💲Ꮚ VENDIDO Ꮚ💲JinTae 💲

Від JMasul

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Tae es un Omega del clan Kim de osos pardos, que fue secuestrado al salir de su colegio. -Déjame ir, por fav... Більше

💲Ꮚ PRÓLOGO Ꮚ💲
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Від JMasul

°Parte 2°

—Pero… yo te amo…

—También te amo SeokJinnie, nuestro amor es filial, tú eres como mi hermano pequeño y yo tu hermana mayor. Eso no significa que lo que sientes no es verdadero, sólo que lo confundiste.

 
—Y… ¿Cómo sabré que amo a alguien, de la otra forma?

—¿Recuerdas la historia que te conté? La de los destinados.
 

—Es sólo una leyenda.

—Las leyendas, contienen verdades. Cuando encuentres a tu Omega destinado, no sabrás ni la razón por la que te atrae, el amor crecerá sin que te des cuenta. De un momento a otro, será todo tu universo, tu instinto de protección estará al tope. Y ya que eres un lobo, también serás más territorial que antes, sólo debes controlarlo. Porque a los Omegas no nos gusta que nos andén celando de todo y de nada— soltó una carcajada, para aligerar el tenso ambiente.

 

SeokJin procesó la información, le parecía irracional que no sepa las razones por las que ame a su pareja. Y Taeyong era su mundo, aún estaba convencido en que era amor y no de hermanos. Pero no diría nada más, ya le quedó claro que ella no lo ve así y además ya tiene a otro.

Ese día regresó a su casa, completamente devastado. El corazón le dolía demasiado, aunque en el fondo, sabía que Taeyong tenía razón, eso no fue suficiente para que dejara de doler como lo hacía.

Desde ese momento entendió que su padre tenía razón, los sentimientos te hacían débil. Por ello volvió a construir barreras para que nunca más lo lastimaran, nada ni nadie.

A la mañana siguiente, recibió una llamada que no esperaba.

Taeyong le había pedido ayuda, con la voz rota. Eso lo asustó, porque sabía que era una Omega con gran fortaleza, tenía que haber ocurrido algo demasiado grave para que la derrumbara.

SeokJin la esperó donde siempre, pero ella no llegaba. Eso lo desesperó aún más. Había jurado no sentir, pero al parecer ella aún podía arrancar sentimientos desde lo más profundo de su alma.

 

—SeokJinnie, gracias — escuchó decir a una muy cansada Taeyong, que llevaba una mochila no muy grande, además de estar acompañada con un Alfa, uno muy escueto si le preguntaban.

 

Inmediatamente SeokJin se puso a la defensiva.

 

—¿Qué necesitan?— preguntó fríamente.

—SeokJinnie, ayúdanos a escapar. Por favor, no hay tiempo de explicar todo. Sólo que debemos salir de acá, mis padres mandaron lobos a cazarnos.

—¿Lobos? — en ese momento recordó que su padre le había dicho que tenían trabajo, que toda la familia debía cazar un par de osos.

 

No podía creer que fueran ellos, agradeció en el alma no haber querido participar. Pero sabía que si traicionaba a su clan, no habría boleto de retorno.

 

—Sí… sé que contrataron a tu familia y sé que pedirte que nos ayudes, es un acto de traición. Por eso, entenderé si no quieres…

—Lo haré, de todos modos quería escapar de casa, porque me obligaron a pasar mi primer celo con alguien que no quería — rápidamente respondió, aunque sin querer había soltado más información de la que debía.

Taeyong lo miró asombrada, respondiendo un corto y suave “lo siento”.

Así fue como ese día, ambos le dejaron atrás a sus familias. Familias que pertenecían a la Élite más alta de todos los clanes. Taeyong le contó que tomó esa decisión, porque no aceptaron que eligió a un Alfa de las ramas más bajas de los Kim. Según su familia, era un deshonor.

Más ella no permitiría que los separen, porque además de amarlo y saber que era su destinado, estaba embarazada y tenía miedo que la obligaran a abortar.

SeokJin por su parte, no quería seguir siendo miembro de un clan que tenía unas reglas tan descabelladas, además de que trataban a los Omegas como objetos, no como alguien que también tiene sentimientos. Definitivamente no se veía a sí mismo, tomando cualquier Omega y marcar a la mayor cantidad que sea posible. Tal como su padre le había dicho “Un Alfa está hecho para marcar territorio y todo Omega que veas, debe ser tuyo. Ellos son tu propiedad, no importa si luego mueren, lo importante es que los uses y te den hijos”.

Cuando era un niño, no entendió esa frase. Ahora, después de que lo obligaran a pasar su primer calor con un Omega desconocido, entendió que esa no era su forma de vivir.

Así fue como ambos tomaron sus respectivos rumbos. Taeyong le había propuesto que vaya con ellos, para empezar de nuevo. Pero SeokJin se negó, sabía que le haría más daño si veía a Taeyong en brazos de otro, porque aún no quería aceptar que realmente no la amaba como pareja.

Taeyong le expresó su preocupación de que ande solo por ahí, porque apenas tenía doce años, era un niño solamente.

 

—Ya no soy un niño, ya tuve mi primer calor. Soy un hombre — respondió SeokJin, aunque hizo una mueca al darse cuenta que eran las palabras de su padre. Al parecer, nunca podría deshacerse de ser un Silver.

 

Taeyong lo miró acongojada, sabía que ese era el modo en que los lobos eran. No podría decir nada para cambiar su modo de pensar.

 

—Entonces, sólo cuídate y te deseo lo mejor. Sólo, nunca borres mi contacto, porque sé que un día te necesitaré o quizás tú me necesites y podrás llamarme. En especial en cuanto encuentres a tu Omega, ¡exijo ser la primera en enterarme!— le dio un último abrazo y así se despidieron.

 

El Alfa de Taeyong también le dio un abrazo, le juró que la protegería de todo y se fueron.

 

*Fin del flashback*

 

Vaya que la protegiste, estúpido HyunBin

 

Pensó irritado, sabía que no debía confiarse de ese Alfa enclenque.

El resto del día no pudo concentrarse en su trabajo. Estuvo más disperso que nunca, pero se ocupó de conseguir los pasaportes falsos, por si acaso. De todos modos, fue fácil encontrar toda la información de la familia de Taeyong.

Aunque le sorprendió que el enclenque Alfa fuera tan listo como para haber creado algo tan maravilloso, la tecnología de encontrar a cualquier Omega. Definitivamente eso ayudaría mucho a su trabajo. Así que ya sabía el pago que pediría, por ayudarlos con su problema.

Aunque tenía una leve sospecha que quizás Taeyong no llegue a necesitar de su ayuda. Porque ese Alfa no era tan tonto después de todo. ¿Verdad?

La respuesta le llegó de inmediato, una llamada que cambiaría definitivamente su vida.

—Ha-habla Ta-Taeyong…—la voz de la mujer era tan débil, apenas audible— no-nos colisionaron…mi hi-hijo… po-por favor.

—¿Tu hijo? ¿Se lo llevaron?— SeokJin estaba nervioso, asustado, pero no lo demostró.

—Si…

—No te preocupes, lo salvaré. Pero primero dime dónde estás.

—No… No impo…

—¡Dime dónde estás! ¡Claro que importas!— perdió los estribos, no tenía paciencia para luchar contra la terquedad de la Omega.

—Ruta 66…— fue lo único que logró decir y la llamada se cortó.

SeokJin llamó de inmediato a su amigo NamJoon, le pidió que suba a una de sus ambulancias y le dio la dirección del accidente, tenía que actuar ya.

Mientras tanto él se puso a buscar sitios de subastas de Omegas, sabía que esos tipos no perderían el tiempo y lo venderían ese mismo día.

Después de todo, un Omega recién presentado a los dieciséis, era una aguja en un pajar. Tan exótico, que todo Alfa retorcido daría lo que fuera por tenerlo.

Puso a su gente a trabajar, muchos de ellos infiltrados en las células de trata y tráfico de Omegas. Así fue como logró obtener la información que subastarían un espécimen exótico en Seúl, no muy lejos de donde vivía.

Se fue en su helicóptero y llegó al lugar en menos de 15 minutos, ingresó al auditorio, donde ya estaban varios Alfas, viejos retorcidos, políticos reconocidos y hasta celebridades, todos usando las distintivas máscaras que los ayudaban a mantener el anonimato. Más esa gente no era de importancia, él estaba allí para sacar al hijo de su amiga, Taehyung.

Después de varios minutos en los que ofrecieron Omegas, se reprodujo en la pantalla gigante un anuncio.

—Lo que tanto estaban esperando, nuestro espécimen exótico está acá. Déjennos mostrarles la nueva adquisición — dijo el maestro de ceremonias que vestía una traje negro y un antifaz dorado.

En la gran pantalla, se vio a un Omega amarrado con los brazos tras la espalda, una mordaza en la boca. El cabello rizado que brillaba cual oro, cayendo sobre su inconsciente rostro.

Sin dudas era el hijo de Taeyong, porque aún tenía el uniforme escolar, además de la belleza que se lograba captar, pese a que su cabello tapaba sus ojos. Definitivamente era el joven de las fotografías que había visto al buscar información de la familia.

SeokJin estaba enojado, le costaba controlar sus feromonas. Y fue peor cuando los Alfas que estaban con el Omega dormido, comenzaron a desvestirlo. Le quitaron el pantalón, para ponerle una falda a cuadros, muy cortita. Luego lo pusieron sobre la cama, con el torso apoyado en ésta y su trasero bien levantado, para que todos puedan ver la mercancía.

En ese momento, uno de los Alfas le bajó la ropa interior, manoseando sus glúteos, en cuanto separó sus mejillas para mostrar su fruncido agujerito, todos jadeaban de la excitación.

—Como verán, la mercancía es de alta calidad. Además que nos informan, que el Omega ¡Es virgen! — todos los presentes aullaron, jadearon, gritaron y los que estaban con el Omega, se pusieron a escribir en las nalgas de Taehyung “Hoyo sin estrenar

—Y eso no es todo, éste es un ejemplar de los Osos Pardos, así que como lo sospechan, está en celo. ¡Es su primer celo señores! — animó a la audiencia y todos gritaron eufóricos, excitados.

Así se dio inicio a la subasta, mientras los Alfas del auditorio daban sus ofertas, los que tenían a Taehyung con ellos, lo manoseaban, besaban su agujerito que comenzó a drenar sus fluidos del celo. Eso hizo que no pudieran aguantar su excitación y esos Alfas comenzaron a masturbarse, morían de ganas por hacerlo suyo, pero sabían que podían tocarlo todo lo que quieran, más no estaba permitida la penetración. Porque eso bajaría su precio.

Así que sólo se limitaron a gozar de las nalgas del Omega, usando sus piernas para las falsas embestidas, gritando obscenidades para finalmente correrse sobre su piel y continuar escribiendo obscenidades, hasta se pusieron a orinarlo para marcarlo.

SeokJin estaba que explotaba de la rabia, de la indignación, del asco. Quería ir allí y matar a todos esos Alfas asquerosos, que estaban denigrando a Taehyung delante de todo el mundo.

El suplicio duró unos minutos, hasta que él, cansado y asqueado por todo el asunto. Dio la mayor oferta que nunca hubiera imaginado y sabía que nadie podría ofertar más.

—30 billones de wones— ofertó levantando su número, con la voz más plausible y dominante posible. Todos quedaron en silencio, renegando porque sabían que no podrían dar más que esa absurda cantidad.

—30 billones a la una, 30 billones a las dos… y 30 billones a las tres ¡Vendido! — gritó entusiasmado el maestro de ceremonias.

Todos protestaban por haber perdido la oportunidad, SeokJin se levantó para ir a la sala continua y así reclamar su compra, pero en el camino escuchó “después que lo estrenes, ¡has una fiesta de orgía sólo con él!” eso lo enfureció aún más, sentía que su autocontrol estaba por quebrarse.

Su asistente estaba más nervioso aún, porque sabía que si su jefe perdía el control, todo se arruinaría.

Una vez en la pequeña sala, otro sirviente con una máscara de zorro apareció. No portaba ninguna fragancia, así que supusieron era un Beta.

—Bañaremos al Omega y en una hora lo tendremos listo.

—No harán nada, me lo entregan en este instante si sabes lo que te conviene — sentenció con la voz tan dominante y filosa, que el contrario temió por su vida.

Rápidamente trajeron al Omega que aún estaba inconsciente y muy sucio. Su asistente fue quien lo recibió, SeokJin no quiso tocarlo, porque su olor a celo del Omega, comenzó a afectarlo más de lo que hubiera esperado.

Maldito mocoso, huele tan delicioso.

SeokJin gruñó interiormente, porque nunca ningún Omega en celo le había llamado la atención de este modo. Además que nunca había sido fanático del aroma dulzón. En cambio ahora, ese aroma a miel y bambú, le parecía extrañamente adictivo, exquisito.

Es nuestro Omega y debe oler a nosotros. Debemos marcarlo, borrar todos los asquerosos olores que esos estúpidos le dejaron.

 

SeokJin se asombró que su lobo le hablara, no lo había hecho nunca. Ahora sentía más calor en su cuerpo.

Maldito lobo, ¿de cuándo aquí hablas? Y deja de hacerme esto. Él no es nuestro Omega, es un niño, además no somos unos monstruos como esos.

No es un niño y lo sabes, también sabes que mueres por tocarlo, por besarlo, por hacerlo tuyo. Él estará feliz, es nuestro Omega después de todo. Nos pertenece.

¡Cállate, cállate! Sólo dices idioteces.

 

SeokJin tenía una batalla interna, mientras se dirigían a la salida, rumbo al helipuerto. Quería salir de allí y estar lo más lejos posible de la tentación que estaba cargando su asistente. Una tentación que debía cuidar aunque no lo quisiera, porque le había prometido a Taeyong hacerlo.

Una vez llegaron a su mansión, salió rápidamente del helicóptero en dirección a su mansión. En la puerta ya lo estaba esperando Jimin, su fiel sirviente.

—Amo Kim, bienvenido. La habitación ya está lista como ordenó— informó el Omega mientras hacía una reverencia.

SeokJin no contestó, simplemente ingresó, se quitó los zapatos y el Omega le pasó otros limpios, mientras se llevaba los sucios al lugar que le correspondía.

El asistente también fue ayudado a hacer lo mismo, ya que estaba cargando aún al inconsciente Omega.

Una vez dentro, se dirigieron a la habitación que Jimin había alistado.

—Cerciórate si sigue dormido— ordenó mientras ingresaba a la habitación.

—Lo está, señor— respondió el asistente.

—Bien, llévalo dentro— ordenó a Jimin recibir el cuerpo del Omega de las manos del asistente.

—No quiero ataques de pánico, así que contrólalo.

—Sí, señor Kim— Jimin ingresó a la habitación cargando al Omega, para ponerlo sobre la cama.

—Alístalo bien, y que no se te escape— dio la última orden y salió del lugar casi despavorido.

Su pulso estaba en aumento, había sido una real tortura sentir ese delicioso aroma y no poder zambullirse en ese cuello para aspirarlo desde la fuente del exquisito olor.

Despachó al asistente y se dirigió a su despacho, tratando desesperadamente de calamar sus instintos.

Buena suerte con ello.

Tu cállate que no ayudas.

 

SeokJin optó por distraer su mente, y se fue directo al hospital para saber lo ocurrido con el accidente, aunque siendo sinceros, no le encantaba la idea de tener que lidiar con el peor panorama que su mente le había creado.

—¿Cómo están?— preguntó en cuanto ingresó a la oficina de NamJoon.

—Sabía que ningún hola me dirías y yo que…

—Dije que ¿Cómo están?— volvió a exigir la respuesta, cortando a NamJoon y sus dramas. No tenía tiempo para eso.

—Eres un aburrido. Pero bueno, tengo malas y no muy buenas noticias— se puso de pie y le pidió que lo siguiera, haciendo un ademán.

—La mala es, que el esposo ya estaba sin vida cuando llegamos. Estaba completamente aplastado, al parecer quiso proteger a su Omega con su cuerpo. Y la Omega… aún vive si es lo que te preocupa. Afortunadamente seguía respirando cuando llegamos, aunque tenía un fierro atravesando su torso. Eso en cierta manera la ayudó a no desangrarse.

Llegaron a una de las habitaciones privadas del hospital, NamJoon abrió la puerta y sólo lo dejó ingresar hasta cierto lugar, pues aún no estaba realmente permitidas las visitas.

—¿Esperanza de vida?— preguntó mientras veía a Taeyong conectada a muchos aparatos.

—Un diez por ciento en el mejor de los casos. Necesitará muchas cirugías para…

—Hazlas todas, agota hasta el último recurso si es necesario. Pero incrementa esa esperanza de vida a un setenta por ciento.

—¿Alguna vez te han dicho que eres muy frío? Hasta en una situación como ésta hablas como si sólo fueran unos números que…

—Setenta por ciento, NamJoon— lo interrumpió, porque no tenía cabeza para sus sermones y se fue del lugar.

El contrario quedó perplejo, nunca antes lo había llamado por su nombre. Supuso que eso demostraba lo importante de la situación, después de todo, su amigo no era bueno expresando sentimientos complejos.

En el camino de regreso a su mansión, no podía sacar de su mente la imagen de Taeyong con apenas un hilo de vida.

Nunca lo admitiría en voz alta, pero sintió miedo. Mucho miedo de perderla. Después de todo, era su mejor amiga.

No se dio cuenta en qué momento se hizo de noche, ese día había sido demasiado largo para él.

Por ello optó por ir a la cocina y preparar algo de comer.

En ese momento escuchó un ruido proveniente del piso de arriba, y unos gritos que no tardó en identificar de quién provenían.

Carajo, no estoy para lidiar con Omegas.

 

Pensó irritado, pero en cuanto logró entender lo que gritaba el Omega, quedó helado.

 
—¡Mami! ¡¿por qué tardaste tanto?! ¡Mamita!

Para su sorpresa, los gritos se acercaban más en su dirección. No en dirección a alguna salida del lugar. Eso le pareció extraño.

—¡Mami, mami! ¡Mam…!

 Escuchó cómo el Omega se detuvo en seco en cuanto notó su presencia.

—¿D-don… mi… mami?

Lo escuchó balbucear, y no pudo evitar recordar a Taeyong conectada a esas máquinas, luciendo tan pálida.

—¿Así es como despiertas? ¿Llamando a tu madre? Sigues siendo un estúpido mocoso— ni él mismo entendió porqué acababa de decir esas estupideces.

No quería voltear y que ese Omega se diera cuenta que él también estaba afectado por todo. Aunque agradeció la misericordia de que ya no sintiera el aroma en celo del tentador Omega, porque ya no estaba seguro de poder controlarse.

—¡¿Qué le hiciste a mi mamá?!— de repente gruñó ese Omega, totalmente furioso.

Le sorprendió esa reacción, no la esperaba para nada. Pero tampoco iba a permitir que le gritonearan y le acusaran de algo que no había hecho, y en su propia casa. Así que giró rápidamente, golpeando el mesón de granito que tenía al lado.

—¡Nadie aparte de mí, puede gritar en esta casa!— rugió furioso, sus ojos delataban su falta de control sobre su lobo.

La verdad era, que nunca había levantado la voz de ese modo. Pero ese mocoso, le rompía los nervios demasiado fácil.

—¡Ahora ven y come!— le ordenó, apuntando la comida que él se había preparado, pero ya no tenía el apetito para comerlo.

En cambio, el Omega se quedó petrificado y no parecía haberlo escuchado. Esa desobediencia lo enfureció aún más.

 
—¡Que comas te he dicho!— colocó el plato en la pequeña mesa que había en frente y jaló del brazo al Omega insoportable, hasta llevarlo hacia la mesita.

 
—¡Quiero que cuando vuelva, ese plato esté completamente vacío, o no te gustará el castigo!— gruñó por última vez antes de salir de la cocina.

¿Un castigo? ¿De cuándo aquí castigo a los Omegas por no comer?

Pensó más furioso aún.

Yo sé qué castigo quieres hacer, uno que involucra al dulce Omega y tu apetito…

¡Cállate! No estoy para soportar tus tonterías.

Si tú lo dices. Ya verás que pronto ese autocontrol, se te terminará.

 

Sintiéndose física y mentalmente cansado, se fue a la sala a meditar un poco y tratar de descansar.

Ese Omega creo que sintió la fragancia de su madre en mi, no hay otra explicación para que venga corriendo en mi dirección, sabiendo que está en un lugar extraño.

 

Se puso a analizar la situación previa, por ello decidió no volver a visitar a Taeyong. NamJoon tendría que mantenerlo informado, no quería torturar al muchacho y tener que ver más escenas así.

Porque pese a la oscuridad de la cocina, SeokJin logró ver en esos ojos, el dolor de no haber encontrado lo que buscaba. Su madre.

 En ese momento escuchó la alarma de su puerta de vidrio. Rápidamente supo que el Omega había salido al jardín del este.

A una velocidad impresionante, SeokJin salió rumbo a la dirección que su olfato lo llevaba.

Gracias a que su vista nocturna era excelente, pudo ver que el Omega tenía la intención de escapar escalando alguno de los árboles. Rápidamente se puso al frente de este, dándose cuenta que el Omega no era de vista nocturna, porque no notó la diferencia y saltó hacia él, pensado que era el árbol.

Sentir ese suave cuerpo unido al suyo, emanando un calor que se coló a través de su pijama. Lo hizo sentir extraño, no despertó la lujuria, era otra sensación que no supo comprender. No le gustaba que le haga sentir así, confuso, fuera de su zona de confort.

—¡¿Qué se supone que haces?!

Perfecto, al parecer en presencia de ese Omega, su cerebro solo podía reaccionar de esa manera. Gritos enloquecidos de furia.

Al ver la reacción del Omega, quién había ladeado el cuello, señal de sumisión. No le agradó en absoluto, provocar una respuesta por instinto.

 
Rápidamente se hizo soltar y lo cargó en su hombro, sintiendo más de la suavidad que ese cuerpo poseía. Esa sensación le gustaba, pero seguro era por la pijama que cargaba. Así que ignoró el sentimiento.

—¡Está prohibido salir de mi mansión!— gruñó y sin poder controlarse, le dio una nalgada al Omega, quien soltó un gritito de dolor.

—¡No intentes escapar de nuevo, o el castigo no será sólo una nalgada!

Por la madre Luna, ¿en qué cosa se estaba convirtiendo?

Pensó mientras se dirigía al interior de la mansión.

¡Más te vale dormir, mañana debes estar en la cocina a las seis en punto para desayunar!

Definitivamente ese Omega lo estaba volviendo loco.

  💲💲💲

Holas pixelitos de mi corazón 💜

Acá les dejo la segunda (y última) parte de esta mini maratón! (El capítulo me quedó un poco largo, sorry)

Espero les haya gustado y ahora entiendan un poco más a SeokJin 👀

Nos vemos en las siguientes actualizaciones 😏

Cuídense, las amito
Bye 💜

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