Otra oportunidad para el amor...

By beutifulkisses

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⚠️La novela está siendo editada poco a poco, estoy corrigiendo la ortografía y haciendo los capítulos más lar... More

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🎧Playlist de la novela🎧
📼Booktrailer📼
Sinopsis
🥀Parte I ~ Mellisa🥀
Prólogo🥀 | 1 de Enero
1🥀 | 1 y 2 de Septiembre
2🥀 | 2 de Septiembre
3🥀 | 3 de Septiembre
4🥀 | 3 de Septiembre
5🥀 | 3,4 y 6 de Septiembre
6🥀 | 6 de Septiembre
7🥀 | 25 de Septiembre
8🥀 | 25 de Septiembre
9🥀 | 5 de Octubre
10🥀 | 8 y 12 de Octubre
11🥀 | 15 de Octubre
13🥀 | 6 de Noviembre
14🥀 | 6 de Noviembre
15🥀 | 24 y 25 de Noviembre
16🥀 | 25 de Noviembre
17🥀 | 25 de Noviembre
18🥀 | 8 de Diciembre
Nota informativa
19🥀 | 12 y 13 de Diciembre
20 🥀 | 25 de Diciembre
21 🥀 | 25 y 28 de Diciembre
Flashback | Primera Cita

12🥀 | 15 y 21 de Octubre

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By beutifulkisses

Ninguno de los dos sabe que decir tras lo ocurrido, así que decidimos hacer el viaje de vuelta a la universidad en completo silencio.

Por suerte, regresamos al campus antes de que cierren las puertas principales que dan acceso a las residencias.

Nathan detiene su moto en el aparcamiento y no hace falta que me indique que ya puedo bajarme ya que, en cuanto apaga el motor, soy la primera en hacerlo con bastante prisa.

Me quito el casco y se lo doy sin apenas darle tiempo a pensar. Mientras él se encarga de guardarlo junto al suyo en el maletero de la moto, aprovecho para pasarme los dedos por mi cabello para peinarlo.

—Nathan... —Comienzo a ponerme nerviosa en cuanto nuestras miradas se encuentran, pero es el momento, tengo que dejarle claras las cosas—. No sé cómo decir esto, pero creo que estamos de acuerdo en que nos hemos dejado llevar y que este beso no significa nada, al menos para mí. No estoy buscando involucrarme con nadie en este momento.

«No porque no me gustes, sino porque mi corazón está ocupado por otra persona todavía», pienso para mis adentros.

Tengo que admitir que al principio no me había fijado mucho en Nathan porque empezamos con mal pie y no quería involucrarme con alguien como él, pero últimamente nuestra relación ha tomado un rumbo diferente y si no lo detengo va a ir a más y eso me da miedo.

No estoy preparada para acercarme a nadie todavía, sentimentalmente hablando.

—Claro, tienes razón. Siento mucho haberme lanzado, no he pensado con claridad y he actuado por impulso —dice, sorprendiéndome completamente—. No volverá a pasar.

—No te preocupes, está todo bien —le respondo, para tranquilizarlo y dejarle claro que no pasa nada.

Caminamos de nuevo en silencio hasta la puerta de la residencia. Nos detenemos y Nathan se despide de mí, dispuesto a irse, pero mi voz le detiene.

—Nathan —Le llamo y levanta la mirada del suelo para observarme—. ¿Te puedo hacer una pregunta?

Él asiente.

—¿Qué hacías exactamente aquí hoy? Por lo que tengo entendido tú vives en la fraternidad del equipo de boxeo.

Se remueve el pelo nervioso y se lo piensa bien antes de responder a mi pregunta.

—He venido a ver a mi hermano.

Al escuchar el nombre de Ben ya me cuadra todo, porque la habitación de su hermano está en el primer piso de la residencia, junto al resto de habitaciones masculinas, y por eso me he encontrado con él en el pasillo de esa planta.

—¿Te marchas andando? Te dejas la moto aquí... —Le aviso, señalando el aparcamiento de la residencia, donde hemos estado hace apenas unos segundos.

—No te preocupes por mí, mañana vendré a recogerla —me responde antes de dar media vuelta y esta vez sí que se marcha, dejándome con una sensación extraña en el cuerpo.

Entro en el edificio y camino directamente hasta el ascensor. Dentro, pulso el botón de la segunda planta y me apoyo en la pared a esperar a que las puertas se vuelvan a abrir. Siento cierto alivio cuando el numero dos aparece en la pantalla y por fin puedo salir de ahí.

Camino hasta la puerta de mi habitación y en cuanto la abro, Rebeca se abalanza sobre mí para darme un abrazo.

—Melissa, estaba tan preocupada por ti. No has vuelto a ver la película y pensábamos que te había pasado algo. Lo siento mucho de verdad, te prometo que no me meteré más en tu relación con Nathan, quieras lo que quieras yo te apoyaré.

Sin poder evitarlo comienzo a sollozar, porque una parte de mí siente que estoy traicionando a Trevor, aunque él ya no está.

—¿Qué te ha hecho ya?

Rebeca cierra la puerta y me acompaña hasta mi cama. Nos sentamos y me abraza por detrás, intentando calmarme.

—Me ha besado.

—¿Y eso es malo? —Suelta una carcajada, que suena por toda la habitación, y la fulmino con la mirada.

—No lo entenderías, es más complicado que eso.

—Tampoco me has contado mucho de ti como para entenderte Mel. ¿Qué hay de malo en que le gustes a Nathan?

—No le gusto, simplemente nos hemos dejado llevar y nada más.

Rebeca niega con la cabeza como si no estuviera de acuerdo conmigo, pero decide dejar el tema ya que sabe que le voy a rebatir cualquier cosa que diga sobre él.

—¿Te apetece ver una película?

—Claro.

Rebeca se levanta de la cama y coge su ordenador del escritorio, observo que también lleva en la mano la caja de la película que íbamos a ver con Jess y Ben. Lo deja sobre la cama y mete el disco en el ordenador.

—Veamos Titánic. Jess me la ha prestado para que la puedas ver, ya que te la perdiste por mi culpa.

Es una película bastante larga, pero no me imaginaba que íbamos a terminar las dos llorando con el final.

—El joven Leonardo DiCaprio es lo único que necesito en mi vida —dice Rebeca, limpiándose las lágrimas con las mangas del pijama, y me río por su comentario.

—Vámonos a dormir, es muy tarde —le propongo y ella asiente, abandonando mi cama y metiéndose en la suya bajo las sábanas.

Me cambio la ropa que llevo puesta por el pijama, que tengo doblado debajo de la almohada, y me meto en la cama. Estiro todo lo que puedo las sábanas y me oculto debajo de ellas.

Intento no darle más importancia al asunto de Nathan y no pensar en él, pero es imposible, ya que acabo soñando con nosotros y con nuestro beso en el lago. Se repite una y otra vez en mi cabeza y en el sueño mantenemos una conversación muy diferente a cómo ha sido en realidad.

Le digo con total confianza que me gusta y que llevaba tanto tiempo esperando que me besara. Pero el sueño da un giro sorprendente, cuando quien no puede resistirse más y le roba un beso soy yo.

Lo bueno de los sueños es que son eso sueños. Nada de lo que pase en ellos va a ocurrir en la vida real, así que, me permito disfrutar del momento.

Si soy sincera si debo tener este sueño todas las noches lo prefiero, porque no es una sensación tan desagradable como las pesadillas, las cuales no he tenido por primera vez en mucho tiempo.

Ben apaga el motor del coche, saca las llaves del contacto y abandona el asiento del conductor saliendo del coche. Observo desde mi asiento como Rebeca le sigue y no tarda en unir su mano con la de él.

No tengo muchas más opciones que salir del coche, así que lo hago y tengo que correr para alcanzarlos ya que ya habían comenzado a caminar hacia el bar.

Rebeca y Ben van por delante de mí, cogidos de la mano y riéndose por un comentario gracioso que ha soltado él. Ambos están perdidos en su mundo, tanto que no han reparado en mi presencia. Me podría haber quedado en el coche y no se habrían dado cuenta.

No me apetecía mucho venir con ellos porque, aunque me han repetido mil veces que no es una cita, yo sé que lo dicen para que no me sienta mal. Además, he aceptado acompañarlos porque no quería quedarme sola en la habitación y porque tampoco me viene mal salir un jueves por la noche.

Ben entra primero en el bar y nos abre la puerta para que pasemos las dos. El bar está completamente vacío, a excepción de la camarera, así que ocupamos una de las mesas de tal manera que yo me siento sola en uno de los sofás y Rebeca y Ben ocupan el que está enfrente de mí.

Ben se quita la chaqueta y llama a la camarera con la mano. La chica abandona la barra y conforme se acerca a nosotros, reconozco al instante su cara.

—¡Jess! ¿Trabajas aquí? —le pregunto sorprendida y ella asiente con una sonrisa.

—¿No te lo han dicho? —me pregunta confusa—. Habéis venido aquí por eso.

—No sabía nada.

Jess se saca una pequeña libreta y un bolígrafo del delantal y nos mira esperando que le digamos lo que queremos para beber.

—Una cerveza con limón —pide Ben.

—Otra por aquí —dice Rebeca, levantando la mano.

—¿Y tú Mel?

—Un refresco está bien.

—Perfecto, ahora os traigo todo y te cuento las cosas con más detalle Mel —dice, señalando la barra con el bolígrafo y no tarda en desaparecer tras ella para preparar nuestras bebidas.

—Seguís siendo todo un misterio para mí —les comento y ambos se ríen.

—Y lo que te queda.

Jess regresa a nuestra mesa, con todas las bebidas sobre una bandeja, y nos va repartiendo a cada uno la nuestra. Observo mi refresco y miro la cerveza de los demás. Hace mucho que no pruebo ni una gota de alcohol y me siento tentada a probar un trago de la cerveza de Rebeca, pero elimino rápidamente la idea de mi cabeza.

Jess deja la bandeja en la barra y vuelve a nuestra mesa. Se sienta a mi lado y comienza a explicarme cómo consiguió el trabajo el cual, según ella, fue una oportunidad caída del cielo y gracias al dinero que gana puede ayudar a su hermano a pagar los gastos de la universidad.

—Jess, han entrado clientes nuevos, espabila —Detrás de la barra aparece un hombre, de unos cincuenta años, con un aspecto un poco extraño.

Supongo que acabamos de conocer a su jefe.

—Tengo que volver al trabajo chicos.

Jess suspira y se levanta de un salto del sofá.

Los tres asentimos y Rebeca y Ben comienzan una conversación de la que no estoy muy pendiente.

Observo a los nuevos clientes, que se han sentado a dos mesas de la nuestra. Son una pareja que disfruta bebiendo del mismo batido a la vez con dos pajitas.

Encantador.

Las puertas del local se abren, de par en par, y se empieza a escuchar jaleo. Varios chicos del equipo de boxeo se sientan en los taburetes que hay frente a la barra y el resto ocupan una mesa, que por suerte está lejos de la nuestra.

Impactada por su llegada, intento localizar a Nathan, el cual no tarda en entrar en el bar.

Busca a sus compañeros con la mirada y en cuanto mira en nuestra dirección, se queda quieto unos segundos, como si se estuviera pensando si acercase o no.

Al final, pasa por nuestro lado, pero no se detiene, simplemente saluda a Ben con la cabeza y se deja caer en un sofá junto a sus compañeros. Está ocupado hablando con ellos, pero no aparta su mirada de mí. Hay hasta un momento en el que me atraganto con el refresco y él se ríe.

Jess llega a su mesa, con una bandeja ocupada por varios vasos y una botella de tequila, y eso me salva porque Nathan deja de mirarme para mirarla a ella.

—Disfruten de la fiesta chicos.

Sigo a Jess con la mirada, que vuelve a la barra y trastea con algo antes de acercarse a nuestra mesa y dejar un pequeño vaso lleno de tequila frente a mí.

—No quiero, gracias.

—Nathan te invita a celebrar con ellos.

—¿Celebrar el qué? —le pregunto a Jess, pero con la mirada puesta en Nathan.

—No lo sé —Encoje sus hombros—, pregúntaselo a él.

Jess se marcha a atender otras mesas y observo a mis amigos, están tan sumergidos en su conversación que ni siquiera se da cuenta de que me he marchado al baño.

En qué momento acepté venir con ellos...

Tras respirar hondo varias veces, me acerco al lavabo, me mojo la mano con agua fría y la paso por mi rostro para despejarme. Dedico unos minutos a mirarme en el espejo y me arreglo el vestido, el cual no es mío.

Rebeca me lo ha prestado y no me siento muy cómoda con él, porque pronuncia demasiado mis pechos y la falda me llega por debajo de los muslos, dejando muy poco a la imaginación. Ella lleva uno parecido, pero le queda mucho mejor que a mí porque, obviamente, es de su talla.

Salgo del baño y al instante siento la mirada de Nathan sobre mí, pero intento fingir que no me he dado cuenta de ello. Cuando regreso a la mesa, Rebeca y Ben están dando rienda suelta a su amor, besándose con pasión.

—¿Nos podemos ir ya? Estoy cansada —Rebeca y Ben se separan y asienten con la cabeza.

Pagamos nuestras bebidas, abandonamos el bar y de camino al coche me pregunto cuanto tiempo se quedará Nathan allí. Elimino rápidamente esos pensamientos de mi cabeza y sigo a la parejita.

Si Rebeca no se hubiera bebido la cerveza que Ben ni siquiera ha empezado, no me habría subido al coche con ellos.

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