EXTRA 2:Mi sobrina

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*Aitana*

Sonreí cuando vi entrar por la calle de la universidad el coche de Pedri, había prometido que hoy me recogería como cada viernes desde hacía seis meses.

Desde pequeña me había gustado, incluso mamá me contó que cuando era un bebé no quería separarme de él, y eso era algo que con los años no había cambiado.

Me pasé toda mi adolescencia y preadolescencia odiando a cada chica que él traía a casa, al principio dejaba ver mi enfado hasta que fui creciendo y entendí que había algo más detrás y dejé de mostrarlo.

Fue cuando la niña "dejó de estar loca por pedri", pero nada más lejos de la realidad, conforme pasaba el tiempo más me gustaba y menos oportunidad me veía de estar con él, por la diferencia de edad, por que era el mejor amigo de papá...o más bien porque yo era la hija de su mejor amigo.

Hasta hacía seis meses cuando me recogió borracha de mi graduación de bachillerato, esa noche que todo cambió.

**Flashback**

-Aitana, por dios-escuché a pedri salir de su coche malhumorado, debían ser las cinco de la mañana y mis amigas lo habían despertado-¿como os dejan los profesores beber tanto?-les preguntó a ellas cabreado.

-Pedri ya somos mayores de edad y....-la cortó.

-Aitana no-zanjó cogiendome en volandas.

-Venga, no seas aburrido Pepi-le dije con una risa floja impresionante y el chasqueó la lengua enfadado,como me gustaba que hiciera eso.

-Gracias por llamarme estela-le dijo a una de mis amigas andando conmigo hasta su coche para montarme en el asiento del copiloto.

Me colocó el cinturón y después se montó en el asiento del piloto empezando el sermón del siglo.

-No te entiendo Aitana de verdad que no te entiendo, te tengo por una niña responsable y haces esto a la primera de cambio-yo reí por la forma en la que me estaba regañando y el me miró serio-como se lo cuente a tu padre no te vas a reír tanto-me amenazó y yo me encogí de hombros echando el asiento para atrás.

-Tu no le vas a decir nada a papá, nunca quieres enfadarle y sabes que siempre estas de mi parte-le dije y el me miró serio de nuevo antes de volver la vista a la carretera.

-Prométeme que esto no va a volver a pasar-me pidió en un semáforo y yo lo miré- eres muy lista Aitana y no deberías dejarte influenciar por nadie para beber, la bebida no sirve para nada y si lo haces al menos que sea con cabeza princesita-me dijo y yo asentí más seria después de escuchar ese estúpido que llevaba diciéndome desde que era pequeña.

No entendía que ya había crecido.

Me crucé de brazos mirando por la ventana del coche hasta llegar a su casa y me bajé del coche dando un portazo mientras andaba hasta la puerta.

-Aitana, ¿pero que te pasa?-me preguntó andando hasta mi.

-Déjame, quiero dormirme-le dije sin querer mirarlo.

-Aitana...-me llamo intentando tocar mi brazo pero se lo aparté malhumorada y el volvió a chasquear la lengua abriéndome la puerta de su casa para entrar.

Me subí a su cuarto donde había estado cientos de veces cuando papá y mamá nos dejaban con él a mi y a mis hermanos para salir solos y me tumbé en la cama aguantando la impotencia que sentía.

-Oye, princesit...-lo corté.

-Deja de llamarme así pedri, ya no tengo diez años-le dejé claro y el soltó una risita.

-Pero para mi siempre vas a ser mi niña, si hasta te he cambiado los pañales-me dijo solamente empeorando la situación sin saberlo.

Me tumbé del otro lado para darle la espalda y el suspiró minutos después saliendo de la habitación.

JURAMENTO ETERNO DE SAL-PABLO GAVIWhere stories live. Discover now