“Oh, porque cada vez que me devuelves la llamada, es sólo un lata de dolor, lata de gusanos. Cada palabra que alguna vez has dicho antes, en el suelo. Rompió la puerta, filtrándose por las grietas. No puedo devolverlos, no funciona así. Oh, cariño, eres mi lata de dolor. “
—Can Of Hurt
(Salem Ilese)
☽
Hoseok sostuvo la mano de Yoongi y lo hizo mantenerse un paso por detrás de él mientras observaba la manera en la que su hermano se adentraba en uno de los muchos callejones habitados por humanos.
Esa zona, al contrario de lo que sucedía con el poblado de cazadores, no estaba cubierta por niebla. Los bares, casas y tiendas situadas más al oeste de la carretera que llevaba hasta el arenal del sur podrían apreciarse desde la lejanía sin ningún problema como lo harían cualquier otra noche.
Era casi como si una de esas nubes de niebla espesa que a veces bajaban durante los días previos a la tormenta, se hubiese caído en cascada sobre una zona concreta de su mundo. Los humanos parecían extrañamente ajenos además, ni uno de todos con los que se habían cruzado durante su trayectoria hacia el lugar dónde Yunho mantenía el coche llegó a mostrarse preocupado por la sombra evidente situada a lo lejos. Nadie hablaba de los vecinos desaparecidos.
Era escalofriante.
Sencillamente escalofriante.
—¿Has tenido un coche escondido todo este tiempo y no se te ha ocurrido ofrecerselo a la guardia?
Hoseok gruñó, viendo la forma en la que Yunho alzaba unas llaves en alto y hacía que los faros de un reluciente todoterreno negro se iluminasen en medio de la madrugada.
La carrocería de esa máquina no tenía nada que ver con la vieja y desgastada hojalata que conducían en la guardia. Ni siquiera podían compararse. Probablemente todas las ventanillas pudiesen subirse sin que después la tarea de bajarlas hiciera sudar a los pasajeros.
—En contra de lo que puedas creer, hermano, no todo lo que un guardián tiene debe pertenecerle a la manada o a la guardia para la que trabaja. Este bonito amigo lo he comprado con un sueldo que yo mismo he ganado. Algo mundano que se aparta de todo lo que a tí te agrada pero perfectamente respetable. Todavía lo estoy pagando —Yunho acarició el coche como Hoseok esperaría que un lobo acariciase a un ser querido—. Así que revisad esas patatas antes de subir. No quiero rastros de polvo de plata en mis alfombrillas y la montaña sigue llena de esa mierda.
Hoseok volvió a gruñir.
—Eres egoísta. Me preguntó de dónde procede esa característica tuya.
—¿Por no ceder mi coche al servicio de la Unión? ¿No basta con que cumpla con mi jornada laboral? Vete al carajo, hermano. He tenido suficiente con tus intentos de fingir que eres el guardián perfecto. No voy a entregar mi vida como lo hizo padre.
—No estoy tratando de decir eso. Pero eres consciente de que habría sido una gran ayuda durante la misión de reconocimiento del poblado de cazadores. Ellos se llevaron el único que teníamos y cuando nos tocó regresar lo hicimos a pie.
Jungkook intervino, rodando los ojos y empujando con delicadeza la espalda de los dos niños que observaban la disputa entre los hermanos con cierta curiosidad.
El brujo y el cazador habían mantenido sus labios sellados después de atravesar la traumática experiencia de tener al consejo territorial sobre ellos durante todo el día. Nadie ahí los culpaba por ello, maldita sea.
—Y podrían haberse llevado este también. Así que centrémonos en que al menos ahora tenemos algo con lo que llevar a San y a Wooyoung hasta un punto seguro sin tener que caminar demasiado tiempo al aire libre por calles desconocidas y alejadas de nuestro territorio. No sabemos cuántas de las personas de este lugar son cazadores unidas en pacto a algún brujo, es mejor evitar llamar la atención.
Los dos hermanos se dedicaron una mirada que a Yoongi y a Jungkook les pareció que había durado una eternidad. Si no resolvían lo que sea que los hacía pelear continuamente, acabarían odiándose de por vida.
—Bien, llevemos a los niños con tu humano y esperemos que realmente pueda protegerlos.
—Oh, puedes estar seguro de que podrá. Incluso sin saber quiénes o qué son ellos, sabrá cómo ponerlos a salvo en todo momento.
—E..eso es todo lo que importa —Yoongi apretó la mano de Hoseok—. Vayámonos.
Y Hoseok decidió apartar la mirada de su hermano para simplemente avanzar.
El humano de Yunho era parte de la brigada especial de homicidios. Hoseok lo averiguó cuando la primera parada que hicieron fue delante de una enorme comisaría en la que su hermano estacionó el vehículo.
No se parecía en nada a los edificios situados cerca o a otros que hubiese visto en los poblados humanos cercanos a la montaña. Ese lugar parecía de alguna manera, diferente.
—Dejad que entre primero. Es posible que a Jongho no le haga mucha gracia que interrumpa su trabajo para pedirle que acoja a dos personas que no conoce.
—Nosotros… —San habló por primera vez desde que todos ellos salieron del campamento—. En realidad podríamos simplemente buscarnos la vida. Dejad que nos vayamos.
El olor de la desconfianza fluyó por todo el coche.
—Os t.. tienen miedo —Yoongi miró a Hoseok por un instante antes de girarse hacia el resto de presentes. Apenas cabían en el todoterreno—. No puedo c..culparlos por eso. Incluso si uno de los d..dos es un cazador, sus caras son las de dos niños pequeños. Probablemente ir a por nosotros haya s..sido la decisión m.. más valiente de sus vidas y les salió mal. Deben estar aterrados.
—Y las decisiones que se toman tienen consecuencias. Es una lección importante que todos aprendemos tarde o temprano —Hoseok rodeó con el brazo los hombros de Yoongi y se apretujo cerca de este en el asiento del coche para permitir que su hermano alcanzase un teléfono de la guantera—. Vosotros dos tendréis que darnos tiempo. Ningún humano decente va a ver bien que dos chicos de trece o catorce años vivan solos y se busquen la vida. ¿Cuál es vuestra idea de conseguir sobrevivir? ¿Eh?
Los chicos volvieron a cerrarse. Jungkook ni siquiera evitó el impulso de golpear a Hoseok.
—Creo que deberías modular el tono, Jung.
—Simplemente estoy siendo sincero, alguno tiene que serlo si queremos que sobrevivan. Son niños, como Yoongi ha dicho —Hoseok posó los ojos sobre los dos muchachos, su mirada comenzando a suavizarse—. Estar bajo custodia por un tiempo no os hará daño. No somos vuestros captores si eso es lo que os asusta. Solo estamos intentando evitar que vuestro aquelarre os encuentre y os mate.
—¿Estaremos con un humano? —el cazador revisó la comisaría a través de la ventana.
—Jongho es probablemente uno de los humanos más fiables con los que os cruzareis jamás —Yunho prometió—. Podrá cuidaros bien hasta que este conflicto se resuelva.
Entonces la mano del cazador buscó el brazo del brujo y tras dedicarle un pequeño asentimiento, sus olores parecieron relajarse un poco.
—Esto es mejor que volver con tu aquelarre.
—Bueno, tengo todavía alguna poción en la mochila. Podría llegar a usarla si corremos peligro.
Ninguno de los lobos en el coche se sintió amenazado después de haber experimentado el intento de secuestro de esos pobres niños. Ni siquiera Yoongi.
—Deberías guardarte las pociones y aprender a mejorar tu táctica de estrategia —Yunho bromeó, abriendo la puerta del coche y dejando que las gotas espesas de lluvia fuerte se precipitasen hacia el interior—. O de lo contrario el cazador será presa.
—Yo…No…
—Sabes que tiene razón. —el brujo susurró.
Lo siguiente que se toparon después de mantenerse esperando por al menos una buena media hora fue a Yunho seguido del humano que había entrado a buscar. El chico llevaba puesto un chaleco antibalas negro y una identificación colgaba de su cuello. Portaba pantalones repletos de bolsillos y las botas de punta de metal que ahora hacían surcos sobre los charcos de lluvia a Hoseok le parecieron magníficas para las labores de la guardia.
Llovía a cántaros cuando la pareja atravesó el aparcamiento de la comisaría hasta el coche. Bajo las luces de los faroles que dejaban rastros anaranjados y la iluminación de las oficinas blancas, Jung Hoseok también averiguó que el humano de su hermano portaba consigo un arma que se ajustaba a su antepecho con una correa gracias a que el chaleco que portaba estaba abierto.
—¿Qué es lo que ha pasado exactamente? Te juro que dormirás en la maldita calle si haces que me meta en un lío por cubrirte la espalda, Yun.
Lo escucharon incluso antes de que Yunho abriese la puerta del coche.
—Escúchame antes de enfadarte.
—No he tenido buenas experiencias con esa opción.
La voz del humano era tranquila pero su corazón latía con la fuerza de mil demonios. Hoseok y Yoongi se miraron.
—Te lo he dicho ahí dentro. Solo necesitan un poco de tiempo extra, sus familias no los quieren en casa ahora y no tienen a dónde ir pero me encargaré de llevarlos de vuelta en cuanto logre convencer a sus padres de que no hay nada malo con el hecho de que dos chicos se gusten. Les puedo dar una charla sobre usar protección si quieres, pero dime que me vas a ayudar esta vez. Por favor.
Jungkook enarcó una ceja y esquivó el golpe de Hoseok cuando pretendió carraspear e intervenir. Al lado del sureño, en el asiento de atrás, Wooyoung y San se mantenían todavía callados. El olor del coche en ese instante lleno de confusión y diversión a la par.
—Te juro que voy a… —el humano de Yunho movió los brazos con exasperación, la lluvia comenzando a caer sobre su cabello y espalda hasta crear líneas en la tela de su ropa—. Maldita sea, no sé porque tengo que terminar enredado en tus cosas siempre. Esto podría considerarse secuestro, Yunho. ¿Saben sus padres que los tienes?
—Chicos agradecería si me echáis una mano aquí…
—Ahora que los mencionas. ¿Quiénes son ellos? Conozco a todos tus amigos y creo que nunca me había topado con estos antes.
El aroma del humano reveló pura curiosidad.
—Una pregunta por vez. Siempre te lo pido —Yunho revolvió cariñosamente el cabello húmedo de su pareja—. Sí, sus padres saben bien dónde están y no les importa demasiado.
El humano asintió. La frustración comenzando a aparecer en su mirada, de repente parecía no estar enfadado con Yunho sino más bien con el mundo en general.
—Vaya mierda. Odio esto, Yun.
—En cuanto a ellos, bueno, supongo que ha llegado el momento de presentarte a uno de mis hermanos, a su pareja y a un conocido de nuestra familia. Para resumir las cosas.
Al humano pareció tomarle un tiempo situarse mientras los observaba a todos ahí apretados. Y maldita sea, Hoseok no lo culpaba, el modo en el que Yunho estaba haciendo las cosas parecía complicar mucho más todo. No entendía porque le ocultaba la verdad de su procedencía a una pareja con la que llevaba conviviendo años.
—Soy el hermano. Jung Hoseok, un gusto.
Aunque Hoseok estiró su mano hacía la puerta abierta del vehículo, el humano no reaccionó al instante.
—¿El hermano de Yunho?
—Eso he dicho, sí.
—Su hermano, ¿estás bromeando?
—A veces me gustaría poder decir que sí pero…
El humano volvió su mirada hacia Yunho.
—Definitivamente vas a dormir en el callejón de la basura esta noche, hijo de perra.
Yunho apoyó la mano sobre el hombro de su pareja pero este no tardó demasiado en apartarse.
—Él es Yoongi, él Jungkook y los dos pequeños chicos que te miran como asustados se llaman San y Wooyoung. Sé que me estoy ganando a pulso una pelea contigo pero esta situación es tan inesperada para mí como para tí. Te lo explicaré todo en cuanto tenga un momento. Lo prometo.
Una, dos, tres respiraciones después. Jongho terminó por asentir.
—Vosotros dos, más os vale empezar a mover los labios para hablar si vais a quedaros en mi casa. Ya tengo muebles de sobra —su mirada se dirigió entonces a Hoseok y a Yoongi— y a quién supongo es tu pareja —finalmente a Jungkook— y un viejo amigo de Yunho… Pensé que este malnacido estaba solo en el mundo porque eso fue lo que me dijo. Cuando lo conocí actuaba como un alma en pena. Si queréis que os ayude, vais a tener que mantener vuestro culo sentado aquí cuatro horas hasta que termine con cosas más importantes que vuestra mierda, ¿me he explicado con claridad?
—Como el agua.
Jungkook fue el único que contestó y cuando lo hizo no pudo evitar pensar en lo mucho que había cambiado su personalidad viviendo con Taehyung. Un año atrás se habría tomado esa situación de una forma completamente diferente.
—Quiero escucharos a todos. He dicho, ¿me he explicado con claridad?
—Lo has hecho. Ahora vuelve a dentro, maldita sea.
Y solo la súplica de Yunho hizo que el semblante serio del policía se suavizase.
—Estoy cansado de toda tu mierda, si no fuese porque te quiero te habría echado de mi vida hace un tiempo. La próxima estarás fuera, espero que lo sepas.
—Lo sé, ahora deja que me vaya a casa. Nos veremos esta noche.
Jongho suspiró.
—Llevaré la cena. Quiero conocer a tu familia.
Yunho se paralizó.
Hoseok sonrió levemente.
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Hiiii!!!
Nuevo miércoles y nuevo capítulo. Sé que quizás la fic se este volviendo algo tediosa en este punto pero falta poquito para que las cosas se pongan emocionantes jeje. Tenedme fe.
Espero que os haya gustado aunque sea un poquito.
Un beso,
os amo
Mel
💜