— Te vez muy hermosa mon amour — me encantaba ver a mi esposa de esta manera; sonriente, feliz, dando vueltas de un lugar a otro, preguntándome cuál atuendo es más apropiado y cual le queda mejor, dándome opciones, para mí, ella se ve espectacular con cualquier opción. Es su primer día de trabajo, Salomé es la nueva subdirectora de la fundación Belmont, estoy muy orgulloso de ella, no tengo dudas en que hará un gran trabajo y sobretodo, es una nueva aliada a mi favor en los negocios familiares.— es tu primer día de trabajo y me siento extraño, no lo sé, ambos estaremos ocupados, pero si necesitas algo, cualquier duda que tengas no olvides en llamarme, para ti tengo espacio en mi agenda.
— No te preocupes por mí, seré tus ojos y oídos en la fundación, no tendré tiempo para llamarte, estaré muy ocupada yendo a almorzar con mis compañeras de trabajo, seré una agente doble/ jefa buena onda.. — dijo emocionada. Su aura de alegría me contagia y me alegra, días atrás Salomé estaba muy deprimida, pero hoy se comportaba más animada que nunca, continúa adelante y no mira hacia el pasado, es una cualidad suya que admiro.
— Tu eres la jefa, recuerda eso, debes ser profesional en todo momento. ¿Sabes? Pensé en despedir a la mayoría del personal y solo continuar con los empleados indispensables, pero no lo hice por ti, porque quiero protegerte en todo momento y supuse que si despedía a todos y luego entras tu a la fundación, eventualmente el resto se iría en contra tuya solo por ser mi esposa, yo jamas te perjudicaría a propósito, por eso no lo hice pero ganas no me faltaron.
— Debes dejar tu obsesión por despedir a las personas Alexandré, si sigues así algún día veras las consecuencias, el karma, solo mira a Jules, todo se le vino abajo por su incapacidad para liderar correctamente. — de alguna manera Salomé tiene razón. Hace tiempo que no veo a Jules, no tuve noticias de él ni de los demás miembros de la familia luego del incidente entre Salomé y mi madre. Decidí poner fin a mis lazos familiares definitivamente, y al parecer, ellos también. En la empresa tengo que convivir con Pierre en algunas reuniones importantes, él se mostraba distante y estrictamente profesional lo cual no me molestaba en absoluto.
— La primera audiencia ante el juez de Jules será mañana, no pienso ir al juzgado, mi gente estará allí y me informará si sucede algo relevante.
— ¿Como ves el futuro de Jules, crees que irá a la cárcel?
— No, para nada, en estos casos solo se paga una indemnización al estado, o algún arresto domiciliario, nada grave, Jules no irá a la cárcel pero este juicio arruinará para siempre su reputación ante los inversionistas y aliados; si Jules va a juicio y se declara inocente, eso solo me beneficiaría a mi, el juicio se prolongaría más tiempo, y su reputación quedará aún peor. Le advertí sobre esto, pero ya era muy tarde, nadie puede detener al tío Charles cuando mete la mano.
Cuando terminamos de almorzar, ya tenía premeditado llevar a Salomé al trabajo, me despedí de ella besándola y despidiéndome de mi bebé, quien aún no nace pero ya me trae tonto. Me quedé fuera hasta ver que Salomé entró al edificio, frente a ella me mostraba tranquilo, pero la realidad es que me aterra la simple idea de que alguien la trate mal o la haga menos y que yo no esté ahí para protegerla, el mundo laboral es sumamente cruel, alguien tan tierna y amable como Salomé será comida de leones ahí. Es de mi conocimiento que la gran mayoría de los empleados son fieles a Florence, tiene el poder para manejar la fundación como le plazca gracias a su gran influencia; Quiero cortar su poder de raíz, y es por esa razón que Salomé ahora ocupa ese puesto, su tarea es encargarse que los Belmont saquen sus manos de la fundación para que sea finalmente controlada solo por mí.
La fundación Belmont maneja un gran capital, durante años ha sido utilizado como un medio más de lavado de dinero para no pagar los impuestos correspondientes.
Fue un día largo de trabajo, estaba agotado, le prometí a salome ir por ella cuando saliera del trabajo pero no pude por lo saturado que estaba.
Ser el CEO del tercer conglomerado de marcas de lujo más importantes del mundo es un gran peso, y mi meta es convertir al conglomerado Belmont en el número uno, me lo repetía varias veces al día cuando me llenaba de estrés, " Alexandré Belmont, presidente del conglomerado de marcas de lujo más grande del mundo" me veía a mí mismo en un traje azul, un poco más viejo, de portada de Forbes con esa poderosa nota, lo lograré, lo sé. Le mostraré al mundo lo valioso que soy, en especial a mi padre, a la familia.
Me dirijo a mi asistente Antoine — Ya es tarde... a esta hora Salomé debe estar descansando, desde que esta embarazada se la pasa durmiendo.. leí que es normal, un síntoma más del embarazo.
— Lo entiendo perfectamente señor, pasé por lo mismo con la madre de mi hijo, es increíble lo que las mujeres pueden hacer.
— Oh, no sabía que tenías un hijo, creí que ya teníamos una relación más cercana, me doy cuenta de que no es así. — me divierte ver la cara de desasosiego de Antoine. Llevamos más de diez años trabajando juntos lado a lado, en el pasado me ha visto drogado, desnudo, enloquecido, furioso, Antoine siempre se a comportado con mucha formalidad y discreción, esa es la razón por la que aún lo conservo, pasar dando tiempo juntos me ha dejado ver que Antoine no se sorprende con nada, si quisiera podría asesinar a una fila de niños inocentes y Antoine no me va a juzgar. No somos amigos, sin embargo, Antoine es lo más cerca a un amigo que tengo.
— Lo lamento señor, no habíamos tenido la oportunidad de hablar... — Mi celular vibró interrumpiendo la conversación, leí el nombre del contacto repetidas veces, se trataba de Lucía, hacia años que no veía su nombre reflejado en mi celular; contesté sin detenerme a pensar un momento.
— ¿ Si?
— Estoy en el bar al que solíamos ir, por favor ven, te necesito. — y colgó.
Me quedé pasmado por unos segundos, ¿qué acaba de suceder? Es como si el tiempo no hubiese pasado y la vez sí, era extraño, recuerdos antiguos llegaban a mi mente uno tras otro.
— ¿Necesita algo más señor?
— No, no, me iré a casa, hemos terminado por hoy.
Esa era la idea, irme a casa, pero no lo hice, al subirme al auto, le pedí a mi chófer que me llevara a aquel bar en el que se encuentra Lucía. Estoy molesto conmigo mismo, a pesar de todo, Lucia puede chasquear los dedos cuando quiera y yo estare ahí como si no pudiera evitarlo.
Cuando llegue ahí, todo seguía igual, solo habían cambiado las luces clásicas por unas más modernas. entré sin problemas al bar, dentro, el olor fuerte a cigarro me tomó de golpe, es un bar especial, en donde los hombres y mujeres de alta sociedad van a satisfacer sus mayores deseos, Lucía y yo solíamos venir cada cierto tiempo para "salir de la rutina" amaba mi rutina, en cambio Lucía es de esas personas que se aburren un día y cambian toda la decoración de la casa, un día llegó mi hora, cuando se aburrió de mi me cambió por otro en definitivo.
La vi de espaldas, estaba en la barra, tiene el cabello recogido y su vestido tiene la espalda descubierta, mientras más me acercaba a ella más nervioso estaba.
Me cuestiono a mi mismo, ¿qué hago aquí? Debería estar con mi esposa, no aquí en un bar con mi ex.
— Hey.. — la salude primero dándole dos besos en ambas mejillas, ella reservó un asiento para mi, asi que estaba segura de que iba a venir. — ¿Que ha pasado? Esa llamada fue... extraña.
— ¿ Quieres algo de tomar?
— No. — Ella tomaba Gigi, su trago favorito, también ordenó lo mismo para mi a pesar de haberme negado.
— Tenía tiempo sin verte, te ves bien, los lentes te hacen ver más guapo. — Lucía me miraba a los ojos todo el tiempo, en el pasado su mirada intensa me hacia sentir nervios y satisfacción, justo ahora, su intensa mirada me incomoda, como si me estuviera juzgado todo el tiempo.
— Esto es extraño, esto es tan... extraño Lucía, no deberíamos estar aquí, no deberíamos estar juntos... — A pesar de no estar haciendo nada malo me siento culpable, el simple hecho de estar cerca de ella en este ambiente me hace sentir de esa manera.
— Esteban me fue infiel.. — Lucía se echa a reír— ¡Es una ironía! Se supone que nos íbamos a casar, igual que tú y yo, descubrí que él me es infiel, así como yo te fui infiel, ¡el maldito karma es real! — Oh.. no esperaba aquella interesante confesión.
— ¿Sabes con quien te fue infiel?
— Es lo peor de todo... mantuvo una relación por meses con una mujer que conoció en el gimnasio. — esto ameritaba un trago, había dicho que no tomaría, pero de una tomo del Gigi en mis manos.— Tu nunca fuiste al gimnasio...
— No creo que lo necesite, con el cardio me es suficiente.. — Ambos nos miramos unos momentos, y luego nos echamos a reír, ¡que estúpido suena eso!
— Te llamé para decirte que.. lo siento, por todo, fui una perra contigo..
— Fuiste peor que eso— interrumpí, para luego tomar de mi trago otra vez.
— Lo sé, no supe valorarte Alexandré... lo siento. — Lucia derrama un par de lágrimas que para mi mal gusto, terminan por conmoverme.— Perdóname por favor.
— Lucía, no puedo, no puedo perdonarte por todo lo que me hiciste, no solo me rompiste el corazón, si no que dejaste mi autoestima y mi orgullo en el suelo, me dejaste en la mierda. ¿Sabes que es lo peor? Yo era capaz de perdonar todas tus infidelidades, no quise perderte, yo nunca rompí contigo Lucía, tú rompiste conmigo, y ahora no puedo perdonarte. No te odio Lucía, fuiste mi primer amor, contigo viví cosas hermosas, y de verdad te amé demasiado, aun te tengo cariño pero, no puedo perdonarte solo para que te sientas mejor contigo misma. Solo me pides una disculpa porque Esteban resultó ser igual que tú, y ahora quieres limpiarte las manos ¿no?
— Se que no hice las cosas bien Alexandré, pero ya ha pasado mucho tiempo, deberías superarlo. — esas palabras de Lucía me llenaron de rabia.
— Tienes razón, debería superarlo. Debería superar que gracias a ti no tengo amigos, no puedo tener amigos porque no confío en nadie ya que te cogiste a todos mis amigos, incluyendo a Esteban, debería superarte, tienes toda la razón.
— Siempre has sido así, tan débil, tan sentimental, creí que habías madurado un poco pero sigues siendo un mediocre.— murmura para luego darme la espalda.
— Oh, bueno sí, al menos yo si logré mis sueños Lucía, en cambio tu al parecer has olvidado los tuyos.. — vi su cara cambiar repentinamente de una perra odiosa a una perra triste, acabo de dar justo en el clavo. — me casé con una increíble mujer, estamos esperando nuestro primer bebé, ocupo el puesto más alto, vivo la vida que siempre desee, ¿qué hay de ti Lucía? No has hecho nada con tu vida excepto ser la peor novia del mundo, pero no te preocupes, aun tienes tiempo supongo. — Me levante de mi asiento y pagué la cuenta. Lucía estaba inmóvil, se que mis palabras calaron a lo más profundo en ella, disfruto de esta pequeña victoria, disfruto hacerla sufrir aunque sea un poco.
— Serás padre... — murmura.
— ¿Sabes Lucía? Creo que debo agradecerte, después de todo, no eras la indicada y nunca fui suficiente para ti, pero hoy estoy con la persona correcta que me hace sentir valorado y más que suficiente, deseo que encuentres alguien así en tu vida, suerte con eso. — Dije, para después marcharme definitivamente.
Mientras me alejaba de aquel lugar una sensación de melancolía invadía mi mente, aquellos momentos buenos que compartí con Lucía hoy estaban más que enterrados para mí, Lucía es parte del ayer y no volveré a verla.
La amaba, la quise mucho. A pesar de todo el daño que me hizo no puedo odiarla. Lucía fue y siempre será mi primer amor y la seguiré recordando con mucho cariño sin importar todo el daño que me haya hecho.