*Dani*
-Amor, esto no es lo mio-me susurró Gavi y yo dirigí mi mirada a él dándome cuenta del destrozo que acababa de hacer con el papel de regalo.
-Pablo por dios que cosa más fea, parece que los reyes han envuelto el regalo de resaca-le dije quitando el papel que había hecho.
Me puse a envolverlo mientras el se dedicaba a cortarme el fiso y dármelo y así poco a poco acabamos envolviendo todos los regalos de nuestros niños, porque los de la familia ya estaban bajo el árbol.
-Ahora viene la mejor parte-sonrei emocionada como una niña pequeña y el rió.
-Toda la vida igual-me dijo rodando los ojos con una sonrisa mientras se acercaba a dejar un beso en mis labios-¿también les esconderás los regalos a nuestros nietos?-me preguntó al separarnos.
-No-Le dije encogiendose de hombros-se los esconderemos los dos-dije cogiendo su mano y el soltó una pequeña carcajada mientras me ayudaba a esconder regalos.
En el baño, la terraza, el salón, la cocina, la despensa, el sótano...hasta acabar haciendo las pistas para que nuestros tres peques tuvieran que buscarlos por la mañana.
Nos metimos en la cama casi a las dos de la mañana desde las once de la noche y me acurruqué en el pecho de mi marido pasando la mano por su torso.
-Estoy deseando ver la cara de los niños mañana-le dije súper emocionada y él rió apretándome contra él.
-Yo también amor-me dijo antes de quedarnos dormidos.
*******
-Mama, mamá, mamá, papá, papá, papá, ¡Los reyes, los reyes magos!-gritaron los tres saltando en nuestra cama despertándonos.
No sabía que hora era, pero parecía que acababa de amanecer.
Nunca se querían levantar pero la mañana de reyes y papá noel parecía llenarlos de energía.
Gavi sonrió volviendo a cerrar los ojos abrazando a Dario pero este se zafó de su agarre.
-Papi, ¡Vamos!-le dijo zarandeándolo igual que sus hermanas a mi.
-Vamos, vamos, id bajando ahora bajamos papi y yo-les dije a los tres destapándome y los tres salieron disparados por la puerta riendo emocionados por sus regalos.
-¿Tenemos otro?-me preguntó Gavi con una sonrisa mientras se desperezaba y yo le hice el corte de manga haciéndolo reír.
-Con tres ya hemos cumplido con el mundo, créeme-le dije y el sonrió cogiendome de la cintura para bajar.
Los peques ya sabían el funcionamiento del "juego de los reyes".
Aitana fue la encargada de recordarles a sus hermanos las normas al ser la más mayor, ya con ocho años ella se sabía el juego de memoria.
Asique poco a poco fueron ayudándose entre ellos para encontrar los regalos de los tres.
Las reglas eran simples:
-No vale enfadarse ni llorar.
-Es obligatorio ayudarse entre ellos a encontrar todos los regalos.
-No se abre ningún regalo hasta que están todos encontrados y se abren en el salón juntos.
-Disfrutar del juego y pasárselo bien.
-Y por último, dar las gracias a los reyes magos.
Gavi y yo les ayudábamos con las pistas súper metidos en el papel, ayudándoles a descifrar donde estaban todos los regalos.
Cuando por fin encontraron todos los regalos empezaron a abrirlos en el salón mientras yo ponía mi móvil a grabar como cada mañana de reyes.
A dario le habían traído un balón de fútbol, una canasta de baloncesto y muchos juegos de coches que era con lo que más le gustaba jugar.
A Candela le habían traído el juego de cantar que ella quería y un vestido de princesa.
Y a Aitana que ya era más mayor los reyes le habían traído ropa que había pedido y unos libros, porque a nuestra hija le encantaba la lectura, siempre tenía un libro en la mano.
Además en conjunto habían traído varios cuentos que siempre les contábamos por la noche y varios juegos de mesa para jugar los cinco juntos.
A gavi yo le había regalado unas Jordan nuevas, un reloj que quería de hacía bastante tiempo y una pulsera con el nombre de nuestros hijos grabados por dentro.
Y él a mi me regalo un colgante con cinco corazones unidos y un vestido que me encantó hace semanas y no me había comprado.
Entre los cinco nos encargamos de recoger todo el salón de papeles, cajas de regalo, etc, y gavi y yo nos miramos cómplices porque ninguno de nuestros hijos se había dado cuenta de una cosa, y es que en el árbol de Navidad había un último regalito colgado.
-Chicos, aquí hay algo más-dijo Gavi haciéndose el tonto y los tres pusieron rápidamente la atención en su padre.
-¿Qué es?-Le preguntó Candela y Pablo se encogió de hombros.
-Aitana, ¿por qué no lo lees tú?-le dijo su padre mientras cogía a Dario y se sentaba en el sofá con él en brazos.
Yo repetí su gesto cogiendo a Candela y Aitana se sentó a nuestro lado abriendo el sobre, pero rápidamente se levantó al ver lo que había en su interior dando un grito y saltando de alegría.
-¿Qué es?-preguntó Candela impaciente.
-Eso que es tata-le dijo Dario y nuestra hija nos miró emocionada dando saltos.
-Entradas para Disney, ¡nos vamos a Disney!!-gritó y sus dos hermanos repitieron su gesto empezando a saltar y gritar emocionados.
Pablo se echó para atrás sonriendo apoyándose en el respaldo del sofá para mirarme con una sonrisa radiante.
-¿Lo estamos haciendo bien, verdad?-me dijo y yo sonreí pasando El brazo por su cuello.
-Lo estamos haciendo bien, mi amor-le dije y el dejó un beso suave en mis labios antes de que nuestros hijos se tiraran encima nuestra a festejar la noticia.
Lo estábamos haciendo bien, porque lo hacíamos con amor y eso nos hacía felices, muy muy felices.
Teníamos por costumbre desde que nació Aitana que todos los días de reyes los chicos venían a casa, con la única diferencia de que ahora eramos unos poquitos más.
Fermin y estela tenían dos peques, Dani y Pablo y Carla y ferran tenían a Rubén y a una pequeñina que vendría en pocos meses.
Asique ahora el grupo era mucho más grande.
Cuando llegaron el salón se llenó de niños y el último en llegar fue pedri, que era el único que no quería nada serio.
-Hola guapa-me dijo cuando me abrió la puerta y yo le di un abrazo-¿y mis minigavis?-preguntó al ver el salón tranquilo, pero porque hacía buen día y todos estaban en el patio.
-En la terraza, Aitana ha preguntado ya por su novio como nueve veces-le dije y el rió andando hasta el jardín.
Saludó a los mayores justo antes de que aitana lo viese.
-¡Pedri!-gritó mi niña dejando de jugar para correr hasta él que ya se estaba agachando a su altura para abrazarla por los aires pegándola a su cuerpo.
-Hola mi reina, ¿te han regalado algo los reyes?-le pregunto el canario y mi hija asintió en sus brazos.
-Muchas cosas tito, y hay un regalo para ti debajo del árbol-le dijo.
-Pues en mi casa han dejado algo para ti también-le dijo y Aitana lo miró emocionada.
Pedri la soltó en el suelo llamando al resto de los niños y dándole su regalo a cada uno.
A Aitana le había regalado un conjunto que a ella le había gustado muchísimo y una funda para su cámara polaroid que pedri le había regalado en su anterior cumpleaños.
Mi hija lo abrazó sonriendole como si fuese lo más preciado del mundo y pedri también era incondicional con ella.
-Gracias Pedri-le dijo Aitana y pedri la abrazo dejando un beso en su pelo antes de que ella volviese a irse a jugar con sus primos y hermanos.
-Nada que a mi hija no se quita el enamoramiento-le dije y el sonrió encogiendose de hombros mientras la miraba.
-En cuanto cumpla quince tienes terminantemente prohibido acercarte a ella o te la corto-lo amenazó Gavi y pedri rodó los ojos.
-Tranquilo Gavi que cuando la niña sea grande y tenga una fila de tíos en la puerta en quien menos va a fijarse es en mi, seré el menor de tus problemas-le dijo riendo y yo reí también, porque Gavi a veces le daba demasiada importancia a lo que Aitana quería a pedri como si eso en el futuro fuese a tener importancia.
Gavi lo miro serio y yo me aguante la risa.
-Tranquilo hermano, yo seré el que me encargue de ayudarte a quitarlos todos de en medio-le dijo pedri pasando el brazo por los hombros de Gavi y este lo miró.
-Eso espero-le dijo y los tres reímos a carcajadas.
Sin duda Aitana nos traería dolores de cabeza, porque era la niña más preciosa que había visto nunca.
-Pedri, ¿juegas conmigo?-le preguntó Aitana tirando un poco de su camiseta para llamar su atención.
-Vamos princesita-le dijo pedri subiéndola a sus hombros para irse a jugar con ella.
Gavi los miraba con detenimiento y yo me acerqué a él pasando las manos por su cuerpo y dejando un beso en su hombro.
-Amor, deja de pensar tonterias-le pedí y el me miró asintiendo con ironía.
-Si, tonterías, espero que sean tonterías, ya te lo diré en unos años-me dijo y yo reí negando por sus ocurrencias absurdas...
(CONTINUARÁ...)
Creo que con este extra damos ya 100% finalizada esta historia que tanto apoyo ha tenido, ¡la que más hasta el momento y no puedo estar más orgullosa de mi y de vosotros que me leéis todos los días!
¡Os leooo!❤️✨️