El amor es impredecible, caótico y no conoce barreras.
Eso lo aprenderán April y Alexia, cuando al enamorarse de la manera más inesperada, deban enfrentar toda una montaña de problemas y discriminación.
Familia, amigos, desconocidos.... todos tendrá...
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«Ya es tarde otra vez, me van a colgar esta sí es seguro que no me la perdonan.» Pensó. «Bueno, al menos veré a Ciro.»
La muchacha luego de hacer sus necesidades se fue a la ducha.
—Ardillita, ya está listo el desayuno. Se te hizo tarde de nuevo, apúrate, ¿por qué te gusta dormir tanto? De verdad que no lo entiendo —avisó.
—¡Voy! —respondió con una sonrisa— ¡y para aclararte muscules, es porque es sabroso dormir!
Ella terminó de ponerse el uniforme y bajó y logró divisar a Damon dándole un tierno beso a Justin.
«Qué lindos se ven, y que felices» Pensó. «Me pregunto sí algún día podré verme feliz con alguien cómo lo es Justin con Damon.»
—Buenos días chicos, ¿descansaron?
—Oh, hola, nosotros sí, ¿y tú? —preguntó Damon.
—Bastante bien, gracias por interesarte ¿Qué hicieron ayer?
—Eh, ¿antes de venir acá? —April vio a su amigo y con una sonrisa asintió.
—Maravilloso que preguntas por eso y no por otra cosa, bueno, cenamos en tu restaurante favorito que es el único que está abierto en la noche íbamos a ir a la casa de una persona, y ¡esa persona! Que no diré su nombre porque no soy chismoso, olvidó sus llaves y nos tocó venir acá con una tormenta de nieve —relató.
—Oh, pero ¿Qué harás ahora? —preguntó— ¿Y por qué otra cosa iba a escudriñar? Que yo sepa no soy una pervertida sexual, no debo averiguar lo que pasó anoche en tu habitación —susurro aguantando la risa.
—De verdad perdónalo. Creo que le hace daño trabajar hasta tarde y respondiendo a tu pregunta, me toca llamar a un cerrajero para que me cambie la cerradura de la puerta —mencionó Damon.
Luego de esa conversación, con ánimo, April se acercó a los chicos y los abrazó sentándose a desayunar junto a ellos.
—Parece que va a nevar, es mejor salir abrigados, April ¿Quieres que te lleve a tu trabajo?
—No, Damon, de verdad gracias por ofrecerte, pero el hospital me queda aquí cerca —el chico sonrió y asintió.
—Al menos lleva un buen abrigo, por si a las moscas.
April como cosa extraña se encontraba feliz, tal vez lo estaba, ya que vería a Ciro. El apuesto muchacho que fue tan amable con ella.
