Lo que no dicen del amor PGP2...

By farfallafugace

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El amor es impredecible, caótico y no conoce barreras. Eso lo aprenderán April y Alexia, cuando al enamorarse... More

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By farfallafugace

Por el contrario, en la noche de esa misma fecha, Alexia se encontraba en la terminal despidiendo a su primo, tenía mucho camino que recorrer, así que debía partir pronto, ya el invierno llegaría a su fin, así que tenía que volver a la granja.

—Te voy a extrañar… algún día seré yo quien vaya a verte —susurró Alexia.

—Morirías en ese calor… a veces se pone insoportable —dijo mientras reía y se marcaban sus líneas de expresión—ash, quisiera no trabajar tan lejos, me harás mucha falta, nos vemos el otro invierno, vendré lo más rápido posible, lo juro.

La muchacha no quería que su primo se fuera, pero él ya le había dicho que tenía que hacerlo sí o sí, puesto que debía mantener su trabajo, ya que le pagaban bien y no se hallaba siendo explotado.

—Ten esta canasta, te hice galletas, son tus favoritas, te las hice con mucho cariño, así que te las comes. Aquí tienes 2… 3 botellas de agua. Jugo de naranja, otro de mora con mango, ese es para dentro de un rato, aún no está listo para tomar, pero sabes que la mora se daña rápido así que apenas el hielo se vaya, te lo tomas y también te hice panqueques, son de espinacas, unos buñuelos —susurró con una sonrisa.

—Gracias Ali, te quiero mucho —confesó envolviendo a la chica entre sus brazos.

En el transcurso de una hora los primos ya se estaban despidiendo y no fue sino hasta que el chico se subió al bus y partiendo el bus Alexia emprendió camino a la salida del terminal.

—Mañana me toca ir a la biblioteca… ¿Juan Carlos trabajará? Le voy a avisar que no podré ir temprano por si acaso no quiero perder ese trabajo. No me conviene que eso pase —mencionó sacando su teléfono.

Alexia:
Muy buenas noches, Juan Carlos, le mando este mensaje para poder comunicarle que el día de mañana no podré asistir a las 8 AM como acordamos, puesto que debo asistir a mi otro trabajo. Pero si le parece, puedo llegar en la tarde.

Juan Carlos:
Buenas noches para usted también señorita Alexia, muchas gracias por hacerme llegar la información. Y descuide, puede llegar a la hora que salga de su otro trabajo, ya que solo me tocará trabajar por la tarde, puesto que mi niña se ha enfermado de nuevo. De antemano le agradezco la información, la espero mañana cuando pueda asistir.

Alexia:
No se preocupe, estaré en el transcurso de la tarde, le doy mi palabra.

La muchacha decidió guardar su teléfono y se dispuso a buscar un taxi, pero por la hora nadie le hacía la carrera, así que aun con un poco de esperanza volvió a sacar su móvil y llamó a su mejor amigo.

Pasaron dos tonos y el muchacho respondió.

Alexia (Por llamada)

Hola, ¿qué haces?


Por si a las moscas era mejor que preguntara, quizá si le decía «ven a buscarme», eso llegaba a ser invasivo ¿No? Tal vez no estaría disponible y la muchacha lo estaba molestando. Quizá alguien le hacía compañía.

Ángelo

Estoy viendo una película, ¿por qué? Tú nunca me llamas a esta hora, ¿pasó algo grave…?

Alexia:

No, nada, puedes estar tranquilo, lo que sucede es que estoy en el terminal del pueblo, estaba despidiendo a Manolo que ya debe regresar a laborar… y me encontré con que no hay taxis.

Por un momento hubo un silencio largo y la muchacha revisó la pantalla de su celular para ver si la llamada seguía en curso.

Alexia

¿Hola?

Ángelo

Amiga, ya voy a buscarte, me estoy vistiendo, espérame unos minutos, mejor ingresa al terminal adentro estás más segura.

Después de esas palabras la chica finalizó la llamada y se dirigió al interior del terminal para esperar a su amigo.

Los minutos parecían eternos, Alexia ya se había acabado de morder todas sus uñas, los niños llorando; personas discutiendo porque su bus no había llegado y cuando su teléfono sonó avisando de un mensaje de texto se emocionó.

Ángelo:
Estoy afuera sal…

«Por fin.» Pensó. «Ya no resistía más.»

—Hola amiga —saludó de forma alegre.

—¿Cómo estás? Lo siento, eras mi única opción —el chico no mencionó nada al respecto pero le sonrió.

Alexia puso música en su celular cuando se dio cuenta qué el silencio en el auto de a poco se estaba volviendo incómodo.

—Y bien, el otro día que llegaste de la ciudad no me contaste que fue lo que pasó en casa de Justin… siento que hay mucho gato encerrado.

«Ya había olvidado todo ese asunto, fue una noche loca.» Pensó. «Los recuerdos bombardean mi mente. Recordarla a ella alteraba la dopamina en mi cerebro.»

Alexia trató de que su amigo olvidara el tema, no obstante, no le funcionó. Su amigo la observó pidiéndole que hablara.

—Recuerdo que en un momento. Ya estábamos demasiado borrachos para entonces, Justin me hizo besar a April…

—Qué malo, pero sin duda las quiere juntar.

Esas palabras dejaron a la muchacha pensativa, quizá Ángelo tenía razón y Justin lo más seguro es que buscaba que fueran parejas, pero no le daría vueltas a ese asunto.

—También recuerdo que April pasó mucho rato mirándome, no sé cómo tomar esa información, pero sin duda ella no es heterosexual —contó Alexia riendo.

El chico se quedó anonadado ante aquella información, lo podía creer de su amiga, pero de alguien que no conoce le costaba.

—¿Tú y ella han hablado?

—Una sola vez, me la encontré en el puente que lleva a mi casa y nada más fue para disculparme.

—¿Cómo que para disculparte? ¿Por qué lo harías? Ella era la mirona.

La muchacha lo analizó by era verdad ella no se tuvo que haber disculpado, pero habían tenido sexo y bueno no sabe quién lo propuso así que lo mejor era buscar que la perdonara.

—Es que… tuvimos intimidad, ¿sí? Y esa de seguro que fue mi idea…

La confesión dejaba shockeado a cualquiera y Ángelo no sería la excepción.

—Bueno, llegamos…

—Sí, gracias… oye, pero esta no es mi casa… ¿Qué hacemos en este lugar?

—Yo… te voy a invitar a comer, no te irás a dormir sin nada en el estómago que te conozco, sé bien cómo eres cuando se van tus primos —Esas palabras hicieron sonreír a la muchacha. Ángelo bajó del auto y rodeándolo se acercó al lugar de su amiga y procedió a abrirle la puerta y la ayudó a bajar.

—Oh, qué caballero —dijo con una mirada y sonrisa seductora.

—Siempre quiero dar lo mejor de mí —respondió.

Después de esas últimas palabras, los chicos ingresaron al interior del restaurante.

—Por allá hay una mesa, ve a sentarte y yo hago los pedidos.

—¿Yo no puedo ir contigo? Digo para saber qué es lo que voy a pedir —preguntó con una sonrisa a lo que su amigo asintió.

Esa noche Alexia tenía el estómago un poco revuelto, siempre le pasaba cuando tenía un mal presentimiento. Pero tomó la mano de Ángelo y se dirigieron a pagar.

«Ojalá que Manolo no tenga problemas para llegar.» pensó. «Espero que no le pase nada grave.»

—¡Lexy!

—...¿Qué? ¿Qué pasó? —el grito la alteró poniéndola demasiado nerviosa.

—¿Qué vas a pedir? ¿Está bien? ¿O te parece bien irnos? Estás pensativa… Hay mucha gente.

—No te preocupes, de verdad estoy bien —culminó.

El mal augurio que sentía Alexia en ese momento no la dejaba pensar con claridad.

—Yo voy a pedir… ¿De casualidad que hay?

—Buenas noches, señorita, me presento mi nombre es Guillermo y les atenderé esta noche. Tenemos variedad de platos, entre ellos: Paella, arroz con pulpo o con pollo; burritos, tacos, hamburguesas y pizza, ensalada rusa y cesar; de tomar agua mineral y malteadas. No disponemos de frutas por el momento —mencionó alegre.

—Quiero… una ensalada César y un agua mineral, por favor.

—Perfecto, aquí mi compañero les ayudará a conseguir una mesa…

Los amigos siguieron al muchacho uniformado hasta una mesa que estaba un poco alejada, pero se sentía bastante cómodo al tener un poco de silencio.

—Amiga, me estás preocupando… si quieres pido la comida para llevar…

—No es necesario, estoy perfecta…

—Aún piensas en esa muchacha, ¿no?

—Quisiera negarlo, pero ahora resulta que me la encuentro cada vez que voy a cuidar a la niña.

—¿Y no han hablado en todo este tiempo? ¿Y cómo es que ahora cuidas a una niña?

—Ah, no te he contado eso…

—Tenemos mucho que hablar por lo visto…

Alexia se sentía nerviosa, contenta, emocionada, indecisa, decidida, sentía el miedo recorriendo sus venas, tenía temor de lo que pensaría el chico; sin embargo, consiguió soltar las palabras y lo puso al tanto de aquella situación.

Se perdieron tanto en la conversación que no supieron cuando había pasado tanto tiempo que sus pedidos habían llegado. Lo habían sentido como segundos.

Alexia le contó a Ángelo lo que disfrutaba en su nuevo trabajo, las nuevas locuras que día a día iba descubriendo de Coraline.

Luego no supo cómo, pero terminó hablando de sus sentimientos hacía April, Ella entendía que April solo tenía los prejuicios que le habían inculcado. Pero es que ni siquiera la había querido perdonar cuando se lo pidió y eso la traía abrumada.

No creyó que su conversación fuera capaz de causar algún alboroto, pero al parecer se había equivocado.

—Buenas noches caballero… Mmmm, hola…

—¿Qué se le ofrece? —preguntó Alexia con una sonrisa falsa porque presentía para qué se había acercado la señora.

—¿Saben que su conversación no es adecuada para los niños?

La muchacha respiró profundo, se sentía cansada, nunca podía hablar a gusto sobre sus cosas porque siempre alguna persona le buscaba problemas.

—Deberían guardarse esos temas… para la casa…

Ante aquellas palabras miró a los lados buscando miradas de infantes. Pero como siempre, no encontró ninguna.

—Mire, señora, con el respeto que aún le puedo brindar… Yo no veo a niños o niñas pendientes de la conversación que estoy teniendo con mi amigo. Ni siquiera a sus padres… así que deje de joder.

La mujer miró indignada a Alexia, pero era cierto los niños no estaban pendientes de su alrededor, pero de igual manera estos temas deberían tratarse en privado.

—Eso no quita que su conversación sea indecorosa —mencionó en un tono egocéntrico.

—Pero… ¿Qué de impuro tiene la conversación?

—¿Hablar sobre una mujer y tus sentimientos hacia ella… eso no te parece impuro? Siendo que eres mujer —preguntó con una expresión en su rostro como si fuera obvio a lo que se refería.

—A ver… que sepa que me estoy cansando de usted, así que por favor le pido de la manera más amable que he podido encontrar en lo más profundo de mi ser, que se retire o llamaré a seguridad…

—¡Llámala, no me importa! ¡Pero que sepas que eres una desviada! ¡Y que te irás al infierno!

—¡¿Y no creo que eso sea problema suyo?! Además, que si yendo al averno me puedo librar de personas cómo la escoria que tengo enfrente con todo el gozo, me voy —mencionó señalando a la mujer quien por supuesto se ofendió.

—¡Pero los niños no deben ver estas vulgaridades! Ni siquiera saben que van a ser cuando sean mayores, como para andar sabiendo de una cuerda de desviados.

—Señora… ¿No le da vergüenza hablarle así a ella? —dijo un pequeño niño de unos 5 o 6 años.

—Nene no te metas en conversaciones de adultos…

—Usted está gritando mucho, y despertó a mi hermano. Aparte que Alexia es buena persona, no entiendo por qué la pelea. Mi abuela dice que ella es una linda muchacha y estaría muy enojada si escucha lo que le está diciendo —mencionó señalando a una mujer que parecía su madre—y por cierto, yo sí sé lo que quiero ser de grande. Y voy a ser científico.

El niño luego de eso se fue junto a su familia y la señora siguió discutiendo.

La conversación cada vez subía más de tono, y nadie trataba de hacer algo al respecto.

—Mira… niñita, a mí no me interesa, y creo que a nadie más lo que haces, solo no vayas ventilando por ahí todas tus vulgaridades.

Luego de una acalorada discusión sacaron a la señora por crear disturbios y molestar a las demás personas, ambos amigos comieron con tranquilidad y cuando terminaron pagaron. Mejor dicho, que Ángelo pagó se retiraron y el chico se dispuso a llevar a su amiga a la casa.

No tardaron mucho en el camino y apenas se detuvieron, Alexia bajó y se despidió del muchacho e ingresó a la casa, como ya había comido se dirigió de una vez a su habitación, pero a pesar del tiempo transcurrido no pudo cerrar el ojo. April no salía de sus pensamientos.

Deseaba verla aunque fuera un rato, pero ya la noche había abrazado y si la veía por ahí seguro que llamaba a la policía o Justin le mentaba la madre.

Después de haber llorado por horas, no se dio cuenta cuando su cuerpo entró en una relajación extrema y durmió a gusto, nada podía despertarla, ni siquiera la fuerte tormenta.

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