Capítulo 09

247 17 1
                                    


–________- me llama el maestro Lynch. Suspiro, estresada.

Termino de guardar las últimas cosas que tengo encima de mi carpeta para poder acercarme hacia su escritorio.

Miro mi celular de reojo.
Que no me había entregado nuevamente desde que salí a los servicios, diciéndome que se lo quedaría por lo que acabo de hacer.

¿Por qué está siendo tan odioso conmigo?
Pensé que le caía bien.
¿Se habrá dado cuenta las veces que lo he stalkeado?

No. Imposible.

–¿Si?- le digo.

–Tendrás detención. Hoy, por la tarde.

–¿Qué?

Es lo único que llega a salir de mis labios.

–Sacaste 05 en el examen- me explica, serio– Y estuviste hablando con tu amigo por más de 5 minutos sabiendo que estamos en medio de un examen, no me parecen actitudes correctas, por ello, tendrás detención hoy. De 6 a 9.

Suspiro.

–Profesor...

–No hay peros, ________. Puedes retirarte e ir a tu siguiente clase.

Me dice.
Totalmente como una piedra.
¿Qué diablos le pasa?

Tomo mi celular entre mis manos. Haciendo que me mire y salgo del aula, casi a punto de querer gritarle.

No quiero volver a detención.
Es tan aburrido...
3 horas sentada en un aula sin hablar, y sin hacer absolutamente nada.
Sin poder dormir tampoco.

Si el maestro Lynch no fuera tan sexy, sin duda alguna me hubiese puesto a reclamarle.

Toco la pantalla de mi celular haciendo que muestre las notificaciones.

Lucas: "¿Crees que podamos vernos a las 6?"
"Para pasar más tiempo juntos"
"Tengo nuevos chismes :p" -hace 35 minutos.

Suspiro.
Puedo darme cuenta de que mis notificaciones, son visibles para cualquiera.
Sin necesidad de un pin o sin Face ID.
Siempre prefiero dejarlas así porque son más rápido de ver.

¿A las 6?
Justo a la hora de la detención del maestro.
¿Habrá leído mis mensajes?
¿O es una mera coincidencia?

-

Luego de haberle cancelado a Lucas nuestro plan de tener una pijamada inocente. Detengo mi auto en el estacionamiento de la universidad.
Y bajo de él sintiendo un calor infernal.

Puedo darme cuenta que hay un par de autos estacionados. Pero nada como por las mañanas.

No muchos alumnos deciden estudiar a estas horas, de hecho, ya muchos se están yendo a sus casas desde el turno tarde.

Camino lo más rápido que puedo hasta entrar a la universidad y busco rápidamente el salón A12. Donde se llevaría la detención.

Lucas: "Espero podamos volver a organizar algo así pronto"
"Jodido maestro Lynch"
"Comenzaba a caerme bien"

Ruedo los ojos.
Es tan empalagoso...

Al llegar al salón A12. Puedo darme cuenta que solamente hay dos estudiantes dentro.
Aburridos.
Y con sus teléfonos en la mano.
Eso me hace darle importancia a la batería de mi teléfono.
Tengo 23% de batería.

Suspiro.
Diablos.
Ojalá esto acabe rápido.

Estoy por entrar al aula pero su voz me detiene.

–Te dije que aquí no- protesta el maestro Lynch enojado– No podemos hablar aquí, te buscaré en cuando termine mi turno. Lo prometo.

Frunzo el ceño.
¿Esta hablando con su maldita ex?
Megan...
Jodida Megan.
Una y mil veces.

Entro al aula de detención y me siento en el último asiento de la cuarta fila de carpetas. Dejó caer mi rostro sobre la carpeta y cierro los ojos. Centrándome en mi respiración.

Sigue contactándola.
Y no debería importarme.
Vamos ________.
No puedes volver a obsesionarte de esta manera con otra persona... juraste que no lo harías de nuevo.

Lamentablemente, creo que ya es demasiado tarde.

–Buenas tardes chicos- saluda su voz. Cálida, al parecer despreocupada a diferencia de la mañana– Espero que estén bien.

El dictará la detención.
Bueno.
Realmente solo se sentará viendo sus pendientes en su laptop hasta que pasen las tres horas correspondientes.

No levanto mi cabeza ni un solo segundo.
Hundida en mis pensamientos.
Con la esperanza de siquiera poder eliminar una cuarta parte de mi personalidad en esta detención.

–¿_______? ¿Te encuentras bien?
Lo oigo decir.

Levanto mi cabeza sin expresión alguna y asiento. Lo observo.
Lleva ropa sport.
Su cabello está alborotado pero no deja de verse bien.

Vuelvo a tirar mi cabeza hacia la carpeta y vuelvo a cerrar los ojos.
Escuchando palabras que ahora mismo no me importan por parte del maestro Lynch para nosotros 3.

¿Por qué tengo que obsesionarme con las personas que no me hacen caso?

Suspiro.

¿Por qué llego a ilusionarme a un punto tan alto? ¿Qué diablos hay de malo en mí?
Debe ser por mi padre... y por mi madre... ellos son los culpables de todos los problemas psicológicos que sufro en el amor.

Aprieto los ojos con fuerza.
Queriendo simplemente desaparecer del mundo.
Como si apretar mis ojos me llevara a otra dimensión.

Recuerdo cuando todo comenzó a tornarse turbio con Ryder...
Al medio año de relación que teníamos.
Suspiro.

Él no quería que yo saliera todo el tiempo con mis amigos porque se había enterado que le gustaba a dos de ellos.
Y yo ya no quería que él hablara con mujeres.
La toxicidad fue creciendo.
Y llegamos a lo que ahora somos.
Totalmente desconocidos.
Extraños...
Hasta hace poco trató de...

¿De verdad habría sido él?
He estado tan ocupada pensando en el maestro Lynch que se me olvidó volver a analizar si es que Ryder había sido quien me había atacado de aquella forma.
Y a pesar de ya saber la respuesta, me pregunto. ¿Por qué lo hizo?

¿Querría quizá hablar conmigo?
No...
Definitivamente no hubiese hecho eso.

O quizá no puede olvidarme y busca maneras locas en las que me quiere hacer saber que nuestro amor no ha acabado.

–________- escucho mi llamado, en el aula.

Levanto tan solo un poco la cabeza.
Puedo ver de inmediato al maestro Lynch frente mío. Con un libro. El maldito libro que nos había dejado leer.

–¿Te encuentras bien?

Suspiro.
Asiento.

–Estas llorando- me dice.

Sentándose al lado mío, pero mirándome.
Está sentado en una carpeta también.

Enderezo mi espalda en el asiento y paso mis manos por mi rostro. Quitándome las lágrimas de las mejillas.
Por Dios.
Mi maquillaje debe estar arruinado.

–¿Quieres ir a hablar con el psicólogo?- me pregunta. Niego– ¿Qué pasó?

Lo miro a los ojos tan solo dos segundos.
Sorprendentemente se ve preocupado.
¿Qué pasó?
¿Ahora si tiene ganas de ser bueno conmigo?

Lo fulmino con la mirada como una niña pequeña. Y él se da cuenta de ello, lo cual me da vergüenza.

–¿________?- me llama de nuevo, insistente.

Al no obtener respuesta.
Carraspea.
Se levanta de la carpeta en la que está sentado y al parecer se dirige nuevamente a su escritorio.

Maestro Lynch | Fanfic.Où les histoires vivent. Découvrez maintenant