*Belén*
Dalia rompió a llorar en los brazos de Pablo, y viendo como mi hijo la abrazaba e intentaba tranquilizarla se acabaron de confirmar mis dudas, había más que una amistad entre ellos.
Soy madre, y como cualquiera puedo ver en los ojos de mis hijos cuando hay alguien especial para ellos, y llevaba muchos días fijándome en como se miraban el uno al otro, esa forma de buscarse siempre, la sonrisa de Pablo esa misma mañana me lo confirmó.
Leonor sonrío en mi dirección, ya habíamos hablado de esto entre nosotras, y Dalia no me parecía una mala niña, más bien mi preocupación venía por mi hijo, porque sabía que era un buen chico, pero nunca había tenido muy en cuenta los sentimientos de sus parejas.
Mi marido y rosana también miraban la escena asombrados, y es que sin darse cuenta ambos se habían delatado.
-Venga..no llores...por favor-le pidió pablo acariciando su espalda, y tras un largo rato, su llanto cesó, separándose de mi hijo, que secó las lágrimas que quedaban en su cara mirándola a los ojos preocupado.
-Estoy bien..-Le susurró ella mirándolo-tienes que irte-le dijo y el soltó un suspiro largo.
-Todavía tengo tiempo, no te preocupes,preciosa-le dijo el acariciando sus mejillas con cariño.
Ella nos miró de reojo, y se separó poco a poco, dándole a entender que no estaban solos.
El suspiró asintiendo casi sin moverse, y la cogió de la mano sentándola de nuevo junto a mi, mientras se quedaba de pie sin apartar los ojos de ella.
-Porfavor rosana, cuéntame que ha pasado-le pedió a mi amiga.
-Es que nadie lo sabe Dalia, solo se lo han encontrado en la puerta de tu casa anoche y saúl me llamó hoy para decirmelo-le dijo y ella sollozó.
-Necesito verle, necesito..saúl no ha hablado con el? Nadie sabe nada dios mío?!-le dijo desesperada.
Rosana me miró preocupada, y es que yo sentía que tenía el corazón en la mano viéndola así de mal, le había cogido tanto cariño que para mí ya era de mi familia.
-Venga sube a cambiarte Dalia, yo mismo voy a llevarte al hospital-le dijo mi marido y ella buscó aprobación en mi, que asentí en su dirección.
Salió de la cocina, y vi como Pablo la seguía con la mirada preocupado.
-Pablo vas a llegar tarde-le dije y el me miró, pude ver en sus ojos que no quería irse, y creo que era la primera vez en años que no le hubiese importado saltarse un entreno.
Miró la hora en su móvil, y chasqueó la lengua fastidiado.
-Si...subo a por la mochila y ya me voy-dijo saliendo de la cocina con prisa.
En cuanto salió por la cocina, mire a mi marido, que se encogió de hombros sonriendo, el hablaba mucho con Dalia, y siempre me decía que le parecía lo mejor para Pablo, y aunque a mi no me disgustaba para nada la idea, siempre me quedaba la preocupación de saber como era él con las chicas.
-No sabía que ellos...-dijo rosana pero mi marido la cortó.
-no...ni nosotros-admitió.
-Teníamos una sospecha, pero creo que ha quedado más que confirmado, jamás había visto a pablo así con una chica-dije sorprendida de mi propio hijo...
*Gavi*
Subí las escaleras de dos en dos hasta pararme en la puerta de su habitación. Toqué dos veces y después abrí.
-Rubia..puedo pasar?-pregunté y ella respondió un leve "si".
Entré, y estaba frente al armario, andó hasta mi igual que yo andé hasta ella y la apreté fuerte contra mí.
-No se que ha podido pasar...estoy desesperada y tengo mucho miedo...-sollozó en mi pecho y yo sentía que me rompía al verla así, y más al oírla confesar que tenía miedo.
-Escuchame preciosa, no llores porque el te necesita más fuerte que nunca, vas a ir allí y vas a darle todo el cariño que necesite-le dije y ella asintió llorando-piensa que tiene que verte bien, amor...-dije acariciando su cabeza.
Cada día su padre me caía peor, y eso que ni lo conocía.
Ella se separó secando sus lágrimas con con sus dedos, y suspiré, no quería dejarla sola en este momento.
-Tienes que irte pablo, vas a llegar tarde-me dijo y yo suspiré.
-Si necesitas que me quede solo tienes que pedírmelo y lo haré, no quiero dejarte sola en estos momentos-le dije acariciando sus mejillas y ella cogió mis manos negando suave.
-Voy a estar bien, tus padres no me van a dejar sola, pero tienes que irte, de verdad-me pidió y yo asentí frustrado.
Cogí sus mejillas como siempre hacia, y traté de darle el beso más dulce que había dado en toda mi vida. Ella me correspondió, y por culpa del maldito aire tuve que separarme de ella, porque no lo habría hecho en días.
Me miró con los ojos rojos de llorar, y dejé un último beso en su frente antes de despedirme.
-Llámame si necesitas cualquier cosa, voy a estar pendiente, vale?-le dije y ella asintió.
-Gracias..-me dijo y yo negué.
-No me las des-dije mientras me separaba de ella.
Y aunque no quería, tuve que bajar las escaleras, donde todos se habían pasado al salón.
Cogí las llaves de la entrada y antes de salir me despedí de rosana con dos besos y me acerqué a mi madre.
-Mamá, necesito...-pero ella me cortó.
-No la voy a dejar sola, y te voy a llamar-me dijo asintiendo y yo no dije nada, pero se lo agradecí con la mirada-ya hablaremos tu y yo, vale?-me dijo y yo asentí.
-Es malo?-le pregunté y ella me miró confusa.
-El que es malo?
-Lo que tenemos que hablar tu y yo-le dije y ella negó sonriendo, mientras que mi padre pasaba su brazo por mis hombros esbozando una sonrisa también.
-Hijo, el amor nunca es nada malo-me dijo y yo expulsé el aire comprimido, para mi mi familia era muy importante, y sabía que con mis gestos ya sabían que Dalia para mí se había convertido en algo importante.
Quizá hasta este punto ni yo mismo aún me había dado cuenta de lo que la necesitaba, pero es en estos momentos donde te das cuenta lo que necesitas que la persona que quieres esté bien.
Porque si, acababa de darme cuenta que empezaba a quererla, porque hubiese deseado ser yo el que tuviese todos sus problemas, solo para que ella estuviese bien.
-Porfavor, no la dejéis sola-pedí sin querer hablar muchos más y ambos asistieron.
Asique salí de casa, aunque con una sensación muy amarga, porque la estaba dejando sola...
(CONTINUARÁ...)
Buenas noches bell@s!!!❤️😚