Cruce de talentos

By MartaGarzas

38.1K 4.8K 2.2K

Rebecca Armstrong es una escritora novel demasiado introvertida para publicar su arte. Odia con todas sus fue... More

Becky Armstrong
Saro
El evento
En la isla equivocada
El concierto
Una propuesta sorprendente
El primer contacto
Conocerse
Lawan
Jai
Acercamiento
Febril
Cambio de planes
Un antes y un después
Confesiones
Pai
Vietnam
Caos
Cita
Provocaciones
Revelación
Las cosas claras
Primera base
Juntas pero separadas
Esconderse
Despedida (I)
Control
Sanearlo
Despedida (II)
Amistad
Primer domingo

De viaje

1.2K 155 67
By MartaGarzas

—17—

    Creía que el viaje de vuelta sería un poco más incómodo, pero lo cierto es que la mitad del tiempo Irin se la pasa hablando con Freen sobre su carrera y mi vida y eso me permite conocerla un poco más profundamente.

    Después de estas ocho horas, la actriz ya sabe hasta la fecha de nacimiento de mi perro y, no conoce a fondo mis relaciones amorosas pasadas, porque estaba delante y he logrado impedirlo, pero sino, también estaría al tanto.

    Hacemos una parada técnica para que mi prima vaya al baño y Freen aprovecha para conseguir un café que le ayude a superar este último tramo.

    —Por favor, Becky, parecéis tan novias —susurra mi prima, mirando hacia el interior de la cafetería.

    —¡Qué dices! —suelto ligeramente avergonzada—. Si no hemos hecho nada.

    —Ten un poco de agua, Rebecca. ¿Quieres comer algo? Tocamiento en la pierna. ¿Estás cómoda? Te coloca un mechoncito de pelo en la oreja. Duerme algo, pareces cansada. Sonrisitas, sonrisitas. Bla, bla, bla —recita, repitiendo algunas de sus interacciones conmigo.

    —Perdona, pero a ti te ha tratado de la misma forma —le rebato—, es así de atenta.

    —Sí, pero no me ha mirado igual, Becky, que es que saltaban chispitas. Has pasado de odiar las novelas a convertirte en la protagonista de una de ellas.

    No me da tiempo a contestarle porque la actriz vuelve, pero me desesperan un poco las miradas burlescas que me va lanzando durante todo el camino restante como si supiera algo que yo desconozco.

    Estoy revisando mi cuadrante de esta semana y me sorprende no coincidir ningún día con Freen.

    —¿No grabamos nada de Jai y Lawan en estos días? —le pregunto.

    —¿Cuándo? Si tenemos sesión de fotos y después, viajamos a Vietnam hasta el viernes . El tiempo es limitado, Rebecca, no somos robots —comenta divertida.

    —¿Te vas a Vietnam?

    Me mira por un segundo extrañada, antes de volver la vista a la carretera.

    —Es parte de la gira promocional de "Red Sun" —me explica—. Está programado desde hace meses. Nos queda Vietnam este mes y Hong Kong el siguiente. Supongo que después pararemos un poco para hacer lo mismo con la nueva serie. ¿Seul no te había dicho nada?

    —No, que yo recuerde.

    La veo mirar por el retrovisor y sonreír un poco, antes de enfocarme de nuevo.

    —¿Por qué estás molesta? —quiere saber buscando mi mano y empezando a jugar con mis dedos—. ¿Porque Seul no te ha dicho nada o porque vas a echarme de menos?

Me giro de forma instantánea en busca de mi prima y me la encuentro apoyada contra el cristal, durmiendo con la boca abierta y entiendo el cambio en la actitud de la actriz.

—Porque después de estar estos tres días haciendo el tonto, no pensaba pasar cinco más sin verte —le confieso sin pensar.

Cuando me doy cuenta de lo que he dicho, siento el calor abrasarme las mejillas y pierdo la vista por la ventana buscando recuperarme.

Coge mi mano y me insta a colocarla encima de su pierna izquierda; y no sé si es un movimiento muy cuidado o pura casualidad, pero la deja justo al borde de sus pantalones cortos, permitiéndome sentir su piel caliente. Por un momento lo intento. Evitar el cosquilleo en la yema de mis dedos, ese que me está pidiendo a gritos que empiece a acariciarla, pero a los pocos segundos, acabo cediendo.

Ella, aprovechando que no la veo, cuela su mano por debajo de mi pelo y empieza a hacerme cosquillas en la parte trasera del cuello, lo que me obliga a mirarla.

—Habla con él, seguro que te invita a venir —comenta con una sonrisa—. Al fin y al cabo, estás en prácticas y la parte promocional es una de las más importantes del sector.

—Mis prácticas son de escribir guiones, Freen, no de promocionarlos.

    Mi móvil suena con varias notificaciones y aunque al principio me resisto a cogerlo, al fin, tengo que moverme para sacarlo del bolso, rompiendo nuestro contacto por el camino.

«Noey: Hola Becky. Espero que hayas recargado pilas, porque viene una semana movidita».

«Noey: También espero que estés libre de martes a viernes».

«Noey:  Y que no me mates».

«Noey:  Y que me cubras con Seul, porque había olvidado completamente que no te lo había dicho».

«Noey: Nos vamos de viaje a Vietnam».

«Becky: Eres un completo desastre».

«Noey: Pero me quieres así, ¿verdad?».

    —Tu silencio sepulcral y la cantidad de sonrisas que estás regalándole al teléfono me inquietan un poco, Rebecca —confiesa Freen, sacándome de mi ensoñación.

    Sonríe como si no le diera importancia, pero me parece entrever cierta seriedad que antes no estaba ahí.

    —¿Buenas noticias? ¿O es que es alguna de las amiguitas que dice Irin que tienes por Londres? —pregunta elevando las cejas de forma provocativa.

    Como si ella y yo fuésemos colegas que nos contamos ese tipo de cosas.

«Noey: ¿Verdad?».

    —No, es una amiguita que tengo en Bangkok —le confieso, chinchándola, porque ver a Freen un tanto celosa me está gustando demasiado.

    «Becky: Si estoy aquí es por ti. Mis labios están sellados»

«Noey: ¿Ves? No me equivoqué contigo».

Observo a Freen que se ha concentrado en la carretera según ella, para darme intimidad, pero a mí me parece un poco ofendida.

Guardo el teléfono y, tras comprobar que mi prima sigue durmiendo, vuelvo a colocar mi mano sobre su pierna, esta vez por voluntad propia, descansando en la parte interior de su muslo.

    —Te veo contenta —comenta como si nada.

    —Sí, es que tengo una cita —le digo bajando el tono y acercándome a ella como si de un secreto se tratara.

    —Qué bien —sentencia menos convencida todavía y desplazando su cuerpo lo más lejos que puede de mi persona, apoyándose con el codo derecho en la ventanilla.

    Suelto una carcajada al ver su reacción y cuelo una mano tras su espalda para tirar de su cuerpo y volver a posicionarlo a mi alcance. Sé que ella, pese a todo, me lo está permitiendo, porque si Freen no hubiese querido, se habría mantenido firme.

    —Yo también voy a Vietnam —le comento antes de darle un beso en la mejilla y volver a mi asiento.

***

    Nunca en la vida había viajado en primera clase y, aunque es un vuelo más bien corto, el asiento es tremendamente cómodo y amplio y las azafatas nos asisten constantemente. Supongo que es fácil acostumbrarse a lo bueno. Si hubiese tenido esto todas las veces que he viajado a Tailandia a ver a mi prima, sin duda habría doblado el número de visitas.

    Noey está sentada a mi lado, dándome indicaciones de todo lo que va a ocurrir pues será mi primer evento.

    —Permitiremos a los periodistas hacer algunas preguntas tras el lanzamiento de la fotografía promocional —me cuenta con calma revisando sus notas—, pero tranquila, no vas a tener que estar presente ni tendrás que contestar a nada.

    —¿Por qué tendría que hacerlo?

    —Porque esta va a ser también tu presentación en sociedad, Becky —contesta riendo, incapaz de creerse mi desconocimiento—. ¿No has seguido nunca ningún evento de este tipo?

    —Vino a uno obligada por su prima —interviene Freen con una mueca de disgusto desde el asiento de delante—, pero no quiso saber nada de mí ni de Heng. ¿Te puedes creer que me acerqué a hablar con ella y Rebecca solo pensaba en la prisa que tenía por irse?

    Noey se ríe ante mi cara de vergüenza y el puchero de la actriz.

    —¿En serio? —quiere saber sorprendida— Eso debió herirte el ego, Sarocha.

    —Y tanto que lo hizo —me envalentono—. Hasta me regaló dos entradas VIP para su siguiente concierto, supongo que para hacerme entender que era realmente buena y yo me estaba equivocando.

    —No te las regalé por eso —se defiende ella con rapidez—. Sino como disculpa por el empujón de Neung.

    —Wow, me he perdido muchas cosas —interviene Noey—. ¿Ya os conocíais de antes?

    —No, solo nos cruzamos por casualidad en el aeropuerto de Chiang Mai días previos al evento —le explica ella—. Y Neung hizo de las suyas.

    —Tu hermana siempre hace de las suyas.

    —¿Neung es tu hermana? —le pregunto sorprendida. No sabía que tuviera hermanos.

—Para mí siempre lo ha sido, aunque en realidad es mi hermanastra. Tuvo la suerte de nacer con el padre enrollado antes de que mi madre se divorciara y conociera al mío.   

—¿Vivías bajo una piedra en Londres? —suelta la asistente, volviendo a burlarse de mí.

    —Nunca me había interesado la telebasura —me defiendo como puedo.

    Y la cara que pone, me hace darme cuenta del error que estoy cometiendo al expresarme así.

    —Que no te escuche Seul definir su trabajo de esa forma.

    —Lo siento, lo siento —me disculpo con rapidez—. Es que es un contenido que solía saturarme muchísimo. Igual era culpa de mi prima, con su insistencia constante, pero yo siempre había preferido los libros.

    —Eras una rata de biblioteca, vamos. Oye, y entonces, ¿qué pasó? ¿Te gustó el concierto de Sarocha?

    Parece especialmente entusiasmada por nuestra historia y yo me centro en eso para alejarme de la cagada monumental que acabo de cometer.

    —Ni siquiera vino. Le regaló mis entradas a su prima y otra amiga y se quedó tan ancha.

    Enfoco a Freen para averiguar si su tono sarcástico arrastra algún enfado, pero no puedo acabar de descifrarla.

    —Por favor, si ya estábais destinadas a ser Jailaw antes de que te ofreciéramos este trabajo, Becky.

    No nos da tiempo a seguir hablando del tema, pues la megafonía informa de la inminente llegada al destino y Seul aprovecha para dar algunas indicaciones de cómo salir del aeropuerto.

    Freen se coloca sus gafas de sol, incluso dentro del edificio y una gorra oscura y sale primera, junto con Heng y Nam. Me parece una escena típica de película, cuando el protagonista pretende pasar desapercibido; un tanto exagerado. Pero cuando veo el cúmulo de personas aglomeradas en la puerta gritando sus nombres, puedo comprenderlo.

    Los de seguridad crean un pasillo y ellos caminan deprisa, con una sonrisa y saludando a ambos lados de manera aleatoria hasta entrar en una furgoneta.

    Detrás de ellos va Seul con la maquilladora y al final de todo, Noey y yo, cerrando el grupo.

    —Sonríe y saluda, Becky —me indica, y aunque siento que no nos prestan ninguna atención, hago lo que pide.

    Dentro de la furgoneta, se permiten relajarse. La actriz se quita la gorra y las gafas y se gira para mirarme.

    —¿Cómo te has sentido en tu primera aparición pública?

    —¿Cómo te sientes tú? —le rebato—. Debe ser agotador tener que aparentar frente a todo el mundo.

    —Bec, esa gente también tiene vida y ha perdido su tiempo en venir hasta aquí, esperar no sé cuántas horas, solo para vernos unos segundos —me comenta con más seriedad—. Son los que siguen nuestro trabajo, los que nos permiten crecer en este mundo. Nos apoyan y nos idolatran. Lo menos que podemos hacer es regalarles un poco de nuestro tiempo, aunque no siempre nos apetezca. Agradecerles su dedicación.

—Sigo viéndolo agotador, pero a su vez, también es bonito —cedo, dándole parte de razón—. La gente está loca por ti.

Me mira y sonríe, antes de acercarse más a mi posición para hablarme.

—¿Estás celosa, Rebecca? —susurra para que nadie más la escuche.

—¿Por qué tendría que estarlo? —pregunto con cierta chulería, tratando de defenderme de su ataque inesperado.

Ella sonríe, mordiéndose el labio inferior y me enfoca la boca por un segundo antes de volver a posicionarse en su asiento.

—Sarocha, compartes habitación conmigo, ¿verdad? —le pregunta Nam.

Y no me había planteado nada de ese tema. Imaginaba que nos pondrían habitaciones separadas y no tendríamos que discutir sobre eso. Pero me encuentro a la expectativa de su respuesta.

—¿Con quién quieres que duerma, con Heng, con lo que ronca? —contesta ella despreocupada.

Me decepciona un poco, aunque lo entiendo. ¿En qué momento pretendo que me elija a mí por encima de sus amigos de toda la vida delante de nuestro productor y su asistente? ¿Por habernos besado un par de veces? ¿Porque vino a verme a Pai? ¿Eso significa algo en concreto?

Me pierdo un poco entre esos pensamientos, fingiendo estar distraída con el móvil y no sé muy bien cómo sigue la conversación entre ellos, más allá de las quejas de Heng sobre su acusación de roncar. A veces son como niños pequeños.

¿Qué se supone que tengo con Freen? ¿Cómo se hace eso de conocernos y dejarnos fluir? Porque la verdad es que yo me encuentro siempre a expensas de ella, de su ritmo y sus tiempos. Es un terreno tan inestable como desconocido y no sé muy bien cómo actuar.

Cuando llegamos, descubro que voy a compartir habitación con Noey y eso me tranquiliza, pues no ha parado de darme información y consejos sobre lo que voy a encontrarme y cómo comportarme al respecto. Con ella me siento segura y además, nos hemos acercado mucho en este tiempo.

Estoy sacando la ropa de la maleta cuando llaman a la puerta.

—¿Cómo vais? —escucho preguntar a Freen—. Me ha dicho Seul que querías enseñarme algo.

—Sí —le responde Noey—. ¿No ha venido Nam?

—Está al teléfono con Kevin.

—Bueno, no pasa nada. Ahora iré a mostrárselo —comenta distraída tecleando en su tablet—. Becky, deja eso y ven con nosotras.

Le hago caso y me siento al otro lado de la asistente.

—Sé que hicimos algunas fotos deprisa y corriendo porque no esperábamos tener que presentar "Vivir o fingir" en este evento, aun así, sois maravillosas y han quedado increíbles —nos explica—. De todas, he seleccionado tres. Quiero que las veáis y me ayudéis a elegir la que va a hacer que el mundo entero colapse mañana.

—Una definición un tanto exagerada —comento.

—Tu incredulidad a veces me da escalofríos, Becky. Primero de todo, es una nueva serie y eso a la gente le va a encantar. Segundo, tenemos mucho público del colectivo, así que anunciar una pareja lésbica, va a romper esquemas. Tercero y pese a que fue un altercado en tu vida —dice ahora refiriéndose a la actriz—, tus fans van a volverse locas con que seas tú una de las protagonistas. Y cuarto, este trío de Anong, Lawan y Jai, les va a enloquecer en mayúsculas.

—Si tú lo dices —suelto encogiéndome de hombros sin acabar de creerla—. Venga, déjame ver las fotos.

Le cojo la tablet y al observar la primera, quedo totalmente impresionada. Es cierto que fueron deprisa y corriendo y yo no daba ni un duro por ellas, pero el resultado es espectacular.

En la primera, se ve a Lawan y Anong en primer plano, de la mano. Y en un segundo plano, mirándolas, el personaje de Jai. Tratando de enseñar la dualidad que vive Lawan pero también dejando claras sus prioridades.

La segunda es similar, aunque en esta ocasión, Lawan y Anong están de la mano paseando y Jai tiene un meñique entrelazado con el de Lawan, apareciendo detrás de ellas en la fotografía.

Puede que también describa muy bien la historia, pero la relación entre Jai y Lawan es más fuerte de lo que esas fotografías están transmitiendo. Eso es lo que a mí me parece.

En la tercera, Anong y Lawan siguen de la mano y Jai aparece justo al lado de Lawan, sin tocarla. Las tres en la misma línea temporal como si tuvieran la misma importancia, pero lo que me gana totalmente es que Lawan tiene la cara girada en dirección a Jai y se miran con intensidad. Lo cierto es que la forma en que Lawan observa a Jai me pone muy nerviosa de repente, porque sé que la fotografía muestra nuestros personajes, pero estoy convencida que Freen me estaba mirando de esa manera a mí y, visto desde fuera, impacta bastante.

—No me digas tu elección todavía —interrumpe mis pensamientos, Noey—. Envíame el número al whatsapp, que así es más emocionante.

Asiento y le devuelvo la tablet para que la actriz pueda tomar su decisión. La veo desplazarse entre ellas hacia delante y hacia atrás y entregarle el aparato a Noey.

—Voy a por la opinión de Nam. Espero también tu mensaje, Freen.

Tras eso, se levanta y se marcha de la habitación dejándonos a solas.

La actriz coge su móvil y le envía la respuesta, antes de dejarlo sobre la mesa y enfocarme.

—¿Cuál has elegido? —le pregunto rompiendo el silencio.

—¿Quieres hacer trampas, Rebecca? —comenta divertida—. Solo hay una que define a la perfección la situación que viven.

Al principio creía que era fruto de mi imaginación, pero desde nuestra conversación en Pai, he aprendido que Freen cambia el tono al que se dirige hacia mí cuando estamos a solas. Como si fuese un juego de seducción constante. Y por muy peligroso que sea, a mí me da por seguirle la corriente.

—¿Ah, sí? ¿Y cuál es esa definición?

—Que Lawan quiere estar con Anong, pero se muere por besar a Jai.

Y sus ojos se desvían un segundo de los míos mientras lo pronuncia. Una abierta declaración de intenciones.

—Pues a mí en la tercera fotografía, me ha parecido que era Freen quien quería besar a Rebecca —suelto de repente, deseando terminar de una vez con esto.

Sonríe satisfecha por un momento, mientras se desplaza por el sofá hasta detenerse a pocos centímetros de mí.

—¿Esa es tu elección?

Por dios, ¿todavía necesita preguntarme si quiero que me bese?

—Sí —le confirmo de todas formas, sujetando su camiseta a la altura del pecho y tirando de ella para que aterrice en mi boca.

Sus labios se mueven con prisa sobre los míos, como si llevara tiempo queriendo hacerlo, pero lo frena todo demasiado pronto.

—No sabes cuánto me gusta que me cojas así, Rebecca —confiesa.

Y yo me muero de vergüenza.

—Eres adorable —añade.

—Cállate de una vez.

Suelta una risa suave y vuelve a cerrar la distancia entre nosotras, acariciándome la nuca mientras me devora.

No habíamos vuelto a besarnos desde la interrupción en casa de mi tía, ni tampoco lo habíamos hecho como Jai y Lawan y lo echaba muchísimo de menos.

Cambia el ritmo del beso y lo ralentiza y profundiza a la vez. Al contrario de lo que cabría esperar, eso consigue acelerarme más todavía e intento controlarme. Le doy dos besos un poco más cortos antes de separarme.

—Yo también he votado esa —me confiesa bajando su mano en una caricia por la totalidad de mi espalda, hasta detenerse en la parte baja y quedarse ahí.

—A Nam no va a gustarle —le digo riendo.

Freen levanta su mano izquierda y me limpia un poco el labio inferior, antes de acercarse y darme otro beso corto. Su gesto es íntimo y cuidado y yo ya no sé qué diablos estamos haciendo.

—No te quejes, que soy yo quien va a tener que aguantarla enfurruñada toda la noche.

—Es lo que tiene engañar a tu mujer con tu amante y luego volver a dormir a casa con ella.

Freen me observa con el ceño fruncido durante unos segundos antes de contestarme.

—Estoy aprendiendo a interpretarte, Rebecca. Siempre sueles usar muchas metáforas cuando quieres hablar de algo que te incomoda —comenta sorprendiéndome—. ¿Preferirías que hubiese elegido dormir contigo?

Su perspicacia me deja totalmente parada. Ni siquiera yo era realmente consciente de que quería llevar la conversación ahí.

—En realidad lo entiendo —le contesto con sinceridad—. Que compartas habitación con ella es lo más normal del mundo.

—No te he preguntado eso —insiste desviando su mano de mi espalda a mi cintura—. ¿Preferirías que hubiese elegido dormir contigo?

Sus ojos me están taladrando sin piedad, exigiéndome una respuesta sincera porque ella ya está haciendo suficiente con plantearla.

—Sí, me hubiese gustado, sí —le confieso.

Yo también estoy empezando a conocerla lo suficiente como para saber que la sonrisa ladeada que está poniendo ahora no es augurio de nada bueno.

—¿Solo para dormir?

La rojez de mi cara debe ser totalmente evidente tras su pregunta.

—Sarocha, por favor, deja de hacerme ese tipo de comentarios —me quejo levantándome y alejándome de ella—. No sé qué pretendes que te conteste.

—Vale, vale, perdona —dice riendo mientras se levanta deprisa y me retiene desde atrás, por la cintura—. Solo estaba bromeando.

—Pues te agradecería que no lo hicieras tan a menudo. La situación ya es lo suficientemente extraña entre nosotras.

—Sigo sin saber lo que me pasa contigo —me susurra manteniendo su agarre y dándome un beso en la base del cuello.

—Lo recuerdo, me lo dijiste hace solo tres días.

Aunque suene un poco fría, su gesto me ha derretido por dentro.

—Pero me gusta estar contigo —continúa, dándome otro beso un poco más largo en el mismo lugar—. Me habría encantado pasar la noche aquí, y yo tampoco sé dónde habríamos llegado, pero seguro que te besaría mucho y dormiría poco. Y mañana sería una zombi a la que tendrían que maquillar demasiado para un evento importante.

—Eso suena a un mal plan —comento dándome la vuelta entre sus brazos para mirarla.

No consideraba a Freen una romántica, pero desde luego sabe hablar muy bien cuando quiere.

—¿Cuál? ¿Besarte mucho?

—No idiota, esa esa la única parte buena. Me refiero al dormir poco y a que te conviertas en zombi.

—Quien sabe, igual soy una zombi muy guapa y sexy y sigues queriendo besarme.

—Prefiero hacerlo en esta versión —sentencio antes de acortar las distancias y besarla con intensidad.

Que me he hecho la dura cuanto he podido, pero sus confesiones cada vez más casuales me desarman por completo.

Continue Reading

You'll Also Like

54.7K 3.7K 41
" ¿Por qué si estoy tan cerca de ti siento que estámos cada vez más lejos? ¿por qué siento que cada vez que lo intentamos es como si algo me empujase...
45K 4.3K 30
Los accidentes pasan, las ganas de ser la mejor en lo que te gusta existen, pero ¿qué pasa cuando ambas cosas se unen? Freen, una ex patinadora artís...
12K 887 9
Éste es un fanfiction de The Olw House,sobre de que hubiera pasado su Luz Noceda tiempo antes de atravesar el portal a las islas hirvientes,se unia a...
1K 109 7
Becky es quien comenzó a llenar su libreta de canciones. Freen nunca estuvo centrada en una persona, pero ella, aquella delicada rosa que la vida le...