Cualquier persona podría pensar que, si un hombre adulto quiere tener intimidad con su amante, una habitación es el lugar indicado para cualquier acto que no debe ser compartido con visitantes inesperados, sí eso podría pensar cualquier persona, en un estado mental de absoluta calma. Pero Jiang Cheng no estaba en calma, lleva acumulando intensos deseos carnales hacia Lan XiChen durante muchos años. Esos deseos se incrementaron en los últimos tiempos, entre besos y caricias en la privacidad más absoluta, momentos de intimidad robados furtivamente, pero sin llegar a la entrega total del uno hacia el otro. Jiang Cheng realmente confió en que nadie aparecería por el jardín de lotos... claramente su exceso de confianza le jugó una mala pasada. Ahí están ambos hombres completamente desnudos y empapados, más allá de la excitación, literalmente están mojados de pies a cabeza, manteniéndose a flote en el pequeño lago donde terminaron sumergidos después de que Jiang Cheng destruyera accidentalmente el muelle en el que se encontraban.
Este día estaba lleno de "accidentes", este último en particular fue lo que colmó la paciencia de Jiang Cheng. Sus túnicas fueron a parar al fondo del lago, no valía la pena sumergirse y buscarlas, por ende no tenían ropa para salir, ni siquiera calzado. Todo pasó muy rápido, Jiang Cheng estaba sentado en el regazo de Lan XiChen, ambos completamente envueltos en su burbuja, de pronto escuchó la voz de Jin Ling llamándolo, Zidian reaccionó a su pánico y salió desplegada, destruyendo a su paso el muelle donde ambos se encontraban, para finalmente terminar sumergidos en el lago. Instintivamente ambos se buscaron bajo el agua para salir a la superficie, pero estaban bien, pues el lago del jardín no era muy profundo, llegando a tocar el fondo del lago si se paraban de puntillas. No hubo heridos ni ahogados. Pero lo cierto es que en esos momentos Jiang Cheng hubiera preferido ahogarse, o al menos que la tierra se partiera en dos y poder escapar por algún hueco, antes que enfrentar a su sobrino que se había quedado congelado sobre el borde del jardín. Si hubiera puesto un pie sobre el puente que conducía al muelle también hubiera caído con ellos. De verdad el joven estaba estupefacto, con la boca y los ojos muy abiertos, sin quitarles la mirada a ambos líderes. Sin perder tiempo le gritó a Jin Ling.
—¡Ve y pide que nos traigan túnicas secas para poder salir! ¡Y no regreses, quédate en tu habitación hasta que te llame! —ordenó Jiang Cheng a su sobrino, que inmediatamente asintió repetidamente y salió corriendo sin decir una palabra. Jiang Cheng se dio la vuelta y vio a un Lan XiChen serio con la mirada fija en los lotos que flotaban cerca de ellos, notando que habían perdido algunos de sus pétalos con la destrucción y caída del muelle.
—¿XiChen estás bien? —le preguntó Jiang Cheng, realmente el rostro del otro hombre reflejaba preocupación.
—Wanyin, mira... —dijo señalando el lago— los lotos han perdido sus pétalos.
—No te preocupes por eso —tomó la mano de Lan XiChen y la apretó suavemente. Jiang Cheng estaba sorprendido por la tristeza que reflejaba el rostro del primer jade y sobre todo que la causa fueran los lotos.
Jiang Cheng iba a preguntar qué sucedía, pero sus palabras no llegaron a salir, inmediatamente se escucharon pasos corriendo por el camino que conducía al jardín. Enseguida apuntó su mirada hacia la esquina donde debían aparecer sus sirvientes y efectivamente, aparecieron cuatro hombres cargando túnicas y calzado para ambos hombres. Jiang Cheng sin soltar la mano de Lan XiChen lo condujo al borde del lago. Dos discipulos se pararon cerca del borde extendiendo en su totalidad una túnica cada uno, mientras posaban la mirada hacia un costado, para darles privacidad a ambos líderes hasta que estuvieran cubiertos. El primero en salir fue Jiang Cheng, apoyando sus brazos en el borde y de un solo envión salió del lago con toda el agua recorriéndole el cuerpo. Se colocó la túnica y se ató el cinturón, no había pantalones pero no importaba, Jiang Cheng asumió que los sirvientes pensarían que al menos tendrían los pantalones puestos. Apretando los finos labios en una línea recta y ruborizándose ante esos pensamientos, tomó la otra túnica y dijo.
—Vayan y preparen una tina grande de agua para poder bañarnos y llévenla a mi habitación. Yo me encargo de ayudar al Líder de secta Lan —pidió en un tono de voz firme pero sin elevarla a sus sirvientes.
—¡Sí Líder! —respondieron al unísono los cuatro hombres dando una reverencia y retirándose al trote para cumplir la orden.
—Ven XiChen —dijo Jiang Cheng extendiendo la túnica mientras el otro hombre salía del agua del mismo modo que hizo él antes. Con el agua cayendo en cascada por todo el cuerpo del primer jade, enseguida Jiang Cheng lo arropó con la túnica y le colocó el cinturón—. Toma, ponte las botas.
Lan XiChen obedecía en absoluto silencio, algo anormal en él. Jiang Cheng quería saber qué le sucedía, pero la urgencia de llevar al primer jade a tomar un baño caliente era prioridad. Colocándose el calzado, tomó nuevamente la mano de Lan XiChen y lo condujo hasta su habitación, donde le estarían preparando la tina de agua. La verdad es que ambos hombres nunca se permitieron el contacto físico frente a los demás, siendo este un requisito indispensable para mantener una relación secreta, pero dado como se dieron las cosas, ver a dos hombres empapados y cubiertos con una sola capa de túnicas, recorriendo el hogar ancestral de los Jiang, pues ir tomados de la mano parecía el peor de los males. Caminando muy serio mil pensamientos recorrían la mente de Jiang Cheng, pero pudo percatarse de que nadie se cruzó en su camino, indudablemente todos estaban avisados y sabían perfectamente mantener la distancia prudente con su líder.
Llegó a su habitación y vio como los sirvientes entraban y salían cargando baldes de agua caliente, para así llenar la tina que ya estaba colocada en el centro de la misma. Al lado de la tina siempre había un biombo y una mesilla con todo lo necesario para asearse y secarse. Sobre su cama también habían colocado dos juegos de túnicas Jiang para cada uno, con su par de botas respectivas. Si bien Lan XiChen había escrito una carta a su hermano notificándole que su estadía en YunmengJiang se extendería por unos días y pedía el envío de elementos necesarios para ello, entre esos elementos se encontraban varios juegos de túnicas Lan. Dichas túnicas no se encontraban ni remotamente a su disposición, ya que dicha carta había sido enviada hacia pocas horas. Luego de un par de minutos mientras Lan XiChen se colocó detrás del biombo, los sirvientes concluyeron su ardua tarea y se retiraron de la habitación, dejándolos solos.
—XiChen quítate la ropa y las botas, debes bañarte. Rápido, ven. —dijo Jiang Cheng mientras metía una mano en el agua, asegurándose que la temperatura fuera agradable.
—Estoy bien WanYin, métete tú —la tristeza era notable en la vo de Lan XiChen, evitando salir de detrás del biombo.
—No, nos meteremos los dos juntos, ven aquí. No quiero que te enfermes –insistió Jiang Cheng mientras se quitaba la ropa y las botas. Lan XiChen finalmente acató la orden y se acercó a la tina completamente desnudo. Entrando suavemente en ella dijo de forma testaruda.
—Yo no me enfermo —afirmó el primer jade sin mirar a la cara a Jiang Cheng. Se quedó sentado mientras Jiang Cheng también entraba y se sentaba en la tina. El cambio de temperatura en sus cuerpos resultaba muy agradable y Jiang Cheng dio un suspiro relajando los hombros y echando la cabeza hacia atrás, apoyándose contra el borde de la tina.
Jiang Cheng se dio cuenta que todavía tenía su larga cabellera sujeta con su moño e inclusive tenía su guan en la cabeza. Procedió a quitárselo como pudo con el pelo mojado y mirando a Lan XiChen le dijo.
—Te soltaré el cabello y... ¿tu cinta? —preguntó asombrado Jiang Cheng, en el apuro por salir del agua y tomar un baño caliente, no se había percatado que el primer jade andaba sin su cinta.
Lan XiChen sacó su mano derecha de debajo del agua y abriendo el puño le mostró que efectivamente ahí estaba. Todo sin decir una sola palabra.
Largando un suspiro divertido Jiang Cheng estaba descubriendo una nueva faceta del hombre que amaba. Lan XiChen estaba aferrado de forma insistente en ese silencio casi infantil, sin dirigirle la mirada.
—Deja la cinta sobre la mesilla y dime de una vez qué te sucede Lan XiChen, y no me hagas rogarte por una respuesta.
Los ojos del primer jade por fin se posaron sobre el otro hombre, muy abiertos, sabía que no tenía escapatoria y que no podría dar largas. Se estiró un poco para dejar su cinta y se volvió a sentar, quedándose en silencio mientras buscaba las palabras adecuadas.
—WanYin... yo... —dijo con voz queda Lan XiChen. Sí, él estaba triste y tenía miedo de decirlo en voz alta y que se volviera una realidad.
—¿Estás así por los lotos que perdieron sus pétalos? —dijo sonriendo Jiang Cheng. Recordaba la mirada triste del primer jade cuando hizo mención sobre eso y lo embargó una oleada de ternura.
—Me dio pena ver a los lotos destruidos, pero en realidad es otra cosa —la voz de Lan XiChen era baja, tranquila pero cargada de angustia.
—Dímelo por favor, te escucho.
Lan XiChen se tomó unos segundos para reunir valor y aclarándose la garganta habló en un tono más alto para que el otro hombre lo oyera fuerte y claro.
—Ahora que Jin Ling nos descubrió, seguramente hablarás con él, eso no lo dudo, sé que es lo que corresponde pero... ¿terminarás nuestra relación? —preguntó Lan XiChen, mirando directamente a los ojos a Jiang Cheng. Un nudo comenzaba a formarse en su garganta y una sensación de desasosiego a instalarse en su pecho.
—¿Qué? ¿Por qué preguntas eso? —preguntó exaltado Jiang Cheng, su corazón comenzó a latir desbocadamente, algo dentro de él le hizo saltar las alarmas—. ¿Acaso quieres terminar nuestra relación? —una punzada de dolor se instalo en su corazón, mientras lágrimas comenzaban a agolparse en los ojos de Jiang Cheng.
—¡No WanYin! Yo no quiero dejarte pero ahora que tu sobrino sabe lo nuestro, asumo que ha llegado el momento de anunciar nuestra relación a todos y temo que eso te abrume y simplemente quieras... terminar —Lan XiChen terminó su explicación mirando al agua dentro de la tina, con los ojos desbordados en lágrimas. Se sentía ridículo e incluso infantil, él un hombre adulto, líder de una de las sectas más importantes del mundo de la cultivación planteando y teniendo esos tipos de miedos le parecía absurdo, pero era lo que sentía y no quería esconderlo. La vida le había enseñado que guardarse las dudas, las preocupaciones, por más insignificantes que sean, podían causar un gran daño. Le llevó mucho tiempo superar su pasado y aprender de sus errores, no se permitiría volver a vivir en la incertidumbre.
—XiChen ¿por qué piensas eso? ¿Cómo llegaste a esa conclusión? —si bien Jiang Cheng se había logrado calmar un poco luego de escuchar a Lan XiChen, se encontraba sorprendido por las conclusiones del otro hombre.
—Sé que no aceptas la relación de nuestros hermanos, no sé si alguna vez te has planteado la posibilidad de asumir nuestra relación ante los demás y todo lo que eso implica, nunca lo hablamos —aseguró Lan XiChen, su tono estaba más tranquilo pero sus ojos seguían brillando por las lágrimas.
—Reconocerme como... manga cortada... —dijo Jiang Cheng bajando la cabeza pero al segundo siguiente mirando a Lan XiChen, agregó—: Sé que mis actitudes te llevaron a concluir eso, lo sé y me apena que me veas así, pero más allá de eso... el hecho de aceptar o no la relación de nuestros hermanos no es porque ambos sean hombres. Muchas cosas están pendientes entre Wei Wuxian y yo, demasiadas... todavía no sé cómo lo haremos, pero soy el menos indicado en oponerme a su relación con Lan WangJi —concluyó Jiang Cheng bajando la mirada nuevamente, la vergüenza y angustia inundaban su voz, hablar de todo eso le costaba pero sabía que era necesario dar las explicaciones que Lan XiChen se merecía, no se las negaría.
—¿Por qué dices que eres el menos indicado? Eres su hermano.
—El hecho de que sea su hermano no me da derecho a oponerme a su relación con otro hombre... no cuando yo también amo a uno —afirmó Jiang Cheng totalmente avergonzado. Sabía que su rostro estaba rojo e inclusive sus oídos zumbaban con toda la sangre fluyendo, pero tenía que decirlo, era necesario y ya iba siendo hora de expresar a Lan XiChen sus verdaderos sentimientos.
Cuando Jiang Cheng terminó de hablar, un jadeo de sorpresa salió de los labios del primer jade. Lan XiChen sabía que se amaban, pero escucharlo por primera vez de boca de su pareja era otra cosa totalmente distinta.
—¿Entonces seguiremos juntos, cueste lo que cueste? —inquirió Lan XiChen, con una mirada radiante y llena de esperanza. Jiang Cheng no pudo reprimir por segunda vez la oleada de ternura que lo invadió al mirar esos ojos brillantes y puros, y acercándose a él le dijo.
—Por supuesto que sí, tontito —y tomando su rostro entre sus manos agregó—no te será tan fácil librarte de mí. —Con suavidad depositó un dulce beso sobre sus labios—. Y la próxima vez que algo te genere angustia, dímelo. Solo tú y Jin Ling son las únicas personas que pueden preguntarme lo que sea —sonriendo dejó otro beso en los labios de su pareja mientras secaba las pequeñas lágrimas que caían de los ojos del primer jade.
—Hablando de Jin Ling... —apuntó Lan XiChen.
—Sí... debo hablar con él —suspirando agregó—. Rápido, terminemos de bañarnos así puedo tener una pequeña charla con él. Muero de hambre y tampoco quiero que te resfríes.
Lan XiChen asintió mientras Jiang Cheng le retiraba el guan de su cabeza para comenzar a lavar su cabello. Demorarían un rato y con suerte el agua todavía seguiría tibia para cuando terminaran. Si bien Jiang Cheng estaba concentrado en la labor de aseo, no dejaba de pensar en qué le diría a su sobrino. De nada servía darle vueltas al asunto, iría con la verdad y esperaba de corazón que el muchacho aceptara su relación con el Líder de secta Lan.
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listo el capitulo de esta semana
espero lo hayan disfrutado
gracias por su apoyo a esta historia.