Barrera de hielo (Saga "camin...

By YuukiThome

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Charlotte es una chica que vive bajo presión. Siendo una excelente patinadora de hielo, con el novio perfecto... More

ADVERTENCIA
Prólogo
1 Ensayo y cansancio
2 Accidente
3 El gran día
4 Cautiva
5 Día eterno y recuerdos
6 Pasado borroso
7 Aunque no sea de sangre
8 Locura
9 Raro
10 Deseo reprimido
11 Problemas
12 Todo fue tan rápido
13 Despedida
14 Mundo real
15 La verdad
16 Adiós
17 Esto es amor
18 Aclaraciones
19 Ganamos
21 Te amo
Epílogo

20 Ven conmigo

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By YuukiThome

Buenas noches mis queridos Yuukireaders, espero estén teniendo un lindo día.

Primer comentario le dedicamos el capítulo final de esta novela, no olviden que falta el epílogo también.

El día de hoy le toca a  Ale171924

Disfruten y... disfruten

Luka

Me sentía feliz, pleno, satisfecho en muchos aspectos ahora que Charlotte estaba a mi lado, ahora que había aceptado formar parte de mi vida como mi pareja. Mi pecho se hincha de felicidad, pero mi corazón está en calma ahora que ella está conmigo, me basta solo un segundo para que todo en mi ser se calme con su mera presencia.

Y debo admitir que verla dormida en mis brazos me hace recordar tantos bellos momentos hermosos que hemos vivido desde pequeños. No me cansaría de tenerla así por siempre, porque esa paz y tranquilidad esté siempre en su mente al tenerme cerca.

La acosté en la cama del hotel cuando llegamos, Alya estuvo en desacuerdo que estuviese con ella, pero debía aprovecharla antes de volver a Rusia a terminar mis asuntos allá.

—Aunque acepte esto no indica que deje que compartas la cama con ella así como así.

—Bueno, no te voy a dar lujo de detalles, pero no solo ha sido la cama —me crucé de brazos mientras cubría el marco de la puerta—. No le haré daño.

—Sí claro...

Se dio la media vuelta.

—Buenas noches —dije—. Espero que duermas bien.

Odiaba el lugar, más de lo que pudiese admitir, pero ya no podía hacer más, mi pequeña Lottie no me dejó cambiar las cosas y llevarla a un lugar mejor.

Coloqué el letrero de "no molestar" y cerré la puerta con seguro.

Quería descansar, no era de roca y debía recobrar fuerzas, me habían exprimido como nunca y con gusto seguiría, pero tenía que recuperarme y ella necesitaba descansar.

Me quité las botas y las coloqué con cuidado a un lado de la cama, quité mi camiseta y la coloqué en el pequeño sillón que estaba en una esquina y procedí a quitarme el cinturón.

Me acurruqué a su lado y la envolví en un cálido abrazo, enterré mi rostro en su cuello e inhalé su dulce aroma mezclado con el mío.

El invierno azotaba fuerte, el frío era intenso y solo la calefacción nos mantenía cálidos en la enorme casa donde siempre nos manteníamos escondidos.

—Luka —mi hermanastra entró por la puerta limpiando sus hermosos ojos avellana—, las sombras están ahí otra vez.

—Ven aquí, pequeña —abrí las mantas y se recostó.

Me levanté para preparar un té para que descansara de todas esas horribles cosas que tenía que vivir con nuestros padres discutiendo.

Cuando se durmió, dejé el libro que estaba leyendo sobre la mesita de noche y apagué la luz, pero cuando me acomodé, me rodeó con sus pequeños y cálidos brazos.

—Luka —susurró entre sueños—, te quiero mucho...

Fue la primera alarma.

Yo tenía ya diecisiete años y no podía ser. La había corrido tantas veces y siempre volvía, así que esperaba a que durmiera profundamente para volver a llevarla a su cama.

— ¿Ya no me quieres? Siempre me hechas de tu recamara...

Yo la quería mucho, deseaba su bienestar y deseaba que algún día fuese mentira el deseo y el querer tan diferente que tenía hacia su persona. Pero no podía hacerle esto, era demasiado joven y tenía mucho por vivir.

Me recriminaba siempre por lo que sucedía...

Cuando abrí los ojos me percaté que el cielo estaba poco iluminado y al girarme a la ventana, las nubes anunciaban lluvia. Mi teléfono vibraba y no quería moverme de la dulce y cálida comodidad que me invadía.

Apagué el aparato y volví a la cama. Iba a recostarme otra vez, pero me detuve al escuchar a mi pequeña gemir mi nombre en sueños.

Mordí mi labio inferior y una idea nada sana pasó por mi mente, así que puse lengua a la obra y me abrí paso con las manos por sus delicados y bellos muslos, perfectamente marcados por mis dedos. Rasgué la ropa y mi lengua comenzó a danzar sobre sus labios inferiores ya hinchados por la excitación.

Se quejó y chilló, pero no abrió los ojos. Soltó un delicioso gemido que me hizo dar un lengüetazo con más ímpetu en su hinchado clítoris, entonces reaccionó.

— ¿Qué haces? —Sus manos tiraron de mi cabello con fuerza, pero no me detuve—. Luka...

—Creo que es obvio, ¿no?

Mis brazos se posaron en sus muslos para abrirlos más y no dejar que los cerrara, me ensimismé en darle atención con mi músculo lleno de sus fluidos y entonces sus dedos se enredaron en mi cabello con más fuerza.

Era un puto gocé sentir su sabor en mi boca, era tan dulce y ácida a la vez que jamás me cansaría de beber de ella.

—Voy a...

Sentí como despegó la espalda del colchón y empujó su pelvis hacia mí con ahínco, deseosa de más. Me atreví a soltar sus piernas e introduje dos dedos en su interior. Sus manos abandonaron mi cabeza y abrí los ojos para ver como cubría su boca.

—No lo hagas —me levanté y me permití frotar con mi pulgar su botón sin sacar los dedos—, no te contengas, quiero escucharte gritar mi nombre hasta que no quede nada de ti, ni de mí.

Froté mi erección sobre mi pantalón y ávido lo desabroché para masturbarme con los dedos llenos de sus fluidos. Sustituí con la otra mano el trabajo y estaba lista para mí.

—Ha amanecido, debemos —la penetré duro y encajó sus uñas en mis hombros. Sonreí victorioso—. Luka —gimió—, mamá debe... —lo hice de nuevo—... deben esperarnos...

—Que esperen sentados.

Sonreí victorioso al ver que se rendía ante mí. Tomé sus piernas juntas y las coloqué sobre mi hombro derecho, llegando más profundo.

Creí que podría durar más por ser matutino, pero era estrecha, húmeda, caliente que no pude resistir más y la llené de mí.

—Tendré que darte una maldita píldora —jadee al momento que recostaba mi cabeza en su pecho—. No quiero que tengas a mis hijos por ahora.

—Sería lindo —enredó sus dedos en mi cabello y su pecho vibró—. Pero después de las olimpiadas ¿no crees?

Al fin podía tener la vida que siempre había soñado.

Charlotte

Una sesión de orgasmos matutinos es lo más delicioso que he probado en la vida. Y definitivamente Jared no era el indicado para ello, por algo siempre me frené con él.

Después de otros dos orgasmos en la ducha, estuvimos listos para salir al mundo, cosa que me rehusaba, pero teníamos que hacer. Ya no estaban en el vestíbulo del hotel y tenía cerca de cuarenta llamadas perdidas de las cuatro personas que venían con nosotros.

—Luego te preguntas el por qué mamá no te quiere.

—Bueno, podemos volver a la recamara y hacer...

—No —lo aparté cuando enterró su rostro en mi cuello—. Vamos ya.

Llamé a Clara, que gritaría mucho menos que mamá y nos dijo que estaban en un restaurante a unas cuadras de aquí, pero que ya habían desayunado. Les dije que se fueran a dar una vuelta y conocer un poco del lugar y pasaríamos por ellos en un par de horas mientras comíamos algo y comprábamos las dichosas pastillas (obviamente esa parte se la omití a ella).

—Cuando volvamos a Toronto tengo que buscar un médico para que me revise, no puedo andar teniendo sexo a la ligera y —lo miré—, sabrá Dios que hiciste con esa chica... es una buscona que se acostaba con cualquiera y...

Me estampo contra un poste, tomando mi cuello con una mano y la otra en mi cintura. Miré a la gente que pasaba cerca, pero no prestaban atención.

—Si me acosté con alguien, puedes estar segura que usé condón, pequeña —me besó y me soltó del cuello—. Además, esa zorra no vale la pena ni mencionarla.

Sabía que me había sonrojado por el calor en mis mejillas, pero no se inmutó en lo más mínimo. Solo tomó mi mano y seguimos caminando por la calle hasta que llegamos al sitio donde veríamos a los demás.

Mamá me regaño por no haber atendido el teléfono y Clara quería todos los detalles de lo sucedido con mi novio, pero era algo demasiado personal y que no podría hacer.

Volvimos a casa y fue entonces que llegó el momento de separarnos. Mamá entró y nos dio un último momento de privacidad.

—Volverás pronto, ¿verdad?

—En cuanto me sea posible —miró su móvil—. Veremos el modo de comprar una casa más grande —miró desde el techo hasta la puerta de entrada la nueva casa de mamá—. No cabremos los tres aquí y...

—Cuatro —solté de pronto—, somos cuatro...

Acarició mi vientre y se puso más pálido de lo normal.

— ¿Estás...?

—No —reí—. Kali —llamé y salió por la puerta—, adoptamos una perrita cuando volvimos —abracé a la bolita peluda gris y de inmediato comenzó a lamer mi mejilla—. Mamá no quería estar tanto tiempo sola y, ella nos hace compañía cuando la otra no está.

—Es diminuta.

—Y es un amor —se removió en mis brazos y entonces Luka la tomó, de inmediato le dio muestras de afecto a él también—. Le caes bien.

Me la devolvió y entonces la bajé para que corriera un poco por el pequeño jardín y la acera.

—Espera a que vuelva para lo del médico.

—No desconfíes de mí.

—No desconfío de ti, desconfío de ellos —me tomó por la cintura—. Busca a una mujer...

—No seas celoso —sonreí acercándome a su rostro mientras me ponía de puntillas para alcanzarlo—. Tú eres mi novio oficial.

—Muy graciosa —me besó lento y dulce, pero se alejó de inmediato—. Creo que nunca tendré suficiente de ti.

Miré su entrepierna y una erección muy notoria se asomaba.

—Bueno, creo que te he dejado seco por tanta actividad desde anoche, ¿no crees?

— ¿Comprobamos? —Reí—. Aun puedes venir conmigo a Rusia. Volveremos y puedes entrenar allá, no quiero dejarte aquí.

—No quiero distraerte en tus asunto y, si tienes algún enemigo ser un blanco para ellos.

Asintió y aunque fue duro, nos despedimos.

Bajó el vidrio de la camioneta y sacó una rosa blanca.

—Serán máximo dos días, lo prometo.

—Los que necesites —tomé la flor y me abracé—. Te esperaré.

Se marchó.

Mamá no dijo nada más, solo me abrazó cuando entré y preparó té para relajarnos después del viaje. Reímos, disfrutamos y conversamos como nunca lo habíamos hecho. Tendríamos una buena relación de ahora en adelante.

Todo iba bien en la universidad y había logrado pasar el semestre a pesar del tiempo perdido. Le dijimos a los maestros que mi padre estaba enfermo y fuimos porque estaba muriendo, hasta que murió. Habían dicho que podía hacer el traslado, pero no queríamos que indagaran más, así que fue una mentira a medias.

—Eso estuvo cerca —Clara enganchó su brazo del mío y caminamos hasta llegar a nuestros casilleros—. El decano por poco y cacha a tu madre en la mentira.

—Nadie tiene porque saber la verdad —la miré cuando abrió su puerta—, debemos olvidar todo y empezar otra vez.

—Sí bueno, tu novio tiene más de cinco días sin aparecer —sonrió, no parecía afligida por mi desgracia—. Van a tener una buena sesión de sexo cuando aparezca y se encerrarán una semana entera en un cuarto de hotel y...

—Calla —la empujé por el hombro—. Lo extraño demasiado, ojalá estuviera aquí.

Había pasado más de una semana y Luka no aparecía. No había sabido nada de él en dos días y me preocupaba, Olga tampoco contestaba mis mensajes y la ansiedad hacía estragos, no podía comer nada, sentía un nudo en el estómago.

—No puedo seguir ensayando contigo —Jared sonrió cuando acabó la canción—. No soy tu pareja oficial y me siento como usurpador —carraspeó—. Es tan celoso que un día de estos siento que recibiré un balazo de su parte.

Lo miré atónita, pero tenía razón.

Habíamos salido de clases y estaba guardando mis libros cuando mi mejor amiga apareció con Jared.

— ¿Has sabido algo de él? —Negué—. Volverá cuando menos lo esperes.

Me sentía apagada, ya no sentía fuerzas por la falta de alimento y me sentía cada vez más débil.

—Milenka...

Escuché a mis espaldas y se erizó mi piel al escuchar su ronca voz.

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