Maestro Lynch | Fanfic.

By Antonella_RossLynch

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Una versión mejorada de una de mis historias más conocidas :) More

Capítulo 01
Capítulo 02
Capítulo 03.
Capítulo 05
Capítulo 06
Capítulo 07
Capítulo 08
Capítulo 09
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17.

Capítulo 04

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By Antonella_RossLynch


Todo parecía estar totalmente normal, hasta que oigo su llamado cuando tan solo faltan dos compañeros de clase para que podamos salir todos del aula del curso de investigación.

–¿Tienes un segundo?

Asiento.
Y me siento lentamente delante del escritorio, él está sentado en el otro lado.

Al estar tan cerca del maestro Lynch, puedo percatarme de que realmente es una persona muy grande... Bueno, en comparación mía.
Sus hombros son grandes y su torso está perfectamente formado.
¿Irá al gimnasio?

–Quería hablarte sobre lo que viste ayer- carraspea, notoriamente incómodo– Espérame un segundo.

Se levanta de la silla en la que está sentado para poder dirigirse a la puerta del aula y cerrarla.
Luego de esto, me observa y se sienta donde ya estaba.

–¿A qué se refiere?
Me hago la tonta.

Cruzo mis piernas.

–A la discusión en la que sé que me viste con esa chica de cabello castaño.

¿Castaño?
Era marrón.
Mi cabello es castaño.
No el de ella.

–Ah- es lo único que sale de mi boca– Sí.

No creo que deba de pedirle disculpas, ¿verdad? A menos que haya visto mi celular por alguna parte y haya notado que quería grabar, o tomar fotos.

–¿Comentaste algo a alguien?- me dice. Muy tranquilo.

Niego de inmediato.
Mintiendo.
Solo se lo conté a Lucas ayer mientras cenábamos... y a Kali, que la acababa de ver esta mañana.

–Bueno- suspira– Espero poder confiar en tu palabra... sabes que soy un maestro nuevo en esta universidad, no quisiera que mi reputación se vea afectada por un chismecillo sin importancia.

Asiento.

–¿Era su novia?- pregunto. Tomándome el atrevimiento de preguntar.

Él baja de inmediato la cabeza, y luego me observa.
Puedo darme cuenta como se da el tiempo de observar mis facciones... mi nariz, mis ojos, mis labios.

Al igual que yo a él.
Sus ojos realmente son muy lindos.
Y sus labios... son... son muy...

–Sí- contesta, nuevamente incómodo– Lo era.

–Comprendo- respondo rápido. No quiero ponerlo más incómodo– No se preocupe, no diré nada de lo que ví... además, no siento que haya ocurrido algo malo.

–Confío en tu palabra _______- me dice– Lo malo de todo esto, es que de alguna forma, ella vino a involucrar nuestra vida personal en mi vida laborar... si te explico esto, es porque quiero que sepas que realmente eso puede perjudicar mi reputación... era el segundo día de clases y...

–Le juro que lo entiendo- lo corto.

–Gracias, de verdad- sonríe.

Y puedo jurar que me quedo atónita con su sonrisa e hilera de dientes tan perfecta y reluciente.

–Esta bien.

Estoy por levantarme de la silla para poder retirarme del aula pero su llamado vuelve a detenerme.

Volteo.

–Con respecto a otra cosa- susurra– Ayer, cuando dimos la evaluación diagnóstica... obtuviste una mala calificación.

Busca en su portafolio una hoja y me la muestra.

Diablos.
Si era mi examen.
Y tengo un 3.
Frunzo el ceño.
No puedo creer que tenga un 3 en una evaluación diagnóstica.

–No te preocupes- me calma. Como si hubiese visto mi preocupación reflejada en mi rostro– La diagnóstica no cuenta, pero sí es para saber como te ha ido el ciclo anterior.

–Pensé que había hecho todo bien- digo confundida. Tomando el examen con una de mis manos– Se me hace súper extraño, nunca había sacado una nota tan baja en este curso.

–¿No se te hace difícil?

Ladeo la cabeza.
Realmente algunos términos sí...
Algunos procesos de investigaciones...

–De un 100% un 60%- el maestro Lynch ríe, haciéndome reír a mí también– Creo que sí.

–Bueno, no hay problema, como les dije en la primera clase, quiero que tengas toda la confianza para preguntarme algo si es que tienes alguna duda y así puedo explicarte mejor todo.

Vaya.
Que amable.
Muy amable.
Que buen maestro es.

Asiento.
Sintiéndome más tranquila.
No me odia.
Ni tampoco teme de que haya divulgado algo de lo que vi ayer con su ex pareja.
A menos que Kali y Lucas hayan hablado... ellos me llevarían a la tumba de haberlo hecho.

–Muchas gracias maestro Lynch- vuelvo a dirigirme a la puerta– Nos vemos la siguiente clase.

Le digo. Antes de salir.

–¡Nos vemos!- me dice un poco más fuerte para que pueda escucharlo.

Trago saliva.
Sintiéndome un poco intimidada.
Es por eso que miles de chicas se la pasan hablando horas de él en los descansos.
Realmente es muy atractivo.
Y su porte también lo ayuda muchísimo.

Es un verdadero hombre.

–¡Maldita perra!- escucho detrás mío- ¡________!

Me río al ver a Kali corriendo hacia mí con los brazos abiertos. Le correspondo al abrazo.

–¿Qué hacías allí dentro a solas?- me dice. Como si nos hubiese visto antes. Frunzo el ceño.

Me sorprende como es que Kali puede enterarse hasta el último detalle de absolutamente todo.

–Me estaba hablando de lo que te conté.

–¿De su ex? ¿Te contó sus problemas amorosos?

Río.

–No- respondo– Pero me dijo que por favor no comentara nada, ya sabes, para no arruinar su reputación porque es un maestro nuevo, no has dicho nada de lo que te comenté, ¿verdad?

Kali niega.
Pero por su mirada, me puedo dar cuenta que se ve un poco nerviosa ante mi pregunta.
Suspiro.

No tengo tiempo para investigarla.
Tampoco quiero, en realidad.
No es mi culpa que el maestro Lynch se ponga a discutir con su ex novia en plena universidad llena de chismosos.

–Claro que no- responde Kali– ¿Te lo cogerías?

–¿Qué?

–Si te lo cogerías.

Niego.

–No- realmente sí– No, no lo haría, es muy... ¿fuera de lo común? ¿Quien se coge a su maestro? Sería muy incómodo.

–Encontré sus redes sociales.

Saca su teléfono celular, y me muestra el perfil de Instagram del maestro Lynch.
No está registrado como "Ross Lynch" o algo parecido, sino como "ledcosair"

Frunzo el ceño y tomo su teléfono entre mis manos mientras caminamos hacia el patio principal de la U.

Su perfil está en público.
No tiene muchas fotos.
Pero las pocas que tiene hacen que se vea increíblemente sexy.

Al parecer toca guitarra.
También usa lentes.
Hubo una época donde tuvo el cabello castaño.
Y tiene fotos...

–¡Sin camiseta!- exclama Kali. Ampliando una de las fotografías en todo su celular.

Enfocándose en su abdomen totalmente marcado.

–¿Cómo lo encontraste?- la observo.

–Ya sabes, tengo mis secretos- me guiña el ojo– Y al parecer nadie más lo ha encontrado, porque sino ya hubiese puesto su perfil en privado.

Sonrío.
Y sigo viendo las fotos de mi profesor de investigación.

Pareciera que ha sido modelo cuando era más joven, ya que tiene unas muy buenas fotos al parecer tomadas en estudios... y tiene una foto con...

–¿Esa será su ex?
Pregunta Kali. Robándome las palabras de la boca.

Evidentemente, ella era la chica de ayer.
Solo que ayer se veía mucho más demacrada.
Y en esta fotografía... también.

–Sí, es ella.

–No es mucho, la verdad.

La golpeo.

–No hables así... somos mujeres, debemos de cuidarnos entre todas.

–No cuando queremos comernos a alguien, además, no es nuestra amiga.

Río.
Estúpida.

–Por Dios, estás totalmente enamorada de Nico- al mencionar su nombre, algo que no pude preguntarle desde aquel mensaje que me dejó, viene a mi cabeza– No vas a cogerte al maestro Lynch.

Kali ríe.

–Lo sé.

–Oye- le devuelvo su celular– ¿Nico te contó si sabe algo de Ryder?

Pregunto, intentando no sonar tan preocupada.
Kali niega.

–Él tampoco sabe nada de él.

–¿Ah no?

–Sí, hace como 4, o 5 meses que no se comunican, desde que pasó lo de ustedes.

–¿De verdad?

Ella asiente.

–Bueno, eso es lo que él me dijo.

–¿Crees que sea verdad?

Kali levanta los hombros en son de "realmente no lo sé". Mi corazón se aprieta.

–¿Salimos mañana por unos helados? Se me antojó uno de sauco.

Asiento.
En menos de tres segundos recuerdo que había quedado conmigo misma en tomarme un día a solas, pero decido no decirle nada.

Seguro mañana se encontrará con Nicolás y olvidará nuestro plan.

–¡Genial!- exclama– Nos vemos mañana.

Me da un beso en la mejilla y se aleja de mí.
Puedo sentir como esa sensación de soledad vuelve a invadirme por completo.
Ryder...
¿Cuando será el maldito día en el que deje de pensar en todo lo que nos pasó?

Saco las llaves de mi bolso para poder dirigirme hacia mi auto con lentitud, observando el cielo, ya notoriamente oscuro sobre mí.

¿Él también estará pensando en mí?
¿Habrá considerado si quiera alguna vez buscarme?
Yo sé que sí...
¿O no?
Después de todo, él fue el que acabó con todo por la salud mental de ambos.

Siento como una puñalada en el pecho desde aquel día. Y ansío ya poder quitármela de una vez por todas, ansiosa por descubrir cuándo será el maldito día en que pueda olvidar a Ryder.

Estoy por llegar a mi auto, y en cuanto saco mis llaves para poder abrir la puerta, puedo sentir como alguien se acerca a mí de una forma demasiado ruda, y me toma del cuello.

Abro los ojos a tope.
Mi respiración se agita.
Y unas enormes ganas vienen de gritar.

Me están robando.
Me quieren robar.

–Dame tu maldito collar- susurra una voz grave detrás mío.

Mi collar...
Puedo sentir como la ansiedad invade mi cuerpo, miro de un lado a otro. No hay nadie cerca.
Y el cuerpo del ladrón me tiene de espaldas a él.

–¡Dame tu maldito collar zorra!

Grita.
Trago saliva.
Una de mis manos se mueve hacia mi cuello, y con suerte, llego a sujetar el collar entre mis manos sin sentir presión física del ladrón.

Cuando estoy por arrancarlo de mi cuello para entregárselo. En un abrir y cerrar de ojos, alguien se abalanza a su detrás, tomándolo por los hombros y lanzándolo al piso con fuerza.

Me volteo de inmediato.
El ladrón no está armado.
Y quien está sujetándolo, es el maestro Lynch.

El ladrón usa una máscara negra que solamente permite ver sus ojos y...
Esos ojos...
Esa voz...

Bajo la mirada.
El collar de oro de 24k que me regaló Ryder hace un año. Por nuestro año y medio. Lo compró con la tarjeta de sus padres y luego de ello lo mandaron de viaje con sus tíos de forma de castigo.

Es Ryder.

–¡Llama a la policía!
Grita el maestro Lynch sujetándolo de los hombros en el piso.

Observo al ladrón con detenimiento.
En estado de shock.
Y sus ojos se chocan con los míos.

Esos ojos almendrados son imposibles de no reconocer. Es él.
Volvió a mí.
Y quiso... quiso...

–¡_________!- exclama el maestro Lynch.

El ladrón, empuja a Ross y lo golpea en la parte baja del cuerpo. Quizá en la pierna, quizá en la entrepierna, pero de alguna forma, logra escapar del agarre de Ross.

Se levanta.
Y como si fuese una maldita película de suspenso, nos quedamos mirando el uno al otro por unos cuantos segundos.

No cabe duda.
Es él.
De alguna forma logró entrar a la universidad, pues el ya estaba estudiando aquí el ciclo pasado.

Es él.

–Ry...

Voltea y corre.
Corre de mí.
Rápido y sin mirar atrás.
De manera exacta a lo que sucedió aquel día.
Puedo sentir como mi corazón vuelve a estrujarse, y vuelve a partirse luego de haber intentado ser construido en todos estos meses.

–¿Estás bien?- me pregunta el maestro Lynch. Levantándose del suelo, que me ve en estado de shock– Llamaré al director.

Niego de inmediato.

–Ha debido de entrar por alguna parte... no puede haber burlado a más de nueve personas de seguridad.

Se aleja mientras se limpia la camisa que lleva puesta y mira hacia todos lados. Puedo darme cuenta que está adolorido, pero estoy demasiado en shock como para poder decirle algo con respecto a eso.

–¿Te hizo daño?- niego– Espérame un segundo, debo de...

–No, no llame al director- mi voz suena suplicante– Estoy bien.

–¿Qué? _______... pudo...

–No- lo interrumpo– Por favor no lo haga.

En menos de tres segundos puedo darme cuenta que estoy temblando.
Busco mi celular en el bolso con desesperación, y entro a todas las redes sociales que tengo en un chasquido de dedos.

Sigue sin estar activo en las redes sociales.
No tiene redes sociales.

Sollozo.
¿Qué mierda acaba de pasar?
No puedo estar loca...
Era él.
Pero, pero ¿por qué me haría esto?

El maestro Lynch se acerca.

–¿Conocías a ese sujeto?

Asiento. Sin poder ocultarlo más.
Necesito desahogarme.
Y en esta precisa crisis de ansiedad, me da igual que sea un maestro.

–Sí- sollozo– No le diga a nadie de esto, por favor.

–_______, es mi deber.

Sollozo más fuerte.
Puedo darme cuenta que el maestro Lynch está nervioso, pues no sabe cómo orientarme o qué hacer.

–No lo haga, yo estaré bien.

–_______...

–Por favor.

El maestro Lynch suspira.
Pasa sus manos por todo su rostro, una y otra vez.

–Vamos a la cafetería.

–¿Qué?

–Si no quieres que le diga a alguien de lo que acaba de pasar, por lo menos déjame en claro quién es ese delincuente y por qué no quieres que le diga a alguien.

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