Padres jóvenes

By CuervoNocturno666

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Esta historia comienza después de que Itsuki viviera en casa de Fuutaro debido a su pelea. Una mañana ambos d... More

Prólogo
Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Especial Preguntas Y Respuestas
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23
Capitulo 24
Capitulo 25
Capitulo 26
Capitulo 27
Capítulo 28
Capitulo 29
Capitulo 30
Capitulo 31
Capítulo 32
Capitulo 33
Capitulo 34
Capitulo 35
Capitulo 36
Capitulo 37
Capitulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43 Lado B
Capítulo 44 Labo B
Capítulo 43 Lado A
Capítulo 44 Lado A
Capítulo 45 Lado/A
Capítulo 46/Lado A
Capítulo 47/Lado A
Capítulo 48/Lado A
Capítulo 49/Lado A
Capítulo 50/Lado A
Capítulo 51/Lado A
Capítulo 52/Lado A
Capitulo 53/Lado A
Capítulo 54/LadoA
Capítulo 55/Lado A
Capítulo 57/Lado C
Capítulo 58/Lado C
Capítulo 59/Lado C

Capítulo 56/Lado C

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By CuervoNocturno666

Casa del Abuelo - Noche

El abuelo Nakano recobra lentamente el conocimiento, sintiendo un dolor punzante en la cabeza. Abre los ojos con dificultad y se encuentra con la vista borrosa de Miku tendida en el suelo frente a él. Su corazón se acelera al darse cuenta de la gravedad de la situación.

Abuelo Nakano: (Con voz entrecortada) Miku... ¿qué... qué ha pasado...?

Intenta levantarse, pero una oleada de mareo lo obliga a permanecer en el suelo. Observa con horror mientras Zack y Rachel, los agresores, se paran frente a él, discutiendo en voz baja sobre sus planes vengativos.

Zack: (Con tono decidido) Tenemos que hacer que paguen por lo que le hicieron a Miku. No merecen ser felices después de lo que nos han hecho.

Rachel: (Asintiendo con ferocidad) Tienes razón, Zack. Es hora de que Fuutaro e Itsuki sientan el mismo dolor que Miku. Ellos lo pagarán, te lo prometo.

El abuelo Nakano escucha las palabras llenas de rencor de los intrusos, comprendiendo la terrible amenaza que representan para su familia. Con un esfuerzo, trata de mantener la calma mientras planea una forma de proteger a Miku y detener a sus atacantes.

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Casa del Abuelo - Noche

Zack y Rachel, envueltos en una discusión cargada de resentimiento, intercambian acusaciones mientras Miku, con lágrimas en los ojos, escucha en silencio, abrumada por la tensión del momento.

Zack: (Airadamente) ¡Es culpa de ese idiota de Fuutaro! ¿Cómo pudo traicionar así a Miku? ¡Ella confiaba en él!

Rachel: (Con voz temblorosa) ¡No! ¡Es culpa de Itsuki! ¡Ella se interpuso entre Miku y Fuutaro! ¡Ella lo alejó de ella!

Mientras tanto, el abuelo Nakano, consciente del peligro que enfrentan, intenta desesperadamente captar la atención de Miku para alejarla de la confrontación.

Abuelo Nakano: (Con voz tranquila pero firme) Miku, escúchame. No debes dejarte llevar por el odio y la venganza. No es la solución. Necesitamos resolver esto de manera pacífica.

Pero las palabras del abuelo son apenas un murmullo en medio del tumulto emocional que rodea a Miku. Ella se siente atrapada entre la furia y el dolor, incapaz de encontrar una salida a su desesperación.

Zack y Rachel, consumidos por la ira y el deseo de venganza, discuten sobre el destino de Fuutaro e Itsuki, cada uno con su propia visión sobre cómo resolver el conflicto.

Zack: (Con determinación) Si Fuutaro desapareciera, Miku estaría a salvo. Él es el único que le hizo daño.

Rachel: (Con fervor) ¡No! ¡Es Itsuki quien debe desaparecer! Si ella no se hubiera interpuesto entre Miku y Fuutaro, nada de esto habría pasado. Itsuki arruinó todo.

La tensión en la habitación es palpable mientras las palabras de Zack y Rachel llenan el aire con un aura de violencia y rencor. Miku, aturdida por el conflicto interno, apenas puede procesar lo que está sucediendo a su alrededor.

Zack y Rachel, absortos en su propia discusión, se detienen de repente al notar la mirada perdida de Miku, quien parece estar luchando con sus propios pensamientos.

Zack: (Notando la expresión de Miku) ¿Qué pasa contigo, Miku?

Rachel: (Preocupada) Miku, ¿estás bien?

Miku, con los ojos llenos de lágrimas, siente un nudo en la garganta mientras las palabras de Zack y Rachel la sumergen en una tormenta emocional.

Miku: (Para sí misma) Tal vez... tal vez la solución soy yo. Si desaparezco, todo esto terminará.

El silencio pesado llena la habitación mientras Miku se pierde en sus pensamientos oscuros, incapaz de expresar sus verdaderos sentimientos en medio del caos que la rodea.

El abuelo Nakano, con una voz suave pero firme, se dirige a Miku, tratando de romper el abismo de desesperación que la envuelve.

Abuelo Nakano: (Con ternura) Miku, escúchame, por favor. Entiendo que estés pasando por un momento difícil, pero no tienes que enfrentar esto sola. Todavía hay esperanza para ti, para todos nosotros. Puedes volver con nosotros y sanar. Todavía estás a tiempo de hacer las cosas bien.

Zack y Rachel observan la interacción con expresiones variadas, desde la indiferencia hasta la impaciencia. Miku, por otro lado, parece atrapada en una lucha interna, sus ojos reflejando una mezcla de dolor y confusión.

El abuelo Nakano continúa hablando con Miku en un intento de calmarla y guiarla hacia la luz en medio de la oscuridad que la consume.

En un momento de silencio tenso, el abuelo Nakano se yergue con determinación, sus ojos reflejando una mezcla de tristeza y determinación.

Abuelo Nakano: (Con voz firme) ¡Detente, Miku!

Miku, sorprendida, levanta la mirada hacia su abuelo, quien la observa con una mezcla de preocupación y comprensión.

Abuelo Nakano: (Continuando) Lo que estás viendo... Zack, Rachel... son solo producto de tu mente. No son reales.

El corazón de Miku se detiene por un momento mientras procesa las palabras de su abuelo. Lentamente, las figuras de Zack y Rachel comienzan a desvanecerse, disipándose en la oscuridad de la habitación.

Miku se queda atónita, mirando a su abuelo con ojos llenos de asombro y confusión.

Miku: ¿Qué... qué quieres decir?

El abuelo Nakano se acerca a Miku, colocando una mano cálida y reconfortante sobre su hombro.

Abuelo Nakano: (Con suavidad) Miku, todo estará bien. Estoy aquí para ti. Juntos, superaremos esto.

La realidad comienza a estabilizarse a su alrededor, y Miku se da cuenta de que está segura en los brazos de su abuelo, liberada del tormento de su propiamente.

Mientras Miku absorbe las palabras de su abuelo, los recuerdos comienzan a desenredarse en su mente.

Miku: (con incredulidad) ¿Yo... yo hice todo eso?

El abuelo Nakano asiente con tristeza, manteniendo su mirada compasiva en su nieta.

Abuelo Nakano: Sí, Miku. Pero eso no define quién eres. Puedes elegir un camino diferente. Puedes sanar.

Los ojos de Miku se llenan de lágrimas mientras se enfrenta a la realidad de sus acciones. El peso de la verdad la golpea con fuerza.

Miku: (con voz temblorosa) ¿Cómo pude...? No quería lastimar a nadie...

El abuelo Nakano la abraza con ternura, ofreciéndole consuelo en su momento de necesidad.

Abuelo Nakano: Lo sé, Miku. Pero ahora que sabes la verdad, puedes tomar las medidas necesarias para corregir tus errores. Estoy aquí para ayudarte.

Con el apoyo de su abuelo, Miku comienza a aceptar la realidad de su situación y a enfrentar las consecuencias de sus acciones. Aunque el camino hacia la redención será difícil, sabe que no está sola.

¿O no?, la mente de Miku comienza a fallar.

Bajo la lúgubre luz de la luna, Miku se encuentra paralizada por el horror de sus propias revelaciones. Los recuerdos distorsionados comienzan a asomarse desde las sombras de su mente, acechándola como espectros vengativos.

Miku: (susurra con miedo) ¿Yo... yo hice todo eso?

El abuelo Nakano, de repente, parece distorsionarse ante sus ojos, transformándose en una figura oscura y amenazante.

Abuelo Nakano: (con voz siniestra) Sí, Miku. Fuiste tú. Fuiste tú quien desató el caos.

Los muebles de la habitación cobran vida, retorciéndose y contorsionándose como si estuvieran poseídos por fuerzas malignas. El abuelo Nakano se desliza hacia ella, sus ojos brillando con una luz ominosa.

Abuelo Nakano: (con risa macabra) Ahora que sabes la verdad, no hay vuelta atrás. Tu destino está sellado.

Los muros de la habitación comienzan a cerrarse, atrapando a Miku en una jaula de oscuridad y desesperación. Las sombras se retuercen a su alrededor, susurran palabras de condenación en sus oídos.

Miku: (grita en terror) ¡No! ¡No puede ser verdad!

En un último acto desesperado, Miku se lanza hacia la puerta, luchando contra las fuerzas invisibles que intentan retenerla. Con un grito de angustia, rompe el umbral de la habitación, solo para encontrarse en un pasillo interminable, retorcido y distorsionado.

Miku: (jadeando) ¿Dónde estoy?

Las sombras acechan a lo largo del pasillo, sus formas indistintas danzan en el borde de la visión de Miku. Una risa escalofriante resuena en el aire, llenándola de terror.

Voz misteriosa: (susurra) Te estoy observando, Miku. No hay escapatoria para ti.

Con el corazón palpitando con un miedo indescriptible, Miku se adentra en la oscuridad, decidida a enfrentar los horrores de su propio pasado y redimirse, aunque el precio pueda ser su cordura misma. Miku sola en el laberinto de sus propios miedos y arrepentimientos.

Miku se precipita hacia el baño, su mente atormentada por la revelación de la verdad perturbadora. El sonido de sus propios pasos retumba en el silencioso pasillo mientras se sumerge en la habitación de azulejos fríos.

Miku: (respirando agitada) ¡No puede ser! ¡No puede ser!

Con manos temblorosas, Miku enciende la luz del baño, inundando la habitación con una luz pálida y fría. Se encuentra frente al espejo, su reflejo distorsionado por la tensión y el miedo.

Miku: (gritando) ¡No soy así! ¡No puedo ser así!

El eco de sus propias palabras se desvanece en el aire, dejando a Miku con un silencio sepulcral. Sus ojos se encuentran con los del reflejo en el espejo, y por un momento, ve la sombra de la locura acechando en las profundidades de su ser.

Miku: (temblando) ¿Qué... qué me está pasando?

El pulso de Miku martilla en sus sienes, resonando en el vacío de la habitación. Un susurro inquietante parece emanar de las paredes, susurrando palabras de duda y desesperación.

Voz en la mente de Miku: (susurra) ¿Quién eres realmente, Miku? ¿Qué oscuros secretos se esconden en las profundidades de tu alma?

El horror se apodera de Miku, envolviéndola en una espiral de confusión y terror. Sus manos se aferran al lavabo con fuerza, sus uñas arañando la superficie en un frenesí de desesperación.

Miku: (grita) ¡No quiero esto! ¡No puedo soportarlo más!

El sonido de su propia voz rompe el hechizo momentáneo, devolviéndola a la realidad cruda y despiadada. Con un gemido angustiado, Miku se aparta del espejo, su mente atormentada por la pesadilla de su propia creación, dejando a Miku sola con sus demonios internos mientras lucha por encontrar la verdad en medio del caos de su mente.

Miku se enfrenta al espejo, su reflejo distorsionado por la angustia y el tormento. En la tenue luz del baño, los contornos de Zack y Rachel parecen formarse detrás de ella, como sombras en la oscuridad.

Miku: (temblando) ¿Quiénes... quiénes son ustedes?

Zack y Rachel permanecen inmóviles en el reflejo, sus figuras borrosas pero ominosas.

Zack: Somos tus pensamientos más oscuros, Miku. Tus deseos más profundos.

Rachel: Estamos aquí para ayudarte a encontrar la justicia que buscas.

La voz de Rena resuena en la mente de Miku, su presencia manifestándose en el espejo como un eco de su pasado.

Rena: Miku, querida, no es tu culpa. Fuutaro e Itsuki te traicionaron.

Miku siente un destello de ira arder en su pecho, alimentado por las palabras de Rena. Una determinación feroz se apodera de ella, disipando la duda y el miedo que la atormentaban.

Miku: (con determinación) Tienes razón. No es mi culpa. Ellos... ellos pagarán por lo que hicieron.

El reflejo de Miku se endurece, sus ojos brillan con una determinación fría y calculada. En ese momento, toma una decisión: buscar venganza contra aquellos que la han lastimado.

Miku se siente consumida por la furia y la determinación. Sus manos temblorosas se cierran en puños, sus uñas cavando en la palma de su mano mientras el espejo la confronta con su reflejo distorsionado.

Miku: (gritando) ¡No es mi culpa! ¡Nunca fue mi culpa!

Con un grito de rabia, Miku golpea el espejo con su puño, haciendo que se resquebraje en una maraña de grietas. Un dolor punzante atraviesa su mano, pero ella apenas lo nota, consumida por la intensidad de sus emociones.

Miku: (respirando agitadamente) Ya no seré la misma. Ya no seré una víctima.

Con determinación resuelta, Miku se enfrenta al espejo roto. Con manos temblorosas, toma un pedazo de vidrio afilado y corta su largo cabello, dejando mechones oscuros esparcidos por el suelo del baño.

Miku: (mirándose en el espejo) Esta es la nueva yo. Fuerte. Implacable. Lista para hacer lo que sea necesario.

El rostro de Miku refleja una determinación feroz mientras se enfrenta a su reflejo transformado. En ese momento, sabe que ha dejado atrás a la antigua Miku y ha abrazado a alguien completamente diferente: alguien dispuesto a hacer lo que sea necesario para obtener justicia.

Miku sale del baño con un aire de determinación, su rostro reflejando una mezcla de resolución y desafío mientras se enfrenta a su abuelo en la sala.

Abuelo: (preocupado) Miku, por favor, no hagas nada de lo que te puedas arrepentir.

Miku: (mirando fijamente a su abuelo) Ya no tengo nada que perder, abuelo. Ya me liberé de las cadenas que me mantenían atada.

El abuelo Nakano se queda sin palabras, observando con consternación a su nieta transformada.

Abuelo: Miku, por favor, escúchame...

Miku: (interrumpiendo) Ya no hay nada que escuchar, abuelo. Nadie puede detenerme ahora.

Con esas palabras, Miku se aleja decidida, dejando al abuelo Nakano preocupado y desorientado en la sala. Mientras ella avanza hacia su destino, la oscuridad de la noche parece envolverla, pero en su interior arde una llama de venganza que la impulsa hacia adelante.

Miku avanza hacia su abuelo con una mirada fría y determinada, ignorando sus súplicas desesperadas.

Abuelo: (entre sollozos) Miku, por favor, detente... ¡No hagas esto!

El abuelo retrocede instintivamente mientras Miku se acerca, con una mano extendida hacia él. De repente, Miku levanta el brazo y lo arremete con fuerza, golpeando al abuelo con un objeto cercano.

Miku: (con voz fría) No me detendré. Ya no hay vuelta atrás.

El abuelo Nakano cae al suelo, aturdido y herido, mientras Miku se aleja sin mostrar ni una pizca de remordimiento. La oscuridad de su mente la consume por completo, convirtiéndola en una sombra de su yo anterior.

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Ciudad - Calles

Miku camina por las calles con determinación, su cabello negro ondeando al viento, un reflejo de su cambio interior. Con una expresión fría y decidida, llega a una estación de policía y entra sin dudarlo.

Oficial de Policía: ¿En qué puedo ayudarte, señorita?

Miku: (con voz firme) Hay un hombre muerto en una casa. Deben investigarlo.

Oficial de Policía: ¿Puedes proporcionar más detalles?

Miku proporciona la dirección con calma, manteniendo su compostura a pesar de la gravedad de la situación. Sin decir una palabra más, se da la vuelta y sale de la estación, con un objetivo claro en mente: encontrar a Fuutaro e Itsuki.

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Nuevo capitulo. Espero les guste el capitulo y no se olviden de votar y dejar sus comentarios.

Capítulos faltantes para el final: 9

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