Es difícil soltar un corazón roto, y el mismo puede romperse de mil maneras.
Mi corazón se rompió por primera vez a los ocho años de edad, y no, no me refiero a cuando papá me prometía pasar la mejor tarde de nuestras vidas para no aparecer. Tampoco me refiero a las veces que lloraba porque no tenía tantos amigos como creía.
Se me rompió el corazón porque a los ocho años me alejaron de una de mis mejores amigas.
Por más que intente, nunca pude sacarme a Ronnie de los pensamientos, la llevaba conmigo demasiadas veces, la extrañaba como se extraña el sol en los días de lluvia y el verano en los días de invierno. Uno no se cura de un corazón roto, simplemente aprendes a avanzar sin esa persona. Y desde ese día, me volví inmune a los corazones rotos.
Romper con mi primera novia no me afecto tanto como creí, por mas que Luna me dijera que me hacía el fuerte, la realidad era que me sentía vacío. Esa era la sensación que me quedaba cuando alguien se iba de mi vida, un vacío, a veces el vacío dolía más, y otras veces dolía menos.
Y mientras miro a mamá sentada en el sillón devorando las papas fritas que compramos para nuestra noche de películas, me pregunto si su corazón sentirá el mismo vacío que el mío cuando estamos viendo la producción más reciente de Tucker.
Mi vacío por Tucker era diferente. Primero fue tristeza porque se iba, a veces alegría porque me llamaba, luego enojo porque rompía sus promesas. Porque se perdió mi cumpleaños número nueve, y los siguientes a eso. Luego rabia, porque mamá lloraba cuando creía que no la veía al pensar en él. Y ahora decepción, porque yo también perdí a Ronnie, y él parece olvidarlo.
No hablaba de Ronnie con mamá, ni de Tucker. Ambos preferimos evitar el tema, sabíamos que podíamos contarnos nuestras cosas, pero ellos dos fueron lo que afectaron nuestros corazones de diferentes maneras.
—¿Alguna vez piensas en él?—se me escapó. Mamá gira su rostro para mirarme.
—¿En quien, cariño?
—Ya sabes en quien.
Mamá me mira antes de suspirar.
Ella ha intentado seguir adelante a su manera. Cuando nos mudamos aquí, hace cuatro años , comenzó a salir con hombres. Hombres de su edad, hombres que quizás le llevaban unos años, algunos jóvenes. Pero ninguno fue tratado como novio.
Hubo algunos que eran aburridos, idiotas, otros que huían al saber que se embarazo con catorce años de mi, porque algunos cuando les decía "tengo un hijo" seguro esperaban un niño. Los hubiera recibido a todos ellos con mi pistola de agua de ser así.
Hace un año salio con uno que parecía el tipo perfecto, mayor que ella por cuatro años, sin hijos, sin esposas anteriores. Siempre olia a cigarrillo y dinero, no me acuerdo en que trabajaba, solo me acuerdo que le deje el ojo morado y el diente frontal fuera la primera vez que lo vi golpear a mi madre. Nos amenazó con una denuncia que nunca llegó.
Pero por más que mamá siguiera adelante. Yo se lo que pasaba por su cabeza, tal vez era muy pequeño para darme cuenta en ese entonces, pero ella amaba a Tucker. Y siendo honestos, Tucker fue más padre que mi papá biológico.
Mis recuerdos favoritos eran cuando vivíamos todos en la casa siendo una gran familia, cuando Tucker me buscaba como protagonista de todos sus películas caseras, cuando se unía a mis bromas y no me regañaba de las cosas que les hacía si no que me las devolvía, me compraba mis dulces favoritos y me guardaba la porción más grande de pizza. Me defendía de las regañadas que me merecía, y a veces él me regañaba si me pasaba de mambo.
—Claro que pienso en él, como pienso en Paul, y en tu tío Reggie, y Ronnie.
—¿Y por qué no le has escrito?
¿Y por qué él no nos ha escrito? ¿Y por qué él no nos visita? Me tortura mi mente como si conociera mi punto débil.
Mamá suspira antes de pausar la película y deja su tazón de papas fritas de lado.
—Amor, Tucker es un hombre ocupado ahora. Y sabes que...que hace años nos hemos distanciado mutuamente.
—Si, perdón, fue una pregunta estúpida—suspire levantándome—Iré a dormir, mañana Luna, Shailine y yo haremos una especie de fiesta.
—Cariño...
—Descansa, mamá—dije besando su mejilla. Ella suspira pero me deja irme, respetaba mis espacios, mis silencios, nunca me hacia hablar de eso si no quería.
Aunque se muriera por hacerlo.
Camine arrastrando los pies hasta mi cama donde me caí en el colchón mirando el techo, en el mismo había unas grandes y secas gotas de pintura que quedaron en el abandono, todo fue obra mía y de Luna un verano cundo a los catorce años quise pintar y ella quiso ayudarme, nos terminamos ensuciando y haciendo un pésimo trabajo que las gotas de pintura llegaron al techo.
Solté un suspiro agarrando mi celular e ingresando a mi Instagram. Me sorprendo cuando veo un circulo verde en las historias de Shailine; no eh sido el más amable con ella, no es que Shailine me caiga mal, al contrario, odio saber todo lo que le pasó y que no tenga ninguna defensa a su favor. No la odio, ni me cae mal, pero desde que experimento la sensación del vacío soy cuidadoso con quien dejo entrar a mi vida.
Con Luna es fácil, pero es porque Luna tiene una forma fácil de llegar a los demás. Ella te sonríe y ya se gana tu corazón de mil maneras.
Shailine y yo nos parecemos en algo, somos más cuidadosos con quien dejamos entrar. Nos cuesta confiar, pero hemos aprendido a llevarnos bien a nuestra manera. Nuestros silencios son más cómodos que antes, y las conversaciones nos sale más naturales.
Su historia es una foto simple, de una flor amarilla junto a un viejo libro cuyo título apenas podía leerse debido a que era un libro demasiado usado, había escrito algo "los libros usados muestran que fueron queridos en otra vida" supuse que fue a la feria vintage, Luna había ido también. Fui invitado, pero al enterarme que irían sus otras amigas rechace la oferta.
Había algo raro en sus otras amigas, y no sabía exactamente que era. Pero ellas no eran mis mayores fans ni yo el de ellas, no éramos crueles con el otro, solamente no congeniábamos.
Me preguntaba si ellas dos se habrán cruzado, y que opinaría Shailine de las otras amigas de Luna.
Seguí viendo historias de amistades y páginas las cuales sigo hasta que me quede sin nada, increíble que haya visto todo. Estaba por bloquear el celular e ir a dormir cuando mi dedo se desliza en la lupa y escribe el nombre de Tucker.
Me alegraba que se convirtiera en un director de gran renombre , ya había trabajado en muchas producciones, tanto malas como buenas. Sin duda debía mejorar en el cine del terror, pero en las de fantasía, romance o de época era sin duda increíble.
Su perfil era común y corriente , muchas de sus fotos eran promociones de trabajos o paisajes a lo sumo. Al entrar a sus historias veo que sostenía un libro, el cual supongo que iba a adaptar "ustedes eligen, ¿Dónde quieren que filmemos?"
Su rostro había madurado. Toda sus facciones de joven adulto quedaron en el olvido. Tenía los rasgos más marcados y endurecidos, cejas pobladas y el cabello castaño estaba corto a diferencia de antes. Me quede leyendo "¿Dónde quieren que filmamos?"
Mis dedos comenzaron a moverse de manera automática escribiendo un largo mensaje. Pero no lo envié, lo deje juntando polvo.
—Bien, Shailine quiere llevar la comida chatarra; lo que nos deja con el alcohol, estaba pensando que esta noche deberíamos hacer algo diferente , es decir, se que todas nuestras fiestas en nuestro cementerio son diferentes pero hay que hacer algo más...como no se, bailar desnudos.
—¿Eh? ¿Estás loca?
Luna se voltea a verme, y me sonríe. Una gran sonrisa mostrándome los dientes. Si, me estaba tomando el pelo.
—Hace media hora que intento llamar tu atención—me confiesa mientras caminábamos, sentía mis mejillas ponerse al rojo vivo.
—Perdón, solo...estoy pensando.
—¿En que?
En el mensaje que sigue sin enviarse pensé. ¿Qué iba a conseguir con eso? Seguramente nada, le deben llegar cientos de mensajes al día, dudo que se pusiera a leer uno por uno. Aparte ; mi nombre era algo común, debía haber muchos Laurence, ¿Cómo sabría que soy yo?
—En la música—mentí. Luna no me creyó, pero lo dejo estar.
Nuestras fiestas no eran realmente fiestas, solo eran reuniones donde bebíamos, comíamos y hablábamos de los astros, estrellas, galaxias o cualquier cosa que no nos hiciera pensar en casa.
Shailine se había unido y le encantaba la idea, intentábamos hacerlo al menos un fin de semana.
Teníamos nuestras diferentes preocupaciones. Se que el video y los rumores torturan a Shailine, como se que la situación de Luna es terrible por más que me lo quiera pintar de rosa y seguramente me cuenta la mitad de las cosas.
¿Y tu?¿tu que problema tienes a parte de tu patético vacío y el echo de que no sueltas a las personas? Eres despreciable, Laurence. Me regaño mi cerebro.
—Laurie—dice Luna dándome un codazo—Recuerda, pon la mitad.
Miro a la cajera quien me mira con cara de pocos amigos. Me sonrojo de golpe y le pago los billetes faltantes. Luna agarra el pack de cervezas con una sonrisa y la sigo fuera de la tienda.
—¿Te pasa algo? Estas muy callado. Puedes contarme, se que no te gusta hablar de tus problemas con las personas que a veces conoces. Pero puedes decirme.
—No es nada—dije caminando a su lado, Luna suspira viéndome.
—Bien, si eso dices—dijo no del todo convencida haciendo un mohín con sus labios, negó con la cabeza dispuesta a cambiar de tema para dejar de pensar en ello—¿Sabes? Debiste venir a la tienda Vintage con nosotras, no me compre nada, pero había muy buenas cosas ahí. Y me cruce a Shailine , fue vergonzoso...es decir, Darcy dijo algo muy horrible y Shailine la escucho.
—No es sorpresa, Darcy no es agradable.
—Lo dices porque no te cae bien—replica ella porque Luna tiene un sentido de la justicia demasiado extraño.
—Bien, pero es tonta.
—Bueno, es cierto que podría mejorar en sus formas de decir las cosas...me estuvieron molestando , ¿Sabías? Querían que me comprara una falda porque decían que así te llamaría la atención. Insinuaron que gustas de mi.
Me quede congelado en mi lugar ante esas palabras. Y mi corazón latió con fuerza ¿tanto se me notaba? Luna se voltea a verme , había dejado de reírse, sus ojos celestes estaban fijos en mi.
—No es...del todo mentira—dije casi en un murmuro mientras que ella se volteaba a verme.
Luna abrió sus ojos de manera impresionada, sus labios pintados con un suave brillo labial se abren en forma de o, y las mejillas se le ponen del color de su cabello.
No dijo nada, pero no hacia falta que lo hiciera. Me di cuenta con verla, el nerviosismo en su mirada, el pequeño movimiento de su pie derecho como si quisiera salir corriendo. Sus manos aferradas con fuerza a las cervezas. No me correspondía.
Era de esperarlo, lo sospechaba. Hasta yo también me sorprendí cuando descubrí que Luna me gustaba. Habrá sido en cosa de un año, antes de las vacaciones, una de las tantas tardes que fuimos al lago y sus hermanos jugaban con el agua a pocos metros, y nosotros hablábamos de todo y de nada comiendo nuestros helados. Tal vez fue ese momento, en el que se río de algo y sus ojos brillaron, cuando nos dimos nuestros roces como siempre pero mi reacción fue diferente, quizás fue ahí. O quizás fue antes, cuando sentí que mi vacío se llenaba.
—Laurie...yo...—empezó con la voz temblorosa, mi corazón se apretó en un puño, y me sentía ligeramente mareado.
¿Pero quien podría amarte? Mírate, ni eres capaz de sentir. No tienes nada en el pecho más que un corazón vacío, ¿enserio creías que ella iba a corresponderte? Quería callar todos mis sentimientos de un golpe, correr a mi casa y morirme ahí de la vergüenza.
Pero Luna parecía ponerse a punto de llorar.
—No hace falta que digas algo—dije agarrando el Pack para aliviar el peso, o quizás para sostener algo antes de morir—Vamos, Shailine nos espera. Ya nos dijo que le tenía miedo estar ahí sola.
—Laurie...—dice ella agarrando suavemente mi brazo—Oh por Dios, soy una tonta, yo todo el tiempo creí que te gustaba Shailine y...
—Esta bien, Luna. No digas más nada—dije, casi parecía que suplicaba que por favor se quedara calladita. Todo estaría mejor si simplemente fingíamos que no dije nada.
—Pero siento que te lo debo...yo...yo si te amo Laurie, solo que mi amor por ti...no es...por así decirlo de la misma forma. Pero créeme, si te amo, te amo mucho. Eres mi mejor amigo en el universo y no tenerte me destruye...mi vida en si es complicada para pensar en parejas ahora. Y sabes lo terrible novia que sería, tu...necesitas una chica buena Laurie , y se que la conseguirás, una chica perfecta para ti...y se que no soy yo. Me gustaría serlo porque no conozco mejor chico que tu, me gustaría corresponderte, y llegara alguien que te amara con toda su alma. Esa chica tendría mucha suerte de amarte lo se...lo siento.
Luna ya estaba derramando lágrimas que se le fueron cayendo durante todo su discurso. Hacerla llorar me mataba más que a nada, odiaba ser responsable de esas lágrimas.
—No estoy enojado porque no me correspondas, de echo me lo esperaba—dije sonriendo sin ganas—Honestamente ahora que lo sabes tengo miedo que todo cambie. Perderte me asusta más.
—No vas a perderme—dice ella acariciando mi brazo y ríe en medio de todas sus lágrimas—Mírame, que desastre soy.
—Un lindo desastre.
No era por coquetear, ni mucho menos. Era porque realmente lo creía así, y ella lo sabía. Coloque el Pack de cerveza bajo mi brazo izquierdo y le extendí mi mano derecha la cual tomó con una sonrisa.
Sabía que no me correspondería. Siempre lo supe. Pero al vacío de mi pecho no le molestaba hacerme sentir peor por eso.
Tal como supuse, Shailine nos esperaba en el cementerio de autos sentada en el capo de nuestro vehículo favorito. Nos preguntó porque tardamos, y e incluso se puso a decir que estaba paranoica en aquel lugar.
Luna decidió mentir por los dos, dejando mi confesión como un secreto. Y lo agradecí, nos repartimos las latas de cerveza y me adueñe de una mientras que Shailine y Luna compartían otras. Bebimos mientras que Luna conectaba su celular al parlante de Shailine para poner algo de música, comíamos y hablamos de muchas coas. Ellas hablaban, yo estaba en silencio, sumergido en mis pensamientos.
No se qué hora era , pero se que era bastante tarde. Shailine estaba bastante achispada a pesar de beber dos latas compartidas, pero bailaba, alegre, feliz, como si nada molestara en el mundo. Y Luna junto a ella, ambas se sostenían de las manos dando vueltas.
Agarre mi celular, y sin pensarlo, envié aquel mensaje que escribí la noche anterior. Guardé mi celular antes de arrepentirme y me uní con las chicas ignorando el doloroso vacío de mi pecho.