Mi adorado tormento- (Termin...

By AngyGrullon

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Melisa es como un grano en el culo: odiosa, malvada y capaz de todo por lo que quiere. Es chantajista y le... More

capitulo 1
capitulo 2
capitulo 3
capitulo 5
capitulo 6
capitulo 7
capitulo 8
capitulo 9
capítulo 10
capítulo 11
capitulo 12
capitulo 13
capitulo 14
capitulo 15
capitulo 16
capitulo 17
capitulo 18
epílogo

capitulo 4

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By AngyGrullon



Melisa bajo al estacionamiento y se subió en su moto, lloraba sin control, pero limpio sus lágrimas y se puso el casco, lo ultimo que deseaba era llegar a su casa por, ello salió sin rumbo hacia la carretera.

Ella iba de ida y James de vuelta, y él  pudo verla pasar pero no sabía si era ella ya que pasó muy rápido. James dobló en curva y la siguió, Meli no se percataba de que la seguían, tenía un dolor intenso en su corazón y solo quería estar lejos de todos, quería desaparecer del mundo y sin pensarlo o  analizarlo se detuvo en su moto frente a un puente, y al bajarse miró hacía el mar, James fue lentamente hacia ella sin saber que ella intentaría algo muy malo. 

—Yo no le importo a nadie, yo soy basura, si me muero se que todos estarán feliz, mi madre, mi papá, mis hermanas e incluso el idiota de mi profe ya que hasta el le es colmado la paciencia, por eso debo irme- gritaba meli con todas sus lagrimas aun tenia el casco puesto y eso le impedia ver la sombra de james que escuchaba todo lo que decia.
—Soy la peor escoria humana de este mundo —sollozó  intentando subirse al puente.

—Eso no es cierto —dijo James agarrandola de espalda antes de que ella pudiera caerse, y los dos cayeron hacías atrás, ella cayo encima de el, y su corazón se aceleró con la presencia de su profesor. Se miraban mutuamente, sus ojos brillaban ante la noche oscura de un cielo estrellado. 

Ver en los ojos de Meli,  era ver un universo completo. 

—Tenía que ser usted, no se cansa de impedir mi llanto —exclamó  levantándose de su cuerpo, y se quitó su casco.

—¿Pensabas suicidarte? —preguntó  levantandose del suelo. 

—No,  sólo quería darme un chapuzón en el agua —respondió con sarcasmo.

—Déjate de bromas, no te irás  en esa moto, te vas conmigo —le exigió y ella levantó sus cejas.

—¿Me estás proponiendo que me vaya con usted para su casa? —inquirió con un tono irónico acercándose a él.

—No, te estoy exigiendo que te vayas conmigo en mi auto y te llevo a tu casa —respondió con autoridad en su voz, ella se colocó nuevamente el casco e ignorandolo intentó subirse a la moto, pero él la sostuvo por su muñeca haciendo que ella se gire hacia él.
—Ya te dije  que no dejaré que te vayas, una muchacha con mente suicida no puede andar así por la vida —dijo perdiendo la paciencia. 

—Usted no es nadie para prohibirme nada, ¿por que no dejo que yo me lanzara por ese puente? así le arreglaba su vida y la de todos — gritó con agresividad.

—Jamás dejaría que te lance por ningún puente,  y menos en en mi presencia. Si está de mí evitar que tú te vayas de la universidad, pues lo haré, ¿crees que no se que eso es lo que deseas? Deseas irte de la uni, pero no te daré gusto, puedes hacer lo que quieras y no haré que te echen de ella, al menos por mi parte no te expulsaran —aclaró soltando su brazo. 

—Ya veremos querido profesor, ya veremos si usted va a soportar mis dulces travesuras —murmuró con una sonrisa de maldad. 

—Ya veremos si no logro hacer que cambies de actitud, porque aún lo digo y lo sostengo: eres muy hermosa para echar tu vida a perder con tu rebeldía —dijo y Meli se ruborizó sin haberlo querido.  Que él la considerara hermosa, era más que suficiente para ella.

—¿Usted cree que soy hermosa? — pregunto con un hilo de voz toda ilusionada,  y él decidido a poder convencerla para llevarla en su auto, respondió:

—Sí, no solo yo lo creo, todos saben lo hermosa que eres, por eso te suplico que te vayas conmigo.

Meli sonrió levemente y miró la moto, pensaba en lo que haría con ella si se iba con el profe.

—No puedo dejar mi moto, si usted quiere la maneja y yo me subo detrás,  puede dejar su auto aquí, ¿que le parece?.

Él lo pensó varias veces, sabía que había menos posibilidades de que le roben su auto, a que roben la moto, pero el tenía cinco años que no usaba una.

—Es que haces mucho tiempo que no manejo moto, ¿cómo pretendes que arriegaré nuestras vidas en mis manos? —preguntó llevando su mano hasta su cabello  y Meli se acerco a él.

—¿Puedo susurrarle algo? —preguntó  y el asintió —. Yo confío en usted, y se que mi vida no estaría en mejores manos que la suya.

Con sus palabras  James sintió algo inexplicable, aquellas palabras lo confortaban, eso de quue ella confiara en él, lo animaba a dar ese paso.

—Está bien, dejaré mi auto, pero permiteme hacer una llamada a mis dos amigos, asi ellos vienen a buscarlo. 

Meli asintió y el se alejó a llamar a Michael y a Antony, habló con los dos ya que era una llamada de transferencia y ellos aceptaron en ir a buscar su auto, James le dijo que dejo la llave a un lado del puente y puso una x en blanco con un marcador que había en su bolsillo.

—Ya podemos irnos —dijo acercandose a Meli, ella le dió la llave y también el casco.

—No, el casco lo usarás tú, porque es a ti quien quiero proteger. 

Meli sintió su corazón palpitar, estaba confirmando que sentía algo por su profesor,  algo que crecía más y más. 

James encendió la moto intentando recordar como se usaba, al lograr  encenderse Meli se subió detrás de él, pero no quería abrazarlo por que le apenaba.
James se dió cuenta de eso. 

—Meli si quiere llegar bien,  debes abrazame, y lo mas fuerte posible porque ese será tu único cinturón de seguridad. 

Dicho eso, ella lo abrazó y él aceleró la moto decidido llegar a su destino, pero manejó suavemente por la autopista,  no quería causar un accidente. 

—¡Maneja mas rápido! estás más lento que una tortuga —exclamó y él sonrió porque sabia que iba lento, pero era para recordar mejor como se debía manejar.

—No te preocupes que yo no tengo prisa por llegar. — aceleró un poco mas y siguió el rumbo que la autopista marcaba, Meli estaba totalmente pegada a su espalda, se sentía en la nubes al tenerlo cerca, respirando su delicioso aroma a channel.  Pero un sentimiento se apoderaba de ella y estaba comenzando a florecer. En cambio el profesor aparte de verla como una alumna, la veía como una niña indefensa que debía de cuidar. Sentía la necesidad de protegerla, después de haberla visto intentando suicidarse le quedaba más que claro que ella se merecía su atención.

—Tengo hambre, párate ahí —gritó Meli con desespero, señalando una casa rodante donde venden comida rápida.

—¿En serio no sabes esperar llegar a tu casa? —preguntó seriamente estacionando la moto cerca de la casa rodante.

—No me sé aguantar, mi estómago tampoco —respondió quitándose el casco y bajando de la moto.

—¡Como digas pequeña jefa! —exclamó  y Meli sonrió por poder  convencerlo, porque realmente lo que ella  quería era no llegar a su casa.

—¿Que vas a comer? —cuestionó mientra hacía una fila. Delante de ella habían dos personas más.

—No quiero nada, no como estos tipos de comidas rápidas  —respondió en voz baja para que las personas no escucharan y se ofendieran por lo que dijo.

—Entiendo, pues si no vas a comer nada, ve siéntate ahí y no estés ocupando espacio en esta fila — dijo secamente y él le dió una mirada enojada, y sin decirle nada se fue a sentar.

Una chica acababa de llegar con sus dos amigas y se sentó al lado de él, al parecer se conocían y establecieron una conversación, y Meli ya estaba ordenando su pedido.

—Quiero una hamburguesa triple de carnes y queso —dijo y escuchó la risa de James,  miró hacia atras y lo vió riendo con las chicas. Sintio  celos inexplicables , no lograba descifrar lo que le pasaba pero estaba celosa, por ello decidió hacer de la suya —. Y por favor prepare otra normal pero con mucho picante —le dijo al señor que atendía.

—En cinco minutos su pedido estará listo —respondió el señor y Meli se dirigió hacía donde James decidida a dañarle sus planes de conquista. 

—Cómo te decía, la vida dió muchas vueltas al ponernos de frente —dijo la chica más que sonrojada, y claro que  James la conocía ya que ella estudió con él y llegaron intercambiar unos cuantos besos .

—Claro, de verdad me gustó verte y encontrarte aquí —respondió picaron. 

—Amor ¿por qué te fuiste y me dejaste sola? —preguntó Meli interrumpiendo—. Oh ya entiendo, estás  hablando con una de tus primas —exclamó con seriedad y él entendió lo que ella estaba haciendo.

—¿Quién es ella? —preguntó la chica.

—Soy la novia de James ¿y tú? — curioseó mirándola de arriba a  abajo.

—Meli ¿te estás volviendo loca?  —exclamó James levantándose la silla y mirándola con enojo.

—No amorsito, yo confío en ti, sé que tu cumplirá aquella promesa que me hiciste, de que no volverías a ser infiel aunque me engañaste diez veces —dijo poniendo un rostro triste y la chica se espantó al escuchar eso.

—Bueno, yo estoy de sobra, adiós. 
Se marchó hacía donde sus amigas, y  James intentó detenerla, pero Meli lo detuvo con su mano tomando su brazo. 

— ¿Por qué hiciste eso? ¿Te estás volviendo loca?  no debiste mentir así, ni siquiera la conoces —reclamó  llevando su mano hasta la cabeza. Ya estaba perdiendo la paciencia.

—No aguantas una broma, que aburrido eres —murmuró riendo a carcajadas. 

—Eso que acaba de hacer supera todas las bromas del mundo, eres demasiado bromista, tienes las maldad en tus ojos. No entiendo que ganas con esto —respondió mirándola a los ojos y Meli se acercó a su oído y le susurro:

—Me gano todo lo que usted  se pierde por vivir la vida de aburrido.

Ese susurro bastó para que él la  apartara y la mirara de frente.  nuevamente se le cruzó por la cabeza besarla y demostrarle que no es aburrido, pero no caería en sus juegos.

—Si soy aburrido déjame así, y no sigas metiéndote en mi vida privada — respondió con seriedad y ella quito su sonrisa, pensaba decirle algo hasta que el cocinero la llamó.

—Señorita, su orden está lista —exclamó y ella fue en busca de su hamburguesa y al cogerlas ambas se sentó junto a James que no quería ni siquiera mirarla, estaba muy enojado.

—James perdóname, no soy tan mala como crees, pensé en ti cuando pedí mi hamburguesa y por eso te traje una e incluso la pedí dietética —dijo y él se giró a mirarla con ironía.

—¿Acaso me estás tomando el pelo?  no existen hamburguesas dietéticas — respondió seriamente y ella por dentro moría de la risa, pero por fuera sabía disimularlo con seriedad. 

—Si existen, esta tiene queso light y pescado apanizado, ¡anda por favor! cométela —le suplicó haciendo pucheros, él lo estuvo pensando, pero no sabía si aceptar.

—Está bien, pero si prometes que no volverás a hacerme más travesuras. 

Ella asintió y él tomó la hamburguesa aunque  ella ya se había dado varios bocados de la suya,  mientra miraba como James pensaba en comérsela.

—No lo pienses, demuestrame que eres valiente, cómete un gran pedazo de ella —exigió animandolo a que lo haga. James llevó la hamburguesa a su boca dándose un gran bocado, la masticó pero  al sentir todo el picante desbordandose  sobre su lengua, escupió todo y se levantó con enojo de la silla. 
Corrió en busca de agua y se detuvo ante el cocinero. 

—¡Dame una agua rápido! —le dijo y él se la pasó, James  la destapó rápidamente y se la bebió toda sin dejar una gota.  Meli no aguantaba la risa, adoraba hacer tantas maldades, pero ya James no la soportaba, le pagó al señor y con enojo se dirigió a Meli.

—Eres de lo peor, hasta aquí ha llegado conmigo, no estoy dispuesto a soportar tus bromas, por un momento pensé que podríamos ser amigos, pero ni a eso llegarás —le gritó y ella dejó la mitad de hamburguesa a un lado y se levantó de la silla.

—Ingenuo es usted de pensar que podríamos ser amigos, no necesito de su amistad por tenerme lástima, no soy tonta, sé que hace esto para que yo no vuelva a cometer una locura — respondió dirigiéndose hacía la moto.

—No te tengo lástima, ni eso puedo tenerte, solo me das asco de ver como te comportas.

Dicho eso Meli se enojó, le dolió que él dijera que le provoca  asco,  y sus ojos se llenaron de lágrimas sin poder evitarlo,  en su garganta hubo un nudo que fácilmente no se soltería. 

—¡Dame la maldita llave, me voy! —exigió  intentando no llorar.

—Ah, ahora te haces la ofendida por lo que dije, pues eso es pequeñeces para lo que tuve que soportar de ti — respondio  y Meli le dió la espalda,  así pudo dejar salir  unas cuantas lágrimas y se las limpió rápidamente.

—Dame la llave, me quiero ir, y tú buscaras la forma de irte, ¡pero me darás mi llave ahora mismo! —gritó con una voz quebrantada. 

—No te daré nada, te llevaré a tu casa — respondió  sosteniendo la llave en mano.

—¡He dicho que  me la dés! — Meli se abalanzó hacia él para quitarle la  llave y hacía presión en sus manos, pero James alejaba mas su mano derecha  de ella. Levantándola en el aire porque ella no podria alcanzarla por su tamaño. 

—Te llevaré a casa quieras o no quieras. —se subió a la moto y ella se negó a subir, así que corrió lejos de él, pero James encendió la moto y la aceleró hasta poder seguirla.

—¿Pensarás irte caminando?  pensándolo bien no es mala idea, así rebaja el kilo de grasas que te ha comido y quizás de esa manera se te quite lo mala educada —exclamó mientra conducía y ella se mantenía en silencio caminando,  ignorando su presencia. 
—¿No dirás nada? mira que es muy tarde y pueden hacerte algo, Súbete a la moto —le dijo y ella aún lo ignoraba, estaba muy furiosa y no quería darle un golpe a James por su furia.

—Bueno, si no piensas responder me voy en tu moto, adiós.  —James se marchó o al menos eso le hizo creer mientras aceleraba desapareciendo de su vista. 

—¡Grr, te odio estúpido! ¿cómo se atrevió dejarme sola?  todo esto está oscuro — gritó y  siguió caminando mas rápido mientra  lloraba por todo eso que él le dijo, de alguna manera el logró hacer que sus palabras le dolieran.

Al caminar unos metros más vió una figura en la oscuridad y era él quien la esperaba en la moto, estaba parado y cruzado de brazos. 

—¿No que te ibas? —preguntó  molesta.

—No soy tan cruel como tú para dejarte sola y que te pase algo — respondió,  y Meli caminaba hasta que se detuvo  frente a él.

—No se preocupe por mi, no pierda tiempo, me sé defender, si deseas puede irte, yo seguiré caminando — respondió ignorandolo y decidida a seguir el camino a pies, pero al ella darle la espalda él la tomó por la cintura y la giró hacía él quedando cara a cara y cuerpo a cuerpo. Se miraron los ojos detenidamente, y ella  se quedó sin palabras, mientra James ya no aguantaba saciar esa curiosidad de probar sus labios.

Aún su conciencia le decía que no lo haga, pero la besó uniendo sus labios y ella intentó separarse lo más que pudo,  pero terminó rodeando sus brazos hasta su cuello, era inexperta en asuntos de besar, pero se dejó llevar por él.

Lo que él hacía,  ella lo doblegaba. Sus lenguas se unieron, sus labios por igual, para James esos labios eran único, y para ella también, pero su sentimiento aumentó mucho más, a diferencia de James que sólo la besaba por curiosidad y no por amor.

Dieron por terminado el beso  por falta de aire, tenían varios minutos basándose sin parar.  En su vida Meli  jamas besó tanto a alguien, y James tampoco, ya que al estar con una chica no se esforzaba por besarla tanto si no por hacerla suya, pero de pronto hizo caso a su consciencia, sabía que esto le traería problemas.

—Wao, fue... fue algo inexplicable — murmuró Meli, pero James solo sonrió levemente y aunque quería aclararle todo decidió esperar a llevarla a su casa.

—Sí, bueno vámonos ya es tarde, debemos llegar —le dijo y ella como una niña bobada asintió.

En el camino se mantuvieron en silencio y al llegar a la casa de ella, Meli se notó raro que el supiera la dirección sin preguntárselo.

—Por qué llegaste a mi casa sin yo haberte dado mi dirección, ¿como supiste donde vivo? —preguntó  bajándose la moto, James no sabia como explicarle por eso decidió mentir.

—Es que cuando estuve en la dirección de la universidad, vi tus datos en un archivo y no pude evitar echar una ojeada, y ahí estaba tu dirección —respondió y ella sonrió levemente pensando que él lo hacía por que estaba interesado en ella.

—Oh entiendo... 

—Melissa quiero decirte que... —ella no dejo que el que dijera una palabra y lo besó sin él esperarselo, aunque el quería alejarla, sus besos lo dominaba.

«Quiero detenerla, no puedo besarla, no puedo hacer esto, pero besa como nunca, sus labios son único» pensó James mientras seguía el ritmo de sus besos.

—¡Ya basta Melissa! quiero aclararte algo, este besos no significa nada, no te ilusiones conmigo, jamás tendría algo contigo, eres mi estudiante y aparte eres una muy chica para mis gustos, este beso fue un error — exclamó enojado y  el corazón de Meli se hizo pedazos, le dolía todo eso, y no entendía porqué, si según ella no estaba enamorada.

Con un gran nudo en su garganta y la voz quebrantada, hizo su mayor esfuerzo en decirle: 

—No se preocupe profesor James, tampoco ese beso significó nada para mi, solo quise besarlo porque era uno de mis objetivos que tengo escrito en mi cuaderno —respondió y James no entendía a lo que se refería.

—¿Objetivos? ¿De que hablas? — preguntó frunciendo el ceño.

—Son cosas mías, simplemente quería besar a un hombre mayor de veinticinco años y ya usted cumplió ese deseo, mucha gracias —le dijo tratando de ocultar su dolor.

—Entonces... ¿me besaste ahora para utilizarme por cumplir un deseo? — pregunto haciéndose el ofendido pero obviamente no le importaba.

—Si, ¿crees que usted me gusta? ja, ja, nunca me gustaría alguien como usted, es muy viejo para mi, y los viejos son inexpertos.

Al decirle eso James puso un gesto serio, ella decía sus mismas frases pero al revés, y la verdad se sintió ofendido.

—Si claro, espero que lo que digas sea cierto, me alegro que no te gusto, ya que asi me libero de un problema más, ah por cierto que este beso se quede entre nosotros, que jamás nadie lo sepa, porque puedo perder mi puesto y es todo lo que tengo —advirtió y ella se enojó, por mas traviesa que sea jamás le haría un daño como ese a él.

—Como usted diga, prometo hacerme de cuenta que no paso nada, mañana veras la diferencia, y ahora si me permite debo irme y si desea vayase en la moto —respondió entregándole el casco, él lo pensó y sabía que no había taxi por esa zona y no quería molestar a sus amigos. 

—Gracias, mañana te la entrego — respondió y se colocó el casco—. Y ya vete, hasta que no vea que hayas entrado, no me voy —dijo y ella con seriedad se marchó. 

Él miró como ella se cruzaba por la ventana y aún quedaba sorprendido,  sin más que mirar se marchó a su casa.

.....

El despertador retumbaba en el oído de James, despertó abrumado, estresado y con ganas de no ir a dar clases, se ducho rápidamente y luego se puso un pantalón negro, y una camisa ajustada manga larga, color blanca, se peinó como de costumbre y luego de haber desayunado se dirigió hacía la universidad.

Al llegar, rogaba que su loca estudiante no hiciera una de la suya, y  antes de entrar saludó a jessica quién le guiñó un ojo con picardía.  Ellos no en la noche anterior no hicieron más nada que besarse y James en lo poco que habló con ella, comprendió que era una mujer completa, que cualquier hombre daría todo por ser su novio.

Ya le tocaba entrar a su clase e incluso respiro profundo, al entrar todos lo estudiantes estaban tranquilos, no miro donde Meli suele sentarse porque estaba enojad. Por ello al llegar exclamó: 

—Buenos días, espero que me hayan traído el trabajo, quiero que los traigan ahora mismo. —y todo fueron sin siquiera hacer una fila a entregárselo, el estaba sentado en el escritorio, pero todo le habían entregado esa tarea menos Meli.  La buscó con la mirada y pudo ver que su asiento estaba vacío, en el no estaba. Frunció el ceño y sintió un pequeño latido doloroso en el corazon.

Algo le preocupaba

«Oh por Dios, ojalá no se haya hecho daño, que no se haya suicidado, ¿como sabre si ella ta bien?» se preguntaba así mismo.

—¿Profesor? ¿profe?  les estamos hablando, ¿que le pasa? —preguntó Amelia una de sus alumnas.

—Es que veo muy extraño,  que la señorita Taylor no este aqui, ¿saben la razón? —pregunto desconcertado, y Ámbar tampoco sabía de ella, por eso dijo:

—Bueno, soy Ámbar martins, soy la mejor amiga de Melissa, al igual que usted tengo la misma duda, ella tiene su celular apagado e incluso fui a buscarla a su casa y no estaba.

James la miraba con preocupación y para que ninguno de sus alumnos sospechara respondió:

—Esta bien, ya sabemos que ella hace todo por no tomar clases, bueno,  cambiando el tema quiero que discutamos sobre los tipo de presidentes que han ocupado el puesto en nuestro país, quiero que cada quién me dé su opinión - exclamó. 

Cuando terminó de dar clases Ámbar se acercó a él, ya que Meli le había dejado un sobre en su mochila que hace poco había descubierto, ella no lo leyó por respeto, pero era directo para el profe James. 

—Profe, aquí le dejó Meli, no se lo que dice, porque no lo he le leído —dijo  y el sé mostró confundido y preocupado. 

—Espera Ámbar ¿tu sabes donde ella puede estar? Dime, ¿conoces un lugar que frecuente mucho?

Ámbar quedó pensativa y respondio:

—Bueno no sé si ella esté ahí, pero cuando ella está triste siempre va a un lugar, el nombre es extraño, pero aquí se lo apunto porque estoy preocupada. 

Ámbar anotó el nombre en el papel, y luego se marchó, James sentía  miedo, un dolor inexplicable, sentía que ella se había despedido,  y al abrir esa carta su corazón palpitó más y más. 

Y la carta dice: 

Para usted, mi profesor favorito.

"Disculpeme  si no fui a tomar  clases, pero no quiero ser una molestia para usted, quiero hacerle el favor de no verme nunca mas.

Gracias por sacarme una sonrisa en estos dos días, fueron realmente maravillosos. Usted no entiende porque hago mis bromas, me hubiese gustado decirle el por qué, pero está más que claro,  es la única manera de sonreir.

Espero que ahora si se sienta mejor de no verme,  cuídese mucho. 

Con cariño: su adorado tormento.

A james se le llenaron los ojos de lágrimas,  miró su reloj y aun le quedaba veinte minutos para dar clases, pero no le importaba si no las  daba,   sólo quería evitar una desgracia y salvarle la vida a Meli. 
Estaría dispuesto a buscarla y convencerla de regresar. 

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