ℝ𝕖𝕤𝕦𝕞𝕖𝕟: 𝐀𝐭𝐫𝐚𝐩𝐚𝐫 𝐚 𝐭𝐮 𝐧𝐨𝐯𝐢𝐨, 𝐒𝐨𝐚𝐩, 𝐞𝐧𝐠𝐚𝐧̃𝐚𝐫𝐭𝐞 𝐧𝐨 𝐡𝐚𝐛𝐢́𝐚 𝐞𝐬𝐭𝐚𝐝𝐨 𝐞𝐧 𝐭𝐮 𝐥𝐢𝐬𝐭𝐚 𝐝𝐞 𝐜𝐨𝐬𝐚𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐡𝐚𝐜𝐞𝐫 𝐝𝐞𝐬𝐩𝐮𝐞́𝐬 𝐝𝐞 𝐫𝐞𝐠𝐫𝐞𝐬𝐚𝐫 𝐝𝐞 𝐮𝐧𝐚 𝐦𝐢𝐬𝐢𝐨́𝐧, 𝐩𝐞𝐫𝐨 𝐚𝐪𝐮𝐢́ 𝐞𝐬𝐭𝐚𝐛𝐚𝐬.
𝐕𝐚𝐠𝐚𝐬𝐭𝐞 𝐩𝐨𝐫 𝐥𝐨𝐬 𝐩𝐚𝐬𝐢𝐥𝐥𝐨𝐬 𝐡𝐚𝐬𝐭𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐭𝐞𝐫𝐦𝐢𝐧𝐚𝐬𝐭𝐞 𝐞𝐧 𝐥𝐚 𝐩𝐮𝐞𝐫𝐭𝐚 𝐝𝐞 𝐭𝐮 𝐦𝐞𝐣𝐨𝐫 𝐚𝐦𝐢𝐠𝐨, 𝐊𝐞𝐞𝐠𝐚𝐧.
𝐍𝐨 𝐞𝐬𝐭𝐚́𝐬 𝐩𝐫𝐞𝐩𝐚𝐫𝐚𝐝𝐨 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐞𝐬𝐜𝐮𝐜𝐡𝐚𝐫 "𝐓𝐞 𝐥𝐨 𝐝𝐢𝐣𝐞", 𝐩𝐞𝐫𝐨 𝐚𝐟𝐨𝐫𝐭𝐮𝐧𝐚𝐝𝐚𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐭𝐢, 𝐊𝐞𝐞𝐠𝐚𝐧 𝐭𝐢𝐞𝐧𝐞 𝐮𝐧𝐚 𝐢𝐝𝐞𝐚 𝐬𝐨𝐛𝐫𝐞 𝐜𝐨́𝐦𝐨 𝐚𝐲𝐮𝐝𝐚𝐫𝐭𝐞 𝐚 𝐨𝐥𝐯𝐢𝐝𝐚𝐫𝐭𝐞 𝐝𝐞 𝐒𝐨𝐚𝐩.
𝔸𝕕𝕧𝕖𝕣𝕥𝕖𝕟𝕔𝕚𝕒𝕤: 𝐀𝐧𝐠𝐮𝐬𝐭𝐢𝐚 𝐥𝐢𝐠𝐞𝐫𝐚, 𝐈𝐧𝐟𝐢𝐝𝐞𝐥𝐢𝐝𝐚𝐝𝐞𝐬, 𝐒𝐞𝐱𝐨 𝐨𝐫𝐚𝐥, 𝐒𝐞𝐱𝐨 𝐯𝐚𝐠𝐢𝐧𝐚𝐥, 𝐒𝐞𝐱𝐨 𝐬𝐢𝐧 𝐩𝐫𝐨𝐭𝐞𝐜𝐜𝐢𝐨́𝐧, 𝐕𝐨𝐲𝐞𝐫𝐢𝐬𝐦𝐨.
Dejaste escapar un suspiro suave y estremecedor. Tus ojos se cierran mientras sus dedos se entrelazan entre si.
Tus caderas se inclinan lentamente mientras una ola de placer se desliza por tu cuerpo. Su lengua se desliza entre tus pliegues húmedos a un ritmo lánguido, sus labios se cierran sobre tu clítoris con besos calientes y provocativos.
Tu teléfono vuelve a sonar y la pantalla ilumina el techo.
Otro mensaje de texto de tu novio, Soap.
Corrección.
Ex novio.
Sólo que Soap aún no lo sabía.
No sabía que lo habías pillado follándose a ese nuevo recluta.
Él no sabía que habías regresado temprano a la base de tu misión y abriste la puerta de su habitación para ver a la delgada morena montando su polla mientras él la llamaba con los mismos nombres que usó en la cama contigo hace apenas unos días.
"Apaga tu teléfono antes de que te haga contestar." El cálido aliento de Keegan contra tu sensible carne te hace jadear, devolviendo tus pensamientos al hombre entre tus muslos. Intentas alcanzar el teléfono para seguir su orden, pero al mismo tiempo, la boca de Keegan desciende sobre ti de nuevo.
Sabes que lo hizo a propósito.
El teléfono se desliza de tu mano y cae ruidosamente al suelo mientras tu cuerpo se tensa. Keegan sonríe contra tu coño, dejando escapar una risa que suena seductora mientras continúa haciéndote retorcerte y gemir debajo de él.
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Te encontraste buscando a tu mejor amigo después de encontrar a Soap, necesitando consuelo, incluso si Keegan te hubiera dicho desde el principio que esto pasaría.
Al principio estaba enojado.
No contigo, por supuesto, sino con Soap.
Por lo jodidamente estúpido que fue ese hombre por dejar ir a alguien como tú.
En palabras de Keegan. No tuyas.
Tus palabras habían sido un aluvión de insultos mucho peores. Unos que desearías que Soap hubiera escuchado.
Le suplicaste que te ayudara a olvidar y, al igual que Keegan, sacó la botella de Jack que ya estaba medio vacía. No es tu favorito de ninguna manera, pero cumpliría su propósito. Unas horas y tomas más tarde, y toda la conversación se centró en los sentimientos que ambos tenían el uno por el otro.
Y oh, qué profundos son esos sentimientos.
Tu teléfono vibró en la mesa de café y gemiste al ver una notificación de texto de Soap. Tu sonrisa se desvanece, pero Keegan recupera tu atención sin esfuerzo. Se mueve en el sofá hasta que se cierne sobre ti, inclinándose y capturando tus labios en un beso.
Los labios de Keegan se fusionaron perfectamente con los tuyos, el sabor del whisky se mezcló con el calor del deseo. El peso de su cuerpo presionando contra el tuyo envió una oleada de electricidad a través de tus venas, borrando cualquier pensamiento persistente sobre Soap y su traición.
Las manos de Keegan recorrieron tu cuerpo, su toque encendió un fuego dentro de ti. Los dedos trazaron las curvas de tus caderas, la curvatura de tu cintura y la suavidad de tus muslos. Cada caricia enviaba escalofríos por tu columna, alimentando el creciente hambre entre ustedes.
La habitación se llenó con el sonido de tus respiraciones mezcladas y los suaves gemidos que escapaban de tus labios.
Con una oleada de deseo, Keegan rompió el beso, sus labios recorrieron tu cuello, dejando un rastro de besos apasionados a su paso. Sus dientes rozaron tu piel, provocando un grito ahogado desde lo más profundo de tu garganta. Su toque era a la vez suave y posesivo, sus manos recorriendo tu cuerpo como si hubiera reclamado cada centímetro de ti.
"Quiero que te olvides de él", susurró, con la voz ronca por el deseo. "Quiero darte todo lo que él no pudo". Sus palabras estaban acompañadas de una promesa, un voto de borrar el dolor y reemplazarlo con placer.
Los labios de Keegan se cernían justo encima del cuello de tu camisa, su cálido aliento acariciaba tu piel. Sus ojos se encontraron con los tuyos, una mezcla de deseo y ternura brillando en sus profundidades. Con un movimiento lento y deliberado, deslizó sus dedos debajo del borde de tu camisa, su toque envió un escalofrío de anticipación a través de tu cuerpo.
Mientras sus dedos recorrían la piel expuesta, sus labios finalmente hicieron contacto, presionando besos suaves y prolongados contra la sensible carne de tu clavícula. Cada toque fue suave, pero lleno de un hambre cruda que amenazaba con consumirlos a ambos.
Sus manos se movieron más arriba, sus dedos rozaron la curva de tus pechos, provocando y poniendo a prueba tus límites.
Y esos límites, debilitados por el alcohol y la traición, se hicieron añicos.
Y aquí estás...
Los brazos de Keegan se engancharon alrededor de tus muslos, los dedos de una de sus manos se entrelazaron con los tuyos mientras la otra traza patrones ligeros como una pluma en la parte inferior de tu estómago. Su cara enterrada entre tus muslos durante tanto tiempo que no sabías hacia dónde mirar.
Te tenía al límite, lista para ahogarte en tu orgasmo...
Tu teléfono vuelve a vibrar y esta vez continúa. Una llamada telefónica.
La mano de Keegan se extiende, agarra el teléfono sin perder el ritmo y contesta. Él no dice una palabra, su boca está demasiado ocupada haciéndote correrte más fuerte de lo que alguna vez lo hizo Soap.
Tus gritos de placer resuenan por la habitación junto con el sonido húmedo de su boca en tu coño empapado.
Cuando empiezas a bajar de tu orgasmo, él apaga tu teléfono.
Y no te importa.
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"Shhh..." susurró contra tus labios, "Sólo un poco más, cariño. Lo sé." Él te calmó mientras intentabas tomar cada centímetro de él, "Dios, te sientes tan jodidamente bien". Su voz vaciló mientras presionaba su frente contra la tuya.
Gemiste de nuevo, sintiéndolo retroceder unos pocos centímetros antes de seguir avanzando lentamente de nuevo. Esta vez, tomaste cada centímetro de él, hasta la base, "Oh, eso es todo". Él gimió: "Qué buena chica para mí. ¿Estás lista, bebé?
Levantó la cabeza y te miró a los ojos mientras asentías.
De todas las veces que imaginaste estar con Keegan, ninguna podría compararse con esta.
Cualquier hombre anterior a él era insignificante y nunca habría nadie después.
Estabas segura.
Su control sobre ti era de alguna manera era la mezcla perfecta de posesivo y suave.
Una mano se deslizó debajo de tu nuca, haciéndote mirarlo a los ojos. La otra mano agarró la parte posterior de tu muslo con los dedos extendidos, hundiéndose en la suave carne de la que te habías sentido tan inseguro hace apenas unos días.
Se echó hacia atrás lentamente, empujando hacia adelante profundamente, pero no lo suficientemente fuerte como para lastimar. Sabía que tenía que tener cuidado. Vio cómo luchabas por acomodarte a su tamaño.
Su ego creció, pero no te lo demostró.
Cada golpe estaba destinado a brindarte el mayor placer posible. Muy lejos de la forma desesperada en la que buscabas un poco de orgasmo en Soap.
Su ritmo se estabilizó una vez que supo que podías soportarlo, su respiración ya se estaba volviendo irregular. La tuya estaba igual que él, "Joder, no voy a durar mucho, cariño. Te sientes demasiado bien. Necesito ir más profundo". Él gimió.
Ajustó tu posición sin problemas, moviendo tu pierna derecha debajo de él y tu pierna izquierda sobre su hombro. "Mierda, eso es todo." Él gimió, con las manos agarrando tu cadera y muslo mientras comenzaba a penetrarte más rápido.
Dejaste caer la cabeza hacia atrás y los dedos se clavaron en los suaves cojines del sofá mientras te aferrabas. Cada embestida envía descargas de placer que irradian por todo tu cuerpo. Tu espalda baja se arqueó sobre los cojines.
Tu orgasmo llegaba rápido, tus propios gemidos se hacían más fuertes y agudos.
"Vamos bebé." Él gruñó, viendo tu rostro retorcerse de intenso placer, ajustó el ángulo de sus caderas, conduciendo su polla directamente a tu punto dulce una y otra vez. Gotas de sudor aparecieron en su frente y su mandíbula se tensó mientras luchaba por contener su propia liberación.
El mundo a tu alrededor se hizo añicos cuando te llevó al borde, enviándote con un último y profundo empujón. Tu visión se volvió borrosa por la fuerza de tu clímax, todo tu cuerpo se tensó y arqueó.
"¡Mierda! ¡Mierda!" Él gimió, su voz tensa por el placer. Su propio orgasmo lo invadió mientras te veía deshacerte. Sus ojos se pusieron en blanco mientras te llenaba, acercando tus caderas mientras presionaba sus caderas contra las tuyas para follar su semen lo más profundo posible dentro de ti.
Sus gemidos se mezclaron con los tuyos, haciendo eco en la habitación a tu alrededor.
Cuando ambos recuperaron el aliento, él lentamente se retiró de ti, dejando tras de sí un delicioso dolor. Levantó tu cuerpo tembloroso con facilidad, llevándote a la cama donde podía sostenerte adecuadamente mientras te quedabas dormida.
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Tus ojos se abrieron de golpe en algún momento temprano en la mañana al escuchar el sonido de alguien golpeando la puerta de las habitación de Keegan. Te sentaste rápidamente, con la manta sujeta a tu pecho con los nudillos blancos.
"Relájate, bebé". La voz adormilada de Keegan te hizo darte cuenta de que tenías la mandíbula apretada. Relajaste tus músculos y él te sonrió: "Quédate aquí".
Se levantó de la cama y te dio un beso en la sien antes de ponerse un par de pantalones deportivos. Abrió la puerta, apoyándose en ella con el brazo apoyado en el marco de la puerta.
Su voz era baja, imposible de descifrar, hasta que se escuchaba la voz enojada de Soap, clara como el día.
"Ella está aquí, ¿no?" Soap dijo, con los dientes apretados.
"Si lo fuera, no te lo diría. Eso ya no es asunto tuyo". Keegan dijo rápidamente, bloqueando la vista de Soap de tu cuerpo. Usaste la manta para cubrirte, vistiéndote con la camiseta de Keegan y sus boxers que encontraste en el suelo.
"Es mi asunto. Ella es mi novia." Soap bufó.
Keegan se rió entre dientes, el sonido resonó desde lo más profundo de su pecho, "No después del espectáculo que le diste anoche".
"¿Que espectáculo?" Soap se acercó a Keegan.
Esas palabras fueron las que te hicieron estallar. La ignorancia y la arrogancia fueron suficientes para hacerte hervir la sangre.
"El espectáculo en el cual tenias la polla dentro de un recluta". Hablaste, poniéndote bajo el brazo de Keegan para enfrentar a Soap, "¿Pudo siquiera venir? Realmente deberías volver a comprobarlo con ella, ya que no puedes notar la diferencia cuando es falso".
Su boca se abrió como para hablar, pero Keegan ya tuvo suficiente. Puso su brazo alrededor de tu cintura, apoyando su mano sobre tu estómago para apoyarte, "Ella está bien aquí, hombre. Pero gracias por vigilarla". Tan pronto como la última palabra salió de su boca, te llevó de regreso a la habitación y cerró la puerta en la cara atónita de Soap.
"¿Estás bien?" Keegan sostuvo tu cabeza entre sus manos, pasando sus dedos por tu cabello.
"Estoy perfectamente". Dijiste, mirando sus gélidos ojos azules.
"Sí, lo estas." Dijo en voz baja, "Pero si necesitas convencerte más, podría mostrártelo una y otra vez". La comisura de sus labios se alzó en una media sonrisa diabólica.
"Convénceme de nuevo". Dijiste, pasando tus manos por su pecho desnudo.
La forma en que sonrió y se rió profundamente hizo que tu cuerpo reaccionara de maneras que nunca creíste posibles, y la forma en que te levantó por la parte posterior de tus muslos para envolver tus piernas alrededor de su cintura selló tu destino.
Él nunca te dejó ir.
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Sr_Macaroni