"El Elemento Perdido #1: Fueg...

By DanielaHernandez1940

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Alexia Raven tiene una vida perfecta: familia perfecta, popularidad, belleza y todo lo que una chica de 17 añ... More

"CAPITULO 1"
"CAPITULO 2"
"CAPITULO 3"
"CAPITULO 4"
"CAPITULO 6"
"CAPITULO 7"
"CAPITULO 8"
"CAPITULO 9"
"CAPITULO 10"
"CAPITULO 11"
"CAPITULO 12"
"CAPITULO 13"
"CAPITULO 14"
"CAPITULO 15"
"CAPITULO 16"
"CAPITULO 17"
"CAPITULO 18"
"CAPITULO 19"
"CAPITULO 20"
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"CAPITULO 33"
"CAPITULO 34"
"CAPITULO 35"
"CAPITULO 36"
"CAPÍTULO 37"
"CAPÍTULO 38"
"CAPÍTULO 39"
"CAPITULO 40"
"CAPÍTULO 41"
"CAPÍTULO 42"
"CAPÍTULO 43"
"CAPÍTULO 44"
"CAPÍTULO 45"
"CAPÍTULO 46"
"CAPÍTULO 47"
"CAPÍTULO 48"
"CAPÍTULO 49"
"CAPÍTULO FINAL"
PRÓXIMAMENTE

"CAPITULO 5"

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By DanielaHernandez1940

Déjame dormir Halina, busca a mamá para jugar.

Vamos Alexia, nuestro hermano buscará los caballos.

Agh, me daban ganas de ahorcarla. Levantó mis párpados con sus pequeños deditos. No iba a darse por vencida.

¡De acuerdo lo haré, ya desperté!

...

Mis ojos se abrieron lentamente, una luz blanca iluminaba la habitación, tenía la sensación de haber estado en este mismo lugar antes. Traté de moverme, pero todo me dolía, sentía muy pesado el cuerpo, levanté poco a poco mi brazo, ¿tenía una intravenosa?; un pequeño pitido me estaba sacando de mis casillas, era una de esas cajitas que había en los hospitales. Estaba en un hospital. 

¿Qué había sucedido?, quise levantarme, pero antes de que pudiera siquiera intentarlo, unas manos me detuvieron.

Era Daniel. Se veía muy raro, tenía unas ojeras terriblemente notorias, sus ojos estaban irritados y sin ese brillo que siempre tenía, era como si no hubiera dormido en muchos días, parecía haber envejecido cinco años.

—No, no lo hagas, te harás daño cariño, basta.

Se sentó en el borde de la cama y acarició mi cabello, sus ojos comenzaron a verse llorosos. 

—¿Papá, qué ocurre? —mi voz apenas fue un susurro. 

Traté de decirlo de nuevo, pero nada, el tono de mi voz apenas era audible. Comencé a estar inquieta en esa cama, quería levantarme, ya no quería estar dormida, llevé mi mano hacia mi garganta pero una gruesa venda la cubría, es más, tapaba todo mi cuello.

—Alexia, hija debes calmarte, estas semanas fueron delicadas, no has estado muy bien.

¿Semanas?

Y de repente imágenes llegaron a mi mente: la fiesta, lluvia, Vanessa inconsciente, Dëni gritando y Nathan perdiendo el control del auto. ¿Dónde estaban ellos?, ¿estaban bien?

—Quiero verlos, ¿dónde está mi hermana?, ¿qué pasó?

Daniel me había entendido perfectamente, el tono de mi voz llegó a sus oídos, la venda en el cuello picaba y me lastimaba así que traté de arrancarla.

—Alexia no, basta.

El hecho de que no me dijera nada me puso histérica, sin saber de dónde saqué la fuerza, me arranqué la intravenosa del brazo y me levanté de la cama.

—¡John, necesito ayuda!

El doctor Weber, el padre de Nathan, entró al cuarto junto con una enfermera. 

—Sostenla con cuidado Daniel —le pidió a mi padre.

Este me rodeó con los brazos con mucho cuidado, cuando me recostó en la cama noté el yeso que envolvía mi pierna y el brazo izquierdo, ¿cómo fue que no sentí el dolor?, John sacó una jeringa y un frasco de su bata, rayos, me iban a sedar. Luché con fuerza y ahora si sentí el dolor de mi brazo.

—Alexia, por favor hija, cálmate, te lo ruego, esto sólo te hace mal.

La voz de Daniel sonaba quebrada pero yo sólo quería saber qué había sucedido y cómo estaban los demás. Un ligero pinchazo en mi antebrazo e inmediatamente me relajé. Mi visión estaba más borrosa. Y ahí íbamos de nuevo. Silencio y oscuridad.

...


Ella es Alexia, será tu nueva hermana, Dëni.

La niña me miró con cuidado, como si yo fuera algo peligroso, aunque en realidad ella me daba miedo. En su rostro apareció una gran sonrisa y se lanzó contra mí, quedé petrificada, pero sólo era un abrazo. Al cabo de unos segundos, también puse mis manos en su espalda, olía muy bonito a lilas y su cabello era muy suave y brillante.

Yo cuidaré de ti Alex, no te preocupes, seremos las mejores hermanas.

Sí. Yo también cuidaría de ella.

...


Durante todo el camino a casa no dije una sola palabra. Me dieron el alta una semana después de mi inquietante despertar, lo que dio una suma total de tres semanas, casi un mes en el maldito hospital. La mayor parte del tiempo me habían tenido sedada, les preocupaba que pudiera hacerme daño pues al parecer no había sido mi primera reacción, claro que no recordaba nada, ni siquiera el dolor. Me sentía como si ya no fuera capaz de sentir algo más.

La última noche que estuve internada mi padre junto con Janine, se armó de valor y pidió que no me durmieran, se sentó cómodamente a mi lado y tomó mis manos entre las suyas. Era el momento de la verdad y entonces todo llegó a mí de repente, toda la pesadilla por la cual pasamos aquella noche y la peor parte de la historia, fue saber que todos habían muerto. Excepto yo.

—No sufrieron, hija —Janine no pudo  contener las lágrimas—, o al menos eso dijo John, según la autopsia murieron al instante. Y tú... —no pudo continuar y salió de la habitación.

Yo no moví ni un solo músculo, no tenía el valor ni las ganas para eso.

—Amor —Daniel suspiró—, me duele tanto el decirte esto, pero en el estado en el que se encontraban fue quizá lo que propició el accidente. Jonathan encontró altos niveles de alcohol y de, bueno de otras cosas, incluso en Vanessa. Parece que tú saliste casi volando por la ventana, no llevabas el cinturón puesto y te enterraste un vidrio en la garganta, fue un milagro que no murieras desangrada.

La voz de Daniel era tranquila pero podía percibir la decepción y el dolor, casi podía imaginar la sorpresa que todos se habían llevado al saber lo que hicimos en la fiesta, una en la que se suponía todo saldría perfecto. 

Quería decir lo siento, quería decir miles de cosas pero todo se quedó dentro de mí. En la pequeña mesita junto a la cama se hallaba un libreta que alguien había dejado ahí, estiré la mano y la señalé, Daniel siguió la dirección de mi mirada y me la dio junto con un bolígrafo. Escribí rápidamente pues aún no era capaz de hablar muy bien y me lastimé varias veces.

¿Quién nos encontró?

Le mostré la libreta y él leyó mis horribles letras, pero al menos lo entendió.

—Varios de tus amigos venían detrás de ustedes, Lena y unos chicos que iban con ella.

¿Lena?, dios mío, no quería ni imaginar qué hubiera pasado si ella también hubiera ido con nosotros. Y los otros chicos, ¿cuáles?

—Tardarás un poco en recuperarte por completo pero John dice que puedes volver a la escuela justo para el inicio de clases, además de que en unos días, Carlos hablará contigo, él quiere saber lo qué ocurrió.

La escuela. Volver ahí no era algo que me entusiasmara, todo lo que me importaba se había esfumado; ¿con quién tomaría el autobús?, eso era con Dëni. ¿Acaso Vanessa estaría a lado de mi casillero como todos los días?, claro que no. Y Nathan, él ya no estaría a mi lado en la clase de historia. Tal vez muchos pensarían que era patético pero ellos eran parte vital de mi vida y ya no estarían conmigo.

Y Carlos, no me creía capaz de mirarlo a la cara, no cuando yo le había prometido que todo estaría bien. Ahora su hija estaba muerta y yo era la única culpable.

No quiero volver.

Daniel miró la libreta y frunció el ceño. Me la quitó de las manos y la puso de nuevo en la mesita.

—Hablaremos de eso después, ¿de acuerdo?, todavía tenemos tiempo.

No respondí ni con señas, simplemente cerré mis ojos y dejé que las lágrimas resbalaran, tal vez dormir me ayudaría. Sentí que Daniel se levantaba pero antes de irse, besó mi frente y por fin escuché cuando la puerta se cerró.

Ahora, sentada en el auto había pensado en todas las posibilidades que aún me quedaban y la única era empezar de nuevo.

Pasamos por el cementerio y sospeché que Daniel había acelerado para que no se me ocurriera hacer algo estúpido. Toqué su hombro varias veces antes de que avanzara más. Detuvo el auto y recargó su cabeza en el respaldo del asiento. No me había planteado la idea de ir, me sentía como una cobarde pero me era difícil imaginar los nombres de ellos tres grabados en unas lápidas.

—¿Estás segura Alex?

Daniel era el que no parecía seguro. Sólo moví mi cabeza. Si, estaba segura. Se dio la vuelta y condujo hasta el cementerio. Cuando se detuvo miré hacia la reja. 

Tú puedes, es momento y lo sabes. Sólo asi estarás en paz contigo misma y con ellos.

Así que salí del auto.

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