𝑃𝑅𝑂𝑇𝐸𝐢𝑇𝐸𝐷 ❙ ONE PIEC...

By ihwax_

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𝑃𝑅𝑂𝑇𝐸𝐢𝑇𝐸𝐷
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By ihwax_

TE ENCONTRÉ

El vibrante resplando que se filtraba atraves de las hojas de los árboles, la brisa acariciando su rostro y moviendo su cabello, las melodías suaves de los pájaros cantando alegremente desde las ramas, era un ámbito de serenidad, algo muy inusual en aquel bosque.

El aire fresco llenaba sus pulmones con cada respiración, una mezcla embriagadora de tierra húmeda, hierba fresca y...Flores.

Ese rico aroma a flores que reconocía sin duda alguna. Lo reconocía tanto porque ese aroma era único, algo que solo le pertenecía una persona en particular.

—Lyanna.

Solto su nombre en un suspiro, el nombre de la persona a quien le pertenecía ese aroma a flores.

—Estoy aquí, Roan.

Un escalofrío recorrió su espalda al oír su nombre saliendo de los labios de ella, oír su voz tan suave y dulce. Como si fuera una melodía que sólo sus labios podían entonar. La forma en que su nombre se deslizó de sus labios, tan suave y dulce, es simplemente hermosa.

Abrió sus ojos lentamente para encontrarse con aquellos ojos azules como el mismísimo mar tan profundos, encantadores y misteriosos que parecían guardar un universo desconocido. Esos ojos que hablaban sin palabras, que transmiten emociones intensas que podían hacer temblar al mundo entero.

Esos ojos ya hacían temblar el mundo de aquel moreno.

—¿Por qué estas tan lejos de mi?

No le gustaba la distancia que había entre ellos en este momento, quizás solo era unos pocos pasos, pero aún así,  cada centrimetro se sentía como un kilómetro. Necesitaba acortar esa distancia.

—Ah, es que estoy leyendo y no quería molestarte.

Él la miró directamente, ella estaba sentada bajo los rayos del sol, su cabello blanco suelto cayendo por sus hombros brillando como hilos bajo la luz dorada, su piel blanca como la porcelana, tenía una belleza única y auténtica.

Traía un libro entre sus pequeñas y delicadas manos, uno que le había regalado él.

—No molestas. Ven aquí, a mi lado.

Él se encontraba bajo la sombra de un árbol, mientras que su espalda estaba apoyada en el tronco de este y sus manos detrás de su cabeza con una expresión relajada.

Lyanna lo observó unos segundos, mirando aquellos ojos oscuros como la noche sin luna, llenos de misterios y promesas no dichas. Había algo en la mirada de Roan que la atraía.

Con cuidado se levantó con aquel libro en sus manos y dio esos pocos pasos hasta llegar a su lado. Se sentó al lado de él y abrió el libro en su regazo.

La textura del papel antiguo bajo sus dedos era familiar y reconfortante, se sentía bien.

—Ese es uno de los libros que te di—señaló—¿Ya lo estas terminando?

—Estoy en eso. No quiero terminarlo muy pronto.

Roan asintió. Sabía que Lyanna podría leerse 5 libros en tan solo un día, lo cual era sorprendente. Él con suerte y leía la primera página.

—¿Puedes leer para mi?

—Claro. Puedo hacerlo.

Ella sonrió y volvió la vista al libro, justo en la página 50 en donde se habia quedado anteriormente.

—Bueno, el libro se titula Taikā ir Sūnaikinimas.

El moreno asintió. No sabía lo significaba eso, pero no le iba a tomar mucha importancia. La verdad solo quería oír la voz de Lyanna, así que habia encontrado la excusa perfecta para seguir oyendola.

—Muchas personas solían decirle que su nacimiento era una maldición. Que su nacimiento traería la destrucción del mundo entero, que muchas personas morirían por su mano, que la sangre de los inocentes sería derramada a causa de su nombre, Pero él se negó a dejar que esas palabras definieran su destino.

Lyanna comenzó a leer en voz baja, su voz suave y melodiosa llenando el aire tranquilo.

—En lugar de eso, decidió tomar su nacimiento como una motivación para demostrarles que estaban equivocados. Se esforzó por ser amable, justo y compasivo, para demostrar que no era la monstruosidad que decían que era.

Las palabras que salían de sus labios flotaban en el aire. Cada frase que pronunciaba enriquecia el silencio. Roan cerró sus ojos disfrutando la voz de ella.

—Aún así, las personas del pueblo decían que había una oscuridad dentro de él. Algo maligno que crecía conforme pasaba el tiempo y que lo consumiría por completo. Otra vez, él se negó, diciendo que no dejaría que esa oscuridad lo consumiera. Cada día era una lucha, pero también una oportunidad para demostrar que era más que los temores de los demás.

Cada párrafo parecía tener un significado, Lyanna sabía -desde que habia comenzado a leerlo- que estaba siendo narrado desde la perspectiva de alguien más. Como si una persona hubiera escrito la historia de aquel joven.

La ojiazul siguió leyendo con su suave y dulce voz, mientras que Roan permanecía a su lado escuchándola.

Por otro lado..

Tres niños se encontaban casi finalizando el trabajo en su base secreta en la cual habían estado trabajando los días anteriores.

En la cima de aquella "base secreta" habían construido un mirador como la de un barco pirata. Colocando e izando la bandera que tenía escrito "ASL"

—¡Sorprendente, es igual que en el diseño!

—Hicimos un excelente trabajo —dice Sabo con orgullo y miro a Ace de reojo—¿Que pasa Ace?

—Si es un escondite secreto, debe tener algunas trampas ¿no?

—Ya veo, tuviste una buena idea.

Mientras tanto, Dadan seguía afuera de la casa, esperando por noticias de esos tres niños y deseando que cierta peliblanca volviera.

Se encontraba cansada, se había acostumbrado tanto a que la ojiazul la ayudara con todo respecto a esos tres Mocosos, que al no tenerla aquí a su lado se sentía...horrible.

—Tonta niña, ¿Por que te fuiste?

Murmuró soltando un suspiro. Era una pregunta muy estúpida, ya que sabía la razón por la cual ella no estaba aquí.

Volviendo a los tres Mocosos...

Luffy se encontraba en el mirador que habían construido, mientras que Ace y Sabo lo observaban desde abajo.

—¡Desde aquí se puede ver Terminal Gray, la Villa Foosha y el mar de East Blue!

—No es muy común tener ese tipo de vista, ¿Verdad?—dice Sabo con las manos en su cintura.

—Es una buena vista—habla Luffy con una pequeña sonrisa.

Y eso fue suficiente para que Ace y Sabo decidieran subir al mirador también.

Ahora los tres se encontraban observando desde lo alto, quedando maravillados por aquella hermosa vista sintiendo como si estuvieran en la cima del mundo. El horizonte se extendía ante ellos como un lienzo infinito.

Podían ver el vasto océano, las olas rompiendo contra la costa en un ritmo constante y tranquilizador. Los árboles que rodeaban aquel lugar ondeaban suavemente con la brisa.

—Es verdad, esto es muy diferente.

Los tres parecían hipnotizados por el enorme océano que se presentaba frente a ellos. Sintiendo muchas emociones al mismo tiempo, quizás los tres con ideas diferentes y sensaciones distintas, pero una persona en común.

Los tres al ver el hermoso mar azul, pensaban en la misma persona. La vista  de aquel lugar les recordaba a ella y sus penetrante y preciosos ojos azules.

Y por mas que ella no estuviera allí con ellos en ese preciso momento, aun podían sentir su aroma a flores y el eco de su risa que parecía mezclarse con el susurro del viento marino.

Ace, Sabo y Luffy pensaban en Lyanna.

Sonrió al verlo acercarse de manera lenta pero con confianza, con aquellos ojos verdes como esmeraldas brillantes bajo el sol.

Finalmente, el se detuvo frente a ella, su mirada verde encontrándose con la azul, como dos universo colisionando. Había una intensidad en sus miradas que prometía aventuras y secretos compartidos.

—Neru.

Murmuró suavemente y sintió como aquel animal juntaba sus frentes, como siempre solía hacerlo. No sabía lo que significa, tal vez un saludo, una gesto cariñoso, una muestra de respeto, lealtad o simplemente su manera única de hacerle saber lo importante que era para él.

La suavidad y la calidez de su frente contra la suya siempre la hacia sentir amada y protegida. Lyanna acarició suavemente su pelaje, sintiendo como cada fibra vibraba bajo su tacto.

—¿Como has estado? ¿Tienes hambre? ¿Quieres jugar un rato?

Comenzó a preguntar mientras acariciaba su pelaje negro, con una gran sonrisa.

—Ah, ¿Tú otra vez?—hablo Roan abriendo uno de sus ojos para mirar a la pantera—Este es mi día con Lyanna, Piérdete Animal mugroso.

Neru gruñó y se acercó a Roan lentamente, pero fue detenido por Lyanna.

—Oigan, no se peleén—dijo la ojiazul mientras acaricia a Neru—Podemos pasar el día los tres juntos.

—Lyanna, sabes que no me gusta compartir tu atención.

—Si, Lo sé, pero..Es Neru.

—¿Y a mi que? Es mi momento, no el de él.

—Roan, estas siendo un poco egoísta.

—Lo sé.

No le molestaba admitir que estaba siendo egoísta. No le molestaba admitir que sólo quería la atención de ella para él solo, no le molestaba admitir que necesitaba tenerla cerca, de ser el único en su mundo, era un sentimiento demasiado fuerte para ignorarlo.

—Lo admites. Eso es bueno. Pero aún así, puedo darle mi atención a los dos.

—Pero yo la quiero para mi solo, además, ya has estado suficiente tiempo con Neru.

Él lo sabía. Sabía que mientras él no estuvo presente, Neru y los tres Mocosos fueron los que ocuparon la atención de Lyanna, bueno, y también los bandidos de la montaña.

Pero ahora él habia regresado, así que no había por qué compartir la atención que ella le brindaba. Sólo quería ser el único en su mirada, el único en mente, el único en su corazón. No habia nada malo en desearlo ¿Verdad?

—Pero no puedo simplemente ignorar a Neru, mira su carita hermosa—dice mientras agarraba el rostro del animal entre sus manos.

—Qué feo. Yo soy más lindo que él.

—¡Roan!

Él moreno solto una risita, y suspiro antes de mirarla. Viendo el pequeño puchero que se forma en sus labios, no pudo evitar sentir un calor en su pecho. Había algo en su expresión, en es mezcla de ternura e inocencia, que lo hacía sentir increíblemente afortunado.

—¿Quieres jugar con Neru?

—Si. Pero tampoco quiero dejarte solo, quiero estar contigo también.

Roan sonrió al oír eso, le gustaba la sinceridad y honestidad con la que Lyanna se expresaba, con tanta facilidad y pureza. No habia pretensiones en ella, ni un ápice de falsedad. Todo lo que decía, lo decia desde el corazón, y eso era algo que a él le encantaba.

—No te preocupes, juega con el feo de Neru, yo estaré aquí mirándolos.

—¿No te molesta?

—Si. Me molesta, te dije que no me gusta compartir tu atención—le recordó—Puedes jugar con Neru, se que quieres jugar con él, así que hazlo.

—¿No quieres jugar con nosotros?

—Prefiero observar.

Lyanna asintió y se puso de pié, dejando el libro sobre el regazo de Roan.

—Cuida de mi libro, por favor. Puedes leerlo si quieres.

—Sabes que no voy a leerlo.

—No te haría mal leer un poco, es interesante.

—Los dos sabemos que no voy a leerlo.

La ojiazul solto una risita y se acercó a él para dejar un beso en su mejilla, antes de ir a jugar con Neru.

—¡Vamos, Neru!—grito ella mientras se alejaba de la sombra del árbol.

La pantera miró a Roan unos segundos el cual alzó una ceja.

—¿Qué me miras? Deberías estar agradecido, animal mugroso.

Neru gruñó y se dio la vuelta para empezar caminar hacia Lyanna la cual lo estaba esperando con entusiasmo.

Roan se mantuvo en la misma posición, mirándolos. Viendo como Lyanna corría de Neru  mientras se reía, y su cabello blanco se movía al compas del viento y sus movimientos. Su risa era como música para sus oídos, llenando el aire con una alegría muy contagiosa.

Neru, con su característica agilidad y gran tamaño intentaba atrapar a Lyanna, pero ella siempre parecía estar un paso por delante, con su espíritu libre y risueño.

Inevitablemente sus labios se curvaron en una pequeña sonrisa. Aunque no lo admitiera, valoraba mucho estos momentos, de alguna forma lo hacían sentir como en su niñez..

Lo hacían sentir feliz.

Mientras tanto en la montaña corvo aún reinaba la tristeza y la desmotivacion.
Los bandidos aún extrañaban la presencia de Lyanna, pero aún así, no podía dejar de hacer sus deberes.

—¡¿Aún no pueden encontrar a esos Mocosos?!—se quejo Dadan con alguno de los bandidos.

—Lo sentimos...—se diculparon ambos—Preguntamos en la Terminal Gray y los buscamos en la jungla, pero no pudimos encontrarlos—explicaron algo apenados por no poder encontrarlos.

—¡Ya han pasado dos semanas! ¡Tal vez se los comió el tigre gigante de la jungla!—exclamó mientras agarraba su rostro con desesperación.

—Esto no hubiera pasado si Lya estuviera aquí—murmuró uno de los bandidos bajando la mirada.

Luego de decir eso se escucharon algunos gritos a lo lejos.

—¡Jefa!

—¡Los encontramos!

Gritaron Magra y Dogra mientras corrían hacia Dadan.

—¡¿De verdad?!—pregunto acercandose a ellos.

—Construyeron un escondite secreto en un árbol gigante de la jungla—hablo Dogra algo agotado por estar corriendo de aquí para allá.

—La llevaremos enseguida—secundo Magra.

—Ya veo...—suspiro Dadan con una pequeña sonrisa.

Ahora se sentía más aliviada al saber que esos tres estaban bien y con vida.

—Me alegro por usted, Jefa.

—Estaba muy preocupada, ¿Verdad?

Hablaron los bandidos con sonrisas burlonas, al saber que su Jefa si se preocupaba por esos niños.

—Vaya, ¿Así que siguen con vida? No puedo creer lo valientes que son esos Mocosos—decía fingiendo desinterés.

Los cuatro la vieron con cara obvia. Sabían perfectamente que estaba mintiendo.

—¿Qué?—dijo mirándolos, hasta que reacciono y frunció el ceño—¡No se queden ahí parados, preparen la cena!—comenzó a gritarles.

—¡Si!

Los cuatro se marcharon de allí para hacer sus deberes.

En cuanto a Lyanna y Roan.

—¡Vamos Neru, tu las traes! ¡A que no me atrapas!

Gritaba Lyanna entre risas mientras corría de aquel gigantesco animal. Neru con sus garras guardadas -para no lastimarla- y una sonrisa juguetona en su rostro, perseguía a Lyanna con una energía inagotable.

Ambos tenías una energía inagotable.

Lyanna, con su cabello moviéndose detrás de ella, parecía una criatura mágica bajo la luz del sol, su risa era la melodía más hermosa que alguien allá escuchado antes, llenando cada espacio con su alegría. Neru, con su pelaje negro que brillaba a la luz del sol y sus ojos esmeraldas chispeantes de emoción, parecía disfrutar cada segundo de la persecución.

Roan permanecía con sus ojos cerrados, pero con una sonrisa en sus labios al oír la risa de Lyanna. El sonido de su risa parecía envolverlo, dándole una sensación de paz y felicidad.

Pero lentamente esa sonrisa fue desapareciendo al sentir otra presencia desconocida cerca de ellos.

Incluso Neru pareció sentir esa presencia, porque inmediatamente sacó sus garras y se puso delante de Lyanna, mientras miraba alrededor.

—¿Huh? ¿Qué sucede, Neru? ¿Ya te has cansado?

Pregunto ella moviendo un mechon de su cabello hacia atrás. Neru, ni siquiera volteo a mirarla, aún seguía alerta a esa otra presencia desconocida en el lugar.

No era un animal, podía sentirlo. Neru podía distinguir la presencia de un animal y un humano porque cada uno tiene una energía diferente que se manifiesta en su presencia.

Los animales de este lugar tiene una energía más cruda y primitiva, llena de instintos básicos y sin las complicaciones de la conciencia humana. En cambio, los humanos tienen una energía más compleja, llena de emociones y pensamientos que se mezclan en una maraña de sensaciones.

Neru tenía la habilidad de distinguir esas energías y sabiendo de que forma se manifestaban.

Esta era la energía de un ser humano, la presencia de una persona que no era ni Lyanna, ni Roan. Había alguien más.

—Neru—lo llamo Lyanna mirándolo con preocupación—¿Qué suce...

Una mano en su hombro la interrumpió, giro encontrándose con Roan frente a ella.

—Lyanna.

No quería precuparla, pero -aunque le molestara hacerlo- necesitaba alejarla de este lugar, distraerla para poder encarar a esa persona que aún permanecía cerca, pero no se dejaba ver.

Necesitaba una excusa, una distracción, lo que sea. Sinceramente no tenía ganas de pensar en algo tan elaborado, así que dijo lo primero que se le vino a la mente.

—Tengo hambre.

La ojiazul no pudo evitar curvar sus labios en una pequeña sonrisa al oír eso.

—¡Entonces te prepararé algo!—dijo con entusiasmo—Vamos, te prepararé algo rico.

Lyanna tomó su mano y Roan tranquilamente pudo olvidarse de su excusa y seguirla. Pero el gruñido de Neru le recordó que había alguien más, además de ellos.

—Ve tú, yo te estaré esperando aquí—solto su mano lentamente—Neru puede acompañarte, mientras que yo los espero aquí ¿Te parece?

—¡Claro!—ella sonrió.

Parecía ser que Lyanna aún no se habia dado cuenta de que había alguien más alrededor. Roan agradecía eso.

El moreno miro a Neru, el cual nunca bajo la guardia. Sus ojos negros miraron los verdes de aquel animal, y no hubo necesidad de palabra, una comunicación silenciosa pero intensa que sólo ambos podían entender.

La mente de ambos solo estaba enfocada en algo.

Proteger a Lyanna.

—Vamos, Neru. Acompáñame—hablo la ojiazul con una sonrisa.

Neru le dio una última mirada a Roan el cual simplemente asintió, dándole a entender que el se haría cargo de esa persona desconocida.

—¡Enseguida regresamos, Roan!

Aviso la ojiazul mientras caminaba en dirección a Villa Foosha con Neru detrás de ella, siguiendo sus pasos y alerta a sus alrededores.

Roan los vio alejarse y soltó un suspiro agarrando una pequeña roca del suelo y jugando con ella. La roca era de un tamaño medio, perfecta para bajar un pájaro del cielo, pero no era eso lo que el moreno buscaba.

Observó a sus alrededores, viendo como los árboles y arbustos se movían por el viento.

—No sirve de nada esconderse. Se que estás...—su vista se centro en un árbol en especifico—Ahí.

Con un movimiento rápido y decidido, lanzó la roca directamente hacia el árbol. La roca voló por el aire, cortando el viento en un silbido suave antes de incrustarse en el tronco con un sonido sordo.

Solo unos segundos después, una persona emergió de detrás del árbol con las manos hacia arriba. Era evidente que no esperaba ser descubierta, y menos aún que Roan lo señalará tan directamente.

—Qué intuitivo eres.

Un hombre de piel morena y con rastas en su cabello con algunos accesorios de metal, sus ojos eran blancos y traía puesto una especie de poncho negro, brazaletes en sus muñecas y dos colgantes en su cuello, tenía una expresión relajada.

A los ojos de Roan, este sujeto parecía un Vagabundo.

—Dime. ¿Qué haces aquí?—más que una pregunta sonó como una orden.

—Cálmate. No quiero pelear, no soy una amenaza—dijo con sus manos aún levantadas, dándole a entender que no pondría ninguna resistencia.

—No fue lo que te pregunté.

Si era una amenaza o no, él lo decidiría. Aunque viendo su físico, sabía que no le ganaría en una pelea cuerpo a cuerpo.

—Claro. Yo estoy aquí..—empezó a decir, pero se detuvo, parecía estar buscando las palabras correctas.

Roan lo miro sin expresión alguna, esperando su respuesta.

—Estaba observando—no tenía sentido mentir, además, era más que obvio—Esa niña de cabello blanco ¿Es Lyanna? ¿Cierto? La última vez que la vi tenia el cabello negro y...

Sus palabras quedaron ahogadas en su garganta al recibir un golpe directo en el pómulo izquierdo. Cayó al suelo con un gruñido, llevándose la mano al rostro. Roan estaba de pie frente a él.

—¿Como sabes de Lyanna? ¿Qué le hiciste?

Escupió la sangre acumulada junto a uno de sus dientes. Y Miro a Roan con enojó.

—¿Qué Diablos te pasa? Eres un..

—Responde lo que te pregunté, si no quieres que te baje otro diente.

No. No había chance de persuadir a Roan, no cuando estaba enojado. Aunque no entendia porque estaba enojado, solo le había hablado sobre Lyanna y...

—La conocí en la ciudad, ella estaba junto a tres niños. No tengo ni la menor idea de quienes eran, pero en fin. No le hice nada a ella—respondió escupiendo otro poco de sangre—De todas formas, no podría hacerle algo a ella.

—¿Y por qué estas aquí?

—Ella me trajo hasta aquí—respondió, masajeando su mandíbula adolorida. El golpe de Roan había afectado distintas parte de su cuerpo—Además, Quería volver a verla.

Roan frunció el ceño al oír eso último, no le estaba gustando para nada este sujeto, mucho menos que tuviera interés por Lyanna.

—¿Para que querías verla?

Se puso de pie, sacudio sus ropas y miro a Roan seriamente. Podía sentir que el aire estaba cargado de tensión.

Roan estaba de brazos cruzados, su expresión era dura y sus ojos estaban llenos de desafío. Mirando aquel sujeto que había decidido interrumpir toda su calma y felicidad.

—Sus ojos. Son los de un Bersērker. Ella es una Bersērker.

Esa respuesta hizo que el cuerpo de Roan temblará ligeramente, antes de acercarse y tomarlo de aquel mugroso poncho, para que lo mirara directamente a sus ojos.

—Oye, oye..no soy una amenaza, ya te lo dije. Simplemente quería volver a verla—hablo intentando calmar la furia de Roan, lo cual era en vano.

—No la volverás a ver nunca.

Sintió la mano de él en su cuello apratandolo con fuerza. Y en ese momento lo entendió.

Roan no estaba jugando, el iba a matarlo de enserió.

La presión de la mano de él sobre su cuello, le estaba quitando el aire y se sentía demasiado doloroso. La piel de su garganta se comprimía bajo el agarre apretado, cada intento de respirar se volvía más difícil y desesperado. Sus pulmones pedía por oxígeno, pero solo recibían pequeñas bocanadas de aire, insuficientes para calmar la creciente sensación de asfixia.

Sus manos se alzaron instintivamente, intentando aflojar el agarre de él, pero solo encontraron una fuerza inamovible. Los dedos de él se hundían en su piel, cada vez más y más, como garras afiladas que amenazaban con desgarrar su carne.

—P-Por..Fa-Favor.

Eso no sirvió de nada. El mundo comenzaba a girar a su alrededor, los colores se volvían más brillantes y luego se desvanecían hasta convertirse en manchas borrosas. Cada latido de su corazón resonaba en sus oídos, un tamborileo constante que parecía ir más rápido con cada segundo que pasaba.

Roan iba a matarlo, no había forma de escapar de su agarre. No habia nada que hacer La presión en su cuello no disminuía, al contrario, parecía aumentar con cada latido de su corazón. A pesar del miedo y el dolor, una parte de él sabía que si no lograba liberarse pronto, no habría vuelta atrás.

Y cuando todo parecia ponerse oscuro, como si de un milagro se tratase, una voz a los lejos fue su luz. Su salvación.

—¡Ya hemos regresado!

Inmediatamente el agarre en su garganta despareció, cayendo al suelo y el aire volviendo a sus pulmones con un jadeo desesperado, Fue como si hubiera estado  demasiado tiempo bajo el agua y finalmente hubiera  emergido a la superficie. Cada bocanada de aire era un regalo, una dulce liberación que enviaba ondas de alivio a través de su cuerpo.

Tosió y jadeó, su pecho subiendo y bajando con fuerza mientras luchaba por recuperar el aliento. El dolor en su garganta era intenso, como si hubiera tragado vidrio, y podía sentir la marca de los dedos de Roan aún quemando en su piel.

Levantó un poco su vista, un poco borrosa pero podía distinguir la silueta de aquella persona. Su salvadora.

—¿Desmond?

Ella lo recordaba. Recordaba su nombre así como él recordaba el de ella.

Sus piernas temblaban demasiado para sostenerlo. Su corazón latía con fuerza en su pecho, como un tambor salvaje que se negaba a ser silenciado. Podía sentir el sudor frío en su frente y la adrenalina aún bombeando en sus venas.

—Lyanna...

El mundo a su alrededor parecía moverse en cámara lenta. Los sonidos eran demasiado fuertes, los colores demasiado brillantes. Pero no tan brillantes como ella.

Su cabello blanco que caía como cascadas sobre sus hombros, su piel blanca como la porcelana fría y sus preciosos ojos azules como el mar.

Lo que estuvo buscando durante estos días, por fin lo había encontrado. Era ella, era Lyanna. No había otra igual.

—Te encontré..

Murmuró antes de caer inconsciente al suelo.

La noche había llegado. Y en la oscuridad, lo único que iluminaba aquel lugar era la luna, se podía oír el sonido de los grillos y otros insectos nocturnos.

El cielo estaba despejado, permitiendo que la luna y las estrellas brillaran con todo su esplendor. La luz plateada de la luna bañaba todo a su alrededor, A pesar de la oscuridad, podía ver claramente los árboles que rodeaban el área, sus siluetas se recortaban contra el cielo nocturno.

El sonido de los grillos era constante, un zumbido suave que parecía formar parte de la misma noche. De vez en cuando, el ulular de un búho se unía a la sinfonía nocturna, un sonido solitario que resonaba en la quietud de la noche.

Mientras que una mujer bastante alta y de sobrepeso, con el cabello largo y rizado, Vestía una camisa blanca, pantalones a cuadros sujetados por un gran cinturón y botas. Se encotraba subiendo con algo de dificultad aquel árbol, pero logró asomarse dentro de la pequeña base que habían creado esos tres Mocosos.

Sonrió al verlos tan tranquilos. Sabo tenía los pies fuera de la sabana, Ace se encotraba durmiendo tranquilamente y Luffy hablaba dormido y decías cosas como;  Ace, Sabo esperenme. O de sus labios se escapaba un; Lyanna no me dejes.

No pudo evitar sentir una calidez en su pecho al ver a los tres niños durmiendo tan pacíficamente.

—Cuando están dormidos son como cualquier otro niño—murmuró con una sonrisa.

Notó como Luffy se movía destapandose por completo.

—Cuidado, te vas a resfriar.

Avanzó hacia adentro para poder taparlo nuevamente, pero antes de poder hacer algo, un pesado y gigantesco martillo salió de la nada y la golpeó en el estómago haciéndola caer del árbol.

El fuerte impacto despertó a Sabo.

—¡Se activo una trampa!—exclamó despertando a Ace.

—¿Ya vienen a invadirnos?—se acercaron hacia la ventana.

—¿Eh? Habrá sido un activación en falso—dijo al no ver a nadie—bueno, las hicimos con prisa, así que es posible—volvió a su lugar.

—Ace...Lyanna —dijo un Luffy somnoliento.

En cuanto a la ojiazul..

Se encontraba detrás de Neru y Roan los cual tenían una mirada amenazante hacia la persona sentada debajo de aquel árbol.

—¿No creen que están siendo exagerados? Digo, ni siquiera le hice algo a ella—dijo al ver lo protectores que estaban siendo.

—Cállate.

Lyanna frunció el ceño al ver lo grosero que estaba siendo Roan con Desmond.
Pero esta vez no dijo nada, podía sentir que la tensión de Roan era mucha.

No entendia que había pasado antes de que ella llegara, y las marcas en el cuello de Desmond que no desaparecían. Todo era extraño y confuso.

—Escucha, Vagabundo de porquería. Yo haré las preguntas.

—Mi nombre es Desmond—le hizo saber con el ceño fruncido.

—Si. La verdad no me importa.

—Roan..—murmuró Lyanna en voz baja, un pequeño regaño.

De pronto un ruido los distrajo a los cuatro -incluido Neru- miraron en esa dirección, escuchando algunos murmullos inentendibles.

—¿A quien trajiste?—hablo Roan mirando a Desmond.

—A nadie. Estoy solo..—frunció el ceño.

—No te creo. Ven aquí—lo agarro de su ropa y comenzó a arrastrarlo.

Lyanna hizo una mueca y comenzó a seguirlos con Neru a su lado.

Caminaron entre medio de los arbustos, las ramas crujiendo bajo sus pies y el aire fresco llenando sus pulmones. La luna era la única que iluminaba su camino, creando sombras danzantes en el suelo.

Lyanna miraba a su alrededor, mirando los árboles y sus hojas moverse al compas del viento. Pero sus cejas se fruncieron en repentina confusión al ver un especie de ¿casa? Sobre uno de los árbol.

—Roan..—lo llamo suavemente.

El mencionado dejo de camina -Desmond agradecio eso ya que le dio la posibilidad de ponerse de pie- y miro a Lyanna.

—¿Que pasa?—pregunto empujando a Desmond al suelo nuevamente.

—¿Desde cuando está eso allí?—señaló la pequeña construcción arriba del árbol.

Los cuatro miraron hacia arriba viendo aquella casa del árbol, mal construida por supuesto. Con tablas de madera de diferentes tamaños, clavadas horriblemente mal y con varios agujeros.

—¿ASL? ¿Qué significa eso?—pregunto Desmond al ver una bandera con esas letras.

—Ace, Sabo, Luffy..—murmuró Lyanna.

Roan frunció el ceño al oír el nombre de esos tres Mocosos.

—Oh, ¿Son esos tres niños que estaban contigo aquella vez?—pregunto Desmond.

—Si, son ellos—le respondío con una sonrisa.

Desmond también le sonrió, pero esa sonrisa se borro al ver como Roan se ponía justo enfrente de Lyanna bloqueando su vista.

—No lo mires, tampoco le sonrías—escucho murmurar a Roan.

—¿Por qué no?—pregunto ella algo confusa.

—Porque no me gusta.

Desmond observó la pequeña interacción que tenían esos dos. Notando al instante lo celoso y territorial que se estaba volviendo Roan. Aunque su rostro permanecía inexpresivo, sus ojos ardían con intensidad.

Roan buscaba la atención de Lyanna, cada uno de sus gestos, sonrisas, palabras, todo eso quería que fuera exclusivo para él.

Era un deseo egoísta, un deseo que consumía a Roan desde adentro. Pero a pesar de todo, no podía negar la verdad: la quería solo para él.

No entiendo luego lo que Lyanna le dijo a Roan. Tampoco entendió lo que el le respondió. Pero esto hizo sonreír a Lyanna y lo abrazo.

Luego la ojiazul fue hasta Neru el cual junto sus frentes como siempre solía hacerlo.

Y por último sus ojos azules fueron hacia Desmond.

—Roan dijo que te quedaras aquí con él y Neru. Yo iré a ver a Luffy, Ace y Sabo—señaló la casa sobre el árbol—Si ese trabajo lo hicieron ellos solos, quiero felicitarlos.

—Entiendo.

Solo pudo asentir y ver como la ojiazul comenzaba a trepar el árbol sin problema alguno.

—Muy bien, Lyanna no esta. Puedo tratarte como a mi se me de la gana—hablo Roan.

—¿No lo estabas haciendo ya?—inquirió Desmond con nerviosismo.

—Me estaba conteniendo.

Por supuesto. Esto sería un infierno ahora que su ángel guardián se había ido.

En cuanto a Lyanna..

Piso el suelo de madera el cual rechina un poco con cada pequeño paso suyo. Movío hacia un lado aquella cortina rasgada y se adentro a aquel pequeño lugar.

Inmediatamente una sonrisa ilumino su rostro al ver a Luffy, Ace y Sabo durmiendo juntos.

Era una imagen que derretía su corazón cada vez. Los tres, acurrucados juntos en un montón desordenado de brazos y piernas, dormían plácidamente. Luffy estaba en medio, con Sabo y Ace protegiéndolo a ambos lados como guardianes.

La suave luz de la luna se filtraba por la ventana, bañando la escena en un resplandor etéreo. El suave ronroneo de su respiración sincronizada llenaba la habitación, una melodía constante que hablaba de la paz y la comodidad que encontraban en la presencia del otro.

No pudo evitar acercarse, moviéndose con cuidado para no despertarlos. Se agachó junto a ellos, permitiéndose un momento para admirar la imagen. A pesar de sus diferencias, a pesar de los desafíos que enfrentaban, siempre encontraban consuelo en la compañía del otro.

Y como si los tres hubieran sentido su presencia, comenzaron a murmuras cosas entre sueños.

—Lya..más comida.

—Lyanna..hueles a Flores.

—No me dejes solo...no me dejes.

La ojiazul frunció un poco su ceño al oír eso último de Ace. Se acercó un poco y vio su expresión, tenía sus ojos apretados con fuerza y una fina capa de sudor cubría su frente, su respiración era un poco desordenada.

Lyanna acercó una de su manos al cabello de Ace con un gesto suave y reconfortante. Sus dedos se deslizaron a través de sus mechones oscuros, despejando su frente sudorosa. A pesar de su sueño agitado, Ace pareció calmarse un poco bajo su tacto, su respiración se volvió menos errática.

—No te dejaré solo, estoy aquí..

Lyanna continuó acariciando su cabello, un suave susurro de consuelo en medio del silencio de la noche. Podía sentir el miedo y la angustia que emanaban de él, una tormenta silenciosa que lo agitaba desde adentro. Pero estaba allí para él, para calmar la tormenta, para ser su ancla en medio de la oscuridad.

—Yo estoy aquí. Siempre estaré aquí para ustedes.

La luna proyectaba una luz suave sobre ellos. Lyanna se inclino para dejar un beso en la frente de ellos, primero Ace, Luego Luffy y por último Sabo.

—Nunca los dejaré. Yo estaré aquí siempre que me necesiten.

Murmuró suavemente viendo como ellos aun dormidos tenian una sonrisa en su rostro.

Por otra parte...

Desmond escupió la sangre acumulada en su boca y miro con el ceño fruncido al hombre frente a él.

—Ya te lo dije, solo estaba observando ¿que más quieres que te diga?—dijo limpiando la sangre que caía de su boca.

—Sigo sin creerte.

Roan solto un suspiro y se sentó al lado de Neru el cual disfrutaba ver como Roan golpeaba a ese sujeto.

—Estas loco. Ni siquiera entiendo por qué me golpeas—solto un quejido y apoyo su espalda en el tronco del árbol.

—No tienes que entenderlo—puso sus brazos detrás su cabeza—¿Como supiste donde estaba?

Desmond lo miro y al instante entendió que se refería a Lyanna.

—Soy un Vairūotojas. ¿No te das cuentas por..?—señaló sus ojos blanco.

—Honestamente, creí que eras ciego—dijo directamente—Entonces ¿no eres ciego?

Desmond lo miro incrédulo ¿enserio este hombre lo había golpeado? No puede ser.

—No. Y si fuera ciego, ¿Como los abría visto, es..?—aclaro un poco su garganta, no valía la pena esto—Bueno, Soy un Vairūotojas, puedo sentir lo divino y lo divino sentirme a mi. Es por eso que la encontré.

Roan alzó una ceja y procesó lo dicho por Desmond. La verdad no le interesaba, pero de algo estaba seguro.

—Yo encontré a Lyanna primero. Aléjate de ella.

Desmond frunció el ceño al oír eso, y estuvo apunto de hablar pero sus palabras se ahogaron al ver la marca que se extendía sobre el cuerpo de Roan.

—Lyanna me pertenece. Es mía.

Desmond abrió sus ojos sorprendido. Y lo entendió, debía haberlo entendido desde el momento en el que Roan estuvo dispuesto a matarlo. Se dio cuenta de que Roan no estaba jugando, su afirmación no era un simple comentario pasajero. Era una declaración, una línea en la arena que no debía cruzarse.

Podía verlo en la forma en que Roan miraba a Lyanna, como si ella fuera su único norte, su único sol. Era una mirada de posesión, de propiedad, pero también de adoración y devoción. A pesar de todo, no podía negar el amor que Roan sentía por Lyanna, un amor que parecía consumirlo.

Y aquella marca que se extendía sobre su cuerpo era la prueba de ello.

Quizás Desmond había encontrado a Lyanna, pero alguien ya le había ganado.
Había encontrado a Lyanna, sí, pero no la había reclamado. No como Roan.

El conocimiento era como un golpe en el estómago, dejandolo sin aliento. Había perdido antes de siquiera saber que estaba en juego. Lyanna era de Roan.

Roan la habia encontrado.

Roan era el que tenía a Lyanna.

A la última Bersērker en el mundo.


Después de mucho tiempo volví mi gente querida, yo se que me extrañaron y me lloraron porque soy tan asombroso que sus vidas fueron miserables sin mi, Lya y Roan a su lado.

Bueno, yo se que deben estar re enojado conmigo, tampoco es que me importe. Pero buee.

¿Vieron la forma en que actúa Roan? Hay una explicación para eso, también ojo con las marcas en su cuerpo.

Y ojo con Desmond.

Bueno, ¿algo que quieran preguntar o decirme? ¿Teorías que quieran compartir? Todo es bienvenido.

No se enojen. Yo no los abandone, tampoco pienso hacerlo.

Dato innecesario; Roan si fuera novio/esposo seria tremenda red flag, pero no sería infiel.

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