Ian.
Hace dos días que ocurrió lo del tobillo, una parte de mi mente me dice que esto es una desgracia, más la otra parte de mi mente me dice: ¿Esto es lo que necesitabas para darte cuenta de que puedes dejar esto?
Tal vez si; era lo que necesita, aunque pude hacerlo desde hace mucho tiempo por mi cuenta. Una pequeña parte en mi interior se pone feliz ante la perspectiva de no volver a jugar.
Creo que nunca lo he dicho o siempre he evitado el tema, pero no me gusta el fútbol, nunca me gustó, de pequeño nunca me llamo la atención, ya que siempre me veía inclinado hacía los instrumentos musicales, siempre me intrigaba su funcionamiento, cosa que no he perdido, cantaba las canciones que escuchaba en la radio siempre que podía, cuando mamá me regaló mi primera guitarra cuando cumpli nueve, recuerdo que me había entusiasmado tanto con ella que comencé a tratar de aprender a tocarla viendo los vídeos musicales de bandas en la televisión y aprendí poco a poco yo solo. Ese mismo año me encapriche tanto con ir a la voz kids, ya que a mis ojos y a los de mi mamá era lo suficientemente bueno, y aunque no gane, fue un día especial. Una experiencia digna de recordar.
Y todo eso se fue cuando a los diez años, mi padre me dijo que "la música no me llevaría a ningún lado, que ni siquiera era bueno", casi mato a mi pequeño sueño. Me escribió por primera vez en un equipo de fútbol, para un niño de diez años eso sería un sueño cumplido, pero para mí no lo fue, he pasado estos casi siete años en diferentes equipos de fútbol, con diferentes personas y finalmente acabé en el equipo del instituto, he trabajado tanto por algo que al final no quiero y nunca quise, solo porque quería ver a mi padre orgulloso de mí.
Suspiro y regreso al presente donde estoy en mi habitación, sentado con mi espalda recostada en el cabecero de la cama, con el pie malo sobre el colchón, las muletas a un lado, y con Mick, Jana y mi prima July husmeando por ahí.
—Cuando te dije romperte una pierna, no lo decía tan literal, Ian —comenta Mick, negando con la cabeza.
—Gracias por tu preocupación —ironizo.
—Ya, tampoco que es haya sido tu culpa —dice Jana que está viendo por la ventana.
—No lo es —Mick le da la razón—, pero ya en serio, casi abandono el estúpido partido solo para ver qué coño te había pasado.
—Pues, un esguince de tobillo, eso le pasó —habla July, que se lanza en el lado vacío de la cama y se coloca un almohada sobre la cara.
—¿Cómo terminó el partido? —pregunto, a final de cuántas ni esperado estoy.
—Perdimos tres a dos —es lo único que dice, chasqueando la lengua.
Asiento una sola vez con la cabeza y miro el yeso de mi pie en unos días me toca volver al hospital para que me lo quiten o algo así.
—¿Entoces, te duele mucho? —pregunta Jana, señalando mi pie con una mueca—. Tiene pinta de que sí.
—Ahora no mucho gracias a los analgésicos, pero antes de ellos dolía como el demonio.
Mick se acerca a mí y frunce el ceño, mirando el yeso.
—¿Que pasa si lo toco? —pregunta con malicia.
—Explota —dice July, aun con la almohada en la cara.
—Apuesto ha que te pondrías a llorar —me dice Mick.
—Y yo te daría una patada en la cara si haces eso —lo reto, y lo cierto es que si lo haría del mero impulso.
Jana y July se ríen, y Mick me mira divertido.
—Lo del pie lo esta poniendo violento —comenta July.
—Callate —le pido a mi prima.
—¿Puedo escribir mi nombre en el yeso? —pregunta Mick.
—¿Para que?
—Como recuerdo.
—Me lo quitarán en dos días.
—No importa.
Agarra un marcador rojo de mi escritorio y se sienta en la cama y escribe su nombre con cuidado en el yeso, y mientras veo a Jana agarrar otro marcador y acercarse para hacer lo mismo.
—Listo, Michael el jodido rey de Ian —Mick leé lo que escribió, muy seriamente.
—Es broma ¿Verdad? —digo, soltando una risa.
—No, es verdad puso eso —habla Jana—, y yo puse; Jana mamá luchona del grupo.
—¿Que? —suelto una carcajada que los demás continuan.
-Oigan, yo también quiero escribir alguna estupidez, tú —habla July, quintandose la almohada de la cara y señalando a Mick—, dame el marcador.
Mick se lo lanza, ella lo atrapa en el aire y se inclina para: también escribir.
—En las películas usualmente se escriben frase, como; "que te mejores fronto" "te queremos" cosas así —comento de brazos cruzados.
—No estamos en una película —aclara Jana.
—Por eso mismo lo digo.
—Yo he puesto, "soy la prima que no hace más que joder" con unos cachitos —señala July.
—¿Y en dónde está la mentira? —alzo las cejas&, imagínese la cara del doctor al leer eso.
Niego con al cabeza divertido y ellos se ríe.
—Pensara que tienes a unos amigos muy divertidos —habla Mick—. Por cierto ¿Has hablado con Heather? —inquire y está vez mi sonrisa se empequeñese.
Heather, la verdad es que no he hablado con ella, no le he escrito ni la he llamado, ella tampoco lo ha hecho y tengo su número de teléfono a la mano y la tentación de hacerlo también, pero suelo debatirme entre si hacerlo o si no, aunque no estoy enojado y nada por el estilo, es complicado.
—No —confieso cuando tengo toda su atención sobre mí—. ¿La han visto?
—No, en estos dos días no la hemos visto —dice Jana—, le he mandado unos mensajes, pero no me responde, solo se que está bien, gracias a Elisa, que si la a visto.
—¿En serio? —frunzo los labios.
—Sí.
—La llamare más tarde —les digo y me lo prometo a mi mismo.
✯✯✯
Después de mucho rato, Mick y Jana se han ido y la única que ahora se encuentra conmigo y que tiene cara de aburrimiento, es July.
—Canta ahí pues —me sonríe, alzando las cejas.
—No tengo ganas.
—Bien, que simpatico andas —alza las manos en señal de rendición—, aunque ¿sabes? En la cafetería siempre hace falta alguien que cante o toque, chicos, chicas y bandas inexpertos viene y van cada vez, así que después que te recuperes ¿Por qué no te animas a ir algún día?
La miro, mentiría si digo que no lo he pensado muchas otras veces, pero por razones obvias nunca me animaba.
—Creo que lo pensaré.
Me volteó para agarrar mi celular que esta en la mesita de noche y busco entre mis contactos en número de Heather, no se cuantas veces ya lo he mirando en el día, pero estoy decidido a llamar, ahora.
—Oye, ¿Y como te fue con tu chica aquel día?
—No es mi chica —replico, Heather no es mi chica, ella solo se pertenece a ella misma, la diferencia es que yo si quiero ser su chico.
—Por ahora, ¿cómo te fue?
—De maravilla, en serio, fue demasiado increíble —confieso y vuelvo a mirada a la pantalla de mi celular.
—Mmm, eso me alegra tanto...
Sonrío a media y cuando voy a presionar en botón en la pantalla para llamar, pero me veo interrumpido cuando mi padre abre la puerta de golpe y entran sin pedir permiso. Viene con su traje negro bien pulcro y corbata azul de lunares, con su mandíbula perfectamente afeitada y su cabello castaño oscuro perfectamente arreglado, una versión de lo que él quiere que sea, solo que yo sería una versión mucho más mejorada.
—Espero que estes alegre, has arruinado todo —espeta mirándome con el ceño fruncido y yo suspiro dejando por un momento el celular de lado. Ya se había tardado en soltarme sus regaños.
—En absoluto, no me esguince el tobillo por mero gusto —digo y miro de reojo como July comparte su mirada entre los dos.
—Nos me digas, con la rehabilitación y los ejercicios que vas a hacer después de que te recuperes, con suerte podrás comenzar a jugar como antes y todo el esfuerzo de años no se verá arruinado solo por una tontería.
¿Es en serio? ¿dónde esta el "te recuperarás"? ¿Dónde esta el "me alegra que no haya pasado a mayores"? ¿Dónde? No lo veo, solo veo una absurda preocupación por un sueño frustrado que ni siquiera es mío, que nunca a sido mío. Esto tiene que ser una broma.
—No —pronuncio y en ese momento, entra mi mamá también, con expresión preocupada.
—¿Qué has dicho?
—He dicho que no —repito—. ¿Quieres que tome rehabilitación? Muy bien lo haré, pero no esperes que vuelva a jugar porque no lo haré.
Le digo tratando de mantener mi tranquilidad mientras lo miro a los ojos, he tomado una decisión y no pienso echarme para atrás.
—¿Estás loco o que? Estamos hablando de tu futuro, de lo que vas a hacer con tu vida, no me puedes decir que no. No echarás todo esto por la borda —me dice, apretando los puños y mamá tras él aparta la mirada.
—Tío Alan, yo creo que debería escucharlo... —empieza a decir July, pero la interrumpo.
—No te matas en esto —le pido, porque no hay necesidad de que ella me defienda y retomo la conversación con mi padre—. ¿Que estoy echando por la borda? ¿Tu sueño?.
Mi padre se queda un momento como en blanco y luego suelta una risa sin gracia, y en mi estómago se abre paso un hueco.
—¿Pretendes que me quedé con eso? Siempre te a gustado el fútbol, nunca me dijiste que no te gustará ¿Acaso esa chica Heather tiene algo que ver en tus cambios repentinos?
Esta vez soy yo el que se queda en blanco, ¿Cómo sabe de ella? ¿Por qué la mete en esta conversación? Miro instintivamente a mi mamá que sigue sin mirarme, y lo entiendo todo, ella le contó sobre Heather a mi padre, pero yo nunca le dije que no le podía contar. Tomo una respiración profunda y lo enfrentó de nuevo.
—No, ella no tiene nada que ver, así que no la metas en esto —digo con los dientes apretados—. Si me conocieras tan solo un poco sabrias que nunca me ha gustado ese deporte.
—¿Y que te gusta? ¿Que quieres hacer con tu vida? ¿La dedicaras a la patética música? —sonríe con ironía y yo trago saliva, queriendo apaciguar el nudo de mi garganta.
—Sí, es una opción —suelto.
—Pues, déjame bajarte de tu nube —se acerca unos pasos a mí, hablando en un tono duro—, la música no te llevará a ningún lado, solo sirve para distraerte, al igual que esa chica la cual te gusta, te distraen del objetivo.
—¿Y que si vale la pena? ¿en fútbol? Las grandes ligas son tu objetivo, no el mío —me fuerzo en hablar, con los sentimientos enredados en mi interior.
—Sí, el fútbol es una gran oportunidad —sonríe con satisfacción.
—Pues, déjame bajarte de tu nube, pero el fútbol no me llevara a ningún lado —le devuelvo sus palabras hablado lentamente.
Puedo ver que se enoja, que se enoja mucho, también puedo ver sus ojos clavados en los míos con mucha furia contenida y puedo notar como alza su mano contra mí, y cierro los ojos esperando el inevitable impacto, pero nunca llega; su mano no llega a impactar con mi mejilla, cuando vuelvo a abrir los ojos mi mamá se encuentra entre los dos sosteniendo la mano de mi padre.
—¡No!, ni te atrevas, te ha aguando muchas cosas, pero no te permito siquiera pensar en golpear a tu propio hijo —mi mamá remarca cada palabra con decisión y le suelta la mano—. Así que lárgate, ya ha sido suficiente mierda de tú parte.
Mi padre me mira de nuevo y su ceño a dejado de estar tan fruncido, aparta la mirada y comienza a caminar hacia la puerta, mi mamá se mantiene parada frente a mí y July se encuentra aun en una esquina observando todo con los ojos bien abierto, si estuviéramos en ota situación me daría gracia.
Aturdido, recaigo en lo que iba a suceder. Él en serio me iba a golpear, lo iba a hacer. Iba a golpearme, así que llevo de nuevo la vista a mi padre, animadome a hablar.
—Espera —le pido y se detiene girandose hacia mí—, te lo diré aprovechando este momento, porque no creo poder decirlo en otro.
Posa sus ojos grises en los míos del mismo color, haciendo un gesto, esperando a que hablé y tomo una bocanada de aire.
—Nunca me ha gustado el fútbol, nunca, solo jugaba y entrenaba por ti, porque sabía que eso es lo tu querías, lo que quieres. Siempre me has pedido ser perfecto, que tenía que ser el mejor es todo lo posible, pero no lo soy, no soy perfecto y jamás lo seré, soy una persona normal que se equivoca... Déjame terminar —le pido cuando le veo la intención de hablar, y siento el nudo crecer en mi garganta—. He intentado ser lo que tú has querido, he dado lo mejor de mí en todo, pero jugar no es mi sueño era el tuyo, y lamento que no se te cumpliera, en serio, tal vez lo creas, pero no tengo la maldita culpa de eso.
» Me he jodido todo este tiempo, entrenando todas las mañanas, estudiando las veinticuatro horas del día, todos los días de la semana. Me he esforzando el triple en todo, apartado lo que verdaderamente me gusta; que es la música, hacia un lado la mayoría del tiempo, he llegado al estrés de tanta presión y expectativas que has puesto sobre mis hombros y que se sienten tan pesadas, todo eso aguante y más. No sabes lo agotador que es intentar ser perfecto solo para algún día escucharte decir "estoy orgulloso de ti, hijo", pero nunca lo has dicho, en mis casi diecisiete años, nunca he escuchado esas palabras salir de tu boca.
—Es que nunca me has dado razones para sentirme orgulloso, Ian —me dice en un tono inexpresivo, negando con la cabeza y mirando a otro lado.
Me limpio una lágrima fugitiva que ha caído al escuchar eso y fuerzo una sonrisa, pero algo sin duda dentro de mí se a ahogado en mi llanto interno al oír esas palabras.
—Y eso lo explica todo —asiento—, explica que tú siempre me has visto como algo a lo que puedes utilizar para alcanzar lo que quieres, y no lamento decirte que apartir de ahora, que el fútbol para mí de puede ir al carajo y comenzaré a hacer con mi vida lo que me gusta y lo que yo quiero con o sin tu apoyo, porque es mi vida. Siempre ha sido mi vida, no la tuya. Ya no voy a ser la copia mejorada de ti que siempre has querido que sea... —mi voz se ahoga en la última oración y trato de controlarla—. Y-y he terminado, te puedes ir como ya lo estabas haciendo.
Le señalo la puerta, y mi padre carraspea dándose la vuelta y saliendo de mi habitación cerrando la puerta tras él.
Creo que es ahí donde dejo las emociones salir, y suspirando entrecortadamente, dejo que las lágrimas bajen con mi cara, dándole paso a los pequeños sollozos, siento que me he quitado un peso gran peso de encima, aunque eso me haya cortado la relación con mi padre, y también siento un dolor en el pecho que es curado cuando mi madre se acerca a mí y me abraza.
—Lo siento mamá, lo siento mucho —digo entre lágrimas contra su cuello y la abrazo fuerte.
—Ya tranquilo, no has hecho nada malo ¿Vale? —me dice con voz afectada—. Has hecho lo correcto.
Siento como el colchón se hunde bajo el peso de July y un segundo después siento su mano en mi hombro.
—Lo has hecho bien, Iancito, no le prestes atención a lo que dijo, tienes un gran y glorioso futuro por delante —me anima también abrazándome por la espalda.
Mamá se separa de mí y toma mi cara entre sus manos y hace que la mire a los ojos los cuales se que han derramando algunas lágrimas.
—No importa lo que él diga, yo he estado y siempre estaré orgullosa de ti.
✯✯✯
Notita: Holaaa ¿Que tal?
He temblado escribiendo esto, o sea no me gusta hacer sufrir a mis protagonista, pero es lo que hay que hacer para que todo esto se desarrollé bien :(
Tranquilxs, de veras, todo va a estar bien ;)
Desaten su odio contra el papá de Ian aquí, si quieren, jeje.
Y toda opinión que tengan de los personajes es bienvenida.
Espero que les haya gustado la doble actualización, si hay algún error ortografico perdon.
Mucha gracias por leer y por todo el apoyo, Agradezco de verdad los votos y los comentarios de todos en especial a maridie98 y a JenPa0606 en verdad muchas gracias <33
Pienso que está canción le pega mucho a Ian en este capítulo
Con mucho cariño, Cris<333