Capítulo 16

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Las semanas han pasado rápidamente, tanto que sentí que no pasé suficiente tiempo con mi mejor amiga y la nostalgia me invadió por un momento al aceptar que ya no tendría esta vida nunca más, que ya no sería la Salomé que se la pasaba atormentada por la universidad, tampoco seré la Salomé que abandonó la universidad y terminó decepcionando a su madre, se han acabado los días de tormento en donde no sabía qué rumbo tomaría mi vida; me consideraba una persona que había tenido un cambio, mínimo, pero era un cambio que necesitaba para descubrir que cosas quería y cuales no, había cumplido una meta y un sueño, quería aprender inglés, lo hice, quería viajar a Europa también lo hice, aunque aun me faltaban muchos países a los cuales me gustaría ir pronto, y aunque las circunstancias no eran para nada lo que yo había imaginado, el fin justifica los medios.

Alexandré... o mejor dicho, Alexandré Belmont es mi futuro, mi futuro esposo; nunca imaginé que me casaría y menos siendo tan joven, era una notoriedad de que Alexandré es un hombre de éxito y un hombre que siempre ha tenido todo lo que yo he soñado con tener, y si él no hubiese sido de esa manera, jamás aceptaría casarme con él. Casarme nunca fue la máxima realización en mi vida, nunca pensé en casarme antes de que Alexandré me lo propusiera, pero él era alguien con tantas cosas positivas que sería una estupidez de mi parte rechazarlo; para mí todo había escalado tan rápido que al principio no podía asimilar lo que pasaba, pero ahora sí, Alexandré sería quien hiciera todos mis sueños realidad y aun más.

Mi madre volvió a abordar el tema anterior, esta vez enfocándose en que su única hija iba a casarse con un hombre mucho mayor y que ella no conocía de nada, y al parecer le vino el instinto de madre y quiso saber más, pero para mí ya era muy tarde, yo ya había pasado página. Ni mi madre ni nadie a  mi alrededor sabia que Alexandré venia de una familia muy poderosa y adinerada, y tampoco iban a saberlo, bueno, no hasta que firme los papeles y oficialmente sea Salomé Belmont.

Si para mí estas estas semanas habían pasado muy rápido, para Alexandré fue todo lo contrario, cada día que pasaba estaba muy intenso, llamaba todo el tiempo, quería saber qué estaba haciendo al momento y con quién, en algunas ocasiones estaba muy ocupada ignorando sus llamadas solo porque quería estar sola, luego le daba la falsa excusa de que estaba muy ocupada ayudando a mi mamá en algo y aun así llegaba a enojarse conmigo por no decirle que estaba ocupada, pero luego se le pasaba la rabieta, la verdad es que tampoco le prestaba mucha atención, solo porque me llegaba a molestar cuando se ponía muy intenso por teléfono, y luego de que se le pasaba la rabieta, volvía a llamarme y me decía cuánto me extrañaba, también me enviaba flores.

Ya tenía una idea de como sería mi matrimonio, y hasta el momento podía llegar a imaginar que podría mantener todo bajo control, aunque el futuro era incierto.

Me dolió mucho dejar a mi amiga, esta vez sin saber cuál sería mi fecha de regreso, mi mamá también estuvo para despedirse de mí, me dió un ultimátum de que no perdiera el contacto con ella y de que debía hacer una carrera, de lo que sea, pero que hiciera una carrera para no depender de un hombre, y en eso estaba de acuerdo con mi madre, también dijo "Los hombres cuando te quieren te dan todo lo que tengan y más, pero cuando te dejan de querer también te quitan todo y te quedas sin nada, por eso debes tener tu propia carrera para que a tu esposo no se le olvide nunca de que sin él puedes seguir viviendo".

Cuando abordé aquel avión supe que había dejado todo lo que conocía atrás y todo lo que queda atrás ya es pasado.

Estaba feliz de volver a Francia, y esta vez tuve más confianza en mí porque ya sabía quién esperaba del otro lado, Alexandré estaba ahí esperando por mí, con una enorme sonrisa y un ramo de rosas blancas, abracé a mi nueva vida al abrazarlo a él.

— Te extrañé.. — Dijo.

— Lo sé. — Dije y volví a abrazarlo.

Cierta parte de mí también lo había extrañado, no lo sé, estando con él podía ser otra persona, la persona que siempre he querido ser.

Me llevó devuelta a su departamento y fue como llegar a casa, de verdad que me gustaba mucho su departamento, también se respiraba un nuevo ambiente, algo era diferente y es que esta vez mi hogar sería al lado de él.

Dejé mis cosas a un lado, estaba tan cansada por el viaje que solo quería dormir hasta el dia siguiente.

— Estoy muerta, me duele todo el cuerpo, creo que me voy a enfermar, además, hace mucho frío o solo soy yo? — Estaba feliz de estar en Francia otra vez, pero al mismo tiempo me sentía triste, enferma, cansada, y sobretodo, una extraña melancolía se apoderaba de mí. Amaba lo que en teoría sería mi vida aquí, pero estaba triste de dejar mi otra vida atrás, de desprenderme de todo eso que me hacía ser yo, era extraño porque odiaba mi vida pasada pero también extrañaba lo que había sido.

— Amor, solo tienes que volver a acostumbrarte al clima, es todo. — Este se acercó a mí para darme unos besos— ¿quieres salir a cenar o quieres descansar por hoy?— le dije que quería descansar, que solo quería tomar un baño y comer algo, estaba tan agotada por el viaje.

— Bien, entonces te voy a preparar el baño, yo mismo te voy a bañar para que descanses completamente y no tengas que mover ni un dedo.

—No, no! Qué vergüenza, cómo se te ocurre— las alarmas de mi mente se encendieron, no, qué vergüenza, Aunque Alexandré ya me había visto desnuda eso no quitaba la vergüenza que tenía, aún no se me quitaba la timidez que sentía al estar con él a solas; este al verme tan alarmada solo se echó a reír burlándose de mí.

— ¿Cómo se me puede ocurrir querer bañar a mi futura esposa? ¿Qué tiene de malo? — ha dicho este, tomándome de la cintura, y es esta clase de cosas que no me gustaban, Alexandré era muy intenso e insistente.

— Es que me da pena, pero está bien amor, tú ganas, pero nada de tocar eh, te conozco — Accedí, porque lo conocía, mientras más me negara más iba a insistir.

— Bien, entonces iré a prepararte el baño, y luego decidirás que te gustaría cenar amor.

Alexandré había preparado el baño, llenando el tina de agua, espuma con una fragancia agradable, y también había encendido unas cuantas velas que olían super rico; Si así de romántico iba a ser todo el tiempo no me quedaba de otra que adaptarme y dejarme querer.

— Debemos planear nuestra boda, ya tengo algunas ideas en mente.— Dijo, mientras me daba unos buenos masajes en mis hombros.

—Solo prométeme que no será una boda estresante, y con eso me refiero a que me gustaría que tú y yo estemos lo más relajado posible. — Nunca antes había imaginado siquiera casarme, mucho menos planear una boda, no quería que Alexandré notara lo poco interés que tenía sobre la boda.

— Pero ya había pensado en tener a 500 invitados...

¿500 invitados? Este hombre debía estar loco.

Volteé a verle la cara, y este tenía una expresión burlesca en esta, se estaba burlando de mí.

— Mon trésore, me gustaría que nuestra boda fuera por lo grande, presentarte a todas mis amistades, las amistades de mi familia y a gente muy importante, que nuestra boda quede en el recuerdo de todos por siempre.

— Sé que esas personas tal vez son importantes para ti, pero esta también es mi boda, y a mí me gustaría que nuestra boda fuera pequeña, o que solo seamos tú y yo.

Por supuesto que iba a evitar lo más posible convivir con gente que no conozco, y no me gustaría estar incómoda, escuchar todos los murmullos y pretender que no me doy cuenta, por su puesto que trataría de evitar eso.

— Luego nos pondremos de acuerdo en esto Mon trésore, pero quiero que sepas que quiero casarme lo más pronto posible, quiero que seas mi esposa y que lleves mi apellido.

¿Porqué tiene tanta prisa en casarse? Todo estaba sucediendo tan rápido y no tenía freno, Alexandré era un tipo tan extraño, nunca antes había conocido a alguien que se asemeje a él.

No estaba segura de si era bueno o malo que quisiera casarse tan rápido.

The million dollar manWhere stories live. Discover now