La idea de manejar desde casa hasta Beacon Hills parecía buena al principio. Yo en carretera escuchando a mis artistas favoritos por la radio, parando cuando quiero, cantando, etc. Parecía genial.
Excepto por la parte en que mi casa queda literalmente en Nebraska... 1092 millas de distancia.
¿Sabes lo que son casi 24 horas manejando? porque hace 20 horas yo tampoco lo sabría. Pero ahora sí que lo sé y mis pantorrillas adormecidas también.
Dios, ¿Por qué diosito me hizo tan terca? Fran me ofreció más de dos veces pagarme un pasaje de avión y dije que no...
Lo único que me reconforta es que según el mapa me quedan veinte minutos para entrar a Beacon Hills.
—Voy bien, Fran.— digo por quinta vez, es la quinta vez que me llama por teléfono para saber cómo estoy y juro que la primera vez fue divertido pero ahora me dan ganas de lanzar el celular por la puta ventana.
—¿segura?
—te aseguro que estoy bien, mira, ¡aleluya!
—¿que?
—es el cartel de "bienvenidos a Beacon Hills"
—¿llegaste?
—Al pueblo si, me falta para llegar a la casa del Tío, te voy a colgar para revisar bien que calles debo tomar.
—oh mi hermanita, tan adulta viviendo...
—Chao Francisco.— cortó la llamada con un poco más de agresividad de la necesaria.
Escucho un ruido horrible proveniente del auto y decido detenerme,
—No jodas, 20 horas conduciendo y decides fallarme ahora que ya me queda tan poco.
Toco la llave rezando todos los padrenuestros posibles antes de girar la llave, el motor interna con todo lo que tiene por arrancar, trato dos y tres veces mas pero me rindo en cuando miro el tablero del auto, la aguja de la gasolina indica que no queda
—Mierda pero si te llené el tanque recién.— apoyo mi frente en el volante, cierro los ojos buscando paciencia en mi cuerpo exhausto
joder, solo a mi me pasa esto.
Abro la puerta y salgo del auto, son las siete de la tarde y el sol se está ocultando.
—Piensa, Alexandra, piensa...
Un auto cruza a toda velocidad por la calle, entonces la ampolleta ficticia sobre mi cabeza se enciende.
—Como en las películas.— digo para mi misma. Me paro justo al borde de la calle, me inclino y apoyo mi culo en el auto esperando que otro auto se digne a aparecer antes de que el sol desaparezca.
Si nada pasa en los próximos veinte minutos entonces tendré que tomar mis maletas y caminar...
Miro al cielo como las estrellas poco a poco empiezan a aparecer aun cuando el cielo sigue claro. Lo bueno de este lado de california es la tranquilidad, Me encuentro en compañía del viento, los árboles y los pájaros que no paran de cantar.
—Tarara.— empiezo a tararear la canción que hace un rato sonaba en la radio.— Magic, madnes... mmm, oh my god, look at that face.
Escucho que un auto se aproxima y decido no pedirle que se detenga. Es un auto deportivo ¿Quién usa un deportivo en un pueblo? seguramente un demente.
Por la distancia seguro que ese conductor aún no me ve. Corro detrás del escarabajo y me oculto. El motor del auto se escucha como se aproxima poco a poco.
Me siento en las piedras mientras espero que el auto pase de largo.
—New money, suit and tie.— sigo tarareando la canción. Tomo mi cabello castaño y comienzo a hacerme una trenza improvisada.
El motor se detiene junto a mi auto y eso hace que deje de tararear la canción, me encojo nerviosa.
Ya imagino los noticieros. "Sobrina de alguacil asesinada en carretera"
—Oye niña.— escucho que habla un hombre. me encojo aún más.
La puerta de su auto se abre, agarro una roca con mi mano esperando a atacar si es necesario. Si soy astuta entonces podré tomar su auto y fugarme.
Las piedras crujen bajo sus pisadas. Me hago bolita en el piso
se detiene en silencio a una distancia prudente. Alzo mi cabeza lentamente encontrándome con unos ojos cafés que me miran con aburrimiento. Levanta las cejas esperando que yo diga algo.
Me limito a sonreír inocente
—¿Qué haces?
—Me escondo.— digo mirándolo hacia arriba.
—¿de quién?
miro alrededor.
—Aparentemente de ti.— digo. El se acerca y estrecha su mano esperando que la tome.
No lo hago y me pongo de pie por mi cuenta sacudiéndome el polvo.
—¿es tuyo?.— baja la mano sin darle importancia. Señala el auto y yo asiento.
—Se me acabó la gasolina.— digo haciendo una mueca. Miro el horizonte, el cielo sigue claro pero ya no hay rastro del Sol.
—¿te llevo?
lo miro con desconfianza
—no te ofendas, pero no te conozco de nada y te ves como el tipo de hombre que mata por diversion.— me mira sin mostrar ni un poco de diversión en su cara. Me remuevo incómoda.
—Bueno, que pases buena noche.— dice caminando hacia su auto.— Yo que tu dormiría dentro del auto, es temporada de lobos.
Lo miro abrir su puerta.
Dudo por un microsegundo. Mis opciones se limitan a dormir aquí, irme caminando o irme con este sujeto.
—Espera.— digo frotándome la cara. Rodeo el escarabajo rojo y me paro frente a él.
—Toma lo que necesites y te llevo.— dice poniéndose unas gafas de sol (totalmente innecesarias a mi parecer) y sentándose en el asiento del conductor.
Corro hasta mi auto y tomo mi mochila. Las llaves de mi auto, mi teléfono y subo al auto negro.
El arranca apenas me subo al auto, yo me apresuro a ponerme el cinturón.
—¿Quién eres?.—me pregunta sin despegar la mirada del camino, una mano en el volante y la otra en la palanca de cambios.
Me aclaro la garganta. Apoyo mi espalda en el asiento.
—Me llamo Alexandra.— digo mirando por la ventana. después de notar que el no dice nada volteo a verlo.
El me mira y voltea los ojos
—Soy Derek.—Se quita los lentes y los deja en el costado de la puerta.— Oye voy a necesitar que me digas para donde vas.
—Claro deja reviso la direccion en mi telefono.— tomo el aparato en mis manos y como si el universo me odiara, la pantalla se va a negro.— Se me agotó la bateria.
Derek me señala el cable que está conectado a su auto. Sonrio aunque él no lo ve, tomo el cable y lo conecto al teléfono.
Espero a que encienda
—¿Vienes a ver a alguien?.— me pregunta haciendo sonar su cuello.
Trato de no tener miedo pero este sujeto no colabora.
—Si, a mi tio.— digo mirando los arboles.— Me vengo a quedar con él por un tiempo
—Dime su nombre, tal vez lo conozco.— dice mirándome por un segundo para luego volver el rostro al camino.
Tiene sentido que pueda conocerlo, después de todo mi tío es el alguacil del pueblo. Aunque no se que tan bueno sea si conoce al hombre que arrestar gente peligrosa...
—Se llama Noah, es el sheriff de aqui.— digo mirando por la ventana. El silencio es interrumpido por un suspiro lleno de rencor de su parte. Lo miro incommoda.— ¿que?
—Tu tío es el sheriff stilinski.— dice más como una afirmación, de todas formas asiento.
—así es.
—por supuesto que si.— dice a regañadientes.— se muy bien donde vive el sheriff, llegaremos en unos minutos.
—Genial.— digo tratando de no parecer incómoda ante su repentina actitud.
Las casas comienzan a aparecer, nos adentramos al pueblo y luego de un rato Derek detiene su auto. Me mira.a
—Esa casa de ahi.— señala una casa que está varias casa de distancia.— esa del auto azul, ahí vive tu tío
—¿y porque me dejas tan lejos?.— pregunto divertida, me giro a verlo y detengo mi risa en cuanto veo que a él no le parece en absoluto divertido.— gracias por traerme
—Si sobre eso, no le menciones mi nombre a tu familia.— lo miro con desconfianza
asiento intimidada por su mirada, alza una ceja y es mi señal para bajarme de una vez del auto. Tomo mis cosas y bajo del auto.
Estoy por decir adiós pero él arranca sin más dejándome de pie en la acera.
—Rarito.— digo para la casa que se supone que es de mi tío. Al llegar toco la puerta con mis nudillos.
Quiero mucho al tío Noah y a Stiles pero no puedo evitar sentirme incómoda por todo esto. Viviré con un primo al que vi por última vez hace tres años y fue para el funeral de mi Mamá. Entenderás que estaba demasiado ocupada llorando como para convivir con la gente que venía de lejos.
La puerta se abre y un chico pelinegro que no conozco de nada me mira.
Retrocedo para mirar el número de la casa. Miro el jeep que se muy bien que pertenece a mi tio
—¿Alexandra?.— me pregunta. Lo miro con los ojos entrecerrados.
—¿Stiles?
—oh no, yo me llamo Scott.
—ok... ¿Esta es la casa de Stiles?
—Si, pasa.— me abre para que pueda entrar.
—Oye disculpa la pregunta, pero ¿quién eres?
—¿Lexi eres tú?.— aparece mi primo por el pasillo. Sonrio aliviada de que no es una casa desconocida. Me abraza.
—Hola Stiles
—No sentí tu auto llegar, Papá mencionó que vendrías en un auto rojo
—ahm sí, pero me quedé sin gasolina al entrar al pueblo.— me encojo de hombros.
—¿Pero por qué no me llamaste?
—No quise molestar.— digo aun con mi mochila en el hombro.— eso y aparte no tengo tu numero.
—Ah claro. Dame tu mochila te acompaño al que será tu cuarto.— dice tomando mi bolso en sus manos.— ya conociste a Scott, mi mejor amigo.
—Si.— miro a Scott con una sonrisa tensa.
—Papá llegará en media hora más, se le alargó el trabajo hoy.— dice subiendo las escaleras. Lo sigo.— oye ¿y viniste caminando hacia acá?
—No, un sujeto me trajo.— stiles me mira hacia atrás con una mirada curiosa.
—No deberías subir a autos de desconocidos.— dice con una sonrisa burlona.
—Mis opciones eran pocas.— digo entrando a la habitación que él me señala. EL viene detrás
—Me alegra que estés aqui.— dice el castaño dejando mi mochila en el piso.— cuando le dijiste a papá que vendrías el... enloqueció un poco.
Me giro a mirarlo
—en el buen sentido, claro.— dice señalando la habitación que parece recién remodelada.— Fran le dio dinero para comprarte una cama, papá se emocionó de mas y te compró cortinas, muebles, lámparas.— dice sentandose en la cama de color verde agua.— El librero fue idea mia.— dice lleno de orgullo, me mira.— ¿aun lees, verdad?
—Si, aun leo.— sonrío.— Traje una maleta llena de libros pero quedó en el auto.
—Mañana iremos por él, después de la escuela.— dice, yo me quedo parada en la mitad de la habitación.
—Stiles.— susurra Scott que se quedó en la entrada.— creo que deberías dejar a tu prima acomodarse.
Stiles mira a su mejor amigo con confusión, aunque no los veo se que están haciendo caras y susurrando cosas. Entonces Stiles se pone de pie
—Scott tiene razón. Baja en media hora, la cena estará lista.— asiento con una sonrisa.— oh Lexi, ¿no viste nada raro mientras venías para acá?
—¿yo? no, nada, ¿por qué?.
Stiles me mira una expresión extraña que no logro leer.
—Oh no es nada, solo que es temporada de Lobos.— dice justo como Derek había dicho antes.— Nos vemos en la cena, primita.
Sale de la habitación y cierra la puerta.
Me dejo caer en la cama. Giro a ver mi mesita de noche donde descansa mi lámpara. Hay un cuadro con una foto que jamás vi antes.
Me estiro y la tomo entre mis manos. tomo la nota que estaba pegada y decía: No es tu lugar a menos que tenga un pedacito de tu hogar. N.S
Es del tío Noah.
Una foto en una mesa de picnic, junto a un lago que hasta ahora creí que solo era parte de mis sueños. Sentados en una manta de cuadros roja con blanco está sentada una familia. Somos nosotros, todos.
El tío Noah, su esposa, Stiles, Mamá, Papá, Fran y yo.
Stiles y yo en esta foto nos vemos pequeños, debemos tener apenas 2 años. Fran se ve de 10 años y sostiene una pelota de fútbol en su brazo. Nos vemos contentos, riendo, Yo estoy en brazos de mamá...
Voy a agradecer al tío Noah por esto después.
***
Son las doce de la noche y estoy acostada en mi nuevo cuarto, cenar con los chicos Stilinski fue algo que necesitaba hace tiempo, ojalá Fran estuviera aquí. Por supuesto lo llamé por teléfono apenas terminamos de cenar.
La puerta se abre, es stiles con su pijama.
—¿puedo pasar?
—si, claro.— él cierra la puerta tras de sí, la poca luz que la luna entrega me deja verlo.—¿quieres acotar un rato?
—Bueno.— dice Stiles encogiéndose de hombres y acostándose junto a mi. yo estoy debajo de las sabanas y él sobre ellas.
—¿tu escuela usa uniformes?.— pregunto luego de un rato de silencio mirando el techo
—No, puedes usar lo que quieras.— dice con la mirada fija en el techo
—genial, ¿a que hora empiezan las clases?
—a las ocho... Si quieres mañana te presento a mis amigos.
—¿Tu tienes amigos? creí que seguías siendo un ermitaño.— lo molesto, el me mira ofendido
—Disculpa pero yo siempre fui muy popular
—Jamás lo fuiste.— me rio al verle la cara de indignación.— inventabas amigos, como esa vez a los 9 años cuando me dijiste que tenias un monton de amigos, cuando te pregunte sus nombres empezaste a inventarlos.
—no es cierto
—Te atrapé cuando me di cuenta que eran nombres de personajes de películas.
—Yo no recuerdo eso.— dice cruzándose de brazos
—Oh ok.— digo mirando el techo en silencio.— ¿sigues siendo novio de Leia?
—oh no qué vergüenza.— se cubre el rostro entre risas
—¿Mañana me presentaras a tu gran amigo Ron Weasley? .— lo sigo molestando. El enrojece de la risa.— admito que cuando me dijiste sobre Leia te creí porque yo no veía Star Wars, pero joder Stiles soy la mas fan de la saga de Harry Potter
—¡Yo tenía ocho años!
—buen mentiroso desde entonces.— me río, apoyo mi cabeza en su hombro.
—Te extrañaba, Lexi.— dice entre risitas.
—ahora no te vas a deshacer de mi.— digo cerrando los ojos.— Será como cuando éramos pequeños
—si.
lentamente caigo en los brazos de Morfeo.
Abro los ojos porque el sol me ataca sin piedad. Miro el reloj digital sobre la mesa.
—¡PUTA MADRE, STILES!.— grito y Stiles se cae de la cama del susto.— ¡QUE SON LAS 7:40!
—Vamos a llegar tarde, mierda corre.