchas cosas y se aprovecha de eso.
─No me gusta que me digas así, y lo sabes ─Me muerdo la lengua, es un poco de mentira.
─Lo que tu digas pequeña Alison.
─¡Oyeee!
Me volteo al instante para pegarle en el brazo.
─¡Dios!, ¿Por que hoy es el día en el que me tienen que dar golpes? ¿Que te he hecho? Si esto fue porque me rei de Tommy cuando se cayo de las escaleras y rodo mucho, lo lamento; en serio me sentí mal.
Me rio por lo bajo, cualquier situación Matias la convierte en una graciosa.
Después de reír un rato me empezó a dar demasiado sueño. Me encontraba un tanto cansada. Mis ojos se sienten demasiados pesados, los cierro por unos instantes.
Solo serán unos instantes.
─¿Alison?, ¿Alison? ─Después de unos segundos mas puedo abrir mis ojos─. Al final de todo si que eres toda una bella durmiente.
¿Que clase de parkour es este? De un momento estábamos en la carretera y ahora estamos en un punto en el que se puede ver una parte de la ciudad, es una clase de acandilado.
Hay otro carro aparcado a unos cuantos metros que nosotros del lado izquierdo, y en unos metros mas adelante hay una barda de madera, un punto para ver la ciudad.
Saco mi celular, me sorprende ver mensajes de Alexandra, Alexander, de Adam antes de que muriera. Vaya noche.
Después de limpiarme la saliva de mi cara puedo dirigirme hacia Matías.
─Veremos el nacimiento del día ─Dice tranquilo─, estoy muy seguro de que no despiertas lo suficientemente temprano para ver algo así, simplemente quise aprovechar la hora.
─Me agrada la idea ─Bostezo mientras me estiro─. He notado que casi siempre me describes como una persona floja, cosa que no lo sea, pero apreciaría mas que me vieras como una persona capaz.
─Eres como una niña pequeña que me gustaría proteger siempre, Alison. Así que por favor acepta mis intenciones de cuidarte siempre.
Le sonrió de lado.
─Me gusta cuidar de mi, por mi propia cuenta.
─Entonces permíteme estar a tu lado cuando estas cuidando de ti ─Suspiro, al final de todo este tipo de cosas era clases de declaraciones que hacía Matías.
Nos quedamos en silencio era pasada de las 4, por lo que era muy probable que no tardará en salir el amanecer.
Me acomodo en el sillón quedando de lado y así poder observar por mientras a Matías. Las chicas del instituto seguían a Matías debido a que era guapo. A mi me gusta Matías porque es alguien con quien me siento feliz de estar, con la que puedo ser yo sin importar si estoy de buena o de malas, simplemente puedo ser yo estando con él, no hay necesidad de fingir.
—Ya va a empezar —Por detalles como este me gusta Matías—. Hace mucho que yo tampoco veo uno.
Volteo hacia el frente y en lo más ligero empieza un tono tan claro como el blanco, apenas se puede notar esa ligereza de color. Después de unos minutos el amarillo pálido empieza a aparecer y así continuando con uno más intenso. Para después empezar a ver el color naranja pálido.
Este evento que suceden todas las mañanas es algo normal, es común. Pero supongo que no siempre apreciamos las pequeñas cosas que nos rodean y no llegamos a darle importancia.
Es un momento que se me había olvidado que se sentía.
Es muy lindo empezar a ver el nacimiento del día. Hay cosas que tenemos y no llegamos a darle su valor lo suficiente.
—Gracias —Susurro la frase.
Sonríe de lado, todavía sigue observando aquel amanecer. Y para ser honesta no se que me parece más perfecto, si aquel hermoso amanecer o aquel chico que ha dado mucho solo para verme feliz.
Después de un rato llegue a la conclusión de que ambas cosas son perfecta, simplemente de diferente manera. Y ambas estaban bien.
A veces existen momentos perfectos que no necesitas buscarlos, solo esperarlos y aceptarlos con los brazos abiertos. Y este era uno de esos momentos.
Después de la tormenta venía la calma, y mi calma era saber que ya todo estaba arreglado y que me encontraba viviendo momentos bonitos para recordarlos de buena manera.