ALPHA PLEASURE (YOONSEOK) - T...

By MelanieGerpeLen

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☽ Min Yoongi ansiaba venganza. Como único y último heredero del legado de las tribus del norte y lobo de vien... More

THE HOWLING SAGA
PRÓLOGO
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capitulo 60

Capítulo 52

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By MelanieGerpeLen

“Tú y yo. Cantándole a las amapolas, riéndonos que el río llora y escuchando lo que te escribí. Tú y yo. Bailando alrededor del río, aceptando todo lo que vino, bebiendo y dejando ir.”

—Amapolas
(Leo Rizzi)

Yoongi dejó que su mirada se apoyara sobre los ojos atentos de los cuatro lobos que se encontraban sentados en el interior del templo. Durante el tiempo que le llevó atravesar con cautela los caminos de tierra que llevaban hacia el pequeño poblado, pudo sentir el cuerpo de Hoseok quemando contra la piel de su animal. Con cada minúsculo paso avanzado, un gimoteo prácticamente sordo se escabullía del interior de la boca de este y erizaba el cabello de su nuca.

”Lo que sea que haya que hacer” —la señora Jung repetía una y otra vez desde la distancia que los separaba—. “Haré lo que haya que hacer para recuperar a mis dos hijos. Uno está malherido y el otro maldito, la Diosa no nos quiere. Así que haré lo que haya que hacer. Lo que sea que haya que hacer.”

Incluso si temblaba de frío, Jung ardía de fiebre. Su presencia entera olía de la misma manera en lo que lo hacía la fruta contaminada por el veneno. Toda su sangre, venas, músculos y poros estaban llenos de algo diferente que modificaba su esencia natural. Era una señal evidente de que la maldición que aquella bruja le había lanzado en el museo horas atrás, ahora se extendía a medida que los segundos pasaban.

”Cuidado con su forma de pensar dentro de este territorio, señora Jung” —Yoongi mantuvo los ojos en el frente, ya podía ver la formación rocosa y la entrada del templo cuyo arco estaba cubierto por enredaderas—. “Una de las cosas que Hoseok me advirtió en su momento es que los druidas no son malos pero tampoco buenos con los lobos como nosotros. Ellos simplemente sirven a la Tierra. Nuestras palabras no pueden dar pie a malinterpretaciones.”

”Lo que sea que haya que hacer” —sin embargo esa vez la madre de Hoseok repitió sus palabras con mucha más intensidad—. “Cuando mires a tus hijos a los ojos y pienses en tener su vida en tus manos, lo entenderás.”

Echaba de menos a sus cachorros y odiaba el hecho de no poder pasar dos simples días seguidos con estos entre sus brazos, sin embargo nada ni nadie lo hubiese convencido para retirarse en aquella ocasión. Necesitaba estar presente, ver lo que sea que fuese a suceder con el guardián que había compartido espacio y vida con él durante los últimos meses. ¡Maldita sea! Yoongi sabía lo que era separarse de un ser querido y no volver a verlo, así que sencillamente no se encontraba en la disposición de repetir una situación como esa de nuevo. Sin importar lo culpable que se sentía cada vez que miraba a la Diosa Luna mientras aullaba esperando que Adaham lo escuchase desde donde fuese que estuviera descansando con el resto de su tribu asesinada.

Había prometido vengarse, encontrar al culpable y despedazar la yugular de este.

Ahora prometía lograr que esa estúpida maldición saliese del cuerpo de su guardián.

Y de alguna manera todo eso lo había llevado hasta ahí. Hasta el mismísimo centro del templo mientras la manada de la Unión apoyaba las pezuñas contra el suelo de pizarra a sus espaldas y los mestizos de sombras hacían guardia en el exterior junto a los sanadores que decidieron que no podían dejar solo a Hoseok.

Había una familia más allá de la que marcaba la sangre entre esas paredes. El aroma de Elia, de Taehyung, Jungkook, Jimin, Taemin, los hermanos Jung, los líderes de la Unión y cada lobo que apreciaba a Hoseok. Todos y cada uno estaban presentes y esperaban con la boca y los caninos listos.

—¿Conoces el legado de tu tribu realmente, joven lobo de viento? ¿Sabes acaso el motivo por el que ellos decidieron creer en nosotros de la manera en la que los lobos de la montaña más cercanos a nuestro templo en territorio no lo hacen?

Yoongi escuchó gruñir a Taehyung en desacuerdo desde alguna parte de la cueva. Muchos lobos creían en los druidas, sabían que a menudo los habían salvado.

—Lo d..desconozco.

Los druidas intercambiaron miradas.

La señora Jung había llegado justo en el instante en el que Yoongi se presentó voluntario para convertirse en adepto. A pesar de ser una loba norteña, todo su animal se erizó en desacuerdo ante tal posibilidad.

Los adeptos estaban sujetos a una vida de servicio, nada similar a la familia o el deseo podía colarse en su sistema por encima de la servidumbre a la Tierra y a aquello que consideraban su razón de existencia.

Y aún con todo, la loba se mantuvo en silencio. Pues quizás de una afirmación tan atrevida como aquella dependiera la vida de su hijo.

—El Destino me arrebató la posibilidad de llegar a entender s..sus motivos para creer en quiénes nunca se mostraban pero d..decían estar, sin embargo estoy dispuesto a aprender. Como l..lo estaré a enseñar.

Las miradas de los druidas conectaron por un par de segundos.

Los lobos que como Yoongi habían entrado en el templo, crearon un círculo de protección con las colas rozando las paredes. Cerca de Sungjae y Joy, pero también del lugar central que ahora ocupaba el lobo de Viento con el lobo de Tierra a cuestas.

—Joven lobo de viento, nuestro pueblo siempre ha tenido contacto con el tuyo a pesar de que no hemos hablado mucho en los últimos siglos. Debes saber que tus raíces están en el mismo lugar que las nuestras y que por eso es el deber de todos proteger eso que tus antepasados decidieron guardar con sus vidas.

—Supongo que el m...modo de ver el mundo de mi pueblo, se corresponde mucho más c..con el modo que un druida tiene de contemplar la e..existencia que con el de las manadas de la m..montaña. Puede que no sea el a..adepto que ustedes sueñan tener p..pero mis intenciones son sinceras y mis capacidades obvias. Me han e..entrenado bien, t..tanto en las tribus como en esta Unión. Él me ha enseñado a d..defender el lugar que mis p..patas pisan y me ha ayudado a r..recordar que no puedo moverme unicamente a través del sentimiento de venganza. L..los latidos de mi corazón necesitan tener muchos m..más estímulos que uno para que el pueblo d..del que sigo siendo responsable, sobreviva.

—Y sin embargo, no se trata de eso —el anciano en la posición de Luna Menguante se levantó y comenzó a caminar, una mano girando el anillo de su dedo anular mientras los ojos se le iluminaban y reaccionaban ante el cuerpo del guardián que Yoongi no había parado de sostener desde el instante en que sus pies se posaron sobre las losas frías del templo. La tierra y nieve que había pisado en el camino, manchando la pizarra oscura—. Lo que nos une es el simple hecho de que algo que ninguno de nosotros entiende continua empujando a que nos encontremos a través del tiempo. No podemos decirle que no a la Diosa, ni mucho menos a esta Tierra que nos ha dado la vida.

El anciano señaló el suelo, indicando a Yoongi que dejase el cuerpo febril de Hoseok sobre este. Aunque el lobo de viento dudó, fue la mirada profunda del anciano lo que lo invitó a moverse casi como una marioneta dirigida.

—Polvo somos y en polvo nos convertiremos. Eso es lo que dicen los humanos que nos cazan. Y lo curioso de sus palabras es que no les falta razón porque cuando morimos, todo lo que somos vuelve a la Tierra para alimentarla y permitir la que vida fluya a través de la muerte —el hombre se arrodilló, no con poca dificultad—. Es por eso que aunque suene estúpido, solo a través de la muerte los corazones pueden volver a latir.

La loba Jung avanzó, sus hijos la detuvieron.

—¿Qué pretende ese maldito…?

Sungjae comenzó a preguntar, sus piernas cansadas sosteniéndose contra la pared del templo mientras sus brazos envolvían la espalda de Joy con sentimiento protector. Bastó una simple mirada de su parte para lograr calmar a la familia de Hoseok, pero… ¿Acaso no estaba él igual de intranquilo? ¿Cuándo era la última vez que un druida había hablado de una cosa sin usar las metáforas? Sus palabras a veces eran endemoniadamente difíciles de entender y con frecuencia se envolvían alrededor de uno como una telaraña pegajosa.

—Respira. Tú eres de los dos, el que debe creer en ellos. No yo.

Joy sostuvo las manos de Sungjae a su alrededor y señaló con la barbilla al druida que continuaba avanzando. Un chillido de miedo escapó de las entrañas de la señora Jung como un quejido que pretendía aullar a la Luna por auxilio.

”Lo que sea que deba hacerse, será hecho.” —dijo.

El lobo anciano estiró ambas manos haciendo fluir de estas una nube de poder del color de las petunias que crecían alrededor de los patios norteños tan pronto como estuvo cerca del cuerpo de Hoseok, Yoongi respiró profundo y dudó antes de acomodar a este contra la pizarra del suelo. Todo alrededor de los presentes pareció girar, la Diosa lloró y su luz vibró entre las hierbas que se acumulaban cerca del techo de roca abierta.

No. No. No. Algo no parecía estar bien con aquello.

Simplemente olía y sabía como… Amapolas.

Entonces Yoongi se lanzó sobre el cuerpo de Hoseok. Había algo extraño en el sonido del corazón del guardián. Su latido estaba… Había dejado de…

—¿Qu..qué estás haciendo?

La loba aulló con más fuerza y corrió a través del templo hacia el druida, sus colmillos mordieron la capa del anciano quién no se inmuto.

—¡Responde!

No hubo respuesta. Solo un enorme fulgor en los ojos de cada uno de los druidas que comenzaron a dejar sus posiciones para acercarse a su compañero e imitar sus acciones. El cántico que sus bocas proclamaron logró que todo ser viviente alrededor de aquella zona se encogiera con miedo.

Y Yoongi pudo escuchar las hormigas chillar, los pájaros buscar escondites, las serpientes correr sobre la tierra y los ratones gimotear sorprendidos. La madre de Hoseok echó las orejas hacia atrás, su fuerza descendió y sus patas temblaron hasta estrellarse contra el suelo con el hocico húmedo.

—¿Acaso no has dicho que querías aprender, lobo de viento? Entonces esta será tu primera lección —el druida que solía ocupar la posición de Luna Llena lo observó—. De la muerte, nace vida. Al humano le gusta llamarlo energía. Fluye, se convierte. Cambia y renace. Pero todo aquello que tiene que irse y es devuelto, implica cierto precio.

Hoseok tosió y se encogió sobre su estómago, dejando caer de su boca un maloliente líquido negruzco que parecía querer ahogarlo. Su mano se estiró buscando a su madre y la señora Jung estiró su hocico hasta lograr lamer la punta de los dedos de su hijo con un sonido lastimero abandonando su garganta.

Yoongi no tardó en sostener a ambos con todo el cuidado que pudo, colocando el cuerpo sobre estos para evitar miradas curiosas.

—De la muerte, nace la vida. —repitieron los druidas.

—Las brujas nigromantes usan la muerte para dañar y solo a través del exterminio total del mal que ocupa un cuerpo es posible eliminar maldiciones como la que él portaba. De la muerte, nace vida. Pero es posible que las secuelas permanezcan en su memoria por un tiempo.

Entonces algo vibró y algo se frenó.

Los ojos de la señora Jung. Esos que Yoongi tantas veces había contemplado en el pasado, los que lo recibían todas las mañanas con zumos de mandarina y galletas de canela, los que le sonrieron, se apagaron. El olor a mandarinas fue sustituido por las amargas amapolas y un gemido conjunto hizo temblar el templo al completo.

Sus hijos lloraban una muerte y celebraban la salvación de una vida.

Despedían una madre y recibían a un hermano.

Y nadie podría decir nada en contra de los druidas porque cada uno de ellos había escuchado el proclamar desesperado de la madre de Hoseok. Todos habían escuchado cómo Jung Lily clamó que haría lo que tuviese que ser hecho para salvar a su hijo.

--------------
Hiiiiii!!

Buenos días, tardes o noches jeje. Ayer me retrasé porque esta semana tengo horario de 14:00 a 22:00 en el trabajo y al llegar a casa me duché, cene y ya me dieron las doce. Así que aquí tenéis el capítulo, fresco por la mañana jejeje.

Aviso que me falta repasarlo, así que seguramente habrá varias faltas de ortografía :(

Espero que os haya gustado
Un beso,
os amo
Mel
💜

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