Cambios.

بواسطة vaneecomelibros

3.6K 1.5K 411

Se necesita coraje para cambiar las cosas, para dejar de mentirnos, aceptar nuestras realidades y cumplir nue... المزيد

Capítulo uno.
Capítulo dos.
Capítulo tres.
Capítulo cuatro.
Capítulo cinco.
Capítulo seis.
Capítulo siete.
Capítulo ocho.
Capítulo nueve.
Capítulo díez.
Capítulo once.
Capítulo doce.
Capítulo trece.
Capítulo catorce.
Capítulo quince.
Capítulo diecisiete.
Capítulo dieciocho.
Capítulo diecinueve.
Capítulo veinte.
Capítulo veintiuno.
Capítulo veintidós.
Capítulo veintitrés.
Capítulo veinticuatro.
Capítulo veinticinco.

Capítulo dieciséis.

119 56 6
بواسطة vaneecomelibros

Sin previo aviso, estampó sus labios contra los míos. Y mi mente bloqueo cualquier pensamiento que no estuviera referido a nuestros corazones acelerados, que se escuchaban latir desaforados, entrelazando se entre sí.

Hacía tanto tiempo que no besaba a alguien de esta forma tan sentimental e íntima, que me sentía distinta. Mi cabeza con el tiempo había olvidado el protocolo a seguir y la satisfactoria sensación que te inundaba el cuerpo.

Sus manos se posaron en mi cintura, despertando sensaciones que no sabía que podría llegar a experimentar. Esas que nos muestran en las películas como Mariposas revoloteando en el estómago, pero que en mi interior fueron muy diferentes; como corrientes eléctricas que me invadían todo el cuerpo y me dejaban un regusto a libertad en los labios.

Mientras el beso continuaba, tuve la sensación de caer en un pozo sin fondo; donde mi alrededor estaba rodeado por oscuridad y voces que recordaban mi realidad:

Me estaba enamorando. Y eso solo significaba que ahora tenía otra razón para quedarme en este lugar, anclada a otras personas, y yo no quería eso. Pero....¿Desde cuándo me importaba lo que yo quería?. ¿Por qué la idea de que eso suceda me aterra?. ¿Por qué este beso me envuelve en una sensación de paz, pero a la vez se está volviendo mi mayor miedo?.

Acaso....¿Una parte de mí, la que aún fantasea con viajar por el mundo, esperaba que Alejandro le diera un final diferente a mi sueño?.

Me pegó aún más contra la pared, devolviéndome al presente. Nuestros cuerpos estaban tan cerca, que estuve a punto de pensar que nos fundiríamos el uno con el otro.

—Deberíamos... —intenté hablar, pero al sentir la ausencia de sus labios sobre los míos tuve la tentación de volver a unirlos.

—Detenernos.—terminó el, con la respiración agitada—Lo siento.

—No te disculpes.—pedí, cerrando los ojos en un intento fallido de calmarme—Yo también querría.

Cuando volví a abrir los ojos, me encontré con los suyos detallando mi rostro. Sus iris eran tan profundos e himnotisantes como una galaxia. Me encantaban, y odiaba admitirlo, pero estaba segura de que si me seguía dejando llevar, esos potentes ojos se volverían mi refugio. Cada vez que los miraba, mi cabeza enviaba una señal de alerta, para recordarme que él me haría perder el juicio hasta el punto se amarlo tanto como a los billetes de avión.

—Algo me dice que quieres algo más que besos, ¿No es así?.—susurró con voz ronca y entrecortada.

El calor que se había alojado en mi vientre durante todo el tiempo que llevábamos besándonos aumentó ante sus palabras.

—Talvéz.—contesté, evitando su mirada.

Una sonrisa se dibujó en sus rojos labios, mientras los acercaba a mi oído para susurrar:

—Me encantaría, preciosa. Pero no quiero que te acuestes conmigo solo por un calentón, quiero que lo desees con todas tus fuerzas. Tanto como yo lo hago.

Mis mejillas se encendieron, pero él no pareció darse cuenta de ese detalle mientras me tomaba de la mano para salir del callejón. En los segundos que concurrieron, no logré borrar la estúpida sonrisa de mi rostro, seguía embobada por lo que acababa de suceder.

—La cita aún no acaba, Alegre.—sonrió, arrastrándome por el tumulto de personas. Y está vez, se aseguró de no soltarme ni un segundo.

                            *****
Dimos un paseo por los pequeños prados que se encontraban no muy lejos de casa, haciandp una parada para comprar los famosos helados del Señor Alfonso; un entrañable abuelito que, según nos contó, fundó su negocio mucho años atrás con su querida esposa.

—Bonita historia, ¿Verdad?.—resaltó Alejandro, una vez que ya teníamos nuestros conos en la mano.

—Sí que lo es.—sonreí.

Quedaba poco para que la luz del día se extinguiera por completo, trayendo la noche consigo. La idea de esperar a la puesta de Sol nos gustó, así que dejamos nuestros cuerpos exhaustos descansaran bajo la poca sombra de un árbol—que según comentó Alejandro, se llama Arce Blanco—.El tiempo había pasado rápido, y las personas mayores suelen decir que eso sucede cuando la compañía es grata.

—Se te está derritiendo.—avisé, con voz burlona.

—¡Joder!.—se quejó, quitándo el helado que se había corrido por el cono con la lengua.

Mi atención fue por inercia a esa parte de su cuerpo, él pareció darse cuenta porque sonrió, dejando de lado el enojo.

—¿Te conté qué me echaron del trabajo?.—cambié de tema estratégicamente.

Negó con la cabeza.

—¿Qué hiciste?.—preguntó, curioso.

—Le lancé un delantal a la novia de mi jefe.—me encogí de hombros, mirando las chispas de chocolate de mi helado.

Alejandro soltó una carcajada antes de responder:

—Definitivamente no quiero hacerte enojar.

—Jumm.—alcé la barbilla, fingiendo seriedad.

—¿Quién lo diría? Una chica tan pequeña, pero que poeta el carácter de tres demonios.—se burló.

Pobre Alejandro, no sabe donde se ha metido. Una lástima que valla a morir tan pronto, me caía bien.

—¡¿Cómo me has llamado?!.—pregunté, indignada por su comentario.

—Básicamente, que eres extremadamente enana.

Me metí lo que me quedaba de helado en la boca y me avalansé sobre él, provocando que el suyo cayera al suelo.

—¡Es que eres gigante!—refuté, enojada.

Mientras otras pocas personas sonreían y observaban el atardecer a nuestro alrededor, Alejandro y yo nos revolcabamos en el césped, jugando y riendo sin parar.

                             *****
Mi día comenzó con AC/DC de fondo, cosa que me extrañó; ya que esta vez la música no había sido un aporte mío, si no de mi hermano, que estaba intentando no quemar las tostadas.

—Buenos días.—saludé.

—Hey. ¿A qué hora llegaste anoche a casa?.—preguntó, devolviéndome la sonrisa.

—No muy tarde, pero ya estabas dormido.—expliqué mientras colocaba el pan correctamente en el tostador.

—¿Saliste con Hanni?.

—¿Es necesario el interrogatorio?.—cuestioné, evadiendo el tema.

Nunca me había incomodado hablar sobre chicos con mi hermano, nos tenemos demasiada confianza para sentirme así. Pero..... contarle sobre Alejandro sería admitir en voz alta que de cierto modo él me importa, o que le dedico parte de mis pensamientos. Y no estoy segura de querer hacer eso.

—No te enfades. Solo te cuido, hermanita.—depositó un beso en mi frente de forma cariñosa.

—Por si era lo que querías saber: no salí con Hanni. Y ahora tu hermanita va a cambiarse para acompañarte al trabajo, ¿vale?.—informé, sonriendo.

—Últimamente pasas mucho tiempo por allá.—comentó, concentrado en las tostadas.

—Estoy preocupada por la operación de Mía. ¿Es hoy cierto?.—él asintió—Quiero apoyar a Alejandro con eso.

—Ella va a estar bien.—aseguró, sonriendo.

—Ya lo sé, está en las manos del mejor veterinario de la cuidad.—lo alague.

—¿De la cuidad?.—se hizo el tonto, llevándose la mano al pecho.

—Bueno, bueno, del universo de Harry Potter.—rectifiqué.

—Eso me gusta más. Ahora ve a quitarte el pijama.—ordenó, como cuando era pequeña.

—A sus órdenes, Wesley.

Luego de desayunar las tostadas quemadas que Brandon preparó,-la mía se la regalo disimuladamente a Bobby-emprendimos el camino a la veterinaria. Y para mí sorpresa, el único tema de conversación que no surgió en ningún momento fue el de mi mejor amiga y la extraña relación que tenía con mi hermano.

Brandon comenzaba a esforzarse en olvidarla, y de algún modo me alegraba por él. A pensar de las dificultades por las que estaba pasando, pudo abrir los ojos para darse cuenta de que ya era hora de cerrar esa etapa y abrir una nueva; eso era digno de admirar.

El tintineo de unas llaves me hizo abandonar mis pensamientos y prestar atención a mi hermano, que al parecer, llevaba un rato hablándome.

—¿Me acompañarás?.—preguntó él, dándole un pequeño empujón a la puerta para abrirla.

Mierda.

—Claro.—contesté.

—Serás idiota.-suelta una carcajada que llena el silencio del local recién abierto—No estaba hablando de ir a ninguna parte. Deberías prestar más atención a tu hermano mayor.

—Perdón. Estaba distraída, ¿Sobre qué hablabas?.

—Te estaba explicando sobre la operación de Mía.—comienza a decir, concentrado en el tablón de visitas que cuelga en la pared—Es una de las pocas que tengo para hoy, a menos que llegue alguna urgencia, podré atenderla en cuanto llegue Alejandro.

—¿Cuántas posibilidades hay de que salga mal o quede alguna secuela?.—decidí preguntar antes de que Alejandro estuviera presente.

—Pocas, como ya te dije, es una operación muy común en estos animales; aunque en cierto modo se vuelve riesgosa por la edad de Mía.—explicó, calmado.—El quiste podría regresar luego de una quistectomía, y que no se pueda controlar el dolor; puede formarse un tejido cicatricial en el sitio quirúrgico, en los ovarios o en las trompas de Falopio.

—Entiendo....¿Estarás mucho tiempo dentro del salón de operaciones?.—pregunto, queriendo saber cada detalle.

—No demasiado. Si no hay complicaciones debería acabar en una o dos horas.

—Vale...-mi voz sonó un poco más desanimada de lo que pretendía, y él debió notarlo porque siguió hablando:

—A ver, Alegre, los quistes ováricos son estructuras dinámicas que sufren grados variables de luteinización o de degeneración, con conveniencias hormonales también variadas, pueden provocar que los ovarios se desplacen. Esto aumenta la posiblidad de que se produzca una torsión dolorosa del ovario; Mía tuvo que pasar por esa dolorosa experiencia, además de las náuseas y vómitos. Los resultados se la biopsia no fueron los mejores, sin embargo, la operación es bastante sencilla: mediante una cirugía de invasión mínima en la que se introduce un laparoscopio e instrumentos a través de pequeños cortes en el abdomen. Resumiendo, hermanita, sea lo que sea que suceda en ese sala de operaciones, le causará menos dolor que todo lo que lleva soportando estás semanas. Es una guerrera, y no se va a rendir tan fácilmente.

Para cuando terminó ya yo tenía los ojos cristalizados y la expresividad decaída. No era justo. ¿Cuántas personas malas habían en el mundo? ¿Millones? ¿Entonces por qué un animal inocente, que su mayor delito a sido amar a su familia, tiene que pasar por algo tan doloroso?.

El simple hecho de imaginarme viviendo una situación parecida con Bobby me partía el corazón; Alejandro la debía estar pasando muy mal.

Por fuera era una cálida sonrisa, pero por dentro un huracán de emociones lo estaba destruyendo. Y al parecer, solo yo podía ver sus mentiras a través de sus ojos.

—Te prometo que haré todo lo que esté en mis manos, hermanita.—me rodeó en un cálido abrazo, protegiendo me de cualquier peligro mi alrededor.

—Te creo.—le correspondí la caricia.

La puerta se abrió, interrumpiendo nuestro emotivo momento de hermanos. Por el rabillo del ojo pude divisar a Alejandro entrar a la veterinaria, con la pequeña Mía en brazos.

—Hola.—saludó.

—Hey.—Brandon se acercó a él—¿Cómo está la nena?.

—Le dió una mala noche a papá.—contestó el recién llegado.

—Creo que llegó la hora de desacernos de ese molesto dolor.—avisó mi hermano, tomando a Mía para llevarla a otra habitación.—Nos vemos dentro de un par de horas, chicos.

Luego se eso, se perdió en el pasillo del lugar, dejándonos solos en la sala de espera.

—¿Cómo estás?.—pregunté, haciendo una seña para que tomara asiento a mi lado en uno de los sofás de la estancia.

—Nervioso.—respondió, desordenado se el cabello con una mano.

—Va a estar bien, no te preocupes.—intenté darle un poco de tranquilidad.

—Gracias por venir, no pensé que te acordarías.—admitió.

—Para eso estamos los amigos, ¿no?.

Las palabras ardieron en mi garganta, dejando una sensación amarga en mi boca.

Amigos.... Solo eso. No teníamos otra definición además de esa.

—Claro.—soltó una carcajada agria, confirmando el sarcasmo en su voz.

Nos quedamos en silencio casi treinta minutos, en los que varios clientes llegaron y se sentaron de forma dispersa. Mientras que Alejandro no apartaba la vista del suelo que relucía bajo nuestros pies.

—¿Quién cuidará de ella en el tiempo de reposo?.—pregunté en medio de la tensión.

—Probablemente yo.

—¿Y tus papás?.

Ahora que pensaba a fondo en el tema, Alejandro nunca me había hablado de ningún otro familiar que no fueran sus primos o su hermana. Ni siquiera le he oído comentar algo mínimo respecto a sus padres. Talvéz no se llevan muy bien, o simplemente mantienen una relación a distancia.

Dejando de lado mis intentos de hipótesis, presté toda mi atención al chico a mi lado, que seguía sin elevar la mirada. Sus hombros se habían tensado, al igual que su mandíbula, y al percatarme de esos detalles, caí en cuenta de que había metido la pata.

—Entiendo que no quieras hablar sobre ello.—intenté rectificar mi error.

Sin embargo, su cuerpo volvió a relajarse justo después de que yo concluyera la frase.

—Mis padres están..... ocupados.—por fin me miró a los ojos.

Sus palabras sonaban genuinamente sinceras, pero sus globos oculares lo delataron. Se veían tristes, contradiciendo con la paz de su rostro.

—¿Por qué lo haces?.—cuestioné.

—¿Hacer qué?.—pareció confundido.

—Mentirle a todo el mundo.

—No se de que hablas.

Me acerqué un poco más a él, creando un círculo confidencial entre nosotros.

—Sí que lo sabes. Lo haces todo el tiempo. ¿Tienes miedo a que los demás sepan cómo te sientes realmente, o lo haces sin una razón específica....solo por gusto?.

Alejandro soltó una carcajada antes de hablar:

—¿Crees que me gusta mentir todo el puto día?.—frunció el ceño.

Ya lo admitiste, mentiroso.

—No quise decir eso...

—Da igual.—suspiró.

No, no daba igual. Me había dicho a mi misma esa frase cientos de veces, y solo lograba aumentar el dolor y la impotencia.

—¿Qué te parece si hacemos un trato?.—propuse.

Él asintió con curiosidad.

—Tu me cuentas sobre porque mientes de forma tan compulsiva, y yo sobre mi....mi sueño, ¿vale?. Todo a su tiempo, sin presiones.

Está vez, su asentamiento estaba cargado de dudas, de igual forma no pude evitar sonreír.

Hablaría sobre mis viajes con él, y no me juzgaría.

Por primera vez, dejaría fluir todas las palabras que llevaban anos atoradas en el fondo de mi corazón. Y sería con Alejandro.

                            *****
Dos horas pasaron volando, pero Brandon seguía sin salir. Para distraer la mente, había decidido atender a un par de clientes que solo querían comprar algunos productos de aseo para sus mascotas. Mientras que Alejandro, se dedicó a pasear de forma impaciente por toda la sala.

Por suerte, solo fue necesario esperar veinte minutos más antes de que mi hermano saliera del pasillo, llamando la atención del muy nervioso Alejandro.

—Huvo una pequeña complicación, pero todo está bien.—informó mi consanguíneo, tranquilizansonos a todos.

—Muchas gracias, Brandon. Eres un gran veterinario.—agradeció.

—Buen trabajo, Weasley.—sonreí, contenta.

—Ahora debe descansar, sigue bajo el efecto de la anestesia, cuando despierte podrás llevarla a casa.—informó, sin ocultar la alegría.

Brandon continuó atendiendo a otros pacientes, mientras que nosotros salimos a tomar un poco el aire fuera de las instalaciones.

De forma inesperada, Alejandro me rodeo con sus brazos, permitiendo me  deleitarme con su suave aroma y el calor que desprendía su cercanía.

—Gracias por la ayuda, chica del suéter.

—No hay de qué, mentiroso.

Pude notar como se abría una pequeña brecha de confianza entre nosotros, y me aterré de inmediato. Pero cuando él me apretó más fuerte contra su pecho, supe, de alguna forma inexplicable, que todo estaría bien.

واصل القراءة

ستعجبك أيضاً

35.8K 595 12
Dos Mafias. Una guerra en contra. Un romance que no debería pasar, algo prohibido, algo inesperado. ¿Qué pasará en este irresistible error?
4.5K 275 7
-Hola soy Mikami Sota y renaci en...¡¿BAKI!?-. -CREADORA! -que- -ME QUERES VOLVER A MATAR!?, DE TODOS LUGARES ESTE ME FUISTE A LLEVAR! -sos de latino...
81.9K 4.2K 53
Eva, una talentosa fotógrafa en ascenso, y Jase, un apuesto modelo, se cruzan en una fiesta caótica donde Jase, tras beber en exceso, cuenta con la i...
2.9K 1K 116
En un corazón se guardan todos las palabras que frente a las personas callamos ¡Bienvenidos sean esos sentimientos, éste es su lugar! Hermosa portada...