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By ihwax_

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COMENCEMOS

El sol se encontraba brillando sobre aquella casa del árbol, más conocida como una "base secreta" para los pequeños que descansaban plácidamente dentro de ella. Los rayos del sol se filtraban por las ventanas al igual que una pequeña brisa mañanera y el aroma de las flores silvestres que crecían alrededor. El sonido de los pájaros cantando en los árboles cercanos se mezclaba con el susurro de las hojas, creando una melodía natural.

Dentro de la casa habían cuatro pequeños durmiendo amontonados como si fueran cachorros en una camada. Sus rostros estaban calmados y pacíficos, iluminados suavemente por los rayos del sol que se filtraban a través de las rendijas de la madera. Sus respiraciones eran suaves y rítmicas, acompasadas con el vaivén de las ramas del árbol que crujían suavemente al ritmo del viento.

Sus ojos se abrieron lentamente, parpadeando varias veces y arrugando su nariz por las luz del sol que daba justo en su rostro. Intento moverse pero el peso sobre su cintura, brazo izquierdo y pecho no se lo permitia.

Su cuerpo estaba atrapado bajo aquellos tres niños, los cuales seguían durmiendo plácidamente.

Miró a su alrededor, con los ojos aún medio cerrados, y sonrió al ver a esos tres pequeños. El más cercano y que estaba durmiendo sobre su pecho, era Luffy. Su cabello negro todo alborotado y un pequeño hilo de baba que se escapaba de la comisura de sus labios, junto a unos pequeños ronquidos.

Luffy esta aferrado a su pecho como si no quisiera soltarla nunca.

Luego sus ojos pasaron hacía el otro pelinegro que tenía sus brazos alrededor de su cintura y sus manos apretado con firmeza. Ace también tenía el cabello alborotado y baba cayéndose por el costado de su boca, al igual que aquellos ronquidos. Pero a diferencia del agarre del Luffy, el agarre de Ace era mucho más fuerte.

Ace estaba aferrado a su cintura como si temiera a que ella desapareciera en cualquier momento.

Y por último sus ojos cayeron en aquel rubio que descansaba con su cabeza en el brazo izquierdo de la ojiazul, mientras que sus manos se aferraba a la muñeca de esta misma. Al igual que Ace y Luffy, Sabo también tenía un pequeño hilo de baba cayéndose de su boca y golpeando el suelo. Su agarre era un poco más suave, pero igualmente podía sentir los dedos de él sobre su piel.

Sabo se aferraba a ella como si quisiera asegurarse de que al despertar, ella seguiría ahí sin importar que.

Era como si ellos se aferraran a ella para nunca soltarla. Como si su presencia fuera lo único que necesitaban para estar bien.

Después de estar unos minutos mirando el techo, decidío que era momento de levantarse para poder traerles algo de desayunar a ellos.

Con delicadeza, deslizó su brazo de debajo de la cabeza de Sabo, reemplazándolo con una almohada improvisada hecha con las sábanas.

Luego deslizó suavemente su mano por el cabello alborotado de Luffy, apartando algunos mechones de su rostro dormido.
Y con mucho cuidado, desenredó los pequeños dedos del niño de su camiseta.

Por último fue por Ace, que su agarre era el más fuerte de todos. Con paciencia y ternura, acarició suavemente la mejilla de él, antes de comenzar a aflojar su agarre de su cintura. Tardo un poco más que con Luffy y Sabo, pero después de un momento de resistencia, finalmente logró liberarse.

Se sentó y se estiró, sintiendo cómo sus músculos despertaban con cada movimiento. Se puso de pié con cuidado para no despertarlos. Los miró durante un momento, sus rostros dormidos y pacíficos, no pudo evitar sonreír.

Camino hacía afuera, miró hacia el exterior, hacia el bosque que parecía extenderse hasta el infinito, y sintió una sensación de paz.

Dio un salto hacia abajo con toda la confianza del mundo, pero sus ojos se abrieron con sorpresa al verlo allí recostado en el suelo. Quiso agarrarse de algo pero ya era demasiado tarde.

—¡Cuida..

El moreno solto un gruñido al sentir un peso caer sobre su pecho, y abrió sus ojos con molestia. Encontrándose con la aquellos ojos azules que lo miraban preocupado.

—Perdón, Perdón, Perdón. ¿Estas bien?, Juro que no te vi—comenzó a decir la ojiazul mientras lo agarraba de sus mejillas.

Lyanna había caído sobre Roan, él cuál se había quedado dormido bajo la casa del árbol, usando a Neru como almohada.

Aquellos ojos oscuros cruzaron con los de ella y asintió ante su pregunta. El golpe no había dolido, más bien lo había sorprendido. Sintió sus pequeñas manos en sus mejillas, era una sensación reconfortante y cálida.

—Estoy bien—respondió con suavidad, acariciando suavemente las manos de Lyanna que aún reposaban en sus mejillas.

La ojiazul suspiro de alivio y le dedico una sonrisa. Roan también le dedico una sutil sonrisa, mientras la observaba. Viendo sus ojos azules y su cabello blanco algo desordenado, sentía una sensación de calidez en su pecho cada vez que la miraba.

Lyanna era hermosa, especial, y se sentía afortunado de tenerla en su vida y poder contemplarla.

—Ah, Por cierto,  ¡Buenos Días!

Claramente nunca se le olvidaba decirle los buenos días a Roan, y el apreciaba eso.

—Buenos Días, Lyanna.

En ese momento, Neru, que aún estaba siendo usado como almohada por Roan, se despertó y bostezó perezosamente. Lyanna solto una risita ante la expresión adormilada del animal.

—¡Buenos Días a ti también Neru!—saludo estirando su mano para acariciar su pelaje.

El animal se inclino hacía su toque y soltó un ronroneo al sentir los suaves dedos de ella acariciando su pelaje. Se frotó contra su mano, disfrutando del afecto y la atención que recibía de ella. Era evidente que también apreciaba la presencia de Lyanna.

Luego de unos minutos, la ojiazul se puso de pié nuevamente y ayudó a Roan a levantarse. Estirando su cuerpo y haciendo que sus huesos tronaran en su espalda y brazos.

No se quejaba de haber dormido en el suelo, había dormido en lugares peores. Pero aún así prefería su cama.

—Vamos a casa—habló el moreno, pasando una de sus manos por su cabello y mirando alrededor.

—Ah, sí. Debo preparar el desayuno—dejo un pequeño beso en la cabeza de Neru y volvió hacia Roan.

Agarro una de sus manos, entrelazando sus pequeños dedos con los de él y comenzaron a caminar juntos.

Mientras caminaban por el bosque, de regreso a su casa Lyanna recordó algo de la noche anterior antes de irse a dormir.

Antes de que subiera a la casa del árbol con Ace, Sabo y Luffy, habían dejado a Desmond junto a Roan y Neru. Esta mañana cuando despertó, vio a Roan y Neru que al parecer había dormido juntos.
Pero no había visto a Desmond.

Sacudio su cabeza y miro a Roan el cual tenia una expresión relajada y despreocupada. Así que decidió preguntar.

—¿Donde esta Desmond?

Al oír esa pregunta, el moreno apreto un poco su mandíbula antes de volver a relajarse y suspirar.

—Se fue.

—¿A donde?

—¿Se supone que debo saber eso?

La ojiazul lo miro con los ojos entrecerrados. Recordando que Roan no había tratado bien a Desmond cuando lo vio. Probablemente porque no le caía bien.

—¿No te agrada Desmond?

—No.

—¿Por qué?

—Porque No.

Resoplo ante la falta de respuesta e interés del moreno. Estaba claro que no le gustaba hablar sobre Desmond. Y no entendía el porqué, según tenía entendido que apenas ayer lo había conocido por primera vez. ¿O ya la conocía desde hace tiempo? Le resultaba algo absurdo que Roan odiara a Desmond cuando tan solo lo había conocido ayer.

—Lyanna—él la llamo y ella lo miro de reojo—¿Por qué ese vagabundo sabe tu nombre?

Frunció un poco el ceño al oír que el moreno se refería a Desmond como un "Vagabundo", Eso fue grosero, pero igualmente no dijo nada.

—Porque yo se lo dije. Cuando cruce la muralla, más al norte de Terminal Gray—hizo una pequeña pausa ante de continuar—Hay una ciudad. Allí conocí a Desmond, el quería saber mi nombre y pues, se lo dije, parecía muy insistente.

—Lyanna no puedes ir por ahí como si nada y diciéndole tu nombre a cualquier persona que veas. Es estúpidamente peligroso. No todos son buenas personas.

Al notar que Roan permanecía impasible y hablaba en un tono serio, se dio cuenta de que tenía razón. Y que tal vez él estaba molesto con ella por decirle a Desmond su nombre.

—Lo siento.

Roan la miró de reojo notando como ella había bajado la cabeza, y soltó un suspiro.
Odiaba verla así, pero de alguna forma también debía hacerla entender que en este mundo no todo eran personas de buen corazón.

Estuvo apunto de volver a hablar, pero él sonido de los arbustos lo detuvo. Puso a Lyanna detrás de él, mientras que ella seguía aferrada a una de sus manos.

Los arbustos se movieron de manera constante, e incluso llegaron a escuchar algunos murmullos. Hasta que una persona salió y cayó frente a ellos.

Lyanna abrió sus ojos al ver la sangre goteando de su boca, su rostro un poco magullado. Estaba irreconocible. De no ser por el poncho que llevaba puesto, no se hubiera dado cuenta de que era él.

—¡Desmond!

Solto la mano de Roan y corrió hacia él cuerpo de Desmond que yacía en el suelo goteando sangre. Se puso de rodilla e inclino su cuerpo hacia el suyo, para poder saber si respiraba. Solto un pequeño suspiro al confirmar que él seguía respirando solo estaba inconsciente.

Pero igualmente debía tratar sus heridas, tenía varios cortes en su rostro. Roan permaneció allí parado, con una expresión impasible.

—Necesita ayuda—dijo la ojiazul, mirando a Roan con una expresión suplicante.

—Qué Dios lo ayude.

Lyanna lo miro con ojos suplicantes y Roan intento mirar hacia otro lado fingiendo que no sentía aquella mirada sobre él.

—Por favor.

El moreno solto un suspiro. Sabiendo que no podía negarse, especialmente si Lyanna estaba implorando por ello. Maldijo entre dientes de se acercó hacia ellos.

—No puedo creer que tenga que ayudar a este Vagabundo de Porquería.

Murmuró entre dientes mientras levantaba el cuerpo de Desmond y lo ponía sobre su hombro como costal de papas.

—¡Despacio, lo puedes lastimar aún más!—chilló ante lo descuidado que era el moreno.

—Bueno. Con suerte pierde mucha sangre, se muere y no tendremos que seguir lidiando con él.

—¡Roan!

El moreno solto una risita, y comenzó a caminar hacia Villa Foosha con Desmond sobre su hombro y Lyanna regañandolo por ser tan brusco.

Con cuidado paso el pequeño algodón con alcohol sobre aquella herida, limpiando todo rastro de sangre y desinfectando el área. Sus manos se movían hábilmente por la herida de Desmond. El cual solto un pequeño gruñido de dolor, pero se mantuvo quieto.

—Lo siento—susurro la ojiazul mientras terminaba de limpiar sus heridas.

Roan permanecía apoyado sobre uno de los muebles de la habitación, cruzado de brazos y con una expresión relajada, observando atentamente a la peliblanca, admirando la destreza y paciencia que tenía para limpiar cada pequeña herida.

Una vez que la herida estuvo limpia, Lyanna tomó una venda estéril y comenzó a envolverla alrededor de la herida que estaba sobre su estómago asegurándose de que estuviera bien cubierta y protegida.
Luego agarro un poco más de vendaje para cubrir el corte de su brazo izquierdo.

Antes de hacerlo observó unos segundos los tatuajes de sus brazos, lo cuales eran líneas un tanto extrañas. Sacudio su cabeza decidiendo dejar eso aún lado y terminar de vendar el brazo de Desmond.

Una vez que termino, tiro los algodones con sangre en el bote de basura al igual que las demás cosas que había usado para limpiar las heridas.

—Será mejor dejarlo descansar un rato—sugirió la ojiazul, sabiendo que no podía hacer más hasta que el despertara.

Roan asintió, y salio de la habitación seguido por Lyanna quien le dio una última mirada a Desmond antes de salir y cerrar la puerta detrás de ella.

—Entonces..—se volteó mirando a Lyanna—¿Hacemos el Desayuno?

Lyanna quiso reír ante lo indiferente que era Roan con toda la situación, él ignoraba el hecho de que tenían a Desmond en una situación delicada. Al igual que su poco interés por saber lo que le ocurrió en verdad. Era como si estuviera desconectado emocionalmente de la situación.

—Claro, Preparemos el desayuno.

Le sonrió levemente, y se acercó al refrigerador sacando algunas cosas para preparar el desayuno. Mientras que Roan sacaba la sartén y todo lo demás.

Tan pronto como comenzaron a moverse por la cocina el ambiente se volvió más cálido y acogedor. Siempre lo era apesar de ser ellos dos solos.

Lyanna se movía con gracia mientras cortaba el pan en rodajas para hacer tostadas y preparaba los ingredientes, mientras que Roan encendía la estufa y calentaba la sartén.

El aroma a Té de Mikans -el favorito de Roan-recién hecho llenaba el aire, mezclándose con el olor de los huevos revueltos y el tocino que se cocinaban en la sartén.

Roan observaba en silencio, admirando la destreza de Lyanna en la cocina. Aunque no lo demostrara abiertamente, apreciaba su habilidad para hacer del desayuno. Si fuera por él, ni siquiera desayunaria y automáticamente se saltaría a la hora del almuerzo.

Aunque le pareció un poco extraño la gran cantidad de cosas que hacía, las tostadas, los panqueques, huevos revuelto y el tocino todo lo hacía de gran cantidad. Alzó una ceja y la miró con curiosidad cuando ella guardo algunas cosas en una canasta.

—¿Qué haces?

Lyanna lo miro mientras dejaba la canasta aún lado y le sonreía.

—Es el desayuno para Ace, Sabo y Luffy—respondió.

El moreno frunció el ceño al oír eso. Ahora entendía porque hizo tanta cantidad de las cosas.

—No hace falta que le prepararés. Ellos pueden arreglárselas solos.

—Lo sé. Pero quiero hacerlo igual.

Puso los ojos en blanco al oírla. Ella siempre siendo tan considerada y preocupada por los demás. No le gustaba que ella malgastara su tiempo en alguien que no fuera él o ella misma.

Lyanna colocó los platos en la mesa y ambos se sentaron uno enfrente del otro. Comenzando a disfrutar del desayuno que habían hecho juntos.

—¿Qué crees que le haya pasado a Desmond?—pregunto la ojiazul, antes de beber un poco de jugo de Naranja.

—¿A quien le importa?

—A mi me importa.

Apreto su diente al oírla decir eso. ¿Por qué Diablos le interesaba tanto ese vagabundo? Ese idiota ni siquiera la conocía. No la conocía de la misma forma que él.

—Pues a mi no.

Lyanna frunció el ceño ante las palabras del moreno. No entendia por qué razón Roan era tan indiferente con el asunto de Desmond. Era como si le molestara incluso hablar de él.

—No entendió porque eres tan desinteresado al respecto. Desmond esta herido y..

—Y a mi no me importa—la interrumpió soltando un suspiro—No entiendo por qué te preocupa tanto.

Ambos se quedaron en silencio. Roan bajo la mirada hacia su plato, evitando el contacto visual con la peliblanca. No quería admitir que su indiferencia hacia Desmond era más una forma de celos que de desinterés. No quería hablarle de esa forma a ella, pero al ver que ella estaba tan comprometida con su preocupación hacia aquel tipo, sintió una punzada en su pecho.

Lyanna bajo la mirada también. Pensando que quizás estaba siendo demasiado molesta con el tema de Desmond y que quizás estaba presionando demasiado a Roan. Aunque no entendía su indiferencia, sabía que presionarlo no iba a ayudar y que solo iba a conseguir que se molestara con ella. No quería molestar a Roan, tampoco quería que él estuviera molesto con ella. Sintió una punzada en su pecho al pensar que él ya este molesto con ella.

—Perdóname—dijeron ambos a la vez.

Los dos levantaron la cabeza, cruzando miradas ambos parecían sorprendidos, pero también aliviados. Por un momento, solo se quedaron mirándose. Hasta que la ojiazul hizo el primer movimiento bajándose de la silla y rodeando la mesa para poder ir hacia Roan y abrazarlo.

—Perdóname. No debí insistir demasiado. No quería molestarte. Perdóname, por favor—dijo la ojiazul, rompiendo el silencio y aferrando sus manos a él.

Roan negó con la cabeza, su mirada se hizo más suave y rodeo el cuerpo de ella con sus brazos.

—Perdóname. No debí hablarte así.

—Me lo merecía. Creo que estaba siendo muy molesta con el asunto de Desmond.

—Nah...no eres molesta—se separo un poco de ella para poder mirarla—La verdad es que estaba un poco celoso.

Lyanna alzó una ceja al oír eso. Y no pudo evitar mirarlo un poco confundida, pero luego sonrió.

—¿Por qué?

—No se, pensé que quizás te agradará Desmond y me dejarías o algo así—se encogió de hombros sin saber como responder bien al respecto—Aunque se que soy muy genial y se que no me dejarías por un Vagabundo con probabilidades de morirse.

—¡Roan!

El moreno solto una risita cuando escucho el regaño de ella. Y volvió a abrazarla con fuerza. Sintiendo un alivio inmenso al tenerla en sus brazos. A pesar de su comportamiento anterior, ella no estaba enojada con él. En cambio, parecía entenderlo y aceptar su disculpa.

—Que momento tan dulce y conmovedor. Y pensar que te creía un ser insensible Roan.

La voz detrás de ellos hizo que se separaran un poco. Roan girando su cuerpo y Lyanna asomándose por encima hombro de Roan.

Vieron a Desmond que apenas y se mantenía de pié, en su cuerpo aún seguían las vendas de que había colocado la ojiazul y su expresión parecía cansada pero con una sonrisa burlona que iba dirigida hacia Roan.

—Sigues vivo, Vagabundo de mierda. Que lastima ya estaba preparando tu tumba—sonrió, poniéndose de pié.

—¡Roan!—lo volvió a regañar mirándolo con el ceño fruncido.

—¿Ah, sí? ¿Te tomaste el tiempo de preparar mi tumba, maldito bastardo? Que considerado de tu parte. Y yo pensando que me odiabas—le devolvió la sonrisa de manera burlona.

—¡Desmond!—está vez lo miro él y también lo regaño.

Ambos morenos se miraron desafiantes. El ambiente se volvió tenso de repente, y la ojiazul estaba entrando en pánico pensando que se iban a matar a golpes.

—¿Y si se calman y hablamos sin decir groserías?—intervino la peliblanca, tratando de calmar la situación—Desmond, no puedes levantarte. Tus heridas aún no sanan.

Se acercó hacia el mencionado y lo ayudó a sentarse en una de las sillas que rodeaban la mesa.

—No te preocupes. La mayoría de ellas ya no duele—aseguró, mientras se acomodaba en la silla.

—Entonces lárgate de una vez, estorbas—habló Roan, poniéndose detrás de la ojiazul.

Desmond sonrió sabiendo el motivo por el cual Roan no lo quería aquí. Y era obvio que no iba a desperdiciar la oportunidad de usarlo en su contra.

—Si, claro. Enseguida me iré. Solo quiero decirle algo a Lyanna.

Roan apreto su mandíbula, notando lo que estaba haciendo Desmond. Él lo estaba provocando intencionalmente.

—¿Ah, sí?—alzó una de sus cejas con cierta curiosidad—¿Qué quieres decirme?

—Nada. Él no va a decir nada—dijo Roan agarrando uno de los panqueques de la mesa.

—¿Quien dice que no? Tengo bastante que...

Sus palabras quedaron atragantadas cuando sintió como Roan la encajaba aquel pedazo de panqueque en la boca de un golpe, haciendo que se ahogara.

—Yo digo que no. Así que cierra tu boca de vagabundo apestoso.

Agarro de los hombros a Lyanna y se puso frente a ella mientras dejaba que Desmond se ahogara con el panqueque.

—¿No deberíamos ayudarlo?—pregunto la ojiazul algo preocupada, mientras oía toser exageradamente a Desmond.

—Nah, de seguro se las arregla solo—le resto importancia—¿Por qué no vas a darle el desayuno a esos tres Mocosos?

No iba a negar que le dolió tener que sugerirle eso a ella. Si fuera por él no la dejaría ir con esos tres. Pero era la única forma de sacarla de la casa y poder tratar a Desmond como se le antojaba. Y sin tener que sentirse culpable por los regaños de Lyanna.

La ojiazul abrió sus ojos recordando que debía llevarles el desayuno a ellos tres y rápidamente asintió.

—¡Cierto, casi lo olvido!

Lyanna inmediatamente corrió hacia la canasta que había preparado con el desayuno para Ace, Sabo y Luffy, guardo algunas cosas extras y luego se despidió rápidamente de Roan con un beso en su mejilla.

—¡Adiós, Desmond!—grito antes de salir y cerrar la puerta.

El mencionado estiró su mano en un intento de hacerle saber que no queria que se vaya, mientras aún seguía tosiendo y tratando de respirar correctamente.

Una vez que la puerta se cerró, Roan se volteó hacia Desmond con una sonrisa burlona.

—Sin restricciones—dijo mientras le daba el primer golpe directo en el estómago haciéndo que escupiera aquel trozo de comida de su boca.

Apesar de que ahora podía respirar, sintió una punzada de dolor, y cayó de rodillas al suelo.

—Bastardo de mierda..—murmuró limpiando la saliva que había quedado en su barbilla.

—¿Enserio creíste que podías provocarme y salirte con la tuya?—pregunto sentándose en una de las sillas—Además, deberías estar agradecido. Si no fuera por mi, te hubieras muerto ahogado. Lo cual pensándolo bien no hubiera estado mal. Una muerte patética, para alguien patético.

Rodó sus ojos y se puso de pié usando la mesa como punto de apoyó. Miró a Roan con molestia.

—Eres tan imbécil. No entiendo como es que alguien como tú tiene a Lyanna a su lado—se quejo, mientras dejaba caer su cuerpo sobre la silla.

—No hace falta que lo entiendas. No es asunto tuyo.

Desmond apoyo sus brazos sobre la mesa y dejó caer su cabeza sobre estos, mientras hacía varias inhalaciones y exhalaciónes para tratar de calmar el dolor.
Roan ni siquiera tuvo miedo a golpearlo, no dudo ni un segundo si quiera.

Levantó un poco la mirada, viendo como el seguía desayunando sin problema alguno. Era como si la violencia no le afectara en lo más mínimo. Sintió una mezcla de frustración y rabia al ver la indiferencia de Roan. Él ni siquiera lo miraba.

—Quiero hacer un trató contigo.

Roan solto una risita sarcástica y siguió desayunando.

—Y yo quiero que desaparezcas.

Desmond apreto los puños, sintiendo una impotencia. ¿Como era tan difícil lidiar con Roan? Era la persona más despreciable y manipuladora que había conocido desde que llegó aquí.

—Ni siquiera has oído lo que tengo para ofrecerte.

—Tampoco me interesa. Lo único que quiero es que te vayas.

—¿Y si te digo que el trató involucra a Lyanna?—sonrió al ver que Roan por fin le dirigia la mirada.

—Deja a Lyanna fuera de esto. Ella no es...

—¿Me escucharas?—lo interrumpio—créeme, ambos saldremos beneficiados.

Roan lo miro unos segundos con una mezcla de curiosidad y desconfianza. Sabía que había captado su atención. Había entendido en tan poco tiempo, que para llamar la atención de Roan, solo debía mencionar a Lyanna.

—De acuerdo, Vagabundo. Pero si no vale la pena te golpeare por hacerme perder el tiempo.

Desmond sonrió, ignorando el hecho de que Roan lo llamo "Vagabundo", debía aprovechar esta oportunidad.

—Como te dije antes soy un Vairūotojas, puedo sentir lo divino y lo divino puede sentirme a mi. Así es como encontré a Lyanna—comenzó a hablar de manera tranquila—Ella es una Bersērker, lo sé. Porque he estudiado a los Bersērker desde que tengo memoria. Puedo brindarte todo lo que se al respecto, supongo que eso te ayudará mejor a entender a Lyanna y a criarla como se debe. Porque ambos sabemos que no es una niña normal.

Roan frunció el ceño ante eso último pero decidió dejarlo pasar por esta vez. Y le hizo un gesto para que continuará.

—También prometo que no le diré a Lyanna que fuiste tu el que me golpeó y me hizo todas estas heridas—señaló su cuerpo el cual estaba con las vendas.

Claro, por supuesto que no olvidó que el fue quien lo golpeó hasta dejarlo medio muerto. No se arrepentía, pero tampoco deseaba que Lyanna lo supiera.

—Todo suena muy bueno y tentador, pero de seguro tiene un precio ¿no?—cruzo los brazos sobre su pecho—¿Qué es lo que quieres a cambio?

Desmond sonrió sabiendo que por fin había captado la atención de Roan, solo debía hacer que el aceptara.

—Quiero que me dejes convivir contigo y Lyanna.

Roan lo miro levantando una de sus cejas, pensando que quizás sea un tipo de broma o algo así. Pero no, el enserió estaba pidiendo eso.

Pensó unos segundos, planteándose la idea de permitir que un Vagabundo conviva con él y Lyanna. Aunque la idea le resultaba extraña y poco convencional, si quería proteger a Lyanna y entender mejor su sangre como Bersērker, podría ser beneficioso tener a alguien como Desmond a su lado.

Sin embargo, también era consciente de los riesgos que esto implicaba. Desmond tampoco parecía alguien normal. No confiaba en él, pero tampoco parecía una amenaza a gran escala. Podría matarlo cuando quisiera.

Se quedó pensativo, evaluando cuidadosamente las posibilidades. Por un lado, la información que Desmond prometía sobre los Bersērker podría ser invaluable y de mucha ayuda. Por otro lado, permitir a un extraño con pinta de loco entrara en su vida y en la de Lyanna era un riesgo que no podía tomar a la ligera.

Finalmente, tomo una decisión. Primero debía asegurarse que Desmond no era ninguna amenaza para Lyanna.

—Acepto tu trato. Pero me dirás todo, absolutamente todo de ti primero.

—¿Estas interesado en mi?

—Estoy interesado en saber si no eres una amenaza para Lyanna.

—Ah, eso tiene más sentido.

Desmond asintió. Le diría todo lo que él necesite saber. Hasta el más mínimo detalle.

Roan se acercó aún más a él, con una mirada intensa. Lo cual puso un poco nervioso a Desmond.

—Si en algún momento me doy cuenta de que Lyanna corre peligro y tu eres el causante. Te mataré, ¿Entendido?

Desmond paso saliva, algo nervioso por la cercanía del moreno y también su amenaza. Sabía que el no estaba bromeando con eso. Roan lo mataría sin duda alguna.

—Entendido.

Se alejó un poco y extendió su mano hacia Roan el cual lo miro unos segundos, antes de suspirar y estrechar su mano. Cerrando el trató.

Dejo la canasta en el piso de madera, mientras dejaba escapar una pequeña risa al ver a los tres niños desparramados por el lugar. Seguían durmiendo mientras balbuceaban cosas sin sentido alguno.

Dio unos cuantos pasos y se acercó a Sabo el cual estaba boca abajo durmiendo.

—Sabo, Despierta—lo movió un poco, de manera suave—Sabo.

El rubio tardo unos  minutos hasta que volvió a oír la voz de ella, la miró con los ojos entreabiertos y cuando logró enfocar bien su vista en el rostro de ella, inmediatamente se sentó.

—Buenos Lyanna, Días—hablo de forma rápida y aún adormilado.

La ojiazul solto una pequeña risita al notar que sus palabras se mezclaban. Era muy común para ella oír a Sabo por las mañanas diciendo cualquier cosa menos "Buenos Días" correctamente.

—Buenos Días, Sabo.

El rubio giro su cabeza hacia un lado, evitando el contacto visual con ella. Se sentía un tanto avergonzado por su torpeza. Siempre había sido un poco desordenado al despertar, y aunque Lyanna siempre lo tomaba con buen humor y le sonreía, no podía evitar sentirse un poco cohibido.

La ojiazul solto una pequeña risa al ver las mejillas de él que se ponían de un color rojo. Le parecía muy lindo y lo hacía ver tierno.

—Despertaré a Luffy y Ace—le dijo y el rubio simplemente asintió.

Se volvió hacia los otros dos niños que aún dormían plácidamente. Sabia que Ace y Luffy eran conocidos por ser dormilones, y a menudo era un desafío despertarlos. Pero para Lyanna, para ella era fácil. Era como despertar a un bebé.

Se acercó a Ace sabiendo que apesar de su apariencia tranquila cuando dormia, solía ser bastante gruñón al despertar

—Ace, despierta—toco una de sus mejilla decoradas por aquella preciosas pecas que el tenía—Ace.

Ace gruñó y se giró, enterrando su rostro en su almohada.

—Ace, despierta—volvió a intentar esta vez picando una de sus costillas de manera suave.

Él volvió a gruñir y levantó la cabeza mirándola con el ceño fruncido. Lyanna se apresuró y puso una de sus manos sobre la mejilla de él para evitar que volviera a enterrar la cabeza en la almohada.

—Ya te oí—murmuró, pero no le pido que ella se apartara.

—De acuerdo. Entonces levántate, por favor.

Ace suspiro pero igualmente se sentó en el suelo mientras frotaba uno de sus ojos y debajaba escapar un bostezo.

Por último fue hacia Luffy que seguia roncando y murmurando cosas incomprensibles.

—Luffy, despierta—puso una de sus manos sobre el cabello de él, acariciándole de forma suave—Traje el desayuno.

El pelinegro primero bostezo y luego estiró sus brazos mientras balbuceaba. Frotándose los ojos, hasta que su vista se fijo en la ojiazul e inmediatamente una sonrisa apareció en su rostro.

—¡Lya, te extrañe!—se abalanzó sobre ella mientras sus brazos se enredaban alrededor de su cuello.

—Yo también Lu—dejo un pequeño beso en su mejilla mientras acariciaba su cabello—Buenos Días.

—¡Buenos Días, Lya!—saludo soltando una risita.

Lyanna rió ante su entusiasmo, satisfecha de haber logrado despertar a los tres sin problema alguno.

—Les traje el desayuno—comentó, mientras se ponía de pié y caminaba hacia la canasta que había traído.

Comenzó a sacar las cosas, las tostadas, los panqueques, el jugo de Naranja y algunas cosas extras que había traído.
Las acomodo frente a ellos, en un plato para cada uno. Mientras que los tres comenzaron a babear al ver la comida.

—Este es mi regalo para felicitarlos por construir esta casa del árbol—dijo con una sonrisa.

—Es una base secreta.

—Ah, bueno—solto una risita ante su confusión—Quería felicitarlos por construir esta base secreta. Es increíble.

Los tres la miraron y sonrieron. Sintiendo una sensación de orgullo y satisfacción al ver la expresión de alegría en ella. Recibir la felicitación por parte de Lyanna era lo mejor. Era como si todo su esfuerzo no hubiera sido en vano.

Mientras Luffy, Ace y Sabo comenzaban a disfrutar del desayuno, Lyanna se sentó junto a ellos. Observó cómo compartían sonrisas y alguna que otra queja mientras devoraban la comida.

—Se ve que esta rico ¿no?—los miró con una sonrisa.

—Delishioso, Lya.

—Esta rico Lyanna. Gracias por prepararnos el desayuno.

—Mhm, Nada mal.

—Me alegra de que les guste.

Ellos disfrutaban de la comida de Lyanna, mientras que Lyanna disfrutaba de verlos a ellos. Ver sus sonrisas y sentir la calidez de su compañía llenaba su corazón de alegría.

Oír las risas de ellos tres le daban una sensación cálida en su pecho y no podía evitar reír junto a ellos.

—Lyanna ¿Como supiste que estábamos aquí?—pregunto Sabo, recordando que no le habían contado a ella sobre la base secreta porque estaba con Roan.

—Oh, caminaba por aquí junto a Roan y vimos la casa del....digo, la base secreta—respondió de forma simple—Incluso dormi con ustedes ¿No se dieron cuenta?

Los tres se miraron entre sí y negaron con la cabeza.

—No.

Ella solto una risita. Le parecía hilarante el hecho de que ellos hayan dormido encima de ella casi aplastandola, pero ninguno se diera cuanta de eso.

Tal vez, sus cuerpos se movieron de manera inconsciente hacia ella mientras estaban dormidos. Quizás en busca de calor o de una sensación de seguridad y protección que ella siempre les proporcionaba.

Ellos buscaban a Lyanna incluso estando dormidos.

—¿Puden darme un recorrido por su base secreta?—pidió, con una sonrisa mirándolos.

Sabo dejo de comer y miro a Ace y Luffy los cuales peleaban por un panqueque. Aprovecho esa oportunidad y se puso de pié haciéndole un gesto a Lyanna para que lo siguiera.

La ojiazul dejando escapara una pequeña risa, se puso de pié y siguió a Sabo. El cual al sentirla ponerse aún lado suyo, comenzó a sentirse un poco nervioso.

—Bueno...—se aclaro la garganta—Déjame enseñarte nuestra base secreta.

—Adelante—asintió sonriendole—Te sigo a ti, Sabo.

Eso lo hizo sentir aún más nervioso, pero ignoró eso y se concentró en mostrarle a Lyanna cada rincón de su base secreta. Comenzó por el área principal, donde se encontraban los cojines y mantas que usaban para dormir.

—Aquí es donde guardamos nuestras cosas—dijo Sabo, señalando una serie de cajas de madera apiladas en una esquina.

—¿Y para que es eso?—pregunto, señalando las poleas que estaban sobre el techo.

—Eh..son parte de  algunas de las trampas que pusimos—dijo, temiendo a lo que ella podría llegar a pensar sobre eso.

—¿Trampas?—repitió, alzando una ceja.

—Bueno pues...—rasco su cabeza de manera nerviosa.

—Si. Trampas—la voz de Ace se hizo presente—Es un escondite secreto, obvio debe tener trampas.

Lyanna lo miro unos segundos, que fueron eternos para Ace. Cada vez que ella lo miraba se sentía algo incómodo y nervioso.
No estaba acostumbrado a ser el centro de atención, especialmente no de Lyanna. Porque normalmente ese lugar era de...

—¡Lya!—la voz del pequeño pelinegro se hizo presente.

Él se tiro sobre la espalda de ella mientras la abrazaba con fuerza y soltaba un pequeño risa.

—Luffy..—ella sintió el peso de él sobre su espalda y simplemente sonrió.

—¡Quiero enseñarte la gran vista desde la cima!—chilló el con emoción.

—¿Eh? ¿De que hablas?—pregunto algo confusa.

Su pregunta no fue respondida. En cambio su cuerpo se dejó arrastrar por Luffy quien reía mientras tiraba de su mano para que lo siguiera. No se opuso, simplemente se dejó llevar por él.

Ace y Sabo se miraron entre sí, y suspiraron antes de seguirlos, viendo como ella se dejaba llevar por el pequeño pelinegro. Como siempre.

Luffy la llevo hacia la cima de la casa en donde estaba la plataforma que habían construido. El mirador en donde habían izado su bandera. Desde allí, podían ver todo el bosque que los rodeaba, con los árboles extendiéndose hasta donde alcanzaba la vista.

—¡Mira, Lya! ¡Se puede ver todo el mundo desde aquí!—expresó con entusiasmo y una sonrisa brillante.

—No exageres, Luffy—dijo Sabo, soltando una pequeña risa.

—Que idiota—murmuró Ace, ante la exageración del menor.

Lyanna subió a la plataforma y se acercó hacia el borde. Sus ojos azules se abrieron con desmesura quedando maravillada con la vista frente a ella.

Sabo la miró notando como la brisa marina movía su cabello blanco. No pudo evitar sonrojarse un poco. Lyanna era tan hermosa como la brisa que acariciaba su rostro. Era como si la suave brisa del mar se hubiera convertido en una extensión de su belleza, envolviéndola en un halo de encanto. Suspiró, sintiendo una extraña calma invadir su ser. La belleza de Lyanna era como la brisa, suave y reconfortante, capaz de aliviar cualquier preocupación o tristeza que pudiera existir.

Ace también la miró, con un poco más de disumulación que el rubio. Pero aún así sus ojos estaban en ella. Notando aquel destello en sus ojos, comos pequeñas chispas de fuego amenzando con arder y consumirlo. Lyanna era tan hermosa como el fuego que arde con intensidad, llenando el espacio con su calor y su resplandor. Se quedó allí hipnotizado, sintiendo que toda angustia, ira y odio que tenía dentro de su corazón desaparecía. Era como si Lyanna tuviera el poder de iluminar aquella parte de él que permanecía en la oscuridad. Lo hacía sentir vivo.

Luffy igualmente la miró, con una gran sonrisa en su rostro, no se molesto en ocultar que sus ojos estaban centrados en ella. Noto el color azul intenso en sus ojos y no pudo evitar mirar el mar, luego volvió a la vista a los ojos de ella y una vez más al mar. Y así sucesivamente mirando el mar y los ojos de Lyanna. Hasta que se dio cuenta de que ambos tenían el mismo color intenso. Se quedó mirando los ojos de ella, hechizado por ese azul intenso.
Los ojos de ella eran como el mar mismo, profundos y misteriosos, llenos de vida y energía. Podia ver en ella la misma libertad y la vastedad que adoraba del mar, donde podría encontrar un sin fin de aventuras. Sus ojos eran tranquilos y serenos, pero al mismo tiempo poderoso y majestuoso. Como el mar.

Lyanna se quedo quieta sin notar las miradas que los tres tenía sobre ella. Sus ojos solo miraban hacia el horizonte, podía ver el vasto océano y el cielo despejado que se extendía sobre él. La belleza del paisaje la dejó sin aliento, un recordatorio constante de la magnificencia del mundo que la rodeaba. Un mundo el que aún no conocía, pero deseaba conocer y explorar.
Ver lo que él mundo tenia para ofrecerle a ella.

De pronto sintió una punzada de dolor en su cabeza. Y una imagen borrosa apareció en su mente junto a una voz.

"Porque te estaré esperando, Lyanna. Así podremos comer Dangos juntos"

Fue como una especia de recuerdo, que no podía ubicar. Pero si la voz, esa voz era tan familiar.

Era la voz de su Tío Benn.

El dolor en su cabeza disminuyó tan rápido como apareció, dejándola con una sensación de confusión y curiosidad.
Volvió su atención al océano y al cielo, dejando que la belleza del paisaje la calmara. Aunque estaba confundida, no podía ubicar bien ese recuerdo, pero también se sentía emocionada.

—Esto es precioso—susurro, de pronto sintiéndose emocionada.

Luffy solto una pequeña risa y se quito el sombrero de paja dejándolo sobre la cabeza de Lyanna. Lo cual sorprendió a la peliblanca.

—¡Saldremos al mar y seremos los más fuertes de todos!—grito con entusiasmo, mientras soltaba una fuerte carcajada.

Lyanna lo miro perpleja. Pero luego solto una risita, al igual que Sabo, mientras que Ace sólo chasqueo su lengua con cierta diversión por las palabras del menor.

—No tienes que decirlo. Sin duda me convertiré en el más fuerte—dijo Sabo con una sonrisa.

—¡Yo seré el más fuerte!—chilló Luffy.

—Yo seré el más fuerte, ganare y ganare—aseguró Ace.

Lyanna solto una pequeña risa, haciendo que los tres la miraran. La ojiazul acomodo el sombrero de paja sobre su cabeza y los miró con una gran sonrisa.

—Yo seré la más fuerte de todos.

Una fuerte brisa movió el cabello blanco de la ojiazul y esta tuvo que sostener el sombrero de paja para que no saliera volando. Tenía una mirada firme y una gran sonrisa en su rostro, y aquel brillo azul en sus ojos.

En ese momento, Ace, Sabo y Luffy no pudieron evitar sentir una oleada de admiración y emoción hacia ella.

Su promesa de ser la más fuerte no era solo palabras vacías, sino una declaración de su inquebrantable voluntad.

Lyanna deseaba ser la más fuerte de todos.


Que onda? Todo bien? Aparezco.

No me odien.

Saben me puse a pensar y creo su relación más tóxica es conmigo. Sin importar el desinterés que tenga y la falta de responsabilidad que tengo sobre esto. Ustedes siempre vuelven a mi y no me dejan. Ay, los amo.

Me disculpo por ser el más irresponsable y vago. Prometo ser mejor (que típica mentira de hombre ajksjss)

En fin, ya quiero que tenga en claro el como esos tres Mocosos ven a Lyanna.

Sabo= Brisa/ Aire
Ace= Destello/ Fuego
Luffy= Mar/ Libertad

Tenganlo en cuanta porque es importante.

Díganme que aún me aman ajksjss no me odien.

Ah, y también les quería decir que estoy yendo a clases de escritura y esas boludeces para mejorar (fui dos clase nada más) pero siempre intentando ser mejor AJKSSJKAK

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