Armony ⌊ SasuSaku ⌉

By NeoClas

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Sasuke, un joven estudiante de Kinesiología, descubre que una de sus compañeras stalkea su Instagram a través... More

Prólogo
Aclaraciones
Perfiles
Episodio 1
Episodio 2
Episodio 3
Episodio 4
Episodio 5
Episodio 6
Episodio 7
Episodio 8
Episodio 9
Episodio 10
Episodio 12
Episodio 13

Episodio 11

376 41 176
By NeoClas

Lamento la tardanza, la próxima semana habrá maratón porque el tiempo y la uni lo ameritan💃🏻

meeeg.u

meeeg.u Por mí, que el frío termine ya🌤️

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yukiii_ki Eres tan hermosaaa amiga❤️
t_tadashi43 Guapa!

—Que linda foto, ¿no?

—¿Cuál?

—La que subiste hoy —señalé, exponiéndole la pantalla de mi teléfono a Megu para que ella observase su propia publicación, pero frunció sus cejas con cierta extrañeza.

—¿Tú crees?

—Claro, luces muy guapa ahí.

—... ¿Sí? —cuestionó, ladeando su rostro— ¿Sólo ahí?

—Ajá —afirmé, pero Megu permaneció observándome un instante sin devolver ni un comentario, y bastaron un par de segundos en silencio para tener que caer en análisis a su breve pregunta, y cuestioné de vuelta—; ¿Cómo?

Ella arqueó sus cejas, poco dispuesta a contestar, así que manteniendo mi mirada en su rostro, intenté comprender su pregunta "¿sólo ahí?".

... ¿"Sólo ahí" qué?

Moví mi dedo sobre la publicación para averiguar si esta misma contenía más de dos imágenes de Megu, pero no, sólo había una.

Volví a mirarla para hallar una respuesta.

—Tch —la castaña chasqueó la lengua, esbozando lo que parecía ser una irónica sonrisa—, ¿enserio no entiendes?, ¿u otra vez me estás vacilando?

—No, no entiendo.

—Que si sólo luzco guapa ahí, Sasuke —contestó a tono duro pero susurrante. Luego repitió y aclaró— ¿Luzco guapa "sólo ahí"? ¿En la foto?

—... Ah, no.

—¿"No", qué?

—No luces guapa sólo ahí, es obvio, ¿no? —la castaña mantuvo una sutil mirada para después negar con su cabeza.

—No lo es.

Confundido, miré la foto por última vez antes de volver a fijarme en ella.

—Sí lo es, siempre estás guapa —concreté, antes de continuar navegando por Instagram unos pocos minutos más y sin nada interesante que visualizar además de memes y mierdas así. Pero percibí algo de incomodidad al percatarme de que, a pesar de que Megu se encontraba precisamente a mi lado y ambos recostados sobre su cama, ella no decía ni una palabra. Tampoco tenía en manos su celular, sólo yacía estática, dejando que el momento traspasara. Había estado comportándose así de silenciosa e incluso distante durante toda la trayectoria del día, o más bien, cada momento en el que hoy habíamos permanecido juntos hasta ahora. Así que apagué mi teléfono y la miré por el rabillo del ojo, dispuesto a preguntar—. Meg, ¿te ocurre algo?

—No, ¿por qué lo dices?

—Te noto rara.

—¿Enserio?

—Sí.

—Qué atento —masculló.

Arrugué la frente ante su indirecta confirmación.

—¿Hice algo? —cuestioné, y ella suspiró para voltearse un poco más en mi dirección.

—No.

—¿Entonces qué pasa?

—No quiero decirte.

—¿Por qué?

—Porque significaría darle vueltas a algo estúpido por nada.

—Tsss, pues no sé tú, pero si esa es la razón por la que estás así, prefiero hablarlo, ¿eh? —ahora la miré directamente para tomar más atención en caso de que decidiera comentármelo. Ella tenía su mirada un poco esparcida y desviada, pero pronto y sin ninguna clase de gesto, contestó.

—¿Te vas a burlar si te lo digo?

—Dependiendo de la gravedad de tu asunto —comencé a decir en tono de broma, pero me detuve al oír otro suspiro de Megu. Sonreí ante su apática postura, haciendo que mis manos jugasen con mi teléfono dándole giros y pequeñas volteretas—. Vale, vale, no me burlaré.

—¿Quién era esa chica? —soltó por una vez sin titubear.

—¿Cuál chica?

—La de hoy.

—¿Quién?

—Bueno, sabes a quién me refiero.

—... ¿Quién? —volví a preguntar, pero Megu sólo arqueó sus cejas con poca satisfacción, incitándome a hablar— Meg, el mundo está plagado de mujeres, y hombres también.

—¿Ves por qué no quería entrar en tema?

—Pero si te estoy preguntando de qué chica hablas. Veo chicas en mi clase, en los recesos, y tú me preguntas "¿quién era esa chica?". Hasta podrías estar hablando de ti misma, o de mi madre, o de la señora de la tienda de la esquina.

—Que juguetón y bromista que andas hoy —pronunció, esta vez ya con mala cara—. Desde que llegaste a la cafetería hoy por la mañana que estás así.

—Uf, ¿te parece?

—Sí... luego de ver a esa chica de la que taaan poco te acuerdas —recalcó esa frase de manera tan voluntaria que, frunciendo el ceño, por fin pude entender de qué iban sus comentarios.

—¿Te refieres a Sakura?

—¿Se llama así?

—¿La chica de cabello rosa?

—Sí, sí.

—Ah, ¿y qué tiene? —volví a cuestionar. Esta vez Megu se levantó de la cama de manera tan abrupta y sin siquiera mirarme, que no tuve tiempo de ver la expresión en su cara. Se encaminó hasta su repisa para coger un envase de crema, dándome la espalda— ¿Estás celosa?

—Pf, nada que ver.

—¿Enserio?

—¿Por qué lo estaría?

—No lo sé, de otra forma, no sé porqué te importaría saber quién es. Además, aguardaste varias horas para decírmelo —comenzó a untarse la crema sobre la piel de sus manos, pero consciente de su evasiva postura, añadí para aclarar—; Es de mi carrera. La conocí hace casi dos meses a principios del semestre.

—... ¿Sí? ¿Entonces comparten clases?

—Sólo dos. Está complicada con Anatomía, y me pidió que la ayudara a estudiar para el examen de este miércoles.

—¿A estudiar?... ¿y qué le dijiste?

—Que sí —ahora se volteó para observarme, con una expresión sutilmente inquisitiva en su rostro—, ¿te molesta?

—No, claro que no —dijo al instante, tomando una leve respiración antes de continuar—, y... ¿dónde se supone que estudiarán?

—¿Cómo "dónde"?

—¿En tu casa?

—... ¿No?

—¿En la de ella?

—Meg, no —me incorporé sobre la cama para mirarla fijamente, reteniendo una salada sonrisa—. Obviamente en la universidad, ¿dónde más?

—... No sé, sólo me parece extraño que le hayas dicho que sí —musitó, casi sonando como una niña tímida. Viré los ojos al cielo, agraciado.

—¿Por qué te parece extraño?

—¿Ustedes son amigos u algo así?

—No.

—... Pero se llevan bien.

—Algo así.

—Nunca te has tomado la molestia de ayudarle a estudiar a alguien más aparte de Naruto, ¿verdad? —negué con la cabeza— Pues es por eso que me extraña.

Observé a Megu de reojo. A mí, lo que me extrañaba por otro lado, era su interrogatorio y cómo éste parecía estar inclinado a suposiciones incómodas y muy lejanas a la realidad. Así que mientras la castaña ahora yacía untándose crema sobre su cara, pareciendo masajearla mientras volvía a sentarse a mi lado sobre la cama, contuve un suspiro y posé mi mano sobre su rodilla para acariciarla.

—No es por nada especial, Meg. Sólo la he visto en un par de líos.

—Ah... ¿de qué tipo?

—Como te digo, con la misma asignatura y más de una vez. También con situaciones que han ocurrido, pero que desconozco sus razones. Por ejemplo, el otro día se desmayó —anuncié, a un pelo de mencionar que, además, lloró.

—Entonces, ¿ella te da lástima? —pero Megu se adelantó.

Las palabras se detuvieron en la punta de mi lengua, sin saber muy bien cómo proseguir ante su pregunta y enfocándome precisamente en ella.

—¿Lástima?

—Sí, lástima, o empatía... como quieras verlo —añadió, con una lisa entonación—. No es lo mismo, claro que no... pero supongo que yo, de estar en tu caso, lo más lógico que sentiría sería lástima. Y si tuviera algo más de tiempo como tú, también me costaría decirle que no a alguien en esa situación y le ayudaría.

Permanecí un instante analizando el comentario de Megu a la par en que mis ojos se mantenían entre cerrados, postrados sobre el perfil de la castaña, quien aún continuaba a mi lado.

¿Lástima?

¿Sakura me da lástima?

No sé, lo había pensado vagamente cuando la vi llorar en Anatomía, mas no lo sentía como tal. Pero ahora, verlo desde esa perspectiva me hace sentir un poco más extraño de lo que antes no estaba, porque precisamente sí podría ser eso lo que Sakura ha llegado a provocarme en las únicas y recientes ocasiones que la he visto u percibido vulnerable. Y no únicamente en persona, sino que también desde Instagram. En ese instante ella enviaba mensajes sin freno alguno, como si estuviera realmente inquieta y permitiéndome saber abiertamente lo frustrada y desesperada que se sentía por el simple hecho de no entender Anatomía, y mucho más informándome inesperadamente que la carrera de Kine en sí no era de su agrado, sino "su responsabilidad".

Yo, tal y como ha ocurrido en otras ocasiones de cualquier tipo, me quedaba sin saber qué contestarle o preguntar para alivianar el asunto de alguna manera. Y aunque lo intenté, por un momento mis respuestas parecieron sólo haber empeorado un poco la situación.

Por un segundo opté en dejarla estar y no continuar con la conversación, pero aquello me sabía incluso más mal. Y he ahí mi razón del porqué lo único que atiné a hacer fue brindarle la idea de que pidiera ayuda a alguien más para estudiar. Y claro, me refería a mí mismo. No soy indiferente ante ese hecho, pero por esa misma razón, puede ser que Megu haya acertado en su observación.

—Bueno, no importa, ¿cuándo se supone que la ayudarás? —preguntó Megu, inclinándose repentinamente sobre mí y apartándome un poco de mis pensamientos.

—Mañana, por el horario de almuerzo.

—Ah, ¿entonces tienes un hueco de tu tarde disponible para mí? —ahora rodeó sus brazos en mi cuello. Extrañado, fruncí el ceño.

—... Quizás.

—Necesito un "sí" como respuesta, no una suposición.

—¿Un "sí"? ¿Y por qué no puede ser un "no"?

—¿Por qué me dirías que no?

—Porque estoy muuuy ocupado.

—Ooooh, ¿enserio?

—Muy, muy ocupado.

—¿Acaso estás intentando invertir los papeles en esta relación? —preguntó un poco más divertida, pero me limité a permanecer en silencio para dedicarle una sonrisa sutil mientras ella reclinaba su mejilla sobre mi labios, como si esperara un beso justo allí. Y aunque se lo di, rápidamente me aparté con disgusto al sentir todo el sabor a crema facial sobre mis labios.

—Pfffff —limpié mi boca, asqueado—, ¿y esto?

—¿Qué?

—¿Te untaste crema en la cara, o tú te untaste en la crema?

Ella comenzó a reír con serenidad y de manera sorpresiva tomó mi rostro entre sus manos, volviendo a acercarme hasta ella para depositar un largo beso en mis labios a la par en que se acurrucaba más contra mí.

Intenté devolverle el gesto con sutileza, pero con una clase de calidez muy poco prevista, ella paseó sus dedos desde mis mejillas hasta mis hombros, y al colocar sus manos sobre mi pecho, presionó sutilmente sobre éste hasta que logró recostar mi espalda sobre su cama. Prontamente y sin meditar, acomodó su pelvis sobre la mía con cierta fineza y no tardó en comenzar a tantear y a explorar las áreas de mi cuello con el recorrido lento de su boca, finalizando varias veces sobre mis labios con pequeñas mordidas de por medio.

Traté de imitar sus intenciones con poca fluidez, pero en cuanto sus caderas se presionaron más contra mí e iniciaron un deslizamiento sutil de adelante hacia atrás, reaccioné involuntariamente y retuve su movimiento con mis manos.

—Meg, para —mascullé sin más.

—Ah, ¿qué pasa?

Me aparté para mirarla.

Ella tenía sus mejillas enrojecidas y la respiración levemente agitada.

Con palabras nulas en la boca, hablé nuevamente sin pensar.

—... ¿Tienes la puerta con seguro?

—Sí... sabes que siempre la tengo con seguro, ¿por qué?

—Están tus padres en casa.

—¿Desde cuándo nos ha importado eso?

Me mantuve observándola unos segundos en silencio, pero aunque Megu me devolvió una curiosa sonrisa, no logré hallar una respuesta incluso después de que ella comenzó a deshacerse de su camiseta. Y al observar su torso desnudo, mis ojos recorrieron su silueta junto el volumen de sus atributos para intentar entrar en sintonía con ella.

Pero por alguna razón, en este instante había algo impidiéndomelo.

Algo incomodándome, haciéndome ruido en la cabeza y en mi cuerpo.

Megu volvió a inclinarse hacia mí, descendiendo su rostro hasta el mío para depositar besos sutiles y lentos alrededor de éste mismo.

—Meg —volví a llamarla.

—¿Sí?

O era la presencia de sus padres lo que me perturbaba, lo cual era una excusa más que nefasta, o la simple ausencia de mi motivación en este momento.

Pero no sabía qué tan correcto era comunicárselo.

Sin embargo, en el momento en que mi novia estuvo dispuesta a quitarse el sujetador, me incorporé con la intención de interrumpirla una vez más, esta vez sujetando sus hombros y dispuesto a volver a hablar, pero tres golpes provenientes de la puerta de su habitación fueron un poco más veloces que yo, y con ello, una voz se escuchó desde fuera.

—¿Megumi? —preguntó su madre—, ¿estás ocupada?

Intercambiamos una cómplice mirada de leve impresión, pero Megu acabó colocando los ojos en blanco antes de suspirar.

—... No, no, ¿sucede algo? —pregunté ella, levantándose sutilmente mientras yo la ayudaba a acomodarse el sujetador.

—Kyoko ya llegó, para que bajen a saludar, ¿sí?

Ahora frunció el ceño, claramente confundida y extrañada al igual que yo.

—Sí, vamos enseguida —contestó. Pronto, se escucharon los pasos de la señora Akine alejarse de la habitación. Ahora Megu, a postura más firme, buscó su camiseta para volver a colocársela del tirón mientras yo me abría a preguntar:

—¿Kyoko?

—Olvidé que hoy venía a cenar con nosotros.

—Ni siquiera me acuerdo de la última vez que la vi.

—Yo tampoco —Megu se aproximó hasta el espejo de su cuarto sin cuidado para acomodarse el cabello. Noté que su camiseta yacía mal ajustada y contraída en la zona de su cadera, así que me levanté de la cama y me acerqué hasta la castaña para estirar su prenda. Con un tenue silencio, noté repentinamente desde el reflejo la seria expresión que abruptamente Megu se traía en la cara. Como si se la hubieran pintado sin previo aviso de esta manera, por encima y con total apatía.

—¿Todo bien?

—Sí —tras ordenar su flequillo, tomó un respiro antes de voltear a mirarme—, ¿te quedarás a cenar?

—No, hoy no.

—¿Por?

—Se hace tarde, debo llegar a ponerme al día con algunas cosas de la uni.

—Bien... ¿pero entonces sí nos veremos mañana?

Atendí a su mirada sin replicar nada. Sus mejillas continuaban tenuemente ruborizadas ante lo reciente, y si bien yo aún poseía un tirón en la cabeza por mi inexplicable incomodidad, ella sonrió cuando yo asentí.

Nos encaminamos hasta la salida de su habitación y descendimos por las escaleras hasta la primera planta. Desde el salón de estar, podían oírse las voces de sus padres sumadas con las de su prima Kyoko, con la cual y personalmente, no me topaba desde inicios de nuestro noviazgo. Sé que poseen el mismo rango de edad, pero Megu pocas veces me ha platicado sobre ella, ya que al parecer y con el tiempo se han vuelto distantes entre sí.

—¡Megu! —exclamó la chica en cuanto nos asomamos a la sala, y se avecinó casi con un brinco para abalanzarse sobre mi novia, quien la recibió con su inalterable actitud— ¡Te extrañé tanto!

—¿Cómo estás, Kyoko?

—¡Bien!... ¡Hola! —saludó, ahora con su mirada posada en mí— ¡Guau, hace tiempo que no te veía a ti también! ¿Cómo estás?

—Bien, gracias —contesté.

—Kyoko nos comentaba que realizará su práctica profesional aquí en Konoha, ¿verdad, cariño? —preguntó la señora Akine a la misma invitada, la cual no dudó en replicar.

—Así es, estoy hospedándome con mi madre en una residencia a unos minutos de aquí, pero ella no ha tenido tiempo de acompañarme esta vez—dijo, con una pequeña reverencia como modo de disculpa—. De todas maneras, dice que vendrá durante estos días a visitarlos.

—Oh, no hay problema con eso. Ambas deben estar muy agotadas tras el viaje. Y sobre todo tú, Kyoko, manteniendo a flote los estudios con tan buenas calificaciones, y ahora preparándote para tu pasantía de Derecho... ¡qué cansancio y maravilla!

—Así es, resulta agotador. Pero la verdad, no podría estar más a gusto conmigo misma por mi esfuerzo.

—Sí... Megumi está casi por las mismas. A fines de año realiza su práctica como psicóloga, y encima, es parte del consejo estudiantil de su carrera —aclamó la señora Akine, casi soltando un suspiro de satisfacción.

—Es una muchacha muy ejemplar, de las mejores de su clase —añadió su padre ahora.

—Jaja, me imagino... debes estar muy contenta —contestó Kyoko, esta vez mirando y refiriéndose a Megu con una sonrisa inserta en los labios— Eso sí, ¡es una pena que no exista tanto campo laboral en Psicología! Yo estaría súper agobiada en tu situación. Aunque de todas maneras y en caso de ser contratada, no pagan taaan mal como tanto se dice, ¿verdad?

Arquee una ceja tras aquél último comentario de Kyoko, y a pesar de que contemplé a Megu de reojo para averiguar su expresión, su madre volvió a capturar mi atención con su siguiente comentario.

—Ay, no. Por supuesto que no. Además, Megumi es tan habilosa que no nos cabe ni una duda de que no se le dificultará en absoluto el encontrar un trabajo a la altura.

—Sí, puede ser... de todas formas, ya vas en cuarto año, ¿no, Megu? —nuevamente, Kyoko la miró— Ya deberías estar echando el ojo en clínicas, centros, o dependiendo del área que escojas y tal para poder surgir a penas te recibas de la universidad. ¡Y si no, podrías emprender otro tipo de negocio, tomar un curso de ingeniería, entre otras cosas más!

¿Meg, emprender otro tipo de negocio? ¿Tomar un curso de ingeniería?

¿Pero qué está hablando esta chica? Pareciera como si hasta se burlara de ella.

Sin embargo, pude notar que ambos padres y la misma Kyoko ahora habían clavado sus miradas en Megu, aguardando una respuesta de ella y quien mantenía un cortés silencio. Intenté adelantarme para interrumpir un poco la conversación, pero la castaña reaccionó casi a la par que yo, tomando la palabra.

—Papá, mamá, Sasuke se va a casa.

—¡Oh! ¿Enserio?

—Sí, no puede quedarse a cenar.

—Es una pena... pero se entiende. Entonces será para otra ocasión, Sasuke —dijo su madre amablemente, a quien asentí a la par en que mis ojos se desplazaron hasta el señor Akine, quien sólo me devolvió el gesto con la misma cordialidad.

—¡Adiós, Sasuke! Fue un gusto verte de nuevo —mencionó por último Kyoko, y luego de dedicarle una fugaz mirada, me retiré del salón de estar para dirigirme hasta la salida, seguido de Megu a mis espaldas.

—Avísame cuando llegues —pidió mientras abría la puerta.

Me voltee para contemplarla y analizarla finalmente por un instante. Ella había permanecido bastante reservada en toda aquella breve conversación con su familia, y seguramente por la misma temática de ésta, ahora Megu traía un semblante bastante indiferente, pero agrio.

—¿No prefieres que me quede? —ofrecí.

—Acabas de despedirte de mis padres, Sasuke.

—Puedo saludar otra vez —dicho esto, ella colocó los ojos en blanco con liviandad—. Te noté incómoda.

—No, sólo estoy cansada.

—¿Sí? —ella asintió y depositó un beso de despedida en mis labios— No prestes atención a lo que te digan —añadí.

—Ya lo sé.

Lo último que vi fueron sus labios oprimiéndose con sutileza antes de dedicarme una voluble expresión.

Una vez que me di la vuelta, escuché la puerta cerrarse a mis espaldas y me quedé con una áspera sensación durante el trayecto hasta mi casa. No era difícil percibir cuándo Megu se envolvía en una actitud más irritable cuando alguna situación no era de su gusto, y esto, con todo lo relacionado a la universidad, era más que notable.

Cada vez que voy a su casa y sus padres se encuentran presentes, existe algún momento en el que cualquier tema vinculado a sus estudios se menciona. Y siempre es Megu quien queda con la última palabra al interrumpir la conversación con otra temática o con respuestas tajantes. Incluso yo pocas veces he logrado que ella me comente un poco acerca del porqué evade esto mismo, pero lo regular, es que me conteste de la misma manera que a sus padres. Y la última vez que charlamos acerca de algo vinculado a esto, ocurrió cuando discutimos por la prioridad que ella impone ante su carrera y el poco tiempo que existía para los dos.

A base de sólo suposiciones y mis propias reflexiones, sólo podía concluir que, tal vez toda esa exigencia que Megu mantiene de por sí con su carrera, podía ser a consecuencia de sus padres. Y aunque de por sí, es mejor no tocar este tipo de asuntos con ella porque quizás le resultan agotadores, aún así mantiene el ritmo en continuar exigiéndose, según mi punto de vista.

Pero al fin y al cabo, tampoco sé qué más hacer por ella.

El carro de mi padre no se encontraba aparcado, y aunque el interior de mi casa poseía la luz del salón principal encendida, divisándose así desde la calle; realmente, ni siquiera mi madre parecía estar.

—Mamá, estoy en casa —anuncié al quitarme los botines negros desde la entrada, aguardando unos pocos segundos para recibir una respuesta. Pero mi hogar yacía tan, tan silencioso, que la respuesta era un poco obvia— ¿Mamá? —sin embargo, la volví a llamar con vagancia. Me deshice de mi chaqueta y la acomodé sobre el sofá, y al pasear mi vista por los alrededores para confirmar que mi madre no se encontraba, logré divisar desde mi posición hacia la cocina una voluminosa caja situada sobre el mesón.

Me acerqué con la intención de servirme un vaso de agua, aunque frené mi paso al reconocer que, lo que se encontraba en el interior de la caja, era un montón de aquellas botellas de soda de la marca Kagomi, sabor a tomate.

Tomé una entre mis manos y estudié su aspecto como la primera vez, provocándome un efecto de extrañeza al no saber la razón el porqué yacían tantas de estas en mi casa y de manera tan repentina.

Tal vez mamá las compró, ¿no?, fue lo primero que pensé.

Y supuse también que podrían ser para mí.

Mi madre es muy detallista con esas cosas. Varias veces cuando se va a comprar mercadería para el hogar, se ha tomado la molestia de traer alguna que aperitivo de mi gusto sin avisarme con anterioridad. Así que aprovechando y considerando esto mismo junto con mi intriga por no saber en dónde se encontraba ella en estos momentos, extraje mi móvil.

Yo
Oye

Dónde estás?

Le escribí, a la par en que abría la misma botella en manos. Por suerte, mamá se encontraba en línea para responder casi al instante.

Mamá
Estoy en casa de
la señora Sanjō!

Tú has llegado ya
a casa, cariño?

Yo

Por qué estás
tan tarde allá?

Mamá
Hijo, apenas van a dar
las 9 de la noche

Yo
Por eso

Tarde

Mamá
😂😂

Iré a casa en un rato

Yo
Bueno

Y papá dónde está?

Mamá
Salió con sus amigos

Ha pasado por la casa
luego del trabajo, se
duchó y se marchó
poco después

Qué raro.

Y por eso mismo, mamá debe de encontrarse haciendo sus actividades de jardinería donde la señora Sanjō, ¿no? O quizás, simplemente está cenando con ella. Sin embargo, sin tomar mucha atención a esto volví a escribirle.

Yo
Oye

Gracias

Mamá
Gracias de qué,
cariño?

Yo
Por las botellas de
soda que compraste

Mamá
Aaaah

Ya las viste?

No las he traído
yo!

Fue tu padre el que
las compró para ti

Antes de llevarme la botella de soda a la boca, me he detenido en seco para volver a mirar esta misma al leer los mensajes de mi madre.

¿Mi papá?

Ahora, observé la caja de botellas un poco absorto y con una notoria sensación de extrañeza.

¿Él me las ha traído?

Mamá
Desde que vino Itachi la
y te dio a probar esa soda,
tu padre estuvo como crío
buscando un sitio en donde
las vendieran por mayor

Yo
Ah

Pero tú le pediste
que las comprara?

Mamá
No cariño

No terminaba de creerlo del todo, pues continuaba pareciéndome rarete, a decir verdad. Pero literalmente y según mi madre, papá sí las había comprado para mí.

Notando que mis cejas habían estado arqueadas estos segundos al mirar esa caja de botellas, relajé mi semblante y suspiré, ciertamente satisfecho. Además, sabiendo que de éstas no se venden en cualquier lugar, ahora mismo podría echarme en la cama a tocarme los dos huevazos fingiendo que no existen mierdas rondando gracias a la botellita esta.

Toca darle las gracias a mi padre, entonces.

Ahora sí, me brindé el lujo de darle un sorbo a mi soda, permitiéndome sentir ese terroso y gustoso sabor tan característico del tomate. Y sin mantenerme en pie más en la cocina, me abrí paso hasta mi habitación para quitarme la sudadera y estirar un poco las zonas de mi cuerpo para relajar éste mismo. Al cabo de unos minutos concentrándome en esto último, sentí una vibración desde el bolsillo de mi pantalón, y al extraerlo, me percaté de que había recibido una notificación desde mi Instagram, pero extrañamente desde mi cuenta secundaria.

haru.sunnshine ha comenzado a seguirte.

Fue lo primero que leí.

Un poco desorientado ante la información y permaneciendo unos segundos estático en mi posición, acabé por sentarme sobre la silla de mi escritorio con algo de tardía para prestar un poco más de atención.

¿Y esto?

Ahora que lo pensaba, había ignorado y olvidado por completo que Sakura nunca me dio follow de vuelta en esta cuenta. Y si bien me había tomado por desprevenido, menos me hubiera esperado recibir un mensaje de ella justo después de eso.

haru.sunnshine
Ay

Me habré tardado
demasiado?

Me escribió.

Fruncí el ceño con involuntaria gracia, pues además, no sabría decir si esta es la primera vez que ella inicia una conversación por el chat.

Tal parece que sí.

sssdark_boy

Un mes nada más

haru.sunnshine
Aaaaa🤧

Bueno, tampoco he
sido taaaan impuntual

Cierto?

sssdark_boy
Ya verás tú jsjsj

haru.sunnshine
Jajkjskaj perdón!😖

Contemplé el chat un momento tras ese último mensaje por su parte, pero como tampoco se me ocurría bien qué replicar de vuelta, apagué el móvil para hundir mi espalda contra el respaldo de la silla, levemente a gusto con la situación.

Pronto le di otro sorbo a la botella de soda mientras mantenía mi mirada un tanto esparcida en mi silenciosa habitación, y se me pasó por la cabeza el fugaz recuerdo de cómo me topé con Sakura a eso de las doce y media del día. Eran escasas las posibilidades de cruzármela en la universidad si, precisamente y antes de los miércoles, no compartíamos ninguna otra clase. Dado a esto mismo, sólo creí que podía dignarse a escribirme desde su cuenta principal por Instagram, pero teniendo en cuenta lo indiferente que ella misma había sido las únicas dos veces que le mensajee por allí; también sabía que era poco probable que lo hiciera.

Y en efecto, como no lo hizo concluí que la idea de ayudarla quedaba descartada, hasta que me la topé en persona. Estaba levantada en la entrada como si esperara a alguien, pero a la vez se miraba un tanto dubitativa. Y sin embargo, no esperaba que finalmente decidiera preguntarme si podía ayudarla con sus estudios para el examen, pero fue lo que sucedió.

haru.sunnshine
Yyy cómo estás?

Volvió a escribir tras el pasar de unos pocos minutos, anunciándomelo con la vibración de mi teléfono. Y curioso, me mantuve mirando el chat un instante antes de contestar.

sssdark_boy
Bien y tú?

haru.sunnshine
Bieeen

Mmm

Quería hablar contigo

sssdark_boy
Sobre?

haru.sunnshine
O sea

Es por lo del sábado

Ya sabes

Todo ese asunto, no
habíamos hablado hasta
hoy, dos días después,
y bueno 😓

Comenzó. Yo, con algo de rareza, permanecí atento a sus siguientes mensajes con aquel gusto a tomate sobre mi boca.

haru.sunnshine
Mmh, la verdad no sé
bien cómo decírtelo :(

Pero tengo la sensación
de que me desubiqué

Y muchísimo

Es decir

Perdón por haber actuado
u hablado de forma tan

No sé

Desesperada, abrupta

No quería incomodarte así

Esperé a que dijera algo más debido a la manera tan pausada en que ella envió todos estos últimos mensajes, como si pudiese imaginármela en primera persona diciendo cada palabra entre titubeos, moviendo sus manos, con su cabeza balanceada, sus ojos bailando, y con la cara tenuemente enrojecida. Pero al ver que otro mensaje no llegaba por su parte, contesté.

sssdark_boy
Ah

Bueno

Te sientes mejor?

haru.sunnshine
Yo?

sssdark_boy
Claro, tú

haru.sunnshine
Oh

Sísí, claro que sí

Pero y tú?

Quiero decir

No sabía si tú estarías
desconcertado

O algo parecido:(

Tal vez fui demasiado
invasiva

Y ni siquiera nos conocemos
bien como para darme el
permiso de actuar así

Sólo, bueno

Tenía la cabeza hecha un
lío, y perdón si suena como
excusa

Pero no tengo otra explicación

De verdad lo siento😞

Una ola de amargura me recorrió el pecho. Por un lado y aunque podía ser esperable viniendo de Sakura, no entendía muy bien su preocupación. Y por otro, el leer una frase en específico de su parte me había sacado un poco de lugar.

"Ni siquiera nos conocemos bien".

Lo cual mentira no es, pero si me doy el lujo de contemplarlo desde otro punto de vista...

sssdark_boy
Claro

En el momento
no me lo esperaba

Pero ahora mismo
me da igual

haru.sunnshine
Cómo?

sssdark_boy
Eso

Si ya fue al final

haru.sunnshine
De verdad?

No comprendo bien

sssdark_boy
El qué?

haru.sunnshine
No sé

Bueno, que me digas
que básicamente no
importa

Que "ya fue"

sssdark_boy
No me refiero en
el mal sentido

haru.sunnshine
Lo sé!

Entiendo a qué te
refieres, pero es que

Por eso mismo me
preocupa un poco más

Por decir así

No sé cómo explicarlo

:(

sssdark_boy
Es que no creo que debas
disculparte por algo así

Es todo

Con su "leído" en el chat inserto tras mis últimos dos mensajes, aguardé varios segundos a su respuesta.

haru.sunnshine
Entonces no pasa
nada?

No estás molesto?

O incómodo?

sssdark_boy
No

Ya pasó

Y una vez más, permanecí otros nuevos segundos mirando la pantalla con el "leído" de Sakura en mis mensajes, esperando su respuesta la cual nuevamente y como ocurre de costumbre, tardó en llegar.

haru.sunnshine
Gracias

De verdad

No sé qué decirte :(

Estaba angustiada

Y que me digas que ya
pasó, me deja más
tranquila

Suena exagerado, perdón

Pero tenía algo ya en la
garganta de pensarlo
tanto

sssdark_boy
Tan así?

haru.sunnshine
Más o menos, sí 😓

Sí, no terminaba de entender el porqué tanta preocupación. Con casi dos meses transcurridos desde que la conocí, aún si no somos cercanos ni mucho menos, la he visto en situaciones más bajas a comparación de un inconveniente más simple en donde sólo se mostró agobiada desde un chat, la cual ni siquiera se trataba de una discusión como tal.

Pero en cada una de esas situaciones, ella ha pedido disculpas como ahora.

¿En verdad le afecta tanto?

No sabía si incluso era necesario analizarlo, pero a la par, también todavía me causa curiosidad el cómo Sakura parece tener tan poco filtro para hablar en ocasiones, aún si es sólo por el chat. Cómo es tan directa para pedir disculpas de esa forma, para intentar explicarse aún si no lo hace a la perfección, y para expresarse en general.

Y por lo mismo, también tenía mis propias suposiciones que, en más de una ocasión, ya se habían confirmado.

sssdark_boy
Eres muy sensible

No?

haru.sunnshine
Mh?

Sensible?

sssdark_boy
Mh

Sensible

haru.sunnshine
Oh

No lo sé

Te diría que sí,
un poquito?

sssdark_boy
Un poquito?

haru.sunnshine
Sí, un poquito

O un poquito harto😓

No es como si me
gustara, la verdad

Jajsdkdjs

Por qué la pregunta?

sssdark_boy
Para intentar entenderte

haru.sunnshine
A mí??

sssdark_boy

haru.sunnshine
Por??

Al leer esta última pregunta, mis dedos se frenaron un instante a pocos centímetros de mi celular, sin estar seguro de cómo contestar a esta misma, o más bien cómo explicarme. Pues la verdad, ni siquiera yo tenía idea, sólo tenía curiosidad. Así que para evitar una confusión de la que ni yo mismo estaba claro, preferí pasar del tema.

sssdark_boy
No sé, en fin

Si llegase a ocurrir algo
parecido y tienes algo que
decirme, sólo házmelo saber

No me habría enterado
que te afectaba si no me
lo hubieras dicho

Sakura permanecía constantemente en el chat, leyendo los mensajes de manera instantánea, pero su "escribiendo" aparecía y desaparecía consecutivamente, como si vacilara al contestar. Y de hecho, una vez más volvió a tardar en darme una respuesta.

haru.sunnshine
Sí, lo sé

Sólo que

Es que es lo que te
dije, tampoco quiero
incomodarte

O mejor dicho, no quiero
que hallan conversaciones
incómodas

sssdark_boy
Da igual

Es mejor tener un rato
incómodo y conversar

A pasar horas o días
angustiada por eso

haru.sunnshine
Sí, sé que tienes
razón

A decir verdad,
lo intento

Aunque

Ay, sabes qué
me sucede? :(

Se siente agradable
conversar contigo

Es divertido

Sé que tampoco
lo hacemos tanto

Pero no me gustaría
romper eso con esta
situación

Y a la vez, aunque me
sienta rara porque dices
que no importa

Me hace sentir mejor

Puf, no lo sé :(

Qué agobiante darme
tantas vueltas

Suena como una
tontería jaksjak

Leí estos mensajes por un momento, tomándome unos segundos antes de pensar una respuesta, y mis ojos se detenían en un comentario específico.

¿Que se siente agradable conversar conmigo?

Viniendo de Sakura, no me lo hubiera esperado.

sssdark_boy
Sí?

Es una tontería?

haru.sunnshine

O a veces se siente así

Ay, no sé

Olvídalo

Creo que estoy
hablando demasiado

sssdark_boy
Jjsjdsj

Y?

haru.sunnshine
Mucho texto

Como dijiste tú una
vez sjkjda

sssdark_boy
Ah

Pero yo ya me
acostumbré xd

haru.sunnshine
A qué??

sssdark_boy
A que seas cotorra

haru.sunnshine
JKDSFJJSKDF ay!!

Cómo que cotorra??

sssdark_boy
Fue la palabra más
decente que se me ocurrió

haru.sunnshine
De decente, tiene poco!

Pero quizás tienes
razón jksdfjks

Eso mismo estaba
pensando

Yo te envío como 100
mensajes en un ratito

Y tú me respondes con
uno, dos, a lo más tres!!

sssdark_boy
No siempre

A veces respondo
con cuatro

haru.sunnshine
JKDFJSKFJKA

O cinco también!

Continué hablando con Sakura varios minutos más, y la conversación poco a poco perdió esa leve rareza que se había generado en un principio por sus disculpas. A cambio, continuamos la charla con mensajes más simpáticos y enérgicos por su parte, como suele acostumbrar por el chat. Con ello, también me comentó que al final me había hecho caso con respecto a pedirle ayuda a un compañero para estudiar, y aunque claramente no me mencionó ningún nombre de por medio, no hacía falta ignorar el hecho de que se refería a mí.

Con este giro en la conversación, otro balde de incomodidad se me vertió en la cabeza.

Según lo que había entendido en un principio, a Sakura le pareció extraño el hecho de que yo no le haya tomado mayor importancia a aquel inconveniente del día sábado. Pero para mí era completamente lógico. Sí, reconozco que me incomodó toda aquella situación y que ni siquiera supe cómo contestarle, pero luego de esto, yo ya había tenido la oportunidad de ver a Sakura hoy, de conversar con ella en persona e incluso de acordar reunirnos mañana para finalizar este lío que tanto la había acomplejado, según mi posición.

Por ende y para mí, la situación del sábado era agua pasada.

Pero para Sakura, claramente no.

Desde su perspectiva, era como estar en dos situaciones con dos personas distintas; la primera con un chico desconocido al que le ventiló una inquietud por chat, y la segunda, con un compañero de su universidad, al cual sólo le pidió ayuda para estudiar Anatomía.

Tengo que hacer algo con esta cuenta secundaria, era lo que se me pasaba por la mente.

¿Pero qué?

¿Eliminarla y ya está?

Al final era lo más lógico, pero por alguna razón, tal y como me sucedió una vez, me incomodaba más el pensar en acudir a esa solución porque mis tontos dedos me lo impedían.

Ya la había cagado desde el momento en que le respondí una historia por primera vez, y ahora, ¿no me daba el coraje de eliminar la cuenta y ya?

¿Por qué?

Dejé de darle muchas vueltas a esto cuando escuché la puerta de la entrada de mi casa abrirse y cerrarse con una breve pausa, y con ello, se escuchó la voz de mi madre llamando a mi nombre. Me platicó un momento y me explicó que hoy no había jardineado, sólo se había reunido con otra de sus vecinas a pasar el rato y cenar. Nuevamente, se trataba de una señora que yo, en lo personal, pocas veces la había visto por el pasaje al igual que la señora Sanjö.

Me parecía extraño que de repente mi madre se mostrara tan social. Normalmente siempre permanecía solitaria y esperando a que yo llegara de la universidad, pero si el compartir con vecinas la mantenía de buen humor, pues bien por ella.

Un momento más tarde, cuando decidí prepararme algo para cenar, recordé vagamente que había olvidado mensajearle a Megu a causa de que ella me lo había pedido. Además, también quería corroborar cómo se encontraba en estos momentos y con toda esa visita de Kyoko.

Yo
Llegué a casa

Así que con clara tardía, le envié este mensaje una vez que me instalé en la cama tras acabar de comer y cepillarme los dientes.

Yo recibí su respuesta unos pocos minutos después.

Megu
Casi dos horas
después?

Yo
No

Olvidé decírtelo

Megu
Sí, lo noté

Yo
Jjdsjds

Cómo estuvo la cena?

Megu
Pues igual que
siempre

Normal

Yo
Sí?

Siguieron hablando
sobre la uni y esas
mierdas?

Megu

Yo
Y entonces?

Megu
Nada, bien

Yo
Y Kyoko?

Megu
Qué tiene?

Yo
Ya se fue?

Megu

Yo
Y todo bien con ella?

Megu

Ante las respuestas tan secas de Megu, supuse nuevamente que ella no tenía ansias de conversar respecto al tema.

Yo
Que bueno

Yo me iré a
dormir en un rato

Megu
Tan pronto?

No estudiarás para
tu examen?

Yo
En eso estoy

Pero ando cansado,
lo haré mañana

Ella dejó el visto un par de segundos, permaneciendo en línea con una nula respuesta. Así que volví a escribirle para retomar una conversación.

Yo
Nos vemos a la
tarde o no?

Megu
Te aviso

Yo
Por?

Megu
Tal vez esté ocupada

Yo
Sí?

Dijiste que
querías verme

Megu
Pero estarás ocupado
también, no?

Yo
Con qué?

Megu
Estudiando

Con tu compañera

Yo
No

Te dije que sería solo
durante el horario de
almuerzo y poco más

Megu
Ah, es cierto

Yo
No quieres?

Megu
No es eso

Mañana veré qué

Yo
Ok

Todo bien?

Megu
Sí, Sasuke

Es la tercera vez que
lo preguntas hoy

Yo
Normal, no?

Megu
Normal por qué?

Yo
Porque estás rara

Megu
No

Es lo que supones

Yo
Jjsdjs

Meg, hablas como si
nos conociéramos
desde hoy

Megu
Sólo estoy cansada

No quiere decir que
esté rara

Ya te lo había dicho,
así que deja eso

Un latoso suspiro despegó de mi boca de manera involuntaria, y antes de responder me quedé mirando el chat releyendo esas últimas respuestas, percibiendo los dedos más pesados cuando comencé a teclear una última vez.

Yo
Ok

Iré a dormir

Megu
Vale

Yo también

Hablamos mañana

Yo

Buenas noches

El visto de Megu apareció en el chat rápidamente, pero como su respuesta tardó en llegar durante unos pocos segundos sobrepasando los cinco minutos, supuse que al final nuestra conversación había terminado ahí.

Otro suspiro se me acomodó en la garganta, pero cuando apagué el móvil y miré hacia arriba para darme cuenta de la tensión que me traía en la cara, preferí aflojar mi semblante para voltearme sobre la cama en busca de una posición más acogedora. Era un tanto inevitable el ignorar la actitud de Megu, pero sabía que insistiendo no llegaría a ningún lado, opté por no calentarme la cabeza.

De todas maneras, ¿qué conseguiría?

Cerré los ojos con la intención de dormir, pero de pronto, una última notificación arrojó mi celular.

Megu
Buenas noches,
Sasuke

. . .

haru.sunnshine
Buenos díaaaas!

Fue la primera notificación del día, de la cual no me percaté hasta que me desperté alrededor de las ocho de la mañana.

Sin embargo, este saludo de Sakura yacía en el chat desde las 4.38 de la madrugada.

¿Es broma?, pensé, a penas perplejo por la hora.

sssdark_boy
Hola?

Contesté, tomándome unos segundos para frotarme los ojos con los dedos y espabilar. Había dormido como feto recién parido, y con un breve bostezo de por medio, la pelirrosa me respondió de vuelta al poco tiempo después.

haru.sunnshine
Aaaah

Despertaste!

Cómo estás??

sssdark_boy
Bien

Y eso?

haru.sunnshine
Qué??

sssdark_boy
"Buenos días"

A las 4 y pico de la
mañana?

haru.sunnshine
Aah

Sí!

Qué tiene??

sssdark_boy
Fuaa

Rarete, no?

haru.sunnshine
Ay!

Por qué?? :(

sssdark_boy
Ni mi abuela difunta
madrugaba tanto

haru.sunnshine
Mh??

Cómo que difunta??

sssdark_boy
Jsdjdsj

Es chiste

Contesté. Pero de repente, se me iluminó la cabeza y me acordé.

sssdark_boy
Ah no

No es chiste

haru.sunnshine
Cómo que no lo es??

sssdark_boy
Sí se murió

haru.sunnshine
Qué???

sssdark_boy
Por qué te despertaste
tan temprano?

haru.sunnshine
Esperaaa

Tu abuelita de verdad
se murió?:(

sssdark_boy

haru.sunnshine
Ayyy

Lo siento tanto! 😞

sssdark_boy
JDSJSJD

Pero si ni me
acuerdo de ella

haru.sunnshine
Ay

De verdad??

sssdark_boy
Ay

haru.sunnshine
Ay

Cielos!

sssdark_boy
Ay

Recorcholis

haru.sunnshine
JKSDJFSDKJF qué
pasa!😖

sssdark_boy
Con qué?

haru.sunnshine
Por qué dices "ay"??

Estás bromeando u
algo así??

sssdark_boy

haru.sunnshine
"Sí" qué?

Estás bromeando??

sssdark_boy

haru.sunnshine
Por qué!

Si estábamos hablando
de tu abuela!

sssdark_boy
Y?

haru.sunnshine
Hasta yo siento lástima!

sssdark_boy
Bueno

Y?

haru.sunnshine
Ay ya

Que pesado!

sssdark_boy
Ay ya

Gracias

Entonces? Por qué te
levantaste temprano?

haru.sunnshine
No entiendo tu chiste
del "ay", de verdad!

sssdark_boy
🕴🏻

haru.sunnshine
Me explicas?

sssdark_boy
Que siempre dices "ay"

haru.sunnshine
Sí??

Y qué pasa con eso??

sssdark_boy
Nada

haru.sunnshine
Nada?

Cómo nada??

sssdark_boy
Pues nada

haru.sunnshine
De verdad??

Y por qué lo repites??

sssdark_boy
Por nadaa

haru.sunnshine
Pero dimee

Tiene algo de malo??🤧

sssdark_boy
Nooooo

No tiene nada de
malooo

haru.sunnshine
Segurooo?

sssdark_boy
Que sí

Me vas a decir por qué te
levantaste a las 4 a.m

O quieres alargar más la
conversación por nada?

haru.sunnshine
🧍🏻‍♀️

Uy

"Alargar la conversación
por nada"??

Por qué me hablas así?

sssdark_boy
Así cómo??

haru.sunnshine
Despertaste de mal
humor??

sssdark_boy
Yo??

haru.sunnshine
Noooo

Si será la vecinaaaa

Obvio que tú!

Con quién más estoy
hablando!

sssdark_boy
Pfff

Sabes qué

Me iré a duchar

haru.sunnshine
JSJAKJDSASJJAS

AYYY

Sí te despertaste de
mal humor!!

sssdark_boy
No, me desperté recién

El cerebro todavía no
me funciona

Y tú vienes a bombardearme
con tres mil preguntas?

Y que de esas tres mil
preguntas, todas suenan
igual?

haru.sunnshine
Bueno, pues mi cerebro

A cambio del tuyo

Ahorita sí está funcionando
porque yo no acabo de
despertar!!

sssdark_boy
Y es lo que te estoy
preguntando

Por qué estás despierta
desde tan temprano

Pero tú sigues preguntando

Y preguntando

Y preguntando

haru.sunnshine
Por esoooo!

Te molesta? :(

sssdark_boy
Noooo

haru.sunnshine
Entonces qué tiene de
malo que preguntee😭😭

sssdark_boy
NADAA

No tiene nada de
maloooo

haru.sunnshine
Mentiroso!

Por algo me lo diceees😭

sssdark_boy
Ya chaoooo

Chaoooo

haru.sunnshine
Oye!!

JKSDFJASKDFJ

sssdark_boy
Me voy a bañar

Chaochaochao

Apagué el móvil de una buena vez y lo dejé a un lado de la almohada, permitiéndome tomar una gran bocanada de aire con el rostro direccionado hacia arriba. Pero aún así, continué sintiendo las vibraciones de mi celular anunciando los nuevos mensajes de Sakura.

Mierda, ¿tan temprano derrochando tanta intensidad?, fue lo único que atiné a pensar.

Intenté embriagarme de un forzoso mal humor por esto y por el sueño que aún me tenía un poco embobado y con los ojos arenosos, pero a cambio, una tonta sonrisa se me esbozó en los labios.

Es que está peor que Naruto.

haru.sunnshine
JASJDFKASJ

Ayyyy ya bueno!!

Me desperté temprano
porque fui al baño en la
madrugadaaa

Y después de eso

Me costó tanto conciliar
el sueño que supe que
no volvería a dormir!

Y ahora ando nerviosa,
así que necesito hablar

Descargarme

No séeeee

Te estoy utilizando como
comodín, lo admito

JASKDJFASKDJ

Leí sus mensajes en cuanto salí de la ducha y sequé mi cuerpo con la toalla, pero sin volver a tardar demás, contesté más despabilado y ligeramente agraciado al echarle una fugaz ojeada a todos los mensajes de Sakura, inclusive a los anteriores a estos últimos.

sssdark_boy
Como comodín más
encima

Ni te da pena soltarlo

Nerviosa por qué?

Sakura volvió a insertarse en el chat a los pocos segundos después. Literalmente, era como percibirla más despierta y ensimismada que nunca antes, tal vez por la misma razón de que yo aún me encontraba en un mood completamente contrario a ella.

haru.sunnshine
Porque como tengo
que estudiar con mi
compañero a la tarde

Ahora estoy
intentado repasar

Para simular que
algo del contenido
entiendo

Fruncí el ceño con gracia.

sssdark_boy
Y ha dado resultado?

haru.sunnshine
Noooo

No demasiado

Que lío, de verdad :(((

sssdark_boy
Jsjsdj

No te rayes tampoco

Por algo pediste
ayuda

haru.sunnshine
Lo sé:(

Pero igual, qué pena
sería quedar como
completa ignorante!

O sea literal

Él va a estar explicándome

Hablándome de huesos

Músculos

Barbaridades

Y yo así

Reí con extrañeza al ver la imagen, pero prontamente, un grito proveniente del pasillo me desconcentró.

—¡Entonces eso es lo que pretendes!

—¡Basta, Fugaku!

—¡Alejarme, amargarme la vida a tu conveniencia! ¡¿No es así?!

—¡No pienso continuar discutiendo contigo!

—¡¿Desde hace cuánto me vienes mirando la cara de imbécil, eh?! ¡Dímelo, Mikoto! —ahora, se escuchó un sordo portazo— ¡Eres una paranoica! ¡¿Me escuchas?! ¡Eso es lo que eres!

Abrumado por tanto griterío e insultos de por medio, salí de mi habitación desconcertado para averiguar la razón de esto mismo, pero lo primero que divisé, fue a mi padre frente a la puerta cerrada de su cuarto. Al parecer, mi madre se había encerrado en este mismo, y mi padre yacía por fuera y estático, con los puños apretujados, ahora envuelto en un pesado silencio como si una carga de energía chocante estuviera flotando sobre el hogar.

Me mantuve unos segundos en silencio observándole la espalda, y con una agobiante marea inundándome la cabeza, solté un suspiro para hablar.

—Seguro los escuchan desde la calle —mascullé—, ¿qué mierda les ocurre?

—Nada que te incumba —soltó él, dándose la vuelta prontamente para encaminarse hasta el salón, pasando por mi lado y sin siquiera mirarme a la cara.

Perseguí su silueta de reojo, inerte también bajo el marco de mi puerta.

Apenas me daba cuenta de que mi padre traía puesta su uniforme de trabajo, pero éste yacía desordenado y arrugado. Ni siquiera traía su corbata atada sobre el cuello. Además su cabello, el cual siempre era rociado en laca para proporcionar orden y fijación, ahora mismo había perdido toda voluntad. En lugar de caer en elegantes ondas o permanecer en su lugar, cada mechón se direccionaba con rebeldía hacia arriba y en distintas direcciones.

Analicé un momento esto mismo y tomé en cuenta que ayer por la noche no me percaté del momento en el que mi padre volvió a casa luego de aquella supuesta salida con sus amigos. Pero viéndolo en estas pintas, me daba la sensación de que no hace mucho había regresado.

Luego, aceché la puerta de la habitación matrimonial. Mi madre aún yacía en el interior de ésta, y no emitía ni un sólo sonido.

Ahogando un suspiro, me digné a caminar por el pasillo hasta el salón de estar, justo donde mi padre se encontraba tumbándose sobre el sofá.

—¿No irás a trabajar? —pregunté.

Escuché un leve resoplido por su parte antes de una seca respuesta.

—No te llevaré hoy a la universidad.

Desconcertado, coloqué los ojos en blanco.

—... No iba a pedírtelo tampoco —contesté. Con tosquedad me dirigí hasta la cocina intentando ignorar la presencia de mi padre justo por fuera de ésta y me enfoqué en prepararme un emparedado para desayunar.

Manteniéndome concentrado en esto mismo, mis ojos otearon un par de veces hasta esa caja de botellas de soda que aún permanecían en el mismo lugar desde el día anterior, y con ello, agucé la mirada hasta mi padre por última vez.

Ahora mismo se me había desvanecido toda esa cordialidad por darle las gracias, y permanecí con este mismo pensamiento hasta que dieron las 9 y pico de la mañana. Me mantuve en el interior de mi cuarto durante esta pequeña estadía, pero dada la hora de marcharme hasta la universidad, noté que por alguna razón mi padre había vuelto a salir de casa sin avisar, y no fue hasta que esto sucedió que mi madre a penas se tomó la molestia de por fin salir de su cuarto.

El humor que se traía era incluso más punzante que el de mi padre, y al igual que él, apenas me miraba a la cara.

Sin embargo, no tardó en hacer notar su preocupación hacia mí para asegurarse de que me marchase en buenas condiciones hasta la universidad, con las prendas suficientes para evitar otro resfrío, una buena merienda, y un beso en la mejilla de despedida.

Y aunque aproveché la oportunidad para preguntarle qué era lo que había ocurrido con papá, ella sólo contestó:

—Una tonta discusión de padres. Nada de lo que te debas preocupar.

. . .

Que absurda mentira.

Recargué la zona posterior de mi cabeza contra la ventana del autobús, en pie y con mi bolso en manos. Era fastidioso el darle vueltas a esa discusión involuntariamente como si fuese un conflicto propiamente mío, pero continué obligándome a desprenderme de éste mientras el bus se acercaba poco a poco a mi correspondiente parada.

Cuando descendí, caminé las dos cuadras que me restaban de trayecto a paso ligero, escuchando música con los auriculares mientras veía a otros estudiantes caminar en la misma dirección que yo.

Me detuve en la última cuadra que me restaba por cruzar al toparme con un semáforo en rojo, y desde la calle originada hacia mi derecha, logré ver a otros pocos estudiantes caminando de manera individual hasta la misma posición que yo y aguardando a cruzar. Pero entre ellos, curiosamente logré divisar a Hinata un poco más atrás.

Traía un bolso colgándole desde el hombro izquierdo, y en el derecho, un estuche alto de lo que parecía ser una guitarra o algo parecido de gran tamaño, el cual lo removía sobre sí con notable expresión de incomodidad en el rostro, como si le dificultara cargarlo.

Bastaron unos tres segundos para que la misma ojiperla se percatara también de mi presencia, y al suceder esto, sus ojos se expandieron un poco más para dedicarme una cortés mirada.

—Oh, ¡Sasuke! —dijo con serenidad, a lo que yo asentí sin responder. Me quité el auricular y retrocedí unos pasos para estar a su alcance— ¿Cómo estás?... no te había visto.

—Bien —contesté—, ¿y tú?

—Bien también... un poco cansada.

—¿Por?

—Han sido semanas un poco atareadas... —musitó, volviendo a acomodarse esa funda de violín contra el hombro.

—¿Lo llevo por ti? —pregunté. La ojiperla me miró arqueando un poco sus cejas, y oprimiendo sus labios, asintió con algo de tardía.

—Sí, por favor... —ella intentó quitarse del hombro las correas de la funda con cierta delicadeza, y aunque esto no resultó como tal, el estuche acabó en mis manos, para luego abrirme a acomodármelo en la espalda y cargarlo en su lugar—. Ah, creo que hasta puedo sentir un calambre en el hombro...

—Normal —respondí, pues a decir verdad el instrumento poseía un considerable peso que podría llegar a lastimar, en caso de que Hinata lo haya estado cargando durante más de treinta minutos—, ¿sueles traer esta guitarra a la universidad?

—Oh, es un violonchelo —corrigió, sonriendo levemente—. No lo he traído muchas veces... hace poco pude comprarlo.

—Ah, ya veo —cuando el semáforo iluminó su luz verde, cruzamos junto con varias personas más a la par—, ¿al final te reuniste con Sakura ayer?

—¿Con Sakura? —replicó, torciendo su cabeza con rareza.

—Sí, ¿no se supone que se iban a reunir?

Hinata sostuvo sus ojos en mí, sin nada que decir durante unos segundos. El fin de semana, día domingo para ser más exacto, ella misma me había mensajeado desde Instagram para preguntarme acerca de mi horario los días lunes creyendo que Sakura compartía clases conmigo. Sin embargo, ahora podía notar su mirada vacilante ante este detalle, como si lo hubiera olvidado.

Pero de repente sus ojos se expandieron y enderezó su postura, pareciendo caer en cuenta y a penas.

—¡A-... Ah! Sí, sí... lo recuerdo, es que dormí tan poco, que lo había olvidado... —mencionó, llevándose una mano hasta la frente y manteniendo su rostro hacia la calle— A decir verdad, finalmente no pude reunirme con ella...

—Ah, vale —un poco extrañado con su respuesta, continuamos caminando hasta que nos adentramos a la universidad. Ahora comenzamos a encaminarnos hasta su salón de clase para dejar el violonchelo con ella.

—¿Y... Naruto?

—¿Qué tiene?

—¿Cómo está?

—Bien, supongo. ¿No has hablado con él?

—Oh, sí... pero hoy publican su calificación.

—¿De qué?

—Del examen al que le ayudaste a estudiar... ¿no? —aclaró, mirándome con una blanda curiosidad— Me dijo que está súper nervioso por lo mismo.

Analicé un segundo esto. No se me dificultó recordar aquél último suceso en el que Naruto casi se arranca los pelos cuando me solicitó ayuda para estudiar como varias veces acostumbra. Pero no estaba al tanto de que hoy, tan prontamente, ya le revelaban su calificación.

Ahora que lo consideraba, tampoco habíamos conversado mucho estos días. Pero teniendo en cuenta que durante mi estadía en el bus sí habíamos acordado reunirnos en el receso, justo después de mi primera clase, aguardé hasta ese momento para enterarme un poco de su situación.

—¡Me importa tres hectáreas de tula, yo estoy listo para lo que venga! —gritó Naruto y golpeó sus antebrazos contra la mesa del amplio comedor.

Su rostro estaba arrugado de la pura tensión y habían gotas de sudor deslizándose por su frente, pero también había una forzosa sonrisa en sus labios que ansiaban disimular tranquilidad. A la vez, él miraba ansiosamente la pantalla en negro de su celular esperando a que éste se encendiera notificando la publicación de su calificación.

Entre tanto, yo solo me llevé hasta la boca una de las botellas de soda que me traje desde casa, disfrutando de mi propia serenidad.

—Ah... ¡maldita sea! —exclamó, llevándose ahora las manos hasta la cabeza.

—¿Puedes calmarte?

—¡No!

—Vale —le di otro sorbo a mi botella con indiferencia. Aunque ahora, vi los labios de Naruto temblar mientras sus ojos se achinaban cada vez más.

Su nerviosismo era como el de un crío, pero en Naruto, esto se notaba más lamentable.

—Viejo... —susurró, con la voz tambaleándole—, ¿cómo crees que me fue?

—Mal.

—¡¿De verdad?!

—Ajá.

—¡Aaaaaaah! —chilló, volviéndose loco— ¡¿Y qué hago si es así?! ¡¿Si me va mal?!

Suspiré.

¿Cuántas veces en la vida le he escuchado reclamar y reclamar por la misma situación, por asignaturas distintas?

Miré el reloj en mi celular. Restaban solo trece minutos para que dieran con las 1 p.m, la hora en la que había acordado reunirme con Sakura en la entrada de la universidad.

Con esto, también vacilé los ojos hasta dar con mis bolas de onigiri. Las había extraído de mi bolso durante estos últimos veinte minutos para merendar, pero por algún motivo tenía el estómago revuelto, incluso más ahora. Así que apenas me había entrado apetito por comer.

Prontamente, Naruto pegó un sobresalto y se levantó de su asiento, alarmándome un poco.

—¡MIERDA! —gritó al ver que la pantalla de su teléfono se encendió, anunciándole esa tan esperada notificación. Varios estudiantes situados alrededor del comedor se nos quedaron viendo por un instante, pero cuando éstos volvieron a centrarse en sus asuntos, yo miré a Naruto por el rabillo del ojo, quien contemplaba atentamente su teléfono en manos y visualizando algo que claramente yo, a su comparación, no podía desde mi posición.

—¿Y? —pregunté— ¿Cómo te fue?

Pero él permaneció en silencio varios segundos, observando y observando su teléfono sin decir ni una palabra, sin siquiera desfigurar el semblante en su rostro.

—Naruto —volví a llamarlo.

Como jalea, su cuerpo volvió a caer sobre su silla, derrumbando su torso contra la mesa rindiéndose sobre esta misma.

Se escuchó un quejido de su parte a la par en que se cubría la cara con su antebrazo, pero con su mano libre, no vaciló en tenderme su celular para que yo pudiera averiguar su contenido por mi propia cuenta.

Al tenerlo bajo mi posesión, visualicé la pantalla. En efecto, la notificación era acerca de las calificaciones que habían sido abiertamente publicadas, y en ésta, sólo se mostraba la de Naruto.

D+.

O sea, no logró aprobar.

—... No está mal.

—¡¿No está mal?! —gritó, alterándose por un único instante hasta que volvió a desparramarse en la mesa, cubriéndose con las manos y soltando una estrepitosa bola de aire— Soy un asco para esto, de verdad... ¿qué se supone que haré?

—Es el primer examen del semestre —le recordé—, te quedan opciones para remontar fácilmente.

—Sí, no sé... es que te juro que no entiendo nada... ¡lo sabes!

—Ajá.

—¿Qué hago si me va mal de todas formas? Ni siquiera contigo, que eres un máquina para estas mariconadas, pude entender...

—Tampoco soy profe. No te creas que explico bien.

—El otro día me estabas montando un ejercicio con manzanas, amigo... ¡literalmente!

Iba a buscar una respuesta para contradecirlo, pero con amargura, mantuve mi boca cerrada debido a que tenía razón. Sin embargo, y aunque no era la primera vez que ambos nos tendíamos en esta situación por Naruto, él lucía tan apesadumbrado contra la mesa que hasta era extraña la manera en que esto le afectaba más de lo habitual.

Últimamente sí se ha mostrado más rayado por sus estudios. De hecho, ahora que lo pensaba, he estado percibiéndolo más comprometido que en su primer año, y no sabía qué tan agobiante iba a resultar esto para él con el pasar del tiempo. Pues a decir verdad, tampoco es como si Programación fuera parte de sus ramas preferidas ni mucho menos. Siempre he sabido desde un principio que con esto, Naruto sólo está intentando probar suerte para desafiar sus capacidades en un área que no es de su comodidad ni mucho menos.

—Estuviste a punto de aprobar —bufé, dejando el móvil sobre la mesa—. Ignóralo, y enfócate en los contenidos que vienen.

Naruto permaneció en silencio varios segundos más, aún sin elevar la cabeza y manteniéndose estático.

—Sí, intentaré hacer eso... —contestó, carraspeando y dejando huir algo de aire—, ¿me seguirás ayudando, viejo?

—¿Tengo opciones? —gruñí, provocando que Naruto comenzara a reír.

—Obvio que no, ¡estás condenado! —dijo con liviandad, enderezándose y permitiéndome divisar su rostro por fin para admirar una sonrisa esbozada en sus labios.

Sin embargo, sus ojos brillaban con intensidad.

—¡Bueno! Tu clase pronto va a comenzar, ¿vamos? —añadió, estirando sus brazos al cielo antes de llevárselos tras los hombros. Yo, por otro lado, esperé otro poco antes de apartar mi mirada de él para divisar la hora en mi celular.

Ya eran las 12:58 p.m.

Sólo restaban dos minutos para las 1, y teniendo en cuenta que de aquí hasta cruzar toda la universidad, me tomaba alrededor de otros pocos minutos más, sabía desde ya que tenía que ponerme en marcha.

—No iré a clase —contesté, levantándome de la silla.

—Ah, ¿con que harás novillos?

—No.

—¿No? ¿Entonces? ¿Te verás con tu novia?

—No, con Sakura.

—¿Con Sakura? —preguntó, ladeando la cabeza torpemente—Aaaaaah, ¡tendrías que haberme avisado! Así nos hubiéramos reunido con Hinata también.

—Sólo la ayudaré a estudiar —contesté con un suspiro, acomodando mi bolso sobre el hombro—. Ten huevos y sal con Hinata a solas, ridículo.

—Pf, ¡¿pero qué dices?! ¡No seas imbécil! —juntó sus labios como un pescado, indignado tontamente por mi comentario. Pronto tomó la compostura y miró su teléfono móvil una vez más, pero volví a llamar su atención.

—¿Qué harás ahora? —pregunté, sabiendo que Naruto no tenía más clases durante el resto del día.

—Eeeehm... ¿Cuánto tardarás?

—No sé, una o dos horas.

—Ah, ¡vale! ¿Me vas a buscar después a la sección C?

—¿Estarás allí?

—Sí, ¿y después nos echamos un partido de béisbol en la cancha? —preguntó, ahora levantando sus cejas de forma consecutiva y juguetona— ¡Y luego, nos pasamos a mi depa a comer ramen!

Llevé los ojos al cielo, y ladee la cabeza para alzar los hombros con tosquedad.

—Me da igual.

Naruto comenzó a reír ante mi indirecta confirmación, pero no tardó en calmarse para volver a apropiarse de una postura más tranquila y neutral.

Dos o tres veces volví a echarle una ojeada a medida que me distanciaba con mis pasos, y todas estas veces, lo único que logré apreciar, fue al rubio mirando su teléfono con una sonrisa incrustada, como si se la hubieran sellado en la cara.

Pero era hasta incómodo para mí el verlo así, tan pacífico y aún sin levantarse de la silla, perdiéndose poco a poco entre todas esas cabezas que también yacían en el comedor.

Pensé incluso en simplemente volver y acompañarlo un poco más, pero no es un crío tampoco. Y me había comprometido con Sakura, así que intentando sacarme a este idiota de la cabeza, sólo pude pensar;

Pf, ya veré qué.

Me había retrasado por otros cinco minutos más, así que para evitar que la pelirrosa se llegara a marchar por mi ausencia, decidí escribirle desde mi cuenta principal de Instagram, como lo había hecho anteriormente en dos ocasiones.

ssk.uchihaa
Sakura

Voy en camino
a la salida

Sorry por la tardanza

Todavía el estómago se me revolvía un poco, pero intentando ignorar esto también, sólo me enfoqué en cruzar los pasillos de la universidad hasta aproximarme poco a poco hasta la salida.

¿Sakura estará ya ahí?

No tenía cómo confirmarlo, pues tampoco respondía ni veía mis mensajes de Instagram.

Miré incluso de un lado a otro a medida que caminaba. Con algo de suerte, hasta podía percatarme de su presencia fácilmente por los alrededores del campus, como una campana. Y sin embargo, no la encontraba.

De hecho, tampoco se hallaba en la salida de la universidad.

Creí que tal vez la vista me estaba fallando por esta vez, y embobado, cuando me situé y me recargué sobre una de las barandas cercanas a la entrada, intenté concentrarme un poco más para encontrar a Sakura. Pero definitivamente, y considerando que tampoco había mucha gente rondando por la zona, confirmé que esto no sería así.

Con extrañeza, volví a extraer mi móvil para mensajearle nuevamente.

ssk.uchihaa
Ya estoy aquí

Dónde estás tú?

Solté un pequeño suspiro, y aguardé en la misma posición durante varios minutos más.

Dudaba que lo hubiese olvidado. Ella misma me había mencionado desde nuestros perfiles secundarios que estaba consciente de que hoy habíamos quedado de vernos, incluso, hasta se había preparado para ello.

¿O es que no ha leído los mensajes todavía?

Claro, su visto, como siempre, nunca aparecía en el chat.

Además, luego de conversar desde nuestras cuentas secundarias por la mañana, no habíamos vuelto a hablar.

Mi cabeza había estado vacilando tardíamente de un lado a otro, sin dejar de buscarla con serenidad. Pero pronto traspasaron 20 minutos, y comencé a sentirme hasta estúpido por estar esperando a por ella, pues seguramente y teniendo en cuenta que ya eran casi las 13.35 p.m, ni siquiera se dignaría en aparecer.

Y no obstante, decidí permanecer en el sitio otros 10 minutos más.

—Ah —acabé por bufar, torciendo mi cabeza para estirar mi cuello y enderezar la espalda.

Es que estaba clarísimo ya.

ssk.uchihaa
Vale, me voy

Suerte en el examen

Escribí aquello con un fastidio casi palpable.

Esto de esperar y que me dejen plantado realmente me pone de malas. Y encima, sólo porque iba a hacerle el favor a ella, aceptando incluso el hecho de saltarme una de mis clases.

Qué putada.

Volví a acomodarme el bolso muy bien contra mi espalda, dispuesto a dejar el sitio de una buena vez para volver a encaminarme hasta el interior de la universidad y reunirme con Naruto. Ahora, solo por una vez me apetecía comerme un ramen con ese atarantado, aún si esto significaba el tener que obligarme a jugar béisbol. Pero aún no podía dejar de mirar de un lado a otro para corroborar si, por acto de sorpresa, al final Sakura se presentaba.

Y de manera imprevista, mi teléfono vibró dos veces consecutivas anunciándome una notificación.

Tuve la leve certidumbre de que se pudiese tratar de la misma pelirrosa respondiéndome para terminar de confirmar su acto de sorpresa, pero a cambio de esto, leí dos mensajes de Megu provenientes de WhatsApp.

Megu
Sasuke

Al final nos reuniremos
luego de que termines
de estudiar?

Frené mi paso al adentrarme en el chat.

Había olvidado que existía la posibilidad de verme con Megu durante este horario, mas no lo habíamos confirmado.

Extrañado, le contesté.

Yo
Quieres que nos
veamos?

Megu

Aún no estás libre,
verdad?

Me hice a un lado para evitar estorbar el paso, no muy satisfecho por mi próxima respuesta.

Yo
Lo estoy

Megu
Oh, por qué?

Yo
No me reuniré con
mi compañera

Megu leyó mis mensajes instantáneamente, sin embargo, aguardó unos pocos segundos antes de contestar.

Megu
Mmm

Entonces nos
vemos ahora?

Estoy libre yo
también

Iba a comenzar a teclear una respuesta para confirmarle, pero en realidad y con sinceridad, tampoco me apetecía sabiendo que también había quedado de verme con Naruto.

Sin embargo, me atrevo a decir que suelo compartir más con éste mismo que con mi propia novia. Podía considerar esto como una razón válida para decirle a Naruto que simplemente quedásemos de pasar tiempo juntos mañana, y aprovechar esta instancia para priorizar a Megu.

... Aún así, tampoco voy engañarme.

Sé que se enfadará por esto, pero por esta vez, no tengo ganas.

. . .

—¿Naruto? —llamé a su nombre al abrir la puerta del aula que él frecuentaba visitar en la sección C.

Pero en el interior de ésta, no se hallaba nadie.

Yacía completamente vacía, silenciosa e incluso más fría que en otras ocasiones. Sin embargo, las pertenencias de Naruto sí que se encontraban desparramadas sobre uno de los pupitres situados a una esquina, junto con esa manta que varias veces se había traído desde su casa para resguardarse del frío en días de invierno.

Yo
Dónde estás?

Le mensajee, pero inmediatamente escuché una vibración como modo de respuesta proveniente desde el interior del salón.

Con rareza, me acerqué hasta sus pertenencias y corroboré que, entre ellas y además de la manta, estaba su mochila, su bate de béisbol, e incluso su celular.

—Pff, este imbécil... —mascullé, recargando mi cadera sobre una de las mesas.

Si él había dejado todas sus cosas aquí, ¿entonces dónde se había metido?

Al preguntármelo, creí que había hallado la respuesta de manera obvia.

Bastante obvia, para ser franco. Así que sin meditarlo demasiado, tomé todas sus cosas y las cargué, encaminándome a paso ligero hasta la cancha de la universidad.

El comienzo de la tarde se sentía abrumadora, y no entendía bien el porqué.

El clima era cada día más cálido, pero al pisar el exterior, siempre eran olas de viento las que aturdían. Y todavía me sentía ligeramente desconcertado por la ausencia de Sakura a nuestro encuentro, la discusión matutina de mis padres hoy día, esa inestabilidad que continúo sintiendo con Megu por distintas razones que sólo recaen en lo mismo, y ahora, esa picazón en la cabeza al divisar a Naruto tumbado en la hierba verde como si fuera la cosa más natural del mundo.

Sus ojos estaban cerrados, y me mantuve contemplándolo unos segundos en silencio al saber que éste aún no me había notado.

También observé su expresión tranquila, la cual contrastaba con su habitual e intensa energía. Y esta fue una razón suficiente para tener que arrojar la manta sobre su rostro con la intención de hacerle espabilar.

Enseguida esperé una reacción abrupta por su parte, pero a cambio, sólo vi cómo su cuerpo se removió bajo la tela.

—¿Sasuke? —preguntó, sin siquiera quitarse la manta de la cara— ¿Tan pronto has vuelto?

—Sí, ¿me extrañaste?

—Un poco —dijo, aún estático sobre la hierba.

—¿Por qué estás aquí? Dijiste que me esperarías en la sección C.

—Aaah, por nada. Quería dormir un ratito.

—¿Aquí?

—Sí, ¡es relajante! —admitió, pero con este elevo en su voz, me percaté de cómo ésta misma se había quebrado, delatando su aflicción y ese bajo estado de ánimo.

Tomé un respiro, y tras dejarlo escapar arrojé el bate de béisbol sobre su abdomen sin cuidado alguno.

Esta vez claramente ocurrió aquella reacción abrupta que me esperé en primera instancia con la manta; pues Naruto se sobresaltó y se quejó por el dolor en la zona, incorporándose rápidamente para desafiarme con su voz chillona.

—¡Oye! ¡¿Qué crees que haces, eh?! ¡Casi me das en las bolas! —rugió, mirándome fijamente como un niñato.

Sostuve mi mirada en él sin responder nada, y tuve que tragarme otro suspiro al ver que, en efecto, habían lágrimas acumuladas sobre los ojos azules de Naruto.

—¿Tanto te ha pegado lo del examen? —cuestioné, ahora dejando caer las cosas a mi lado y sentándome en el césped, frente al rubio.

Él abrió la boca para contraatacar, pero a cambio, se cerraron como una cremallera, oprimiéndose entre sí al intentar contener ese llanto que claramente estaba amortiguando su garganta.

—Eres más que una calificación de mierda, Naruto —añadí, acomodando unos mechones de mi cabello que habían comenzado a molestar frente a mis ojos y debido al viento.

Debo cortarlo, ya está largo, pensé.

Pero pronto, Naruto cerró sus ojos con fuerza, y con un puchero infantil esas lágrimas comenzaron a deslizarse como cataratas.

—Lo dices sólo porque eres mi amigo —dijo, lloriqueando con una ronca risita extrayéndose de su boca—, pero... sólo me gustaría ser mejor, me gustaría estar a la altura.

Desvié la mirada un instante, divisando cómo un grupo de estudiantes se instalaban sobre la cancha, riendo, empujándose entre sí y haciendo un pequeño alboroto entre tanto viento silencioso y abrumador.

—Lo digo porque te conozco —contesté—, además, ¿a la altura de qué tienes que estar?

—De los demás... de todos, todos los demás.

—¿Qué hablas? Si tú tienes más alcance que cualquiera.

Naruto me miró con dolencia, derrochando más curiosidad por mi anterior respuesta.

Aún así, sus labios temblaron con más vulnerabilidad.

—Lo dices sólo porque eres mi amigo —repitió una vez más, abriéndose a sollozar con más intensidad—. Lo dices sólo porque eres mi amigo, y porque me quieres así.

—... Lamentable —confirmé, recostándome sobre el césped a su lado—, es el hecho más traumático de toda mi vida.

—¿El qué?

—Quererte así —mascullé, cerrando los ojos con fastidio como si el pecho me ardiera y me costara pronunciar—, pero por algo será.

Él continuó manteniendo sus ojos sobre mí, aún si yo no me quería tomar la molestia de mirarlo de vuelta ante tal mariconada que le acababa de confesar. Pero como esto a él no le importaba, sólo continuó llorando y con más sensibilidad, abrazándome del cuello mientras podía escuchar sus mocos haciendo acto de presencia con cada respiración por su parte.

Con el dolor de mi ego, tuve que aguardar en esta posición hasta que éste pudiera entrar en calma. Y efectivamente, cuando lo hizo volvió a incorporarse mientras se sobaba los mocos, esta vez con la manga de su camiseta. También su rostro estaba bañado en lágrimas secas, retratando al mismo rubio como un auténtico mapache degollado.

Y cuando por fin logró conciliar una decente respiración, la pregunta del millón brotó de su boca.

—Amigo... ¿y tú, acaso ya terminaste de estudiar con Sakura?

—... No.

—¿Cómo no?

—Me plantó.

El rubio me miró con total impresión, y si bien permaneció varios segundos así y como estatua, una grotesca carcajada se adueñó de él sin cuidado alguno, burlándose abiertamente de mi lamentable situación.

—¡Sangre por sangre! ¡¿Ves?!

—¿Qué?

—¡Tú me plantaste la otra vez! El karma cae por su propio peeeesoooo... —canturreó.

Lo miré ofendido.

Más que ofendido.

Pero contuve una risa, cerrando los ojos e inhalando con serenidad.

Vale, sí, podía sentirme ofendido otra vez.

Podía volver a enfocarme en ese tonto suceso y envolverme en agobio por lo mismo.

Podía pensar en varias cosas que me habían entorpecido la cabeza durante el día, en general.

Pero al contrario, el estar aquí en la cancha con un llorón de mierda que parece cuestionar sus habilidades, su carrera, y su propia batalla interna, me brindaba tranquilidad.

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