Placeres Inmorales

By KathaMorgan

8.1K 936 36

Inmoralidad, deseo, amor y pecado. Emma, dieciocho años recién cumplidos y esos ojos azules que llevan su i... More

RETIRADA
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Un poco de tus pensamientos
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Llamada a la condena
Llamado al error
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21

Capítulo 10

369 52 4
By KathaMorgan

Sean

La sensación de un peso extra sobre mí es lo que me obliga a abrir los ojos, sacudo la cabeza cuando veo a la despeinada de mi hermana con esa cosa para cubrirse los ojos a medio poner y un persistente puchero en su rostro.

Al ver la escena completa mis pensamientos cambian.

Nos estamos abrazando.

Y no tengo ganas de soltarla.

Su pierna se envuelve con fuerza en mi cadera y puedo sentir lo calmado de su respiración mientras que tiene la cabeza apoyada en mi pecho, justo sobre los latidos de mi corazón. Uno de sus brazos me rodea el torso y no sé qué pasa con el otro, pero hace una pose extraña cómo sosteniendo su mentón.

No evito suspirar pensando en lo jodido que estuvo ayer.

No me mientas, ambos sabemos que te encantó probarla.

Eso estuvo mal...

Pero fue el mejor beso que has tenido ¿o me lo vas a negar?

No podría hacerlo, aunque quisiera, si en algo concuerdo con esa voz es que me encanta tener ese poder sobre ella. El solo saber lo que causo en mi pequeña Emma me pone al límite de la cordura.

Ella lo dijo, desea a su hermano mayor.

Aunque me obligue a ignorar a la voz que aboga por lo moral, sé que la perversión me hará sucumbir, y si el daño ya está hecho.

Si ya tengo un pie en el infierno... ¿Por qué no quemarse?

Teniendo cuidado de no despertarla, la aprieto contra mí el tiempo suficiente para llenarme de su dulce aroma, siendo consciente de la hora deposito un casto beso en su coronilla antes de salir del enredo humano sin sacarla de sueño.

Me voy directo a la ducha y en tan solo veinte minutos me encuentro trajeado y perfumado.

Entro al elevador ajustándome el reloj y tres pisos abajo las puertas se abren dando paso a Konstantin.

— ¿Listo para los negocios, señor Davies? —sonríe.

— ¿Lo está usted, Romanov? —respondo estrechando las manos.

...

Unas horas más tarde, y con millones demás en el banco, estamos de vuelta en el hotel para disfrutar de las dos semanas libres para vacacionar.

Mejor, libres para hacer turismo en cuerpo ajeno.

Con el paso pesado me veo en la obligación de bajar del ascensor, no tengo prisa en entrar a la habitación, pero aún así lo hago. No es más que pasar la tarjeta para que un canto desafinado y música de NLE Choppa inunde mis oídos.

Hago una mueca a medida que avanzo y encuentro a la loca bailando, sintiendo cada letra y es que con lo que dice sería imposible no hacerlo.

Su vestido gira con ella y todavía no se percata de mi presencia.

Fuck you anywhere, I'm that type guy

At the church, on the plane, at the basketball game

I don't care, I'ma bust my nut 'til I die

What position do I like? All of ém, baby.

Me aflojo la corbata estando en sintonía con la voz de mi cabeza.

— Al diablo. —me digo, captando su atención.

Detiene el baile, agitada mantiene una sonrisa casual que me motiva a dar grandes zancadas, solo para tomarla del rostro e irme contra ella en un beso, aquí es donde suelto el deseo con el que he cargado durante años.

— Sean —. Jadea sobre mi boca.

Mis manos recorren su silueta y en un acto de desesperación le agarro el culo solo para levantarla, sus piernas se envuelven alrededor de mi cintura y camino con ella, llevándola al tocador.

La beso sin parar, su mandíbula y cuello antes de enfocarme en el verde oscurecido de su mirada ¿Qué piensas ahora? ¿En lo mucho que me deseas?

— ¿Por qué te fuiste? —suelta, dejándome desconcertado.

Me tenso pensando en la respuesta.

—Creo que a estas alturas ya es demasiado obvio. —contesto ásperamente.

Atrapándome el labio inferior con mis propios dientes termino por alejarme para darle su espacio.

El dolor adorna su mirada y prefiero no acercarme.

— ¿El beso de aquel entonces? —susurra, casi parece que suena arrepentida.

— ¡Cómo el maldito enfermo que soy! —estallo — ¿Qué clase de persona besa a su hermana pequeña? —siento que empiezo a desahogarme —. Esto no debió suceder, ni antes y mucho menos ahora. 

Paseo las manos entre mi cabello como signo de desespero.

— No olvido cómo fue ese día —comenta, suena cautelosa —. Yo si estaba curiosa por hacerlo.

Me deja helado, para mí las cosas no pasaron así.

— ¿Por qué no entiendes, Emma? Tú no eras consciente de lo que hacías.

— ¿Y tú qué? Sólo éramos niños.

— Soy mayor que tú, por lo tanto, debía ser más sensato.

— Los dos nos acercamos —. Vuelve a aclarar como si de algo sirviera.

— Deja de consolarme —ordeno fastidiado —. ¡Ni siquiera te moviste!

— ¡¿Qué querías que hiciera?! ¡Ninguno me había besado antes! —me grita.

Mis respuestas quedan atoradas de solo pensar en lo que dijo ¿Yo fui el primero en hacerlo? Por lo menos hubiera dicho algo.

Me quedo quieto en mi lugar, es ella la que se acerca con los brazos abiertos y me abraza por un segundo antes de acariciar mi mejilla con delicadeza. Ahora son mis brazos los que actúan solos, la vuelvo a abrazar con fuerza, me corresponde y termino apoyando la mandíbula sobre su cabeza.

— No somos enfermos —segura —, solo caímos ante el pecado que es el deseo.

Alguien ayúdeme, porque si esa voz va a ser mi condena. No duden en meterme preso.

— ¿Iremos al infierno, Sean? —inquiere al momento en que nos separo.

— Arderemos entre las llamas del pecado, hermanita. —respondo con una sonrisa lobuna.

Ella hace lo mismo antes de dejarme un casto beso, y es ahora cuando la estupidez que me ha estado comiendo el cerebro desde que tiene edad regresa a mi mente.

— Emma. —la llamo y me mira expectante —, te voy a hacer una pregunta porque no tengo vergüenza.

— ¿De acuerdo? —se extraña.

— ¿Cuántos hay en tu body count?

Al tiempo que las palabras dejan mis labios ella parece ponerse de todos los colores, no puede ser tan malo. Explaya los ojos sorprendida antes de siquiera poder hablar.

— ¿Por qué importa?

— Debo borrar lo contaminado, marcándote como mía.

Se sorprende.

No me contradice.

Y al final sonríe con la mirada oscurecida por segunda vez en la hora.

— ¿Qué pretendes hacer por una cuenta de cinco?

Sonrío con la misma maldad que emana.

— Nada mal, enana —felicito —. Cinco personas, son cinco azotes.

Continue Reading

You'll Also Like

217K 8K 68
¿Y si Can no espera un año entero para volver? ¿Y si volviera después de sólo tres meses? ¿Qué le esperaría en Estambul después de tres meses de aus...
74.8K 3.9K 53
Eva, una talentosa fotógrafa en ascenso, y Jase, un apuesto modelo, se cruzan en una fiesta caótica donde Jase, tras beber en exceso, cuenta con la i...
1.5K 68 5
Las leyes están para mantener el orden. Evitar el caos o cualquier cosa que provoque el fin de la humanidad. Científicos confirmaron que nuestro futu...
47.5K 1.7K 26
¿Que pasaría si te sintieras completamente atraída por la prima de tu nueva compañera de trabajo? Descubre la historia de Chiara una artista emergent...