—¡Maria!—
Y el sonido de un disparo resonó en toda la habitación. La sangre salpico hasta el vidrio que lo dividía de la escena y se esparció por todo el piso.
Dio un puñetazo, luego dos, tres y la capsula salio disparada antes de volver a tocar el vidrio.
—¡No! ¡Maria!— Y no pudo evitar gritar, sintiendo el frio del espacio.
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Despertó de un jadeo que lo hizo toser, rápidamente sintió como unos brazos lo apricionaban y una mata de cabello rubio se amontonada en su nariz.
No pudo evitar que las lágrimas salieran, aún cuando sus ojos demostraban sorpresa.
—¿Maria?—
Escucho el llanto a un lado suyo, sentía como los brazos lo juntaban más a al cuerpo contrario. Rápidamente correspondió.
—Shadow... Creí que no te encontraría.—
Por un momento no entendia que se refería. Luego recordó todo, rápidamente se separo de la chica y la vio con detenimiento, estaba bien. Todo estaba bien. La confusión se vio en su rostro.
—El abuelo lo hizo... Me curó.— La sonrisa era triste, las lágrimas seguían corriendo en sus mejillas.
La mano enguantada las seco mientras bajaban, no le importaba que la tela se mojara.
—Podrías decirme... ¿Qué sucedió?—
La chica asintió.