Barrera de hielo (Saga "camin...

Autorstwa YuukiThome

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Charlotte es una chica que vive bajo presión. Siendo una excelente patinadora de hielo, con el novio perfecto... Więcej

ADVERTENCIA
Prólogo
1 Ensayo y cansancio
2 Accidente
3 El gran día
4 Cautiva
5 Día eterno y recuerdos
7 Aunque no sea de sangre
8 Locura
9 Raro
10 Deseo reprimido
11 Problemas
12 Todo fue tan rápido
13 Despedida
14 Mundo real
15 La verdad
16 Adiós
17 Esto es amor
18 Aclaraciones
19 Ganamos
20 Ven conmigo
21 Te amo
Epílogo

6 Pasado borroso

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Autorstwa YuukiThome

Hice un esfuerzo sobrehumano para comer y una vez terminada la cena, Olga ya esperaba en el marco de entrada al comedor con el abrigo en sus manos. Luka insistió que me lo pusiera, así que accedí. Después de todo no podía hacer mucho más aquí que seguir órdenes.

Petretsy es una zona pequeña, sus habitantes no son muchos y hasta donde sé es un pueblo tranquilo. El aire era demasiado helado, el frío en el exterior era algo doloroso y mis mejillas comenzaron a arder de inmediato.

—Casi lo olvido —se acercó y me colocó un gorro negro en la cabeza—, así está mejor.

El frío se calmó un poco, pero aun así mis mejillas resentían el ardor.

—Espero que seas consciente de que puedo tener hipotermia por esto —mi tono sarcástico dijo todo.

—No tardaremos —no me miró, siguió caminando y lo seguí—, sé que te encantará.

—No sé qué esperas —lo tomé del brazo—. Luka, tienes que entender que ya no soy la niña de trece años que se fue...

—Lo sé —se detuvo—, sé que no eres una niña.

Su silueta oscura apenas era visible con lo último de la luz del día que se filtraba entre los enormes árboles y pinos que nos rodeaban, pero sentía su mirada intensa recorriéndome completa.

Quería volver a casa con mamá, pero sentía un gran alivio de saber que Luka estaba bien, que me recordaba y que hasta cierto punto pensaba en mí. Realmente quería contarle lo que sucedió en mi vida estos siete años, que me contara que había hecho. Pero con esa revelación, no sabía si podría.

La mafia Rusa, es algo que jamás esperé ni sospeché. Papá era un hombre que trabajaba mucho y me consentía demasiado, Luka estaba a mi lado y estudiaba en casa también, había mucha seguridad, pero siempre pensé que era porque Viktor tenía mucho dinero. Que equivocada estaba, mi vida fue un total engaño. Pero aún estaba la incógnita de lo que dijo mi hermanastro, saber si era verdad que mamá le había robado a mi padre y por eso huimos.

Choqué con una espalda ancha cuando se detuvo en seco.

—Hemos llegado —Luka se giró y distinguí el brillo en sus ojos a pesar de la oscuridad—. Cierra los ojos.

Dudé un poco, pero sabía que podía confiar en él. Tomó mis manos y me hizo dar unos pasos más.

—Creí que esto te haría feliz —nos volvimos a detener—, ahora abre tus ojos —así lo hice—. Creo que te debía esto.

Quedé pasmada ante el estanque congelado que tenía luces tenues por todo alrededor. Muchos recuerdos hermosos invadieron mi mente, pero uno en específico me invadió en ese instante...

—Vamos, tú puedes hacerlo.

Su sonrisa resonaba en su caja torácica de un modo armonioso y divertido. Había aprendido a mantenerme de pie y patinar sola sin ayuda de nadie. No presté atención a la cinta de precaución cuando su grito llegó a mis oídos.

— ¡Por ahí no, Lottie!

Pero cuando intenté detenerme, ya era demasiado tarde. Había roto la cinta y cruzado a la delgada superficie.

— ¡Luka! —grité—. ¡Tengo miedo!

Sentía como crujía el hielo bajo mis pies, trataba de mantener el equilibrio pero era imposible.

— ¡Aaah! —Sentí las lágrimas que quemaban mis ojos—. ¡LUKA!

—No te muevas —estaba cerca de mí, pero no cruzaba el límite—. Espera un poco.

Miraba en varias direcciones, pero estábamos solos, ya era noche y nos habíamos escabullido de casa una vez más, aprovechando el frío invierno que azotó ese año.

De pronto, se quitó el cinturón y el cordón de la capucha de su sudadera. Los ató juntos e intentó hacer una soga y la lanzó en mi dirección. La tomé a la primera.

—Ahora, voy a jalarte lentamente hacia mí —sentí como tiró poco a poco—. No te preocupes.

El hielo crujió bajo mis pies y me distraje al ver luces acercándose a nosotros.

—Joven Luka —Iván estaba ahí—. Aquí está la...

No terminé de escuchar la frase cuando el hielo se quebró bajo mis pies y caí al agua helada. Sentía como mil cuchillos atravesaban mi cuerpo entero, el peso de los patines no me dejaban subir a la superficie y mis manos se aferraban con lo poco de fuerza que podía ejercer a la cinta que me lanzó mi hermano.

Cuando por fin me sacaron, luche por jalar aire a mis pulmones, pero no podía lograrlo. Mi cuerpo entero estaba entumido y no reaccionaba.

—Todo estará bien, pequeña Lottie —me abrazaba con fuerza, sus ojos mostraban tanta preocupación, que dolía—. ¡Diablos! No te duermas.

—N-no... t-te... p-preocupes...

Cerré los ojos...

—Nunca me disculpé contigo por lo que sucedió hace once años en el lago —su voz sonaba demasiado tranquila, parecía un robot—. No sabía que esa cinta estaba ahí, hacía mucho frío aun y no pensé que...

—Tranquilo —toqué su brazo con suavidad—. Ya pasó, no tienes porqué mortificarte más por eso.

—Tu madre casi me mata por eso —la sonrisa amarga que soltó me causó calosfríos—. Me recriminó y le gritó a papá porque yo era imprudente.

—Creo que eso no ha cambiado mucho —sonreí suave—. Has actuado anónimamente todo este tiempo, me asustaste mucho. Yo pensé que era un acosador que quería hacerme daño y...

—Jamás te haría daño —me tomó del mentón y me obligó a mirarlo, comenzó a acercarse peligrosamente a mi boca—. Eres...

Dejó la frase a medias cuando un fuerte ruido sonó a lo lejos.

—Der'mo —maldijo en ruso y se alejó de mí, dejándome helada—. Tenemos que volver.

—Dijiste que este lugar era seguro.

—Sí, pero un disparo no es buena señal —quedé más helada.

Me sorprendía la seriedad con la que hablaba, como si fuese lo más normal del mundo. Me tomó de la mano y comenzamos a caminar de regreso a la casa.

Pude verla con más claridad cuando volvimos. Era una cabaña hermosa de dos plantas pintada de verde, camuflándose con los enormes pinos y árboles del lugar, las luces eran tan tenues que apenas la iluminaban, pero mis ojos ya se habían acostumbrado a la oscuridad del lugar. Entramos y Olga ya esperaba al pie de las escaleras.

—Lamento que fuera fugaz, pero prometo compensarte después —besó mi frente—, puedes descansar ahora. El desayuno se sirve a las siete y treinta.

Se alejó y se marchó por un pasillo al lado de las escaleras.

—Vamos, señorita —Olga habló suave—. El abrigo y la ropa de fuera se queda aquí —asentí y me quité el gorro y el abrigo junto con las botas. Subimos las escaleras y llegamos hasta la habitación de nuevo—. Si necesita algo aquí estaré para usted.

—No necesitas quedarte aquí.

—Estoy a su servicio.

—Descansa, te prometo que si necesito algo, te lo haré saber —sonreí, tratando de ser amable—. Ve a dormir.

—No lo entiende —se puso nerviosa—. El señor puede...

Tocaron a la puerta y se quedó en silencio de inmediato, poniéndose más rígida.

—Olga —la voz de Iván resonó afuera—, el señor solicita tu presencia ahora mismo.

Era otra mujer, pero no abrió la puerta.

La chica hizo una reverencia en mi dirección y se retiró de la habitación. Espero pueda dormir, no necesito a alguien que me vigile las veinticuatro horas del día, mucho menos cuando duermo.

Desperté con dolor de cabeza y el estómago revuelto, corrí al baño y vomité en el retrete. Me sentía mareada y todo me daba vueltas. Supongo efectos de la anestesia seguían saliendo a flote, pero había pasado un rato como para que siguiera en mi sistema.

Un ardor me invadió y grité cuando un dolor incontrolable se instaló en la boca de mi estómago.

— ¡Luka! —Lo llamé por instinto—. Hermano...

Salí del baño y me dirigí a la puerta de la habitación, no había nadie en el pasillo. Intenté caminar y no pude, me desplomé de rodillas sobre el suelo de madera.

— ¡Luka! —Mi visión se hacía borrosa, sentía el sudor frío en mi mente—. ¿Qué está pasándome? —Vi una delgada silueta, un cabello rojo muy llamativo que me era familiar—. Por favor, llama a mi hermano...

—Eres tan patética —su voz sonaba como un eco en mi mente—. No tienes nada de especial, no eres nada.

—Por favor —dije con desesperación—. ¡Luka!

Me desplomé y vi la mancha que se alejó...

Mi respirar era agitado, cada vez me costaba más llevar aire a mis pulmones. Algo no estaba bien, algo había pasado, algo me hicieron, alguien aquí no me quería. Escuché a Olga e Iván a lo lejos, alguien me levantó en sus brazos y después nada. Me perdí en la inconsciencia.

— ¡No te quiero cerca de ella!

La voz de mi madre sonaba lejana, recordaba que estaba con Luka en el lago patinando, después el hielo, después nada...

— ¡No puedes hacer eso! —respondió enojado—. ¡Ella es mía!

—Estás enfermo —la voz de mi madre apenas era audible—. Es tu hermana...

—No es mi sangre...

—Luka —la voz de papá era serena—, no es posible, sabes bien. Han sido criados como hermanos y es una locura.

Me levanté de la cama y pegué el oído a la puerta, la discusión que se daba a cabo en el pasillo era demasiado para mi yo de nueve años. Mamá estaba molesta después de enterarse que nos habíamos estado escapando al lago. Me dio neumonía y duré más de una semana en cama.

Abrí con sumo cuidado de no hacer ruido y los vi discutiendo a lo lejos. Papá trataba de calmar a mamá, mientras ella intentaba llegar a mi hermano, quien la veía con ojos como la obsidiana. Su cuerpo estaba tenso, su mandíbula apretada y respiraba agitado; estaba furioso.

De pronto sentí su mirada en mí, se suavizó de inmediato y comenzó a caminar a donde estaba.

—Pequeña Lottie —sonrió—. ¿Cómo te siente?

—Mejor lo miré hacia arriba.

Ya era mucho más alto que yo. Me tomó de los hombros y dejó un suave beso en mi frente.

—Aun debes guardar reposo me miró de nuevo. el doctor dijo que aún te falta descansar más, además —miró por encima de mi hombro al fondo de mi habitación—, aún hay nieve afuera, no quiero que vayas a empeorar.

Abrí los ojos y me topé con unos oscuros como la noche.

—Lottie —estaba lleno de preocupación en su rostro—, has despertado.

Estaba en una recamara que era diferente a la mía. Todo estaba en tonos grises y la cama era demasiado suave y fría. Volví a centrarme en esos ojos tan oscuros y ajenos.

—Estaba...

—Ten esto —sostuvo mi cabeza y acercó un vaso con agua—. Te desmayaste.

—N-no... —lo moví con mi mano—. C-cada que me dan algo aquí estoy mal.

—El médico dijo que ingeriste algo que te provocó malestar, pero no lo entiendo —se veía más que preocupado—. Por favor, te juro que comprobé yo mismo que todo esté en orden.

—Había una chica, pelirroja —volvió a acercar el vaso y bebí—. Dijo cosas horribles...

— ¿Qué? —Se puso más pálido de lo que es—. No hay nadie en esta casa con esas características, Lottie...

Me recostó suavemente y encendió el reloj en su muñeca.

—Iván, ven aquí, ahora —se volvió hacia mí de nuevo—. Temí lo peor.

Llegó el chico, apenas unos años mayor que él, su rostro me era familiar, pero no podía recordar de dónde. Sabía que él me había secuestrado, pero lo conocía de antes. Luka le dio instrucciones de revisar todo a la perfección, después se marchó y cerró la puerta.

—Tendré cuidarte yo mismo —quitó un mechón de cabello que caía por mi frente—. Solo así estarás a salvo.

—Necesito volver a casa —dije en tono bajo—. Yo no pertenezco aquí.

—De nuevo lo mismo —se levantó, sonaba molesto—. Tienes que entender que...

—...que Viktor nos quiere muertas, lo tengo —me senté—. Pero no puedo esconderme toda la vida.

—Te esconderé de ser necesario —se acercó y tomó mi rostro entre sus manos—. Jamás dejaré que te toque un solo cabello.

Mi estómago se llenó de mariposas y los nervios me invadieron por completo.

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