*Dalia*
Sentí besos en mi abdomen y susurros casi imperceptibles, y abrí un ojo de forma automática encontrándome la cara de Pablo a la altura de mi barriguita.
-Me has despertado...-Le dije frunciendo el ceño con voz ronca y el alzó la vista.
-Perdón, cariño-me dijo soltando una risita-no he podido evitarlo-me dijo dándome un último besito en la tripa.
Subió hasta mi altura y dejó un beso en mis labios rodeandome con sus brazos y dejando la mano sobre mi abdomen.
-¿Cómo has dormido?-me preguntó dulce.
-Como hacia días que no dormía-dije acurrucandome en sus brazos.
-Yo también, ¿Quieres desayunar?-me preguntó y yo asentí aún con los ojos cerrados.
Me llevó hasta la cocina en volandas y me soltó encima de la encimera.
-¿Te apetecen tus tortitas con aguacate y pavo?-me preguntó y yo asentí.
En cuanto me llegó el olor del plato, me dio una arcada con la que tuve que salir pitando para el baño.
Vomité el salmón que me había comido la noche anterior mientras Pablo me sujetaba el pelo, me lavé los dientes y me dejé caer sobre el pecho de mi novio cerrando los ojos.
-Venga ven, que te llevo otra vez a la cama, necesitas reposo-me dijo cogiendome porque yo me había quedado ya sin fuerzas, y el primer mareo del día empezaba a hacerse notar.
Dejó un beso en mi frente y me sonrió muy dulce.
-Voy a prepararte fruta, que seguro que te cae mucho mejor-yo asentí acariciando su mejilla y el se agachó poniéndose a la altura de mi abdomen.
-Portaros bien con mami chicos-le susurró a los bebés ganándose una risa de mi parte, ya que no me esperaba eso.
Al poco rato vino con un plato con plátano, pera, manzana y fresas y me relamí los labios nada más verlo.
Me lo puso delante y aunque al principio no me entraba nada, al final nos lo acabamos comiendo entero.
-Estoy deseando que te pongas como una pelota-me dijo con una sonrisa radiante en su cara.
-¡Pablo!-reí dándole un golpecito en el hombro y el me agarró tumbandome con el-te va a tocar aguantarme con las hormonas disparadas-dije abrazada a su pecho.
-Va a ser por una buena causa-dijo y yo sonreí dejando un besito dulce en su nariz.
Hundió la cabeza en mi cuello llenándolo de besos y yo pasé mis manos por su espalda soltando un suspiro.
Su mano empezó a trazar las curvas de mi cuerpo de arriba a abajo, y terminó quitándome la camiseta del pijama, que era lo único que llevaba aparte de un tanga.
Me tumbó sobre la cama abandonando mi cuello para atrapar mis pechos y solté el primer gemido cuando noté como tiró del pezón con sus dientes.
-Disfrútalos mientras puedas-murmuré y el rió asiendo.
Fui a quitar sus calzoncillos, que era la única prenda que llevaba puesta, pero fue más rápido que yo y se los quitó sin separarse de mis tetas.
Me excitaba muchísimo que besara y jugueteara en esa zona, pero hoy era otro nivel, las tenia mucho más sensibles y estaba sintiéndolo el doble.
Fue bajando mi tanga a la vez que bajaba sus besos por mi cuerpo, y dejaba dos en mi abdomen, se centro en mis muslos y ágil su lengua hizo contacto con mi sexo, haciéndome soltar un gemido agarrándome a las sábanas.
-Como he echado de menos escucharte-murmuró desde abajo y sonreí tirando de su pelo hacia arriba.
-Hazlo ya, no puedo más, me voy a correr como sigas ahí metido-le dije con algo de desesperación y el rió abriendo mis piernas y haciéndose hueco entre ellas.
Entró en mi tan despacio, que parecía una tortura de placer, pero rápidamente cogió un buen ritmo con sus embestidas que me estaban volviendo loca.
-Pablo, me co..
-Aguanta un poco, preciosa-me pidió mientras empezaba a masajear mi clítoris y ahí fue donde estallé.
Unos minutos despues lo hizo él, y se tumbó a mi lado mientras ambos recobrabamos la respiración.
Pegó mi espalda a su pecho dejando un beso en mi hombro y posando su mano en mi abdomen.
-¿Todo bien?-me preguntó y yo asentí.
-Amor, todo bien, el sexo es bueno para los bebés-le expliqué y el rió mientras se hundía en mi cuello.
-No me digas eso que te tengo encueros todo el dia-me dijo desde ahí y sonreí, era capaz.
-Se lo tenemos que contar a tus padres-le dije después de varios minutos en silencio y el asintió.
-Cuando tu quieras se lo contamos,mi amor
-¿cuando volvemos?-le pregunté.
-Mañana, tengo entreno por la tarde y pasado tengo partido, no podía escaquearme más dias.
-No pasa nada, no tendrías que haberte molestado en todo esto-le dije con una sonrisa pasando mis manos por su nuca girandome.
-Me encanta como te brillan esos preciosos ojos verdes como ahora mismo-me dijo sonrojandome.
Seguimos dándonos mimitos por mucho más tiempo, y nuevamente la hora de comer para mi fue un suplicio, pablo sacó un poco de atún, que cuando llegó a mis fosas nasales tuve que correr hasta el baño.
-Lo siento amor-me dijo agarrando mi pelo y yo negué respirando profundo.
La sensación de vómitos y arcadas podía conmigo, era lo peor del mundo y llevaba días sin parar.
Unas lágrimas de impotencia salieron de mis ojos tirando de la cadena.
-Ey, ey, ¿Qué pasa?-me preguntó Gavi y yo me di la vuelta encogiendome de hombros mientras sacaba la pasta de dientes.
Mientras me lavaba los dientes y lloraba el me abrazó por la espalda dejando besos en mi hombro intentando que me calmase.
-Odio que estés así...-murmuró cuando me giré en su dirección al acabar acariciando mi mejilla.
-Es por una buena causa, lo sé, pero me agobia un poco-admití y el asintió.
-Y es completamente lícito mi vida, tu cuerpo está experimentando muchos y le quedan por experimentar otros más, y si llorar es parte de la experiencia hazlo cuando lo necesites, que yo voy a estar ahi-me dijo mirandome a los ojos.
En ese momento, me di cuenta de toda la suerte que tenía delante de mis ojos, Pablo era lo mejor que tenía en mi vida, y estaba segura que mis hijos iban a tener el mejor padre del mundo.
-Estos niños tienen mucha suerte-le admití sonriendo y el asintió.
-Hombre, verte haciendo de mamá va a ser lo mejor del mundo, vas a ser la mejor mamá del mundo, estoy seguro.
-Tu sí que vas a ser el mejor papá del mundo, mi amor-el sonrió y dejó un beso suave en mis labios.
-Venga, haber, que te apetece comer-me preguntó y yo suspiré frustada-Tienes que comer, cariño-yo asentí.
-¿Pollo y verduras?-Le pregunté, quería algo ligerito que no me sentara mal...
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*Gavi*
Los días en la casita fueron geniales, habían pasado unos cuantos días desde que volvimos a la rutina y habíamos decidido hacer una cena todos juntos para contarles la noticia a mis padres.
Dalia quería hacerla en su casa, pero me negué en rotundo que cocinara para tanta gente ella sola, asique le había pedido a mi madre que cocinase lasaña, que era su comida favorita.
Le abrí la puerta del coche a mi chica mientras Manuel se sentaba detrás, yo volví al asiento del piloto y conduje hasta mi casa con la mano entrelazada con la de ella todo el trayecto.
Podría vivir en esos pequeños detalles que teníamos el uno con el otro, nuestras manos entrelazadas en el coche, las caricias que dejaba en mi espalda siempre, el beso en la nariz entre risas, escucharla sonreír cada vez que beso su cuello y él característico sabor a fresa de sus labios.
Toda ella me hacía que se me pusiesen los bellos de punta, y pensar que íbamos a tener dos bebés, me hacía estallar por dentro, solo esperaba que mis padres no se lo tomarán mal, para mí era muy importante su apoyo y para Dalia también, porque la pobre iba mareada y hecha un flan de los nervios.
Nos tardamos mucho en llegar a casa, y cuando aparqué sonreí inclinándome para dejar un beso en su mejilla.
-¿Lista?-le pregunté y ella dejó su semblante serio para sonreirme también.
-Lista, mi vida-me dijo segura mientras asentia...
(CONTINUARÁ...)
Feliz comienzo de año con un capitulito tranquilito, os leo!!❤️