The million dollar man

By EscarlynFernanda

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Esta es la historia de Salomé, una joven de veinte años, quien navegando por sus redes sociales llega a entab... More

Prólogo
Belmont's Character
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50

Capítulo 47

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By EscarlynFernanda

Estaba a mitad de una junta cuando me enteré de que mi esposa había atacado a Florence, me lo tomé con calma, supuse que esta era una más de las jugadas de Florence, envié a mis abogados para que resolvieran el asunto discretamente mientras yo continuaba con mi trabajo, estaba en medio de negociaciones sobre  la posible venta del  Conglomerado Belmont, a la cual me niego rotundamente a la propuesta del Tío Charles. Mi sueño es expandir el legado que dejó mi padre, convertir el Conglomerado Belmont en el más extenso y exitoso de esta época.

Cuando por fin estuve desocupado fui a visitar a Florence, quise ver con mis propios ojos los supuestos golpes que mi dulce esposa le ha provocado, luego de escuchar el relato de mi madre  y de ver con mis propios ojos su hermoso rostro golpeado al principio no lo pude creer, tenía arañazos, moretones, y la mejilla derecha inflamada, tanto Jules como Pierre me culparon por lo sucedido, lo entendía, también me enojé, ¿Cómo es posible que Salomé se comporte de esa manera?

Florence no es mi madre pero durante toda mi vida a ocupado esa figura materna, de ella solo obtuve frialdad pero aún así es la única madre que conozco.

Estaba tan molesto, tan sorprendido, no imaginaba a Salomé ser capaz de hacer algo tan salvaje, pero lo hizo. ¿Qué se supone que debo hacer ahora? Estaba tan enojado, tan decepcionado pero no puedo dejarla en la cárcel, a pesar de todo sigue siendo mi esposa.

Fui a verle en la comisaría, cuando le vi a la cara se veía tan indefensa, aun no puedo creer que ella haya sido capaz de golpear a Florence, dentro de mí aún estoy muy enojado y no puedo perdonarle lo que ha hecho.

— ¿Cómo pudiste...? ¿Cómo pudiste agredir de esa manera a mi madre, ah? ¡qué vergüenza! — Dije bastante enojado. Ella me miró fijamente mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.

— ¿Cómo puedes caer en su trampa? ¿De verdad me crees capaz de hacer algo así? Por desgracia yo soy la víctima aquí, caí en su trampa como una tonta... — Respondió mientras lloraba. Me encontraba confundido, Salomé se veía tan frágil, ¿Acaso es capaz de verme a los ojos y mentirme? Puede ser, pero también podría estar diciendo la verdad. — Alexandré, cometí el error de ir allí, lo reconozco, le pedí por favor que borrara todas esas mentiras sobre mi, le supliqué, sus guardias me tomaron, me sometieron como si fuese un animal, me humillaron como nunca... llegué aquí, y luego me enteré de que la señora Belmont ha levantado cargos en mi contra mía por agresión, ¡todo es falso! Yo no sería capaz de hacer algo así, lo sabes, tú me conoces más que nadie Alexandré...

Me quedé en silencio analizando sus palabras, ella tiene razón, no le creo capaz de hacer algo así, pero no tiene sentido que Florence se golpeé a sí misma solo para perjudicar a Salomé.

— ¿Recuerdas esa noche, la cacería? Yo no hice nada, no maté a nadie pero vi como tú lo hacías, estuve a tu lado porque te amo a pesar de que estuviera en contra de mis principios... mírame... ¿De verdad me crees capaz de hacer algo así? Todo esto es su estrategia para hacerte daño, ¿crees que ellos no saben que soy la única vía para llegar a ti? Ellos solo quieren perjudicarte, quieren que te alejes de mi, Dime, ¿Acaso le darás la razón?

— Salomé, hay testigos de todo lo que hiciste...

— Están mintiendo, es obvio. Si no viniste a sacarme de aquí, entonces vete. Se que saldré de aquí porque soy inocente y un juez me dará la razón. — Ella sonaba realmente convincente, ya no estaba seguro de qué creer. — Vete, ya no te quiero ver...

— Me iré, mis abogados se van a encargar de todo, pagaré la fianza y estarás en casa en pocas horas...

— Ahgg! Me duele mucho la cabeza, ¿puedes pedirle a alguien que me traiga algo para el dolor? Ya no aguanto más... — sentí  mi corazón temblar, no la puedo ver en esta situación y actuar distante, ella se ve realmente indefensa, este lugar no está hecho para ella, no debería estar aquí.

— Veré que puedo hacer... — respondí.— tu mamá no tiene idea de que estas aquí, ¿debo decirle?

— No, no quiero preocuparla... me siento muy mal... — Salomé se tomó la cabeza con ambas manos, de un momento a otro parecía desorbitada, la miré de reojo, tratando de encontrar una grieta en ella, todo lo que ella dijo sonaba convincente pero algo en mí aún tiene dudas sobre ella.

Salomé se desplomó en el piso, fue tan dramático que justo ese "desmayo" proveniente de la nada no hizo más que agrandar mis dudas sobre ella. No moví ni un músculo para ayudarle, el oficial de policía fue muchísimo más rápido e hizo lo posible para ayudarle, para mí era más que claro que estaba actuando, una pésima actuación, me causaba algo de gracia y enojo al mismo tiempo, pero mi sonrisa despareció cuando  note que Salomé no reaccionaba y fue justo ahí donde empecé a preocuparme enserio.

Ella no reaccionaba y por ende recibió ayuda médica, el médico expresó que tal vez los altos niveles de estrés le han causado este colapso; pedí el traslado al mejor hospital, ahí le hicieron varios estudios, estuve a su lado esperando a que reaccionara mientras la culpa se apoderaba de mí.

Cuando Salomé reaccionó pidió por su madre como si fuese una niña pequeña, aquello me conmovió aun más el corazón.

Su madre vino tan pronto como le marque, admito que me molestó un poco que Salomé prefiera estar con su madre que conmigo, ella apenas lleva unos días conviviendo con nosotros pero se convirtió en el centro de atención de la casa. La señora Sonia es una buena persona pero me doy cuenta de como se controla para evitar ejercer su voluntad sobre Salomé delante de mi.

El doctor anunció los resultados de los análisis, justo como había dicho antes, el desmayo fue causado por el estrés y... ¿embarazo?

— Ya le dije doctor, no es posible que tenga un embarazo de nueve semanas, tuve mi periodo hace dos o tres semanas atrás, esos resultados están mal... ¡debería hacer bien su trabajo!

— Hija, cálmate, no seas grosera...

— ¡No, mamá! ¿Sabes lo que eso significa? ¿Cómo puedo estar embarazada? Aún soy muy joven para ser madre, además... no quiero engordar, no quiero.

La noticia sobre el embarazo me tomó de sorpresa, y de un momento a otro me sentí como un niño asustado. No sucedió como lo había imaginado, si no, todo lo contrario. Se supone que debería estar feliz, tomar a mi esposa, darle un beso y llorar de alegría, pero no, lo único que sentí al enterarme de que sería padre fue... miedo.

— Voy a salir un momento, necesito... ya vuelvo — tuve que salir de aquella habitación, aquella noticia me llegó de golpe, no estaba preparado, un montón de emociones diferentes me recorrían el cuerpo, voy a ser padre.

Me tomé mi tiempo para reflexionar ante toda la situación pero aún estoy ansioso, no dejo de pensar en mi padre, en mi niñez; desde que tengo memoria he querido ser padre, siempre quise tener mi propia familia, una esposa comprensiva, hijos, la casa perfecta, el trabajo ideal, ya lo tengo todo pero por alguna razón siento mucho miedo, miedo de perder lo que tanto me ha costado conseguir, miedo de perder al bebé, miedo a ser un mal padre, miedo en convertirme en mi papá, me aterra la sola idea de convertirme en él.

Llamé al tío Charles, le di la noticia, él se había convertido en mi amigo mas cercano en estos momentos, mi más grande aliado, pero no solo le llamé para darle la buena noticia, si no que también le pedí un favor, Salomé no debe volver a la comisaría, ahora que esta embarazada debe tener los mejores cuidados, sea culpable o no, no puede volver a pisar aquel lugar, Charles dijo que se encargaría de todo, él se encargaría de que Florence retirara la denuncia, no tengo idea de cómo lograría que Florence se retractarse pero no hay nadie que se oponga al tío Charles.

Regresamos en silencio todo el camino a casa, Salomé esta muy enojada conmigo, de hecho, se rehusó a tomarme del brazo para salir del hospital, ella se refugió en su madre, aquella noche decidió dormir con su madre, mientras que a mi me ignoró por completo. Estaba decepcionado de que la noticia del embarazo llegara en este momento tan vergonzoso para ambos, sobretodo porque no pude tener a mi esposa en mis brazos y celebrar por la noticia, no debí comportarme como un idiota con Salomé, y ahora las disculpas no son suficientes para recuperar el cariño y la confianza de mi esposa.

Los días siguientes fueron los más extraños entre nosotros, Salomé me aplicó la ley del hielo, ni si quiera me miraba a los ojos, me rechazaba constantemente y se rehusaba a escucharme, aquella situación me llenaba de tristeza; encontré refugio en el trabajo como suelo hacer cuando no puedo manejar una situación, el trabajo lo es todo para mí, cuando estoy trabajando suelo ignorar todos los problemas personales, toda mi energía se concentra en hacer más y más dinero, trabajar era como hacer terapia.

Mi suegra Sonia es una persona muy dulce, es muy amable conmigo, es amable con el personal de limpieza, con el chef personal, incluso con el jardinero, pero con Salomé es totalmente distinta, me he dado cuenta de lo dura que es con ella, a menudo la suele tratar con indiferencia, aveces dice comentarios innecesarios acerca de su físico que me hacen sentir incómodo, noté que tienen una dinámica muy extraña, Sonia es bastante estricta, si Salomé la complace ella la premia con afecto, Salomé estaba a la defensiva y un poco más agresiva desde que su mamá vino de visita, estuve tan inmiscuido en mis propios asuntos que nunca le di importancia hasta este momento, el momento de la partida de Sonia.

Mi esposa estuvo tan triste, la abrazaba y la besaba mientras lloraba, no lo puedo entender, no entiendo el porqué de este repentino afecto de Salomé hacia su madre, a mi no me ocurrió eso con mi padre, teníamos una mala relación y lo más cercano que estuve de su afecto fue un apretón de manos.

Para mi fue abrumador ver a Salomé tan triste cuando su madre se fue, paso días encerrada en su habitación,  no la veía en las mañanas, y cuando regresaba del trabajo mucho menos. Toqué su puerta varias veces, como respuesta recibía un "déjame dormir por favor" me aliviaba saber que aún estaba con vida, luego me enteré de que llevaba días sin comer, ahí sí tuve que intervenir y abrir aquella puerta por la fuerza.

Llevaba días sin ver a mi esposa, cuando abrí la puerta ella se encontraba descansando, la manta le cubría todo el cuerpo. Me quité los zapatos y me acosté a su lado, solo quería verla dormir y estar cerca de ella, poder olerla y acariciarle el cabello, cada parte de mi extraña cada parte de ella, no puedo vivir sin mi esposa.

Salomé abrió los ojos de golpe, no era mi intención despertarla, pero me alegra de que lo haya hecho, así puedo verla a los ojos una vez más.

— Lo lamento, no quise despertarte... — dije. Ella no se movió, se restriega los ojos y bosteza. Ella no dijo nada y yo tampoco, a pesar de dormir por días se veía muy cansada. — ¿Podemos hablar de lo que pasó? No quiero seguir así, Salomé, me matas con tu indiferencia.

— No quiero hablar ahora, solo quiero dormir...

— Has estado durmiendo todo el día, se que no has comido nada tampoco, me preocupas, debes alimentarte bien para que nuestro hijo nazca saludable.

— No quiero, no quiero ser madre, no quiero nada. — aquello que dijo me desconcertó. Respiro profundo y trato de encontrar las palabras correctas.

— Salomé...

— No, nunca quise ser madre, esa es la verdad, no estoy confundida, estoy siendo sincera, nunca quise esto, no me visualizo siendo madre ni estando embarazada, es una gran responsabilidad que no quiero tener, no quiero.

— Si no quieres tener a este bebé, entonces no lo tengas Salomé. Me hace ilusión ser padre pero es un error obligarte a ser madre, yo te apoyo en cualquier decisión que tomes, me hubiese gustado que me dijeras esto con anterioridad, solo eso. — Dije. Amo a Salomé, ella es lo más importante en mi vida pero no puedo ser egoísta, sus palabras me sorprendieron, y me dolían, apenas me estaba acostumbrando a la idea de ser padre, pero, Salomé es quien decide que hacer con el bebé, me gusto o no, lo correcto es apoyarla en cualquier decisión que ella tome.

— No quiero ser madre, solo quiero que mi mamá este conmigo, que se ocupe de mí, que me quiera y que me cuide... — Salomé empezó a llorar como una niña pequeña, me entristeció solo verla tan deprimida.

— Tu madre siempre va a estar para ti, no tienes que llorar, sabes que ella te quiere mucho.. — Traté de reconfortar pero no soy bueno en eso. Le tomé de la mano y esta vez no me rechazó.

— No, le pedí que se quedara conmigo, incluso le dije que le iba a pagar un sueldo, mucho más de lo que gana en su trabajo, ella no quiso, prefirió irse y dejarme aquí, no le importó que estuviera embarazada, no quiso quedarse conmigo y cuidarme ¿entiendes? Todas las madres apoyan a sus hijas, en especial cuando están embarazadas, pero ella no quiso cuidarme. — No supe que decir, no logro ni imaginar lo que Salomé debe de sentir para estar así de afectada.

— Haré que tu mamá venga aquí otra vez, ¿de acuerdo? Ya no llores, la traeré de vuelta. — Solo se me ocurrió decir aquello para tranquilizarla— si ella se niega, la voy a obligar, pero, si no logro convencerla, sabes que me tienes a mí ¿verdad? Para mi no hay limites cuando se trata de ti.

— Gracias pero, tu no puedes ocupar el lugar de mi madre..

— Por supuesto que sí! Yo puedo ser quien tu quieras, tu madre, tu mejor amigo, tu padre, tu hermano, tu esposo, tu mentor, todo lo que pidas, aquí estoy a tus pies... no necesitas a nadie más si me tienes a mí.

Salomé me sonrió por primera vez en mucho tiempo, y volvió a abrazarme, estar en sus brazos fue entrar al cielo otra vez.

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