Cambios.

By vaneecomelibros

3.6K 1.5K 411

Se necesita coraje para cambiar las cosas, para dejar de mentirnos, aceptar nuestras realidades y cumplir nue... More

Capítulo uno.
Capítulo dos.
Capítulo tres.
Capítulo cuatro.
Capítulo seis.
Capítulo siete.
Capítulo ocho.
Capítulo nueve.
Capítulo díez.
Capítulo once.
Capítulo doce.
Capítulo trece.
Capítulo catorce.
Capítulo quince.
Capítulo dieciséis.
Capítulo diecisiete.
Capítulo dieciocho.
Capítulo diecinueve.
Capítulo veinte.
Capítulo veintiuno.
Capítulo veintidós.
Capítulo veintitrés.
Capítulo veinticuatro.
Capítulo veinticinco.

Capítulo cinco.

167 82 20
By vaneecomelibros

—¡Charlie, deja de correr!.—solté con mi último aliento.

Con cada paso que daba, podía sentir como mis músculos se contraían de dolor y agotamiento, y mis pulmones se quejaban por el esfuerzo. Llevaba unos diez minutos corriendo detrás de Charlie, que a su vez perseguía a Bobby. Y para colmo, llevaba todo el rato con Marquitos en brazos, que se reía de mí sin ningún tipo de compasión.

—Gracias, espíritu de Sirius Black.—dije, mirando al cielo, cuando Bobby se detuvo a hacer sus necesidades.

Apresuré un poco el paso y alcancé a Charlie, tomándolo del brazo para que no escapara.

—Te prometo por las gafas de Harry Potter que si vuelves a salir corriendo, te corto las piernas, pequeño y rastrero Petter Pettigrew.

—¿Quién es Petter Pettigrew?.

—No importa, luego te enseño el arte de nuestro amado Hogwarts.

Sentí el aire regresar a mi cuerpo mientras descansabamos en uno de los bancos del parque. El recuerdo de mi versión pequeña viniendo a pasar las tardes aquí me invadió, siempre fue una de mis partes preferidas del día, y con el tiempo, la costumbre no se perdió.

—¿Podemos ir a jugar en la fuente, Ale?—preguntó Marquitos, emocionado.

—No se alejen mucho.—ordené—Charlie, eres el hermano mayor, por lo tanto, aunque yo esté mirándolos, Marquitos es tu responsabilidad, ¿ok?

Charlie tomó una postura de soldado antes de asentir fuerte con la cabeza. Luego, tomó a su hermanito de la mano, y se fueron a jugar. Yo, por mi parte, seguí sentada ahí, acariciando a Bobby, que se había quedado dormido.

Se sentía bien salir de casa, aunque solo fuera a tomar un poco el sol. No pude evitar pensar en lo divertido que sería estar así, sentada, en algún parque de Italia o Venezuela. Rodeada de gente nueva, de paisajes diferentes. Talvéz eso era lo que más me gustaba de la idea de viajar: divertirme.

Vivir.

—¿Está ocupado?.—preguntó una voz que últimamente escuchaba en todas partes.

Negué con la cabeza, sin apartar la vista de los niños, que reían mientas se lanzaban agua de la vieja fuente.

—¿Cómo estás? Anoche no parecías muy contento.—pregunté, a pesar de no querer tocar el tema.

Tardó unos segundos en responder, y cuando lo hizo, las palabras salieron de su boca acompañadas de un suspiro:

—Bien, gracias por preguntar.

—Los amigos de mi hermano, son mis amigos.—dije, a pesar de que me seguía pareciendo un poco gilipollas.

Impulsó las comisuras de sus labios hacia arriba. Nos quedamos así, en silencio, cada uno sumido en sus propios pensamientos.

Por un segundo, pude divisar a Alejandro en uno de mis viajes imaginarios, tomando el Sol en alguna de las payas de Hawaii. Mala idea, porque la siguiente imagen que se proyectó en mi mente fue un Alejandro sin camisa, con pequeñas gotas de agua cayendo desde su pelo hasta la arena mientras le sonreía al mar.

—¿Por qué estás sonrojada?.—preguntó él.

Por tu culpa, gilipollas.

—Debe ser el calor.—fue lo que respondí.

—Si tú lo dices.

—Voy a echarle un vistazo a los niños, ¿Te vienes?.—cambié el rumbo de la conversación, aunque en parte si debía ir a cuidar a los renacuajos.

—Vamos.—se levantó, y desde aquí parecía aún más alto.

Dejé a Bobby en el suelo para que se fuera corriendo por delante de nosotros, y eso hizo.

—¿Se puede saber por qué caminas así?.—se burló.

—¡Tuve que correr diez minutos!—abrí las palmas de mis manos, mostrándole cada dedo—¡Diez jodidos minutos!.—seguí quejándome, aún cojeando.

—No sabía que eras tan anti-atlética, chica del suéter.—volvió a reírse.

—Ya estamos de nuevo con el nombrecito.—suspiré.

Lo que sucedió en los siguientes segundos no me lo vi venir:

Se me adelantó,—cosa que no era difícil—y se agachó frente a mí, interrumpiendo el paso. Debió notar mi confusión, porque giró la cabeza para mirarme y agregó:

—Sube, o no llegaremos nunca a nuestro destino.—bromeó, mirando de reojo a los niños, que estaban a menos de diez metros.

—No pienso hacer eso.—me negué, intentando pasar por su lado.

—Ya sabía yo que eras una aburrida.—enfatizó la última palabra, casi con desprecio.

Frené en seco.

¿Me había llamado aburrida?.

Estuve a punto de patearle la cara pero no iba a caer en su juego.

—No querer que me cargues en tu espalda no significa que sea una aburrida.—solté mi mejor argumento, muy digna.

—¿Es que te pongo nerviosa, Alegre?—nunca había oído a nadie decir mi nombre de forma tan retadora y seductora a la vez.

—No.—respondí, tal vez demasiado rápido.

—Sube entonces.—volvió a usar esa voz.

Esta vez, le hice caso. Subí a su espalda, enganchando me como un koala a un árbol. Mis muslos ardieron de dolor en el instante en que lo hice, pero no me quejé.

Alejandro comenzó a caminar hacia Charlie y Marquitos. Sujetando mis muslos con sus grandes manos. Por un segundo, imaginé esas manos en otro sitio. Aparté el repentino calentón de mi cuerpo, obligándome a hablar:

—¿Por qué te mudaste?.—pregunté.

Aunque ya tenía tres posibles respuestas:

1-Maté a un hombre y ahora soy un fugitivo de la justicia.

2-Mis vecinos anteriores pensaban que mataba cabras y se las daba de comer a mi hermana.

3-Me echaron de la pandilla porque les robé droga, y ahora quieren matarme por no pagar.

Sin embargo, lo que respondió no tenía nada que ver con las conclusiones que había sacado, ni pegaba con lo de "antecedentes problemáticos":

—Necesitabamos cambiar de aires, estábamos comenzando a agobiarnos del mismo ambiente y lugar.—sonó sincero, aunque su voz se tornó un poco melancólica.

Entendía perfectamente esa sensación, el dolor en el pecho al verte estancado en un sitio, las ganas de querer salir corriendo, pero que algo siempre acabe frenándote. Sabía lo que significaba luchar cada madrugada con el impulso de hacer las maletas y comprar un billete de avión, estaba más que familiarizada con esa estúpida sensación.

—Chica del suéter, ¿Vas a bajarte o piensas estar todo el día encima de mí?.—habló Alejandro, y por el tono de voz, me hizo dudar de se venía con segundas intenciones.

Pude sentir el frío llegar a mi cuerpo cuando se separó de mi, dejándome en el suelo. Aunque no se alejó demasiado tiempo, segundos después se inclinó hacia adelante para susurrar:

—Claro, que no me quejaría si lo hicieras.—su aliento rozó mi piel, haciendo que esta se erizara.

—En tus sueños.—contesté, intentando que no se notara en mi voz lo mucho que sus palabras me habían afectado.

—En mis sueños eres menos amargada, chica del suéter.—dijo, volviendo a enderezarce.

Eso quería decir...¿Qué había soñado conmigo en algún momento?

—¡Prima Ale, vengan a jugar!.—nos animó Charlie, que ya se encontraba a unos pocos pasos se nosotros.

—¿Juegas con nosotros, o tienes algo mejor que hacer?.—bromee.

—¿Pasar la tarde contigo, haciendo de niñero? La verdad no se me ocurre un plan mejor, chica del suéter.—sonrió, provocando que sus marrones ojos se achinacen.

Sin darme cuenta, yo también sonreí.

Sonreí con ganas.

Y por mucho que lo negara, me lo estaba pasando bien.

Continue Reading

You'll Also Like

1K 122 8
Félix y Patrick se enfrentan a nuevos desafíos como príncipes. Historia extra después de Tales Of Cadah Orden de lectura: 1. ¿Princesa? 2. ¿Rey? 3. ¿...
5.6K 58 5
Una historia entre una agente del FBI y el mayor mafioso que ha existido, una historia llena de instintos que son muy crueles y un amor prohibido
88K 5.3K 18
LIBRO TRES DE LA SAGA ÁMAME. Summer ha estado enamorada de Nikolai desde que tiene memoria, ella siempre ha estado consciente de que nunca pasaría a...
320K 17.7K 69
En inglés: Friendzone. En español: Zona de amigos. En mi idioma: Mi mejor amigo me mira como a su hermanita y jamás de los jamases me verá como alg...