Sunland ¿Una princesa de la r...

By Evie20211

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Seis reinos, una muralla y una princesa que no nació para reinar. El destino de Malena estaba decidido desde... More

Introducción
CAPITULO 1
CAPITULO 2
CAPITULO 3
CAPITULO 4
CAPITULO 6
CAPITULO 7
CAPITULO 8
CAPITULO 9
CAPITULO 10
CAPÍTULO 11
CAPÍTULO 12
CAPÍTULO 13
CAPÍTULO 14
CAPÍTULO 15
CAPÍTULO 16
CAPÍTULO 17
CAPÍTULO 18
CAPÍTULO 19
CAPÍTULO 20
CAPÍTULO 21
CAPÍTULO 22

CAPITULO 5

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By Evie20211


Capítulo 5

¿Una princesa de la realeza?

—Y finalmente el hechizo de canalización. Para utilizarlo, debe relajarse totalmente, y utilizar todos los hechizos que le he enseñado hasta ahora...

Un día antes de la presentación, Frederick estaba enseñándome el tan famoso hechizo de canalización, la reina nos estaba supervisando en el salón, para ella era muy importante que yo dominara este hechizo. Mientras Frederick y yo estábamos practicando la postura correcta para realizar el hechizo, ella estaba sentada en un trono flotante en un extremo del salón. El salón estaba perfectamente iluminado, dado que por los ventanales entraban los radiantes rayos de sol, iluminando incluso el que estaba impregnado en el suelo.

—¿Así está bien? — pregunte haciendo un circulo con la unión de mis dos manos, el cual se supone que simboliza a el sol.

—Si, esta perfecto. Ahora desde el inicio.

Se posiciono a mi lado haciéndome una seña para que lo siguiera.

—Despejamos el agua— hizo dos movimientos con sus brazos, como sí plenamente estuviera apartando algo delante de él.

—...invocamos la buena energía— levanto su mirada hacia el techo e hizo lo mismo con sus brazos levemente.

—...entrelazamos la magia— subió sus brazos por encima de su cabeza, e hizo una x cruzando sus dos muñecas, las bajo lentamente e hizo el símbolo del sol con ambas manos...

—...e invocamos la sagrada magia del sol...la magia de la piedra dentro de la corona, una vez que la contiene dentro del circulo formado por sus manos, debe dejarla salir y guiarle hasta reforzar la muralla. ¿Ha comprendido?

Tanto la mirada de Frederick como la de la reina estaban sobre mi, y ambas miradas gritaban saber si comprendí.

—Lo intentare— conteste vagamente. Empecé a hacer lo mismo que Frederick hizo, copie cada movimiento, pronuncie aquellas frases en mi mente y las seguí al pie de la letra—...y al final debo dejarla salir— dije e inconscientemente salió de mi cuerpo un destello de luz, salió como un rayo en dirección hacia la reina, al verlo ella lo esquivo rápidamente y el rayo termino impactando en un ventanal rompiéndolo como resultado.

—¿Madre estas bien? — he aquí la hija preocupada.

—¿Majestad se encuentra bien? — me pregunto Frederick a mi, me limite a verlo extrañada y solo asentí con la cabeza mientras veía a la reina acercarse.

—¿Qué fue eso Frederick? — pregunto entre asombrada y preocupada al mismo tiempo.

—No sabría explicarlo con certeza majestad, tal vez...la corona esta sintiendo la presencia de una nueva portadora y al invocar el hechizo de canalización la corona reacciono como resultado...

—¿Eso quiere decir que lo hice bien?

—Eso es algo absurdo, ni siquiera lleva puesta la corona...— protesto la reina.

—Es la única explicación lógica que yo podría darle majestad, quedan tan solo tres días para la coronación, la fecha limite se acerca...la corona la esta llamando...

La reina pareció quedarse conforme con esa respuesta, me felicito por haber hecho bien el hechizo, y reparo el ventanal con tan solo pronunciar un par de palabras.

—Entonces esto ha sido todo de mi parte, ahora debe descansar alteza, mañana la espera un gran día— hizo una reverencia y el humo lo envolvió frente a mí y desapareciendo como resultado.

—Estas lista. Ahora sí seras completamente mi hija— dijo la reina acariciando mi cabello con una mano, sonreí sin pronunciar palabra. Hacerme la tonta no es fácil, y escucharme decirle mamá mientras ella me dice hija es algo que aun me repugna.

—Serás una gran reina mientras sigas mis ordenes ¿lo entiendes verdad?

—Lo sé, no tengo la sabiduría para gobernar, solo seré capaz de reforzar la muralla pero no de tomar decisiones...por eso te necesito madre, solo tú tienes el poder y la sabiduría para tomar decisiones correctas.

Lección número cinco, del tutor más loco de todos los tiempos; dile a los demás lo que quieren oír y ellos serán felices, las verdades resérvatelas tú y dilas cuando tengas el poder de defenderlas, así prolongas tu vida.

—Tu cambio me deja sin palabras, hasta perece que...—se corto a si misma— no olvídalo. Prepárate para mañana, descansa temprano, las doncellas vendrán mañana a primera hora para ayudarte, el vestido que usaras mañana está terminándose de confeccionar, es un vestido que representa tu salud y virtud, lúcelo como una verdadera princesa, pues será tu único evento como princesa...

—Entiendo, no la defraudare.

—Eso espero, y más porque mañana conocerás a los ministros. Probablemente te cuestionen un par de cosas para comprobar tu lucidez, confió en que les responderás de manera tajante demostrándoles quien tiene el poder, no dejes que te intimiden, porque entonces si que estaremos en problemas.

La causante de desgracias, hablando de problemas que irónico ¿no?

—No permitiré que me intimiden sus preguntas, he estudiado cada detalle sobre la niña que ellos conocieron como Cordelia, después de tantos años es probable que ellos olvidaran unas cuantas, y que Cordelia cambiara de gustos. No van a lograr lo que se proponen voy a dejarlos en su lugar...

La reina sonrió al oír mi respuesta, y acaricio con la palma de su mano mi rostro.

—Bien, has aprendido bien, recuerda que yo soy tu única amiga dentro de este palacio, solo debes confiar en mi— por supuesto que confió más en un gato que en ti bruja— y todo saldrá bien.

Asentí con la cabeza. Ella se acerco a mi rostro y susurro a mi oído:

— Recuerda que los principales culpables de la muerte de tu padre son los ministros...ellos fueron quienes lo acusaron ante el rey, por lo tanto, ellos y sus descendencias son tus peores enemigos.

Me vio a los ojos con una sonrisa perversa, y beso mi mejilla, alejándose de mi. Yo me limite a endurecer mi semblante y a cerrar mis puños, tenia que contenerme, ya había logrado demasiado, no podía gritarle sus verdades ahora tenia que controlarme...

—Mi mayor objetivo es reforzar la muralla y poner a salvo a los nuestros, los muertos ya pasaron a mejor vida, y lo que hayan hecho malas personas en el pasado serán alcanzados por su propia sombra tarde o temprano...entonces pagaran por lo que sea que hayan hecho...mientras no se metan con nosotras no tengo porque odiarlos— dije con el mayor de los esfuerzos en parecer tranquila y sincera, aunque en realidad lo que quería era despedazarla con mis propias manos, pero se que me esta probando, quiere poner a prueba mi lealtad, pero no le voy a dar el gusto de golpearme, no esta vez...

— Admiro que pienses así, entonces no tengo mas que decir...mañana será tu gran día, majestad.

Dijo y salió del salón, muy contenta al parecer, debe estar pensando que logro dominar mi carácter...pero eso esta muy lejos de suceder.

—¿Qué te dijo? La vi salir muy contenta o... ¿te golpeo? Escuche un estruendo...

Al ver que no salía, Cheng Cheng decidió entrar por mi, por suerte ninguna doncella vino detrás de él.

—No le di el gusto, al menos no el de golpearme...intento provocarme con el asunto de mi padre, pero pude contenerme...ella cree que logro dominarme...

—Bien— dijo sentándose en el suelo, yo baje la mirada hacia el encontrándome con esa mirada verdosa y penetrante que tanto lo caracteriza— al menos ya tienes su confianza, eso es punto a nuestro favor, estamos a tres días del primer elemento, solo debes enfocarte en eso.

—Lo sé, mañana me presentaran oficialmente ante todo el reino...y conoceré a los ministros...

Cheng Cheng me pidió guardar la calme, y que me controlara en lo posible, pues era de suma importancia que los ministros no mostraran objeciones ante mi reinado, pues si ellos estaban en desacuerdo o llegasen a descubrir la verdad detrás de esta mascara, seria mi fin. Tome un baño con ayuda de mis doncellas, me sumergí en una tina llena de agua tibia con especias y pétalos de rosas, disfrute cada segundo del baño pues este podría ser uno de los últimos, si la corona no se enciende frente a todos moriré por usurpar un lugar que no me pertenece.

Las doncellas se despidieron de mi amablemente y yo hice lo mismo, después de todo Cheng Cheng tenía razón, debía ser amable con quien era amable conmigo y así tal vez tendría de mi lado a mas personas dentro del palacio. Debo dejar que me amen no que me odien.

—¿Se puede saber dónde estás? — pregunte al no ver a Cheng Cheng en la habitación. Recorrí todo el lugar con la mirada, pero no logre encontrarlo, incluso revise debajo de la cama, pero el no estaba, eso empezaba a preocuparme...pero no por mucho, en cuanto vi las puertas del balcón entre abiertas deduje donde estaba, y en efecto al abrir por completo las puertas pude constatar su presencia, estaba sentado sobre el barandal observando la inmensa noche estrellada.

—¿Qué haces aquí? — dije recostándome un poco en el barandal.

—Observo, y analizo...

—¿Qué cosa?

—La inmensa oscuridad que se avecina...estamos a las puertas de una inmensa oscuridad. Estos tres días serán decisivos, necesitas conseguir reforzar la muralla para obtener el elemento luz...y necesitaremos que aprendas a usar tus poderes para poder conseguir los otros elementos...

—Creo que te preocupas por adelantado de cosas que están muy lejos de suceder, lo mas importante ahora es convencer de mi salud y autenticidad a los ministros, y después de ellos a la corona, o mas bien a la piedra de sun.

Mi respuesta hizo que dejara de observar el exterior para empezar a observarme a mi, su mirada se poso en mi mejilla, mientras yo seguía observando la oscuridad de la noche.

— Mientras sigan existiendo las estrellas, la oscuridad siempre estará iluminada... ¿no lo crees?

—No lo creo, eres tan estúpida que te crees todo lo que dicen los libros...las frases bonitas, solo son eso frases bonitas, la realidad es cruda, dura y cruel. Lo descubrirás dentro de tres días...

—Ja, solo quería tener un poco de optimismo, gracias por tirarlo a la basura— dije cortante.

—De nada, procederé a quemarlo luego— contesto en una voz ronca y de manera tan natural que casi me dieron ganas de aventarlo por el balcón.

—Iré a dormir, te dejo solo con tu amargura.

Dije antes de cerrar de golpe las puertas del balcón, subí el par de escalones que estaban alrededor de la cama y me metí en ella molesta, al parecer don bigotes hoy esta de menos humor que ayer, pero esta igual de insoportable. 

Del coraje, debí dormirme sin darme cuenta, pues cuando volví en mí misma, Cheng Cheng estaba sentado sobre mi...

—Ya es hora despierta ¡hey!

—No molestes, déjame dormir todavía no sale el sol— murmure acomodándome debajo del edredón. Él estaba inclinado sobre mi rostro, bien sentado sobre mis pechos, la intención de acomodarme dentro del edredón no fue otra mas que hacer que se callera.

—Déjate de tonterías, hoy es la presentación debes recibir el primer rayo de sol de la mañana— rezongo al caer de cara al suelo.

—¿Qué? ¿Y eso de que me sirve? — pregunte aun con los ojos cerrados.

—Es como la bendición del sol... ¿bueno acaso tampoco lo sabes? La humana aquí eres tu y sin embargo yo soy el más informado— rezongo y volvió a subir sobre mi— ¡DESPIERTA! — gruño directamente en mi oreja.

—¡Ya estoy despierta! ¿contento?

—No, no estoy contento, sal al balcón ahora, el sol esta por salir, vamos levántate sal... ¡Ahora!

—¡Voy! Estoy yendo, ya cálmate— dije levantándome como pude de la cama. —Eres tan insoportable, que a veces me pregunto porque te hago caso— rezongue mientras abría las puertas del balcón.

—Por la simple razón de que no eres responsable de tu propia vida, querida.

—Soy responsable, el problema es que esta no es mi...

Mis palabras se quedaron en el aire, pues el rayo de sol que llego hasta mis ojos me cegó por completo, era una maravilla y a la vez algo increíble, era como si el sol saliera de este mismo palacio hacia el cielo, y sus rayos iluminaran cada rincón del lugar mientras ascendía.

—Ahora estas oficialmente bendecida por el sol...

—¿Podrías hablar en otro idioma no gatuno?

—Dicen las leyendas humanas y vam...
Se corto a sí mismo y dejo aquellas palabras en el aire, causando que yo preguntara:
—¿Y vam...qué?

—...y fantásticas, que el primer rayo de sol es el mas fuerte, porque cuando el sol nace lo hace en todo su esplendor, lleno de fuerza y vida. Su fuerza se agota en el camino a la cima, por eso entre más alto más intensos son los rayos que emite, mas fuerza ejerce y más poder pierde...por eso, cae al perderlo todo hasta morir en las sombras con la esperanza de renacer en un nuevo día.

—¿Y eso que tiene que ver con que yo reciba el primer rayo de sol hoy?

—Para ponértelo fácil...—dijo de mala manera— la bendición del sol quiere decir que llegaras a alcanzar grandes cosas, pero no debes ser tan ambiciosa porque...podrías pagar un alto costo.

—...y descender hasta morir en las sombras ¿no?

—Que bien, al menos eres inteligente ¿o yo no lo había notado?

—Tu eres...—dije irritada, pero me detuve en cuanto una doncella entro en el balcón buscándome, disimulé lo mejor que pude y me puse a decirle de cosas lindas, como cualquier dueña a su mascota, cosas como:

—Ohhh mi hermoso bebe quiere un baño, ¿si? — claramente me fusiló con los ojos— Entonces no se diga mas— lo levante del suelo y lo puse en brazos de la doncella, ella lo acomodo en su hombro y se lo llevo. Hasta perderlo de vista no hice más que suprimir una gran carcajada, pues por encima del hombro de la doncella me estaba lanzando rayos de ira con la mirada.

Yo iba muy feliz y campante hacia la habitación, cerré a mi espalda las puertas del balcón y...

—Alteza, es hora de su baño— una doncella se planto frente a mi informando el inicio de mi rutina...o el de mi agenda, pues hoy saldría de esta habitación.

Asentí y me deje llevar por ellas, tome un baño de agua tibia y pétalos de rosas, luego procedí a pasar al gran armario, donde abundaban los vestidos, pero hoy al fondo, justo frente al gran espejo estaba un vestido blanco enorme.

—¿Ese es el vestido que usare hoy? — cuestione perpleja.

—Así es majestad, está elaborado a manos de los mejores costureros del reino, cada borde, cada piedra, y cada uno de los finos detalles están hechos a mano.

El vestido me había dejado sin habla, era imponente, la falda dejaba caer una cola en forma de media luna no muy larga, llevaba mangas transparentes y bombachas, y un encaje de piedras y algunos símbolos referentes al sol bordados en partes del faldón y el corset. En el maniquí era imponente y sobre mi...era un sueño.

—Se ve bellísima majestad— comento una de las doncellas, mientras yo seguía algo aturdida viéndome en el enorme espejo.

—Gra-cias— conteste vagamente.

Las doncellas me peinaron y pusieron las joyas previamente seleccionadas por la reina. El peinado constaba de un moño alto que recogía todo el cabello, dejando la forma de un pequeño flequillo perfectamente peinado en mi frente. Para culminar me maquillaron levemente, la reina no quería que se perdiera el rostro de su bella princesa detrás del exceso de maquillaje.

—Nuestro pequeño alteza esta listo— escuche anunciar a una doncella. La confusión de verme así frente a el enorme espejo no me permitió imaginar de quien se trataba, no hasta que me giré y lo que encontré fue a dos doncellas cargando un almohadón color rojo sobre el que venia muy bien acomodado Cheng Cheng.

Traía una especie de corona plateada sobre la cabeza, un lazo blanco alrededor de su cuello y una cara de amagado, tan evidente como las ganas que traía de estrangularme. No lo niego tuve que esforzarme mucho para no reír.

¿Risa? Yo riendo, guao, debo admitir que a pesar de todo este gato sí que logra sacarme de mi zona de confort. Hace mucho que nada me causaba gracia, pero hoy aun con toda esta presión sobre mí, él ha logado hacerme olvidar todos mis males con tan solo ver su mala cara felina.

—Gracias a todas por su trabajo. Ahora pueden dejarme a solas un momento con Cheng Cheng— pedí a mis doncellas. Ellas asintieron con la cabeza, bajaron a Cheng Cheng de su trono y desaparecieron tras las puertas del vestidor.

—Me has dejado sin palabras— comente, haciendo referencia a el como se veía.

—Diré lo mismo el día en que portes con éxito la corona y obtengas el elemento luz— soltó sin darme la menor de las importancias. Camino hasta quedar frente al espejo y empezó a verse a sí mismo con desaprobación, lo seguí con la mirada e hice lo mismo que el, solo que yo me veía a mí misma con temor.

—Tan empático como siempre, ¿sabes? Hoy casi vuelvo a reír...y todo gracias a tu mala cara.

—Pues yo no te hice cosquillas, y la cara que vez no da risa da asco, estoy arto de estar en este cuerpo...— mascullo echándome una mirada a través del espejo— además no pedí venir aquí para que te rías de mi sino para recordarte que hoy inicia todo. Hoy empezamos una batalla, en la cual solo tu y yo podemos resultar victoriosos.

      —Lo se, pero ten presente que somos dos criaturas sin magia contra toda una corte llena de seres despreciables, y para nuestra suerte...poderosos— le recordé.

—No por mucho, conseguirás el único elemento que ninguno de ellos posee...el elemento luz. De nuestra cuenta corre que consigas los otros cuatro, y de que te conviertas en una de las hechiceras más poderosas de todo Sunland.

O en una leyenda, tal y como lo predijo el destino, pero... ¿podre lograrlo? ¿Cómo sabré quien es aquel que lleva impregnado el escudo emblemático? ¿A quien odiare como a un enemigo? Bueno se podría decir que tengo razones de sobra para odiar a muchas personas dentro de este palacio, pero...mi destino esta relacionado directamente con aquel que odiare como a un enemigo, y eso me llena de incertidumbre.

—¿Vendrás conmigo? — pregunte bajando mi mirada hacia el.

—Aunque quisiera no podría hacerlo. No conozco bien a los ministros, y sí alguno lograra reconocerme bajo este cuerpo estaría acabado.

—¿Tan peligroso es lo que se esconde bajo ese pelaje? — pregunte sin pudor alguno, la ansiedad de saber quien era en realidad me mataba por dentro.

—No voy a alarmarte. Dentro de un par de días podrás juzgarme por ti misma. Ahora ve, y no olvides las razones por las que estas aquí...no siempre podre acompañarte en tus batallas, habrá muchas que tendrás que librar sola...y esta es una de ellas.

Asentí con la cabeza, y regresé mi mirada hacia el espejo, donde el reflejo me recordó que este no es mi rostro, esta no es mi vida...pero es mi oportunidad para renacer.

                                                                  .·:*¨༺ 👑 ༻¨*:·.

El momento ha llegado, las doncellas abren las puertas de la habitación para mi, se inclinan y avanzo hacia la salida. Estoy avanzando por el pasillo, llevo mis dos manos, unidas la una sobre la otra a la altura de mi cintura, la frente en alto y la espalda erguida. Escucho los pasos de las doncellas detrás de mi, dos guardias que estaban custodiando la puerta de mi habitación se nos han unido, escucho sonar el vibrar de sus doradas armaduras con cada paso.

Los guardias reales, no portan espadas portan báculos mágicos, que les permiten realizar hechizos de protección y defensa, te dispara un guardia con su báculo y ya quedas calcinada o inmovilizada, depende lo que el guerrero elija. Los báculos son casi de la misma altura de su portador, cualquiera podría decir que son solo un adorno pero lo llama eterna que llevan en la parte superior protegida por una punta en forma de hoja los hace imponentes. Cada llama tiene un color que representa el rango de su portador, los guardias dentro del palacio son de nivel medio, por eso su llama es color azul, los que estén en las calles del reino dando rondas o en calabozos custodiando a infractores o sentenciados, son de tercer nivel o el más bajo por hace decirlo, por ello poseen una llama verde. Y finalmente están los mas despiadados, los que custodian a la realeza fuera del palacio (los reyes príncipes y princesas respectivamente), los que son enviados al final de la muralla a la frontera con las sombras, aquellos que se preparan para combatir guerras o algo similar, poseen báculos con llama divina o dorada, con una eficacia para matar mucho mas poderosa que las llamas verde o azul.

Avanzo a pasos largos, segura pero inquieta. El palacio es enorme y tendría que caminar hasta el salón del trono, donde se guarda la corona de sun y donde los ministros y la reina esperan por mi. Paso por algunos pasillos donde se puede escuchar el bullicio del pueblo aclamando poder ver a su princesa, cada paso me acercaba mas a ese destino que se forjo para mi a partir de la desgracia.

Finalmente estoy frente a las puertas enormes del salón. Me detengo dándole paso a las doncellas, quienes serian las encargadas de abrir la puerta. Los guardias que venían detrás de mi se posicionan al costado de la puerta, moviendo sus báculos de arriba abajo dan dos fuertes golpes al suelo, como señal de que yo había llegado. Mi corazón se estremece y las piernas me empiezan temblar por si solas, suelto todo el aire retenido en mis pulmones, y escucho una voz fuerte anunciar mi llegada dentro del salón:

—Su alteza real, la princesa Cordelia Scarleth Beaumont de Sunland.

Las puertas se abren para mi, y lo primero que veo es una alfombra amarilla marmoleada con naranja. Al fondo tres tronos, uno principal imponente y grande, ese debe ser el trono del rey, a su izquierda el trono de la reina, misma que ahora esta allí sentada observándome con gran interés, y a la derecha estaba el trono del heredero, el trono que estos momentos esperaba por mi...

Doy un salto de fe y empiezo a avanzar hacia la alfombra. Me mantengo seria, y sin darle mucha importancia a las miradas de alrededor en las tribunas, las cuales empiezo a sentir que son muchas, y es que en efecto lo son, pues no solo están aquí los diez ministros, también están sus familias, duques, marqueses, y en resumen todas las familias más adineradas del reino y por si fuera poco hasta la familia real del reino Faes. Bien, esto no me lo esperaba, claramente esto no se trata solo de una simple presentación, la reina organizo todo un baile real para celebrar la vida de su amada hija. Cada vez me queda más claro que ella no tiene sentimientos hacia su hija, lo único que le importa es mantener el título de reina madre.

Al pasar por la alfombra todos se pusieron de pie y me observan con mucho detenimiento, camino y trato de no darle mucha importancia a las miradas, me concentro en caminar y mantener el aspecto de una princesa gentil, segura y cien por ciento recuperada. Llego al final del pasillo, me encuentro frente a el par de escalones que dirigen al trono, la reina se pone de pie, toma una tiara que le es proporcionada por una sacerdotisa de la casa de reliquias de Sunland lugar donde se guardan todo tipo de joyas y reliquias preciadas, tanto por su magia como por su valor, y la tiara que le fue proporcionada a la reina era una de ellas. Existen dos de ellas en el reino, una hecha para un príncipe y otra para una princesa, independientemente del genero del heredero al trono. La tiara esta hecha de diamantes, procedentes del reino de Oceanía, los cuales representan la pureza y la transparencia del heredero al trono.

Me acerco a la reina he inclino un poco la cabeza, pues sé exactamente lo que procede.

—Queridos invitados, ministros y reyes del reino Faes. Hoy Sunland se regocija al presentarles oficialmente a la princesa heredera, quien después de librar una dura batalla con una terrible enfermedad, se hace presente ante ustedes para que sean testigos de su salud y fortaleza para reinar y reforzar la muralla que nos protege de bestias innombrables. — Pronuncio la reina con voz firme y fuerte—Cordelia, el trono a la derecha del difunto rey hoy te da la bienvenida— concluyo acomodando sobre mi cabeza la tiara de princesa heredera.

Levante la mirada y me encontré con sus ojos verdes claros, y su sonrisa curvilínea que gritaban ambición y sed de victoria. En otras palabras, me miraba con satisfacción, pero al mismo tiempo con cierto recelo.

No le di mayor importancia y me gire hacia los ministros quienes estaban en primera fila he hice una leve reverencia, sinónimo de respeto hacia el reino y hacia la responsabilidad que había sido encomendada.

Como respuesta los ministros asintieron con la cabeza en señal de respeto. La mayoría de ellos eran personas mayores con cabellos y barbas blancas. Llevaban gorros medianamente altos con una punta curva, dando forma a una media luna, eran de color negro con un sol impregnado en el centro. Llevaban túnicas color naranja, con detalles dorados por los bordes y el pecho.

Subí hasta el trono que como princesa heredera me correspondía y sin pensarlo mucho me senté en el. Al hacerlo el salón entero hizo una reverencia, y al fondo escuche a un emisario recitar:

—Larga vida a la princesa de Sunland.

Segundos después todos en el salón lo repitieron creando un gran coro:

—"Larga vida a la princesa de Sunland"

En medio de ese bullicio y multitud, por alguna peculiar razón mientras mi mirada recorría el lugar, me tope con cierto felino negro de ojos verdes subido en una biga observando todo desde una prudente distancia, no sé como llego allá arriba pero sí sé que esta tan concentrado en analizar a cada uno de los invitados que no se dará cuenta de que lo estoy observando.

Después de pasar a saludar en el gran balcón a todo el pueblo que se hizo presente para conocerme, o más bien para verme saludarlos con una sonrisa y mis guantes blancos meneando ligeramente la mano, pasé nuevamente al salón y me senté en el trono, donde uno a uno de los invitados se fue presentando, primero los Duques, los Marqueses Condes, Lords... todos se presentaban y me dejaban como presentes joyas y telas refinadas para la elaboración de vestidos. Otros dejaron como presentes, propiedades, terrenos y hasta carruajes. Todo iba bien, saludaba y agradecía hasta que...fue el turno de la familia real del reino Faes, reino en el que ahora vivía mi madre.

Faes es una pequeña extensión de tierra entre mar e islas que antes perecía a Sunland, es un misterio el como se edifico una nueva familia real y aún más misterioso es el ¿por qué? Sí se supone que todo lo que esta dentro de la muralla es Sunland como tal y el reino Faes está dentro de la muralla ¿Cómo es que un rey dio paso a que se edificara otro reino dentro del suyo? Eso es algo que definitivamente voy a averiguar.

—Alteza, el rey de Faes y sus hijos— anuncio el oficial a mi lado.

—Un gusto conocerla alteza— se inclino haciendo una leve reverencia el rey.

—El gusto es mío, gracias por asistir el día de hoy, espero y su estancia en Sunland sea agradable— conteste con una sonrisa al rey, quien llevaba un traje bastante elegante con hombreras doradas sobre una camisa azul, pantalón color negro, y algunas medallas doradas en el pecho.

—Mis hijos— señalo con una mano al más alto a su derecha— Jared el príncipe heredero.

Tomo mi mano le dio un beso y se inclino. Jared, lo recordaba, el hijo mayor de Magnus, poco sociable, cara de hierro que nunca muestra expresiones pero que irritantemente es atractiva y un cabello rubio que combina perfecto con los dos posos cafés en sus ojos. Llevaba un traje de camisa negra con hombreras doradas y pantalón blanco, con unos cuantos cordones dorados colgados en el pecho de la camisa. Sonreí e hice una pequeña reverencia, pero él no movió ni un solo pelo, ni se molestó en decir algo. Lo mas normal en él.

—...y el príncipe Hansel.

Oh Hansel. Tantos años, mi corazón casi estalla de emoción al oír su nombre. Hansel es simplemente el chico más optimista y extrovertido que conozca, solía jugar con él de niña, en aquel entonces éramos buenos amigos, mi padre tenía una estrecha relación con su familia, razón por la que visite Faes algunas veces, misma razón por la que...lo acusaron de traición. Lástima que Hansel no pueda verme a través de esta mascara, lastima que jamás pueda volver...a confiar en nadie.

Hansel tomo mi mano y se presentó gentilmente. El vestía igual que su hermano, supongo era algo común que ambos príncipes vistan igual. Aunque por el contrario de su hermano, Hansel tiene ojos café claros, cabello negro, y una gran sonrisa presente ante cualquier situación. Sus manos se sentían tan cálidas como su mirada, aun a través del guante podía sentir el calor de su mano. Hice una reverencia y lo saludé de igual manera.

—Es un gusto poder saludarla, princesa.

—Al contrario, gracias a ustedes por venir hasta aquí hoy.

Dejaron algunos lingotes de oro, y pedrería como regalos, luego la fila siguió avanzando. Era el fatídico turno de los ministros. Uno a uno se fue presentando sin demora, presentaban a sus esposas e hijos, pero a mi no me interesaban sus familias, me interesaba encontrar al culpable de entre los diez, aunque claramente eso me llevara un buen tiempo.

Primero estaba el ministro de recursos humanos. El mayor de todos, y el que tenía la barba más larga, el no me parecía interesado en el trono, a su edad es probable que lo que mas le preocupe sea su familia.

El segundo en presentarse fue el ministro de impuestos. Un hombre alto de aproximadamente unos cuarenta y tantos. Aun conservaba unos cuantos pelos negros entre su barba corta. Él era sinónimo de avaricia, no tuve que esforzarme mucho para averiguarlo, su sola mirada lo decía todo.

Tercero, el ministro de guerra. Un ministro que definitivamente debo tener de mi lado, su aspecto es robusto y su semblante serio, el tampoco refleja ambición, mas bien no refleja nada, su rostro es neutro y su mirada igual. El debe ser el ministro más joven, no está casado y probablemente no lleve mucho tiempo en el cargo, debió remplazar a su padre hace poco, lo que quiere decir que tal vez el aun no este infectado por la ambición y sea un aliado muy conveniente, ya tendré tiempo para estudiarlo mejor.

Cuarto, el ministro de magia. Otro ministro con bastantes años encina, sus ojos apenas y pueden verse debajo de sus nevadas cejas espesas, probablemente este por dejar el cargo, pues los ministros se mantienen en su cargo hasta cumplir cierta edad y por su aspecto es fácil deducir que él está llegando al límite. Otro ministro que no refleja ambición.

Quinto, el ministro de defensa. El debe andar por los cuarenta, tiene una barba no muy pronunciada, y un aspecto bastante aceptable, me saludo cordialmente y no se si para mi bien o para mi mal el...tampoco parece ser avaricioso.

Sexto, el ministro de rituales, otro ministro de alrededor de cuarenta años, barba negra, mirada penetrante, y sonrisa totalmente desagradable. Todas las características físicas necesarias para calificar como alguien avaricioso, su aura y su sola presencia me daban escalofríos, el seria uno de los ministros de los que más tendría que cuidarme de eso estoy segura.

Como séptimo y octavo estaban el ministro de relaciones exteriores y el ministro de salubridad real. Ambos eran parte de los ministros de edad avanzada, barbas largas cejas espesas color nieve, nada de que preocuparse, ellos no conspirarían contra mí, ni contra nadie, solo son dos ancianos con problemas de salud, ni más ni menos.

Como noveno estaba el ministro de artes oscuras, un hombre de no más de cuarenta años, no tenia barba a diferencia de los otros ministros, y tampoco tenía familia, según el aún no se había casado. Su mirada penetrante, su semblante y su manera de observar cada milímetro en mi me dejo claro que el seria otro ministro sediento de poder. Un enemigo mas a la lista. No se que buscaba en mí, pero al no encontrarlo dejo de observarme y se alejo con una sonrisa algo perversa, sí él también me causaba escalofríos.

Finalmente, el más anhelado. El ministro de gobierno, el hombre que tomo el puesto que le pertenecía a mi padre y mi enemigo jurado.

—Princesa es un gusto presentarme ante usted, soy el ministro de gobierno y su mas leal servidor— hizo una reverencia sin bajar la mirada, mantenía sus ojos pegados a los míos. Era un hombre de aproximadamente cuarenta años, con una barba blanca que no era larga, era más bien normal, tenía la forma de un candado. Su sonrisa forzosamente amable no se hizo esperar. Sonrisa que aborrecí en el momento exacto en que la vi, mas sus ojos negros debajo de sus cejas blanquinosas no dejaban de verme.

Asentí con la cabeza sin darle tanta importancia, y dibujé lo mejor que pude una sonrisa en mis labios, aunque claramente le estaba lanzando dagas por los ojos.

Tú y yo, tenemos algo pendiente ministro...y no descansare hasta descubrir la verdad detrás de la muerte de mi padre y del rey.

Nota de la autora:

Holaa!!!! Espero esten bien y que su San Valentin haya sido el mejor.

Hoy vengo con doble actualizacion, 1 cap en Sunland y uno en ADC para celebrar que llegamos al 1k en tik tok🥳🥳

Muchas gracias a tod@s por su apoyo, estoy muy feliz porque poco a poco estamos siendo mas en esta bella comunidad. Me alegra mucho tenerlos como lectores y pues...nada ustedes son los mejores, solo recuerden que nada es imposible, siempre que lo intenten y sean persistentes todo puede ser posible...

Los quiere Evie.

Por cierto me extendí un poco en este capítulo, perdón por ello. Espero les guste💗.

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