Mi móvil lleva vibrando al menos diez minutos seguidos. He intentado ignorar los mensajes que no dejan de llegar, pero es casi imposible concentrarse en algo con esa vibración constante. No me puedo resistir más y dejo el lápiz sobre el boceto para comprobar quién de las dos mujeres más pesadas de mi vida me escribe cuando están a escasos metros de distancia.
Para mi sorpresa. No es ninguna de ellas.
Rhys: Me aburro.
Elliot: Pues cómprate un burro.
Rhys: Comprármelo tú.
Elliot: No quiero.
Caden: Os voy a expulsar del grupo.
Rhys: Capi, ¿puedo ir a tu casa o está Pamela en modo concentración?
Elliot: ¿Desde cuándo se pregunta si se puede ir a su casa?
Rhys: Paso de encontrármelos follando.
Elliot: Como amigos, por supuesto.
Rhys: Sí, sí. Sexo de amigos. Por supuesto.
Elliot: Porque ellos solo son amigos.
Rhys: De los que no pueden dejar de mirarse, pero solo amigos.
Caden: Ya vale.
Rhys: ¿Pamela? ¿Estás visible?
Elliot: Yo me apunto.
Rhys: En veinte minutos llego.
Elliot: En quince yo.
Rhys: Pues estaré en doce.
Elliot: En diez llego.
Rhys: En nueve minutos estoy timbrando.
Elliot: Salgo pitando, en ocho minutos he llegado.
Caden ha expulsado a Rhys y Elliot del grupo.
Chris: ¿Hoguera en casa a media noche para celebrar que llega el final del verano?
Chris: Payton, por si no ha quedado claro, la invitación también va para ti.
Chris: Díselo a tu hermana si no quieres estar rodeada solo de idiotas.
Chris: También puede venir Jasmine.
Caden: Mi hermana no.
Chris: ¿Rhys? ¿Elliot?
Caden: No van a responder, los he eliminado.
Chris: ¿Qué han hecho ya?
Caden: ¿No lees el grupo?
Chris: No.
Chris: Sea lo que sea no me apetece repetir lo mismo dos veces más.
Caden ha añadido a Rhys y Elliot al grupo.
Rhys: Hola mamones.
Rhys: Y mamona.
Elliot: ¿Por qué no podía leer los mensajes?
Chris: Hoy. Casa. Hoguera.
Rhys: Llevo birras.
Elliot: Compraré palomitas de cereza.
Rhys: A nadie le gusta esa mierda.
Elliot: A mí sí.
Chris: ¿Payton?
Elliot: ¿Payton?
Rhys: ¿Mamona?
Caden: Dejadla en paz.
Me duelen las mejillas de tanto sonreír, me apresuro a responder cuando el móvil vuelve a vibrar, esta vez en mis manos, y el nombre de Caden acompañado de un corazón azul aparece en un nuevo mensaje fuera del grupo.
Caden: ¿Todo bien, lollipop?
Caden: Hace horas que no respondes mis mensajes.
Caden: Me apetece verte.
El corazón me late tan fuerte que es posible que pueda escucharlo desde allí. Los dedos me tiemblan cuando tecleo mi respuesta.
Yo: Te echo de menos (mensaje eliminado)
Yo: Yo también quiero verte (mensaje eliminado)
Yo: Todo genial, aunque iría mejor si estuvieras aquí (mensaje eliminado)
Yo: ¿Nos vemos en la hoguera?
Apenas pasan diez segundos cuando recibo su respuesta.
Caden: No creo que pueda aguantar mucho sin besarte.
El calor cubre mi rostro y baja por todo mi cuerpo, agitándome el pecho y acelerando mi respiración.
Yo: No exageres.
Caden: Hablo en serio.
Yo: ¿Te mueres por un beso?
Me muerdo el labio, nerviosa por haber sido capaz de enviar el mensaje, pero aún más nerviosa por la espera de una respuesta.
Caden: Vendería mi alma al diablo.
Una risita nerviosa se escapa de mis labios seguida de un largo suspiro.
Yo: Vendrán Winter y Jas, pero todavía no les he contado lo sucedido...
Yo: ¿Puedes fingir que no ha pasado nada?
Yo: Prometo recompensarte.
Caden: ¿Mi hermana? ¿En serio?
Yo: Es mi mejor amiga.
Caden: Y mi hermana.
Yo: Eso lo sabías antes de besarme.
Caden: ¿Puedes no decirle que venga?
Pongo los ojos en blanco como respuesta, aunque no me pueda ver. No sé cómo voy a lidiar con esta situación, pero no voy a apartar a mi mejor amiga por nadie, ni aunque tenga cara de ángel, cuerpo de Dios griego y los ojos del color del mar. Abro el chat grupal y escribo mi respuesta.
Yo: Hola chicos, estaba pintando, perdón por tardar.
Yo: Chris, cuenta conmigo.
Yo: Seremos tres.
Ni siquiera les he preguntado si podrían, espero que ninguna de las dos tenga planes, porque ahora más que nunca las necesito a mi lado. Les escribo un mensaje rápido explicando el plan. Tal y como imaginaba, Caden me envía un mensaje privado.
Caden: Más te vale recompensármelo.
Yo: ¿Todavía tienes el pijama que me robaste?
Caden: ¿El de encaje?
Yo: ¿Me has robado más de uno?
Caden: Puede.
Caden: Pero a ese le tengo especial gana.
Yo: Va siendo hora de probármelo.
Caden: Joder. Ya estoy duro.
Caden: ¿Puedo pasarme antes por tu casa?
Yo: No.
Yo: Recuerda, nada de besos.
Yo: Finge que solo soy Payton.
Caden: ¿Eso debería significar algo?
Yo: Por favor.
Quiero hablar con Jasmine, claro que quiero hacerlo. También con Winter. Siempre nos lo hemos contado todo, no me gusta ocultarle cosas, y mucho menos mentirles, pero lo que no quiero es ilusionarme y que esto no signifique nada. Me da un miedo atroz decirles lo que siento, emocionarme con algo que no sé si es real, si tiene algún futuro, y que después la caída sea imparable.
Tras esta noche lo haré. Aunque lo nuestro no llegue a más. No puedo seguir reprimiendo las ganas que tengo de gritar que amo a Caden Turner.
Jasmine: ¿Hoguera? Que coñazo.
Yo: Venga...
Yo: Chris nos ha invitado.
Winter: ¿Habrá chicos guapos?
Yo: ¿Pero tú no tienes novio?
Winter: Hemos discutido.
Yo: ¿Estás bien?
Jasmine: Espera, espera, espera.
Jasmine: ¡¿Es en la casa de Chris?!
Yo: Si.
Jasmine: ¡Me apunto!
Winter: ¿Y ese cambio de planes?
Jasmine: Tiene una playa privada.
Jasmine: Y la casa más alucinante que he visto jamás.
Winter: ¿Chicos guapos?
Yo: Sí, pesada.
Winter: Cuenta conmigo.
Suspiro aliviada, aunque el alivio dura poco, porque me llega un nuevo mensaje de Caden que hace que se me encoja el estómago.
Caden: No sé qué significa que finja que eres tú.
Yo: Solo actúa como antes de todo esto.
Caden: ¿Antes de no poder dejar de pensar en besarte?
Yo: Por ejemplo.
Caden: ¿Quieres que actúe como si tuviera diecisiete años?
Yo: No tan atrás.
Yo: Con regresar dos años me vale.
Caden: Hace dos años ya me moría por besarte.
Caden: Y hace cuatro.
Caden: Y hace diez.
Caden: Quiero besarte desde que te echaste ese novio imbécil a los quince y quise romperle la cara solo por mirarte.
Junto tanto las cejas que me duele la frente de la presión que ejerzo con la cara. Si esto es una especie de broma, no tiene gracia. Ninguna.
Yo: ¿Qué estás diciendo?
Caden: Si quieres que finja que no me muero por besarte a todas horas, lo haré.
Caden: Llevo años fingiendo.
Caden: Y haría cualquier cosa por ti, aunque sea comportarme como un imbécil y fingir que no te conozco.
Me froto la cara con ambas manos, presiono las sienes con las palmas abiertas, ejerciendo presión en el punto exacto que me palpita, como un fuerte martillazo en seco. El móvil vuelve a vibrar encima de la colcha de la cama. Leo el mensaje con un nudo en la garganta.
Caden: Me mantendré alejado de ti.
Caden: Si es lo que quieres.
Caden: Te prometí que te esperaría, y es lo que voy a hacer.
Caden: ¿Tengo que fingir desprecio también?
Caden: Puedo tener arcadas cuando estés cerca.
Caden: O dejar caer algún comentario de que hueles mal.
Caden: También puedo decir en alto lo fea que eres.
Caden: No se lo creerá nadie, pero lo haré si me lo pides.
Yo: ¿Alguna vez has sentido algo de todo eso por mí?
Caden: ¿Has olvidado la parte de que llevaba diez años con ganas de besarte?
Yo: Es imposible olvidar eso.
Caden: Eso espero Payton, porque pienso recordártelo cada día.
Caden: Iremos a tu ritmo. No me importa esperar diez años más.
Yo: No hará falta.
Yo: Solo dame unos días.
Caden: Nos vemos en un par de horas.
Caden: Ponte aún más fea, por favor.
Le sonrío a la pantalla mientras en mi cabeza no deja de desaparecer la idea de que Caden quiera besarme desde hace tanto tiempo. A mí. A Payton Cook. A la Payton de quince años. La que jamás hizo nada con ese chico porque solo podía pensar en su vecino, el hermano de su mejor amiga, el único que existía en su corazón.
Me muevo de forma robótica por la habitación, abro el armario y finjo mirarlo, pero la realidad es que no sé ni qué estoy haciendo. Como si pudiera oler mi miedo, Jasmine entra en el dormitorio y se deja caer con el hombro en el armario, a pocos metros de mí. Me mira de arriba abajo y arruga la nariz. No sé qué ha visto que no le haya gustado, pero niega con la cabeza y descuelga un vestido de la percha.
—Si mi hermano no te pide salir con este vestido, me proclamo hija única de inmediato.
Alarga la mano hasta que cojo el trozo de tela que ha elegido. Trago saliva para aliviar la quemazón en la garganta por sus palabras. Nunca en mi vida me ha costado tanto trabajo como esto. No sé cómo decirlo. No tengo ni idea.
—Estamos hablando de Caden... —trago saliva para aliviar el quemazón en la garganta.
—¿Del uno al diez, cuanto te gusta mi hermano? —pregunta con cautela, como si tuviera miedo de saber la respuesta, o con la necesidad de saberla de inmediato.
—No me gust...
—Sin mentiras —me interrumpe muy seria.
Suspiro resignada.
—Once.
Jasmine me sonríe con cariño y sus ojos se empañan de un brillo especial.
—Siempre lo he sabido —me pellizca en el costado.
—¡Ay! —me quejo entre risas.
—¿Qué os vais a poner? —pregunta Winter con una sonrisa en los labios mientras se acerca a nosotras.
—Tu hermana este vestidazo elegido por mua —pestañea coqueta— Y yo cualquier cosa, la verdad es que todo me sienta bien.
Me da un pequeño codazo en las costillas que me hace sonreír.
—¿Con el vestido mostaza voy bien? —pregunta mi hermana, ignorando por completo el egocentrismo de mi mejor amiga.
—¿El de la raja kilométrica? —pregunta Jasmine con un movimiento de cejas.
—Ese mismo.
—Nena, hoy te haces a los tres.
—A ver, que no estoy soltera —se humedece los labios con la punta de la lengua— Solo es una pausa. Creo.
—¿Estás bien? —pregunto de nuevo, no ha respondido la primera vez que he preguntado por el grupo, y lo único que quiero es asegurarme de que todo sigue en orden.
—Mejor que nunca —sonríe de una forma diferente.
Hace varias semanas que observo a mi hermana y soy consciente de que hay algo que ha cambiado, —y no me refiero solo a la docena de macetas nuevas que hay decorando el pequeño patio— sino a ella en general, no sé si es su nuevo trabajo en la tienda de animales, que ha hecho amigos nuevos o que estar lejos de Jayce le sienta bien, pero sea lo que sea lo que le hace sonreír de esta manera, espero que no se vaya nunca. Aunque no deje de hacer cosas raras y salir a altas horas de la noche a hablar en susurros por teléfono al patio, creyendo que nadie más la escucha.
Me he prometido a mí misma no entrometerme, actuar tan solo como su hermana mayor y no como una madre. Todavía me queda mucho por solucionar, pero se lo debo, ya no es una niña, le quedan unos meses para cumplir la mayoría de edad, y me guste o no, tiene que elegir su propio camino. Ella sola.
—Que le den —sonríe Jasmine con orgullo.
—Por los cambios —responde Winter envolviendo su mano derecha con la mía y la izquierda con la de Jas.
Las tres nos miramos con una sonrisa. Cojo aire y exhalo antes de hablar:
—Por los sueños que se hacen realidad.