Placeres Inmorales

Da KathaMorgan

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Inmoralidad, deseo, amor y pecado. Emma, dieciocho años recién cumplidos y esos ojos azules que llevan su i... Altro

RETIRADA
Capítulo 1
Capítulo 2
Un poco de tus pensamientos
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Llamada a la condena
Llamado al error
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21

Capítulo 3

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Da KathaMorgan

Emma

Las horas pasaron y en realidad Sean no llegó antes como dijo que haría, en estos momentos la punzada de la parte lateral de mi cabeza se ha desvanecido casi por completo y no he tenido más nauseas, solo ansiedad al ver que son casi las diez de la noche y sigo en la soledad que me ofrece la mansión. Ni siquiera he hablado con mis padres.

Me encuentro recostada en uno de los sofás revisando las redes sociales, es cierto que lo busqué varias veces, aunque sin éxito, así que intento una última vez, siendo el nombre de su conglomerado lo que anoto.

@GoldenLegacies

Con más de quince millones de seguidores y casi dos mil seguidos empiezo a rebuscar entre las publicaciones, hasta que después de casi veinte fotos encuentro una de él dándole la mano a quien sabe que vieja vestida de un traje rosado. Le pico a su lado y creo que podría saltar ya que su usuario está etiquetado.

@SM._.DaviesXXX

Una cuenta privada me aparece, tiene diez millones de seguidores y la descripción es su nombre junto con un par de detalles que llevan a su empresa. La foto que tiene es básicamente él de espaldas en un yate y el precioso paisaje. Por supuesto que no le mando la solicitud, no vaya a pensar que soy una acosadora.

Vuelvo a ver videos, pero sigo sin evitar preguntarme qué estará haciendo el cara de mujeriego ese.

Mis pensamientos se ven interrumpidos por el sonido del timbre, salto del sofá pensando que puede ser él, así que me apresuro a la puerta que abro de inmediato, aunque mi emoción decae un poco no puedo evitar sonreírle a la persona de pie frente a mí que me observa sorprendida.

— ¡Oh, my god, bitch! ¡Estás demacrada! ¿Quién cuidó de ti? ¿Cómo no vas a llamar a la tía Megan? —ataca con preguntas que me marean.

Mi mejor amiga de hace años mantiene los ojos más abiertos que he contemplado, junto con las manos a cada lado y una expresión de reproche que luego de unos segundos se desvanece. Le abro el paso sin creer que luzco tan mal y apenas da un paso se quita el abrigo que deja ver su atuendo. Un par de cargo color verde junto con un top negro, y teniendo en cuenta que en invierno no cambia sus pijamas seguramente estaba en una cita.

— La versión corta es que mi hermano se hizo cargo de mí. —contesto a sus preguntas iniciales, rascándome la nuca.

— ¿Y la versión larga? Sabes que vivo del chsime, muchacha. —ordena entre la emoción y no me queda de otra más que seguirla hasta la sala.

Terminamos en el sofá y con una película de fondo mientras hablábamos.

— Y creo que bebí algo alterado... —concluyo luego de un largo rato.

Ella empieza a reír como si le hubiera contado un chiste, me le quedo viendo hasta que se calma y supongo que el que yo no ría la hace tomar una postura seria.

— ¿Qué no era tu amigo imaginario?

— No creo ser producto de su mente. —responde su voz a nuestras espaldas.

Sobresaltadas volteamos al mismo tiempo, se encuentra apoyado en alguna pared de brazos cruzados y con mechones gruesos sobre la frente debido a la reciente lluvia. Lo detallo de arriba abajo junto con la descarada de Megan y frunzo el ceño al ver sus nudillos morados.

Tal vez ya estaban así y con todo lo que pasó ni lo noté.

— Carajo ¿De qué libro erótico saliste? —pregunta anonadada, ocasionado la risa de Sean.

— Adivina. —responde el susodicho, guiñandole un ojo.

Ella le sonríe como si fuera un trozo de carne y algo me hace tener la necesidad de interrumpir esta pendejada.

— Un placer, soy Megan. —se presenta dándole lo que ella describe es ¨La mirada de una cazadora¨

— Sean. —responde, luego me mira por unos segundos.

Al final termina dando la vuelta para desaparecer del lugar.

— ¿No tendrás más hermanos de casualidad?

— ¿Para qué querría más?

— Para cumplir mi fantasía de un poliamor.

— Recuérdame agradecerles a mis padres por no tener más hijos.

Siento como bufa con diversión antes de volver a su posición original en el sofá, uno pensaría que después de cinco años te acostumbras a las ocurrencias de alguien como ella, pero la realidad es otra, no sé de dónde saca tantas cosas. Aunque de solo ver como son sus padres con ella yo también querría escapar un rato.

Dicen que cada uno tiene su manera de lidiar con sus problemas, el humor es el de ella.

— ¿Reto o doble reto? — susurra con maldad.

— Es lo mismo.

Con uno de los controles en mano ella apaga la luz, todo queda a oscuras menos la pantalla plana que nos muestra las escenas de alguna serie vampira cuyo nombre no recuerdo. Sigo sin entender qué es lo que hace cuando baja todo el volumen y lo único que podría escucharse es el calentador que falla y suena fuertemente cada que se abre una ducha.

— Bingo —celebra —. Los rumores dicen que alguien se está bañando, y cierta amiga quisiera pruebas contundentes. —comenta despreocupada ocasionado mi horror.

Definitivamente no la quiero ver en ningún baño con mi hermano, y menos con una foto circulando en su galería.

— ¿Ya enloqueciste? Piensa en otra cosa.

Escucho como está a punto de hablar, pero la interrumpo cuando un pensamiento cruza mi cabeza.

— Y no incluyas las palabras Sean y desnudez en la oración.

Suspira fuertemente.

— Bien, pero mi falta de orgasmos queda en tu conciencia. —responde cual niña malcriada y yo solo le pongo los ojos en blanco.

— Tu celular y yo tendremos nuestros siete minutos en el paraíso.

Sin ganas de discutir más se lo paso, total ¿Qué podría pasar? Y así es que luego de poner el temporizador empieza a divagar por lo que ya conoce, ágilmente descubre mi búsqueda en las redes sociales y es como una mini victoria para mí, ella saca su celular y le envía una solicitud desde su perfil.

Y mientras su tiempo se acaba yo agarro el celular de ella esperando a que la acepten, cosa que pasa sorprendentemente rápido y hasta le devuelven el follow, ignoro lo que sea esa extraña punzada y bajo a las publicaciones.

Con autos deportivos, recién graduado y al lado de una belleza extranjera, mostrando sus tatuajes y de espalda en yates. ¿Por qué carajo es tan recatado?

— ¿Hola? ¿Sexy barman? —preguntan y creo que se me bajó la presión. —. Si, es mi amiga y se está preguntando el día de su cita.

Le salto encima, pero es más rápida, no entiendo lo que dice ni lo que responden, solo me centro en perseguirla dentro de toda esta oscuridad.

— ¡Megan! ¡Dame mi teléfono! —grito saltando sobre los sofás tras ella.

— Perfecto, ella te verá ese día. —es lo último que dice antes de colgar y por fin devolverme el celular.

— Tu cita es en una semana, los detalles te llegarán.

— ¿Qué rayos Megan? No hay derecho. —la reprendo.

— Luego me agradeces, amargada. Si me disculpas, tengo que irme.

Deja un beso al aire antes de desaparecer, tomo unas cuantas respiraciones pensando en la cita. Ni siquiera puedo enojarme de verdad con Megan, yo misma le di pase libre al barman. Además de que no entiendo por qué carajos ando de tan mal humor con todos. Seguro que no he dormido bien. 

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