Tuya Sin Límites

By AprilRussel123

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Mikhail ha decidido dar ese paso que tanto le costó dar por miedo a su pasado, proponerle matrimonio a Megan... More

Sinopsis
Prólogo
Capitulo 1: Futura señora Ivanova
Capitulo 2: Inestabilidad
Capitulo 3: Egoísmo
Capitulo 4: Apagón
Capitulo 5: Despecho, maldito orgullo
Capitulo 6: ¡Jodidos impulsos!
Capitulo 7: Castigo, sensual castigo
Capitulo 8: Adicta al amor
Capitulo 9: Condición
Capitulo 10: Pillados
Capitulo 11: Líbido femenino
Capitulo 12: Corazón alcoholizado
Capitulo 13: Italia domina
Capitulo 15: Frialdad
Capitulo 16: El hielo flaquea
Capitulo 17: Serendipia
Capitulo 18: Se inician las salas
Capitulo 19: Un error en la segunda sala
Capitulo 20: Se fractura una amistad
Capitulo 21: Orgullo, ¡maldito orgullo!
Capitulo 22: Vuelve la amistad
Capitulo 23: Deudas Pendientes
Capitulo 24: Los roles se invierten
Capitulo 25: humanizando el hielo
Capitulo 26: Falta de fe, una alma endurecida
Capitulo 27: Intrigas, una profunda desilusión
Capitulo 28: Enojados y pilllados
Capitulo 29: Otra habitación
Capitulo 30: Cámaras lujuriosas
Capitulo 31: Frustración
Capitulo 32: Resignación
Capitulo 33: Parapente
Capitulo 34: Odiosa sesión
Capitulo 35: ¿Indispuesta?
Capitulo 36: Dos rayitas
Capitulo 37: Última vez
Capitulo 38: Pérdida
Capitulo 39: Lo inevitable
Capitulo 40: Todo acaba
Grupo
Capitulo 41: Enfrentados
Capitulo 42: ¡Al cuerno!
Capitulo 43: ¡Maldito despecho!
Capitulo 44: Chantaje
Capitulo 45: Frígida
Capitulo 46: Se desmiente la maldad
Capitulo 47: Gana el corazón
Capitulo 48: El Corazón Decide
Aviso
Capitulo 49: Dulce Desquite
Capitulo 50: 11:11
Epílogo
Agradecimientos

Capitulo 14: Desacuerdos

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By AprilRussel123

La directora de la fundación se queda patidifusa. No se esperaba esa pregunta. Tartamuda responde

— Señorita McMillan, entiendo que quiera a Lara, pero una adopción es algo que no se toma a la ligera

— Lo sé, y estoy consiente de lo que significa el adoptar a la niña. Ahora, dígame qué tengo que hacer.

Suelta un suspiro y teclea en el computador mientras responde escéptica

— Antes de la adopción, se hace un estudio del lugar donde vivirá la niña. El lugar debe de ser apto y adecuado para su crecimiento...

La interrumpo

— Va a vivir en la casa de Mikhail Ivanov, no creo que haga falta ese estudio.

— Por tal razón, dudo mucho que el señor quiera adoptar señorita McMillan.

Suelto un suspiro desesperado. ¿Porque este ruso siempre tiene que interponerse en lo que quiero?

— Pero quiero adoptarla yo. Quiero que lleve mi apellido solamente

— Señorita McMillan, eso no se puede. Para adoptar, tiene que hacerlo en pareja o en matrimonio. Para poner a andar los trámites de adopción debe tener el apoyo del señor Ivanov

¡Me lleva el demonio! Decirle a Mikhail que me apoye en esto es como pedirle por enésima vez que tengamos un hijo. Trago saliva y contesto

— Si logro conseguir el apoyo de Mikhail, ¿Que seguiría?

— Hacer el proceso de adopción donde Lara, pasaría a ser legalmente hija de ambos.

Digo que si con la cabeza y le pido que comience con los trámites. No sé como pero Mikhail me apoya o me apoya. Manejo con Ninette a la casa y no hago más que llegar y ya tengo encima los interrogatorios de Mikhail.

— ¿Porque no contestas mis llamadas?

— Me quedé sin pila — Miento

— ¿Ah sí? Que conveniente

Pongo los ojos en blanco cruzándome de brazos y respondo gélida

— ¿Deja de importunarme quieres? Estoy cansada y no estoy para aguantar tus aires de macho alfa Mikhail

No cede, ¡es que nunca cede! Me agarra del brazo y en volandas me lleva a su despacho como al fuera una mocosa de diez años.

— ¡Suéltame! ¡No tienes derecho alguno a agarrarme así!

Azota la puerta y me suelta enojado

— Ya me harta esta situación. Me tienes hasta la azotea con tu actitud altanera Megan McMillan. ¡Joder solo quiero hablar!

— ¿Hablar? Pues habla con Raisa, ¡O con tu Victoria! Ni creas que soy una imbécil que no se da cuenta de nada. ¿Quien es? ¿Tu nueva conquista? ¿Cuando tengo que irme?

Me mira anonadado y niega con la cabeza indignado

— ¿De qué coño hablas?

Justo cuando voy a contestar Alena interrumpe y pide hablar con Mikhail. ¡Maldición! Veo el móvil de Mikhail y la pantalla está encendida, que casualidad, la resbalosa de la tal Victoria está llamándolo. Me sale lo de macarra por las venas y tomo la llamada

— Hola cariño, ¿Como estas? Te extraño mucho. ¡Ya llegué a Rusia!

¡Me bulle!

— Mira resbalosa ofrecida, no vuelvas a llamar a mi prometido, ¡si! Es mi prometido y tu una zorra que intenta separarnos.

Responde confusa

— ¿Debes de ser Megan cierto? Mikhail me ha hablado de ti. Estas algo confundida cariño soy...

— ¡Eres una oportunista! ¡Deja de llamar y acosar a Mikhail!

Cuelgo el móvil y el enojo lo tengo al cien..., que digo al cien, ¡al mil! Respira Megan, inhala paz exhala enojo. ¡Ay no me funciona! Mikhail vuelve a entrar y pretende continuar con la charla y yo no se lo permito. Intenta tocarme y le grito encolerizada

— ¡No me toques! Te llamo tu querida Victoria, anda llámala y queda de verte con ella. A mi, me dejas en paz.

— Megan, déjame explicarte por favor ella es...

— ¡No me importa quien sea! Y sabes, ya no me importa nada de lo que hagas. No voy a volver a tener sexo contigo nunca más. No voy a permitir que me toques. ¡Eres un traidor!

— Digas cosas que no vas a poder cumplir Megan — Responde presumido

— Encima de traidor, ¡Arrogante! ¡Es que te odio!

— No me odias, me amas como yo te amo a ti y eso que dices no lo vas a cumplir.

Lo miro con enojo y me cruzo de brazos

— ¿En serio crees que no voy a poder cumplir? Aquí el que no puede estar sin sexo más de cuarenta y ocho horas eres tu. No dependo del sexo señor Ivanov, y si me lo propongo, no me vuelves a tocar en tu vida aunque me muera del deseo ¿Como la ves?

— ¿Me estas amenazando? Se hace falta mucho más que sexo para dominar a Mikhail Ivanov, Megan. No ha nacido mujer que pueda dominarme

Irónica lo contradigo

— ¿Perdón? ¿Dominarte? ¿No te estarás proyectando? Y Perdoname que difiera, pero si te dominan y como un títere. Eso fue lo que hizo Irina contigo, y aun después de muerta lo sigue haciendo. Dime, ¿Que te hizo esa mujer para que la tengas en la mente?

— ¡No la tengo en la mente!

— ¡No! ¡Si la tienes! Ayer estaba borracha, no idiota y recuerdo perfectamente cómo me mirabas vestida como Irina. Esa mirada jamás la voy a olvidar. Nunca me has mirado así, nunca lo harás. Te aseguro, que si fuera ella la que te pidiera un hijo no lo dudabas, si fuera ella la que te pidiera que la escuches y comprendas, ¡lo haces! Pero no soy ella, y no estoy dispuesta a vivir una mentira en esta casa.

Me quito el anillo de compromiso de mi anular y con todo el dolor del mundo lo dejo sobre su escritorio

— Yo si quiero ser tu esposa, yo si estoy dispuesta a unir mi vida a la tuya. Pero no estoy dispuesta a casarme con Irina también. Creo que fue una decisión algo apresurada lo del matrimonio. Porque si algo tengo claro, es que Irina, sigue atormentando tus pensamientos

Encolerizado da un puñetazo en el escritorio y camina de lado a lado y su mirada está acorralada. Más que su mirada, sus sentimientos.

— ¡Basta ya! ¡Basta de que quieras mencionar a Irina en todo!

— Tu no sabes lo que es amar enserio a una mujer. Porque parece que no conoces el dolor de perder realmente lo que quieres Mikhail

— ¿Estas loca? En una sola noche perdí a mi esposa y a mi hijo. Esa noche, sentí que la poca alma que me quedaba de iba con ellos. No sabes lo que es ver a tu hijo morir en tus brazos. ¡Eso lo he tenido que llevar solo! ¡Tu nunca has tenido que enterrar a nadie que amas como lo hice yo! No sé cómo te atreves a decir que no sé amar.

Gélida y hastiada de lo mismo respondo

— No hace falta que yo lo entierre, lo está haciendo él solo. Y ahí, yo no puedo hacer más que resignarme. Tu perdiste a tu familia en una noche y pretendes castigar al mundo y a dios por eso toda la vida. Yo no tengo culpa de lo que pasó y me pasas factura. Lo haces al querer sacarme por dentro y no dejarme ser madre porque solo piensas en ti.

A gritos argumenta en cólera mirándome con enojo

— ¡Tu! Tu nunca has sabido entenderme, mucho menos comprenderme. Quieres que borre el hecho de que por mi culpa mi familia se fue. Quieres que juegue a ser feliz cuando tengo mil demonios a mis espaldas. ¡Solo piensas en esa maldita idea de embarazarte y lo demás que se vaya al demonio! Pero claro, hablas de egoísmo como si tu fueras la más generosa y comprensiva. ¡Eres una egoísta!

— Eres un malagradecido. ¿Cuantas puñeteras veces intenté hablar y comprenderte? Cientos de veces en cambio tu, tu nunca lo has hecho conmigo. ¿Pero sabes que? No soy psicóloga ni psiquiatra. ¡Si no te dejas ayudar pues jodete! Pero a mi no me vas a arrastrar a tu abismo. Te amo, te amo como jamás pensé que amaría a un ser humano, pero más allá de mi amor por ti, está primero mi amor propio y no voy a seguir permitiendo que en esta casa y en tu vida solo sea algo insignificante como lo he sido todo este tiempo.

Lo veo abrumado. Quiere escapar de lo que le digo y niega con la cabeza sollozando.

— Eso no es cierto Megan, te amo y no podría estar sin ti

— No. No Mikhail. Si me amaras, me lo demostrarías. Con un anillo de compromiso no demuestras nada. Dime una cosa, ¿A ella si le contaste eso que tanto te atormenta? ¿En ella si confiabas? ¿Con ella eras más feliz que conmigo?— Derramo una lágrima dolida— ¿A ella si le hiciste el amor? ¿Con ella algo más que sexo?

— ¡Basta ya maldita sea! Basta de hablar de Irina, basta de que todo lo relaciones con ella, ya no quiero seguir escuchando. ¡Dejame solo!

— Solo te advierto una cosa, Irina la perdiste, ella murió. Pero yo estoy viva, estoy aquí, pero igual me puedes perder. No puedo seguir de rival con un fantasma. Si ella aun te roba el sueño, fuiste cruel al hacerme sentir esto de lo que hoy no me puedo librar.

Salgo del despacho y trata de detenerme pero no lo consigue. Algo ha cambiado en mi. Lo amo, muero por él, pero hasta la persona más paciente del mundo se cansa de esperar duraznos de un manzano. Ninette está sentada en un rincón del corredor con el rostro preocupado

— ¿Que tienes? ¿Porque tan solita?

— ¿Estabas peleando con mi tío?

Bajo la mirada y resignada pregunto

— ¿Nos escuchaste?

Asiente con la cabeza tristona

— ¿Ya no se quieren? ¿Porque no te gusta la tía Irina? Ella era buena

— Ninette, las personas que se quieren a veces pelean porque piensan distinto. Tu tío y yo nos queremos mucho y pues, peleamos de vez en cuando. Respecto a tu tía, no puedo decir nada de ella porque nunca la conocí.

— Pero tío..., él te quiere mas que a tía Irina

— ¿Porque lo dices?

— Pues porque te deja bailar como loca aunque odie el ruido. Le gritas y no te dice nada, tía Irina nunca podía alzar la voz a tío Mikhail. Él te cuida mucho y me ha dicho que te eres muy importante para él como lo soy yo.

No Megan, no vengas ahora a ablandarte. Es un gilipollas que se cree el rey del mundo.

— Pero todo eso no es suficiente para que me quiera mas que a la tía Irina. Yo creo que todavía tu tío la quiere mucho.

Encoge los hombros confusa y escucho la puerta del despacho de Mikhail abrirse. ¡No quiero otra puñetera pelea!

— Megan, ven por favor. Nada de lo que crees es cierto. No soportaría estar lejos de ti nena

Gelida replico

— Ya yo terminé de hablar contigo. Ya nos hemos dicho todo

Subo a la habitación y quiero llorar. Pero no, no le daré el gusto de que me haga sentir como estoy. Me trago las lágrimas y saco toda fuerza de mi interior para sobrellevar esta situación. Mi móvil suena y es Amanda, en mal momento viene a llamar.

— ¡Hola Megan!

— Hola Amanda, ¿Que ocurre?

— Llamo porque Sergey quiere saber si nos vamos a ver hoy en el club

Pongo los ojos en blanco. De lo menos que quiero hablar..., es de sexo

— A ver Amanda, no, no va a ser posible. Mi relación con Mikhail no anda bien y no creo pisar un club de esos por buen tiempo.

— Meg, con sexo todo se arregla. Ustedes se la pasan peleando y amándose luego en la cama.

Suelto un suspiro desganado

— Tal vez porque Mikhail y yo, somos dos polos opuestos. Como el agua y el aceite. No mezclamos y tal vez he forzado esta relación sabiendo en el fondo que no llegaremos a nada.

Su tono divertido y sarcástico se esfuma. Su tono ahora es algo serio y contundente.

— Sabes, creo que ustedes si son polos opuestos. Pero han logrado permanecer juntos por una simple razón ¡Se aman! Ese hombre frío y cabezota como lo ves, te ama y hace lo posible por ceder en muchas cosas

— No Amanda, quizá fui yo la equivocada que vio amor donde no lo hay. Él sigue amando a Irina. Jamás pensé llegar a decir esto pero siento que la odio y no la conocí. ¿Que tengo que hacer para que la olvide?

— Ay Meg, lamento decirte que lo que pides es casi imposible. No puedes borrar el hecho de que Irina fue la primera esposa de Mikhail. Por lo que me cuenta Sergey, él amaba a su mujer más que a nada en el mundo, Iba a ser la madre de su hijo y se casó muy enamorado de ella.

Trago saliva y respondo desganada

— En otras palabras, él es el amor de mi vida..., pero yo no soy el suyo. Tengo que aceptarlo de una vez y por todas. Hablamos luego Amanda.

Cuelgo el móvil y a llorar otra vez. Jamás había llorado tanto en un solo día. Como quisiera ser fuerte, fría e insensible como él, para no tener que sufrir por su culpa. Pero no soy así, soy una estúpida sensible que sufre por el amor de un ruso gilipollas que aún no sabe qué hacer con el infierno que es su vida. Pasa un rato y Alena toca la puerta. Amable me dice que la cena está lista pero a mi me da igual. No tengo nada de hambre. Ella parece conocerme mas de lo que pienso y me obliga a al menos tomarme un té para tranquilizar el corazón. Este que se empeña en seguir sufriendo por la existencia de esa mujer en Mikhail que ni siquiera está viva. Podría ahogar las penas en el alcohol, en mucho alcohol, pero terminaría alcohólica e inservible y eso no me ayuda en mucho. Entro al baño y decido ducharme con los sentimientos desgastados. Antes, Mikhail me acompañaba en la ducha de vez en cuando, ahora no recuerdo cuándo fue la última vez que eso ocurrió. Salgo a la habitación envuelta en una toalla y lo veo tumbado en la cama. Lo miro y se me eriza la piel, pero no, estoy molesta y muy indignada con él.

— ¿Porque te cubres?

Seria respondo

— Porque mi cuerpo lo ve quién yo quiera

— ¿Y no quieres que yo lo vea? — Inquiere gélido

— Tu no quieres que vea tu pecho. Pues, yo no deseo que veas mi cuerpo desnudo.

Me mira, me mira y finalmente responde

— No es lo mismo Megan. Tu no tienes mutilado el cuerpo

— ¿Y? Aun así no quiero que me veas.

Me meto al walk in closet y cierro la puerta. Busco la ropa para dormir más horrible y aburrida que tenga entre mis cosas y consigo una negra mangas largas y pantalones largos hasta los tobillos. Vamos a ver cuanto soporta sin ceder a la presión de la abstinencia. Salgo y me ve de pies a cabeza ceñudo

— Megan, ¿Qué haces con ese adefesio puesto?

— Quiero dormir así, ¿Que también eso me vas a impedir?

— Meg, quítate eso por favor

— Quítate la camisa

Resopla y negado a ceder se acuesta de costado dándome la espalda respondiendo seco

— Buenas noches Megan

Tristona me subo a la cama y también le doy la espalda. Apago la lampara y aun teniéndolo a unos pasos de mi, me siento mas sola que nunca.

*****

Unos gemidos me interrumpen el sueño. Parecen gemidos de dolor. Siento la cama hundirse con sus movimientos bruscos. Abro los ojos y enciendo la lámpara rápidamente en plena madrugada. Mi amor está sudando y balbucea cosas horribles

— Quema..., el fuego..., no por favor no. El fuego..., Vlad..., no le hagan nada...

Confusa lo observo y toco su rostro. Está caliente y sudando horrible. Hace mucho que no tenía estas pesadillas. Me necesita, y solo por un momento me acerco a él y justo cuando pienso despertarlo pronuncia un nombre, «Vladimir» ¿Quién es Vladimir?

— Mikhail..., despierta

Despierta con violencia y me mira acelerado

— Que..., ¿que pasó?

— Me despertaste. Decías que el fuego quema y...

Rápidamente me corta el tema y volviendo a acostarse responde tartamudo

— Solo fue un mal sueño. anda, vuelve a dormirte

— Pero...

— Pero nada, duérmete

Su sequedad me lastima. Solo intento ayudar y me rechaza. ¡Pues que se valla al demonio! Vuelvo a dormir hasta media mañana. Al despertar, no veo a Mikhail, debe estar desayunando y yo aquí durmiendo como oso dormilón. Me cepillo los dientes y bajo al comedor en albornoz. Mikhail está tomando el café con el móvil en la mano leyendo lo nuevo del país. Me siento y me mira de pies a cabeza

— ¿Que te he dicho de andar por la casa en albornoz Megan?

Pongo los ojos en blanco

— ¡Buenos Días Megan!, Buenos días Mikhail, ¿cómo has amanecido? Yo muy bien, ¿Y tu? — Resoplo— ¿Así no es que se comienza una conversación?

— Te hice una pregunta Megan

Sirviéndome el zumo de naranja respondo

— A ver, según tú, esta es mi casa. Por ende, puedo andar por ella como se me de la real gana. ¿O que? ¿Quieres que ande de trajes finos todo el día como tu difunta?

Deja el móvil a un lado y enojado inquiere

— ¿Porque siempre tienes que meter a Irina en las conversaciones?

— Para ti, ella es muy importante. Dime, ¿Te fijaste en mí por el parecido que tengo con ella? No lo hiciste porque en realidad me amas

Ceñudo y enojado replica

— ¿Podrías dejar de decir idioteces? Me tienes hasta la azotea con el mismo tema. Me enamoré de ti, por ti, por como eres.

Suspiro para mis adentros, sus ojos, su mirada no mienten. Puedo ver que realmente es lo que siente y eso me tranquiliza.

— Que curioso, fue precisamente por como eres que te odié, y ahora te amo señor hielo

Su rostro relaja tensiones y logro ver qué curva la comisura. Mientras desayunamos, recuerdo la pesadilla que ha tenido en la madrugada. Trago saliva y pregunto

— ¿Quién es Vladimir?

Me mira helado y su mandíbula se tensa. Enojado suelta el tenedor y su voz grave suena

— ¿De dónde has sacado ese nombre?

— Anoche en la madrugada tuviste un mal sueño. Decías que el fuego quema y mencionaste ese nombre afligido. Mikhail, ¿Quién es Vladimir?

— Solo fue un mal sueño. No es nadie. Y no vuelvas a mencionarlo.

— Otro de tus tantos secretos..., ya me hartan

Resopla cabreado

— Y a mi me harta tu insistencia en meterte en mi vida

— No quiero meterme en tu vida estúpido. Quiero ser parte de ella. Pero ya veo que pido un imposible

Pienso en el tema de la adopción de Lara. Es algo que obviamente no puedo hablar en una mesa desayunando. Sé que pondrá el grito en el cielo y no se lo voy a permitir. Me limita por todos lados y adopto a Lara porque la adopto.

— Tengo que hablar contigo de algo muy serio. Algo que te guste o no voy hacer y necesito tu firma.

Arquea una ceja

— ¿De que se trata?

— No creo que este sea el mejor lugar para hablar de ello. Pero paso por la farmacéutica en la tarde, allá te comento de que se trata

— Megan, cada vez que vas a la farmacéutica, los de seguridad tienen que intervenir contigo y Raisa.

— Quiero hablar con Aleksandra e iré te guste o no.

Suena el timbre de la entrada principal y me extraño. ¿Quien podrá ser a esta hora?

— ¿Esperas a alguien?

Mikhail niega con la cabeza

— No en realidad

Alena va a ver de quién se trata y escucho la voz de una mujer sonar desde el recibidor. Mikhail se pone de pie y va a ver de quién se trata. Y yo pues, que remedio, voy también a ver. Una mujer de unos treinta años con cabellos castaños, esbelta, culta y elegante está frente a nosotros. Se ve muy coqueta y sonriente. Curiosa pregunto en inglés

— ¿Quién es usted?

Sonríe estrechando su mano

— Soy Victoria Hernández, tía de Mikhail

Me cubro el rostro, otro impulso que me va a costar una gran vergüenza.

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