Tu boca me dio todo lo que necesitaba y mi autonomía odia admitirlo, tengo que decirlo.
Lo que me queda de orgullo se niega a compartir el campo gravitacional de tu sonrisa con ese lunar.
¡Que celos le tengo a ese puto lunar, lo confieso!
Solo mira que cerca está de tus palabras,
de tus lágrimas,
y de esa constelación que me orienta cuando no logro diferenciar el despertar del sol con la melancolía de mis atardeceres.