-Vamos Mione...abre la puerta... -suplica apoyado en la puerta del baño.
-No quiero... -responde como niña pequeña.
-Por favor...no te enfades...fue un accidente...
-Vete -le dice secamente.
-No quiero.
-Pues entonces no te vayas.
-Pues no me iré.
-Vale.
-Vale.
-Vale.
-Vale.
-¡Vale!
-Herms...
-¿¡Qué!?
-Te quiero.
-Pues yo a ti no...
-¿No me quieres...?
-No...
-¿Ni siquiera un poquito...?
-Ni un poco, no.
-Pues en ese caso me voy.
La puerta se abre de golpe.
-¡No!, No te vayas. Era broma, quédate, por favor.
-¿Me perdonas?
-Sí...sigo molesta, pero ya no estoy enfadada.
-¡Pero si no ha sido para tanto!
-¡Manchaste de café todo el papeleo que tenía que entregar mañana!
-Pero se te olvida que soy tu jefe y que no te voy a despedir.
-Es verdad... -le da la razón- ¿entonces por qué estamos discutiendo? -Pregunta divertida.
-Ni yo lo sé. ¿Quieres ver una película?
-Claro -responde con una sonrisa.
Al subir en el coche permanecieron en silencio escuchando la radio, no por que no quisieran hablar, sino por que no había nada que decir y los dos estaban cómodos con ese silencio para nada incómodo.
Más bien era un silencio agradable entre ellos dos.
-¿Qué película vamos a ver? -Preguntó el pelinegro mirando los títulos de las películas.
-No lo sé...me apetece bastante ver esa -señala un cartel publicitario.
-¿Cuál?, ¿"el lado bueno de las cosas"? -Ella asiente con la cabeza- Pues esa será entonces -se acercan a la chica que vende las entradas-. Dos tickets para "El lado bueno de las cosas", por favor.
-¿Va a pagar con efectivo o con tarjeta? -Pregunta coquetamente la rubia de detrás del mostrador.
-Tarjeta -responde incómodo al ver como Hermione quiere matar con la mirada a esa rubia oxigenada.
-Son diez dólares, ¿desea algo más?
-Sí, que dejes de ser tan zorra y que vayas a buscarte un novio para no coquetearle al mío -responde una Hermione furiosa.
-Oh, lo lamento. Pensé que eran amigos.
-Claro que sí rubia, por eso vamos de la mano y abrazados -contesta con sarcasmo y burla.
La empleada se sonroja y les entrega las entradas sin decir ni una palabra más.
Una vez se hubieron alejado y estuvieron a punto de entrar a la sala para ver la película, Harry le susurró al oído.
-Las chicas celosas son las más bellas.