CAPITULO 4

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                                                           CAPITULO 4
 E L E M E N T O S

Una vez más— exigió Cheng Cheng, desde la mesa de cristal donde se encontraba sentado.

Desde que acepte colaborar con él no ha parado de instruirme en el que según él...es mi camino. Trabajamos en mi mirada, sonrisa, caminata, e inclusive hasta mi voz, pues dice que todo gesto cuenta para ganar o perder territorio dentro del palacio.

—Saludos madre— dije con la voz más azucarada que he podido impregnar dentro de mi vocabulario. Estábamos ensayando la forma en la que me dirigiría a la reina en adelante.

—Mejor...o menos horrible— masculló con una vos hostil.

—¿Qué? — pregunte indignada, de todos era mi mejor intento.

—Tienes que hacer que se vea mas real, tu voz destila miel, pero tu mirada le lanza dagas desde lejos.

Solté un bufido y volví a la posición inicial varios pasos atrás. Esta vez dibuje una sonrisa dulce en mi rostro he intente que mi mirada se iluminara con la misma. Me enderecé y di unos pasos hacia Cheng Cheng simulando que él era la reina. Me incline haciendo la reverencia y mantuve la dulce sonrisa.

— Saludos madre.

—Guao, mucho mejor, considerando que esta es la milésima vez que lo practicas...

—¿De verdad lo hice bien? — pregunté casi chillando de la emoción, no tanto por el hecho de hacerlo bien, sino porque ya estaba harta de tener que repetirlo.

—Si, incluso a mí me dieron ganas de adoptarte— soltó irónicamente.

—Jaja, muy gracioso— dije con ironía.

—Has mejorado mucho, debo admitir que ahora si tienes la actitud de una princesa, recuerdas lo que has aprendido.

—He pasado varios días hablando solamente con un gato en estas cuatro paredes, ¿crees que no he aprendido nada?.

En efecto, las doncellas solo aparecían tres veces al día, a la hora de cada comida. No decían nada, solo entraban dos, dejaban la comida y se retiraban, minutos más tarde volvían, se llevaban la charola envueltas en el mismo silencio.

—Me gustaría escucharlo, como una última lección...

—Bien. Lo que eres frente a otros solo será el reflejo de sus deseos, lo que eres frente al espejo dependerá de quien quieras ser tu— recite una de las frases que se encargó de grabar en mi cerebro—Usare mi belleza como un arma de sumisión, y me ganare lo más débil que tienen los seres humanos...su corazón. No desperdiciare oportunidades. Mi orgullo solo se hará presente cuando tenga poder, cuando domine el territorio en el que me encuentro...aprovechare cada error y descuido de mis enemigos para crecer y atacar lentamente, sin que ellos lo noten, sin que ellos sospechen...quien los está atacando. No desmayare en mi lucha hasta alcanzar lo que me he propuesto. Y seré leal a quien a ha iniciado esta lucha conmigo.

—Excelente, creo que ha quedado bastante claro, ahora ya sabes por dónde empezar— señalo la puerta de la habitación con su mentón, mis doncellas estaban del otro lado, pero...

—Buenos días— aun me sorprende la habilidad de este gato, ¿Cómo supo que la reina entraría en ese instante?.
¡oh claro! sus orejas, su sentido de audición es bastante agudo.

La reina entro en la habitación con un semblante algo seco, estaba esperando mi reacción, lo sé, las doncellas se quedaron varios pasos detrás de ella y yo por unos segundos me quede congelada.

Sunland ¿Una princesa de la realeza?Where stories live. Discover now