Seduce Me

By Cesebe_writer

642K 31.6K 4.6K

Mujeriego, inalcanzable y comedido. ÉL es jugador profesional de fútbol americano en Los Ángeles, con dos úni... More

SINOPSIS <3
1. La chica que nadie conoce
2. ¡Reto!
3. Menudo lío
4. Tú nunca molestas
5. Te lo prometo
6. Es curioso cómo una persona puede poner tu mundo del revés...
7. ¿Qué está pasando aquí?
8. No me gusta que te miren
9. Adiós a mi anonimato
10. Esperar el momento adecuado
11. Estás a salvo
12. Todo va a estar bien
13. Ella siempre va a merecer la pena
14. Esto no va a terminar bien
15. Acabas de firmar un pacto con el diablo
16. Esta noche no va a ser la última
17. Tiene la habilidad de alterar mi corazón sin siquiera tocarme.
18. Yo jamás finjo cuando se trata de ti
19. Lo único que quiero es desaparecer
20. Pensaba que eras diferente
21. No me parece justo que nos riamos juntos pero que llores sola
22. Hoy mandas tú
23. No sé ser sin él
24. Tu vuelo sale en dos horas
25. Él y su manía de acelerar mi ritmo cardíaco
26. Que no quieras volver
27. Que vicio es mirarlo cuando sonríe
28. No la voy a volver a soltar en toda la noche
29. Es broma, pero si no quieres no es broma
30. Odio no saber si puedo contar con ella
31. No sé qué haría sin ti
32. Somos imparables
33. Me está enamorando y él ni siquiera lo sabe
34. Entonces sí es lo que parece
35. Palabras mudas que no hacen falta ser pronunciadas
36. Una sonrisa más y te beso
37. No sé qué somos, pero hay que seguir siéndolo
39. Solo inténtalo
40. Por los sueños que se hacen realidad
41. Ella no eres tú
42. Soy más valiente si estás cerca
43. Yo tampoco me creo la suerte que he tenido
44. Ahora es más mío que nunca
45. Te vas a arrepentir de tus propias palabras
46. Hazlo, y no dejes nunca de hacerlo
47. Yo también te echaba de menos
48. Todo se va a arreglar
49. Probablemente me cargue lo mejor que me ha pasado en la vida
50. No es mío
51. Tru tru
52. EPÍLOGO
53. Extra 1
54. Extra 2

38. Que no sea la última vez que lo hagas

11.4K 586 32
By Cesebe_writer


Contenido altamente caliente.

Este texto incluye contenido sexual y explícito que puede enganchar y provocar ganas de seguir leyendo.

JAJAJAJA, es broma, pero por si alguna prefiriere saberlo antes de leerlo, tened agua fría a mano.

----------------------------------

Apenas siento los labios, pero no me importa, no pienso dejar de besar a Caden. Mi yo de ocho años no me lo permite, necesito todos esos besos que he deseado durante años, que he imaginado una y otra vez, aunque no tuviera ni idea de que sería mucho mejor en la realidad.

—Payton... —su voz suena como si acabara de terminar una carrera. No me separo, no dejo de besarle. No pienso parar ahora— Nada de sexo. Si no paramos ahora no podré mantenerlo.

—No lo mantengas.

Sigo besándolo con los ojos cerrados, pero noto como su cuerpo se tensa, su actitud cambia y sus manos ya no me tocan con lujuria. Abro los ojos. Azul. Solo veo un impactante azul. No puedo pensar con claridad, mi mente está en los besos que ya no nos estamos dando. Lo deseo. Lo quiero tanto que no tengo ni idea de cómo, cuándo, ni por qué, pero lo quiero. Lo quiero joder.

Salgo de mi cabeza y empiezo a actuar. Necesito hacerle saber qué voy en serio, que es lo que quiero, y que estoy preparada para hacer el amor con él.

Doy un par de pasos hacia atrás, dónde puedo hacer pie sin tener que estirar el cuello para no ahogarme. Me aseguro de que sus ojos están puestos en mí y doy el paso. Estoy harta de pensar tanto. Solo quiero actuar.

Tiro del lazo del sujetador de mi bikini.

Lo desato con un movimiento sencillo.

Lo dejo caer al fondo de la piscina, justo a los pies de Caden.

Jamás en toda mi vida me he arriesgado tanto. Nunca he actuado sin pensar, de forma temeraria o estúpida. Estoy apostando por esto, y puede ser que lo pierda todo, pero ahí está él, con la mirada clavada en mis pechos desnudos. No han pasado ni diez segundos y ya empiezo a perder mi valentía. Bajo la vista al agua, dónde mi bikini yace en el suelo, a pocos centímetros de sus pies. No puedo mirar hacia otro lado, tengo demasiado miedo de ver qué pasa por sus ojos, la tensión no deja de crecer, siento una presión en el pecho que no desaparece hasta que escucho su voz.

—Nada de quitarse la ropa.

Levanto la mirada de golpe. Nunca me he sentido insegura con mi cuerpo, pero en este instante siento que su reacción habría sido diferente de parecerme más a mi hermana, de tener sus curvas y sus voluminosos pechos. O de ser tan sensual como Jasmine, con esa seguridad que emana por cada poro de la piel. Me siento completamente insegura de cada cosa que estoy haciendo, de las palabras que han salido de mi boca, de mis actos inapropiados con el hermano de mi mejor amiga o de lo que estoy transmitiendo a la persona que más me importa.

Los ojos de Caden brillan de una forma diferente, sus mejillas siguen rosadas, y sus pupilas dilatadas siguen clavadas en mis pechos. La nuez de la garganta sube y baja de forma consecutiva.

—La ropa puesta —repite en un susurro, como si se lo estuviera diciendo a él mismo en vez de a mí.

Miro mi bikini.

—¿Me lo pongo de nuevo?

—El que va a mantener su ropa soy yo —pasa la lengua por los labios y acorta la distancia entre nosotros. Sus dedos me rozan la curva del pezón con suavidad y estos responden enseguida a su tacto, endureciéndose al momento— A ti te quiero completamente desnuda.

Oh.

—Pero... —trago saliva— ¿Cómo vas a hacerlo con la ropa puesta?

No hay que ser muy inteligente para saber que eso no es posible. No. Se. Puede. Él tiene que estar desnudo, y yo tengo que estar desnuda. Está físicamente comprobado.

—No vamos a hacerlo, Payton —aprieta la mandíbula— Todavía no.

—Quiero sentirte dentro... —no quiero rogar, pero lo haré si no hace algo en este maldito momento.

Caden me mira como si esta fuera su primera vez, cuando su historial con mujeres es infinito. Alza la mano de nuevo hasta uno de mis pechos, la mantiene ahí, flotando a pocos centímetros, pero sin llegar a tocarme. Durante unos segundos creo que se va a arrepentir y terminar con todo esto, pero para mi sorpresa, lo rodea al completo con la palma de su mano, de forma un poco torpe y apresurada.

El impulso que lo lleva a manosearme el pecho es demasiado fuerte, como si no pudiera controlarse, y termina empujándome contra la pared de la piscina. El primer impacto es duro, pero una sensación embriagadora me sube por el pecho cuando su mano es sustituida por su boca, la que me mordisquea el pezón y sube por mi garganta.

—Me vas a sentir dentro, créeme.

No tengo tiempo para asimilar que significa eso cuando su boca atrapa la mía. Me siento confusa, algo mareada y luego excitada. Su lengua busca la mía desesperada, acaricio su torso desnudo, subo por sus hombros hasta llegar al cuello y tiro de sus cabellos con cada mordisco que Caden me da. Gimo en su boca, no puedo controlar los ruiditos que salen de mi garganta, que cada vez son más altos. Olvido que estoy casi desnuda, en el exterior de la casa, y me centro en nosotros, en esta sensación que se agolpa en la boca del estómago.

Caden me sujeta ambas muñecas y me las aparta de su cuerpo. Gruño como respuesta cuando me obliga a llevarlas a mi espalda y me las mantiene presas ahí detrás, impidiendo que pueda hacer ningún movimiento. Estoy bajo su cuerpo, inmovilizada por su mano, a su merced, y eso consigue excitarme mucho más.

No tiene intención de parar, se está tomando su tiempo con cada beso, presionando su lengua, acariciando la mía lentamente. El beso se convierte en uno mucho más intenso, más íntimo. Ya no hay esa lujuria del principio, ahora es vulnerable, me besa como si ya estuviera dentro de mí, como si fuéramos uno solo. No tengo ni idea de que hacer al respecto, cómo responder a este sentimiento que se está apoderando de cada parte de mi ser, al amor que estoy sintiendo con solo un beso.

Tengo la piel ardiendo, cuanto más me muevo para soltarme, más fuerte me agarra. Necesito tocarlo como me está haciendo él. Quiero que sepa cuanto lo deseo, hacerlo disfrutar, que esto sea mutuo. Muevo la cadera hasta encajar entre sus piernas, me restriego contra él, en busca de más. Me aprieta la cadera, no me aparta, sino todo lo contrario, me ayuda a que lo sienta todo. Me arqueo todo lo que su agarre me deja para estar todo lo cerca que puedo. Caden es mucho más grande, más fuerte, más alto, pero encajada en su cintura me siento del mismo tamaño.

Cuela la mano que tiene libre bajo mi pierna y me la sube para que no me resbale. Jamás he hecho nada parecido en una piscina ni en ningún sitio cubierto por agua. A decir verdad, jamás lo he hecho en ningún sitio que no sea una cama. Pero me alegra, porque quiero que todas mis primeras veces sean con él.

Se mueve conmigo encima hasta la escalera más próxima, me inclina hacia atrás hasta que mi culo toca el primer escalón. Se inclina hacia delante y se tumba sobre mi cuerpo. Entonces, por fin, encajamos perfectamente el uno con el otro. Gimo en su boca cuando me clava la erección y él gruñe en respuesta.

—¿Quieres parar? —pregunta rompiendo el beso.

—No.

—¿Estás segura? —me mira con tanta ternura que me pierdo un poco en sus ojos.

—Quiero sentirte dentro. Ya.

Caden me aparta el pelo de la cara. Me besa en la mandíbula, me muerde la barbilla, pasa la lengua por dónde antes había escozor y ambos gemimos al unísono. Cuando estoy a punto de quejarme, engancha el dedo en el elástico de la braga de mi bikini y tira de él hacia abajo, tan despacio que es doloroso. Apenas lo tengo por la cadera cuando para y pega la frente a la mía.

—Puedo quitármelo yo.

—No... —gime bajito y de un solo tirón me la baja hasta las rodillas.

Siento el agua rozarme la desnudez, es una sensación extraña pero agradable. Está fría y eso hace que alivie lo que siento justo en ese punto. Su mano sube por el interior del muslo. Me tortura. Me mira intensamente mientras asciende hasta mi humedad, la que palpita cada vez más fuerte. El pecho me sube y baja. Su mano está cada vez más cerca, casi puedo sentirla. Ni siquiera me ha tocado y ya estoy gimiendo. Gimo tan alto que es vergonzoso. Pero ni puedo ni quiero parar.

Me encojo al sentir el leve roce de sus dedos en mi hendidura. Acaricia el clítoris con mimo, mueve el pulgar con movimientos circulares justo en el centro. Baja la mirada por todo mi cuerpo desnudo, mitad en el agua y mitad fuera. Lo observa como si fuera un templo, como si yo fuese una especie de diosa celestial o una especie en extinción.

Su pulgar me presiona con más fuerza y mi cabeza cae hacia atrás, sobre el escalón superior. Cierro los ojos, en mi cabeza hay un revoltijo de sensaciones. Se están echando un pulso el placer y el miedo. Esto es... Joder.

Alzo la cadera, me muevo para sentir más la presión de su dedo y conseguir más fricción.

—Me estás matando —mueve el pulgar de tal manera que un gemido desgarrador sale de mi garganta— De acuerdo, es así como te gusta. Dime lollipop, que más te gusta. ¿Qué quieres que te haga?

Su voz suena ronca, pero no deja de dibujar circulitos en el punto exacto.

No tengo ni idea de que me gusta. No recordaba que era sentir placer. He mentido al decir que tengo experiencia, porque tan solo me he acostado con tres hombres en toda mi vida, y uno de ellos fue Jayce, el que se preocupaba más de correrse que de si me sentía bien.

—Cariño, dime que te gusta —me toca el clítoris con suavidad y yo emito un gruñido de desaprobación. No quiero que deje de hacer esa cosa que hacía, pero sé que me va a castigar hasta que responda.

—Lo de antes —consigo decir.

—¿Qué más?

Una oleada de placer me recorre cuando vuelve a tocar ese punto en concreto otra vez. Me siento tan bien, que si no estuviera tumbada me fallarían las piernas.

—Dime Payton.

—No lo sé.

Me palpita la entrepierna como si tuviera el corazón justo ahí. Agradezco estar ahora mismo dentro del agua y no llevar bragas para que no pueda comprobar lo mojada que estoy con apenas un roce. También agradezco que es de noche, y que tan solo estamos iluminados por un manto de estrellas, que puedo cerrar los ojos y fingir que no estoy desnuda, que no está mirando cada rincón de mi cuerpo, y que no puede ver cuánto le deseo.

—¿No sabes que te gusta?

Niego avergonzada.

—De acuerdo, entonces vamos a descubrirlo juntos. ¿Te parece bien?

—Lo que quieras, pero por favor, no pares —respondo sin atreverme a abrir los ojos.

La risa de Caden me calienta el corazón.

—¿Este ritmo te parece bien? ¿Más rápido? ¿Menos?

Estoy sufriendo, lo quiero todo, absolutamente todo. Nada va a ser suficiente.

Lollipop, ¿cómo quieres que...?

—No sé —gimoteo fuera de control— Por favor, solo...

Vuelve a presionar el pulgar sobre el clítoris, lo mueve en ese punto que juntos hemos descubierto que me hace perder el control. Lo siento cerca, su lengua recorre mi garganta, la que está a su merced. Me lame el pecho, me roza el pezón con los dientes y vuelvo a gemir. Estoy tan sensible que cualquier roce me resulta doloroso para mi salud mental.

—Esto también es nuevo para mí.

Otro gemido. Mío.

—Nunca me he preocupado por la otra persona, pero a ti solo quiero complacerte.

Más gemidos.

—Quiero ser el único —me lame el cuello— El único para ti.

Me restriego contra su mano.

—Déjame tocarte, Caden.

Como si estuviera esperando mi orden, me suelta las manos que tenía a la espalda y me libera para que pueda rodearle el cuerpo a mi antojo.

Algo cambia en cuanto mis manos entran en contacto con su piel. Sus movimientos se vuelven más precisos y siento más puntos en contactos. Ahora no solo siento el pulgar, sino que siento los cinco dedos, separándome las pliegues y la base de la palma en el centro del clítoris. Esto es... joder, esto está mucho mejor.

—¿Puedo? —pregunta presionando con el dedo índice en el centro de la hendidura, apenas introduciendo la punta de su dedo.

Me siento exhausta. Algo mareada. Una mezcla de vergüenza y deseo. Un fogonazo me sube hasta las mejillas.

En mis experiencias anteriores la penetración con los dedos nunca ha sido nada del otro mundo. Los preliminares solo duraban unos segundos antes de abrirme de piernas y follarme sin control. Nunca me ha parecido gran cosa las relaciones sexuales, por eso tampoco me ha preocupado llevar tanto tiempo sin practicarlas, pero también pensaba algo parecido con los besos, y desde que Caden me besó, mi idea ha cambiado por completo. No me ha tocado y ya estoy al borde del colapso. Su mano sigue entre mis piernas, a la espera de mi respuesta. Da toquecitos sobre el clítoris con el pulgar, está impaciente. Mi cuerpo también lo está. Así que asiento.

—Hazlo.

Presiona la hendidura y se hunde poco a poco dentro de mí. Retengo todo el aire en los pulmones cuando noto lo estrecho que es, como su dedo se resbala en mi interior. La sensación es muy agradable, tanto que me animo a abrir los ojos y encontrarme con su mirada. Nos quedamos así, sosteniendo la mirada del otro, sorprendidos por esta nueva sensación, pero sin siquiera respirar.

—Bésame... —le pido, entonces lo hace, y su dedo se mueve en forma de gancho dentro de mí. Gimo en su boca. Me contraigo en su mano, siento su dedo dentro de mí. Una sacudida me hace temblar.

—Entiendo que eso significa que te gusta, ¿no? —sonríe de lado y vuelve a hacerlo, varias veces más.

Ni siquiera sabía que podría existir un lugar perfecto, pero Caden ha sabido tocar el lugar exacto. Mi cuerpo se calienta y gimo con intensidad.

—No pares, Caden. No pares por favor.

Pierdo la capacidad de pensar cuando su dedo hace ese gesto una y otra vez, cuando lo mueve en forma de gancho, llegando al punto perfecto. Nuestros besos se intensifican, no quiero dulzura ahora, le toco con agresividad, clavo mis uñas en sus hombros. Me dejo llevar, no me llega el aire al cerebro, ahora mismo mi mente está flotando, tan solo es mi cuerpo el que se mantiene en el agua. Mi capacidad locomotora es nula.

Creo que es consciente de mi estado, porque la mano que antes forzaba mis muñecas a la espalda, ahora me rodea la cintura y me alza las caderas, dejándolas al ras del agua. Siento la brisa rozarme el clítoris y mi cuerpo vibra con intensidad. Suelta un gruñido de lo más profundo de su garganta y me presiona contra su cuerpo. Soy una pequeña criatura bajo su enorme cuerpo, retorciéndose de placer y derritiéndome en sus dedos.

Soy suya. Siempre lo he sido. Pero ahora lo soy por completo.

—No puedes imaginar la de veces que he imaginado esto —me lame la mandíbula— Lo he recreado un millón de veces en mi cabeza, en diferentes situaciones, pero ninguna se ha acercado lo más mínimo a la realidad. Esto ha superado cada una de mis expectativas.

Gimo tan alto que me desgarro la garganta.

—Voy a perder la puta cabeza cuando esté dentro de ti.

Jadea en mi cuello, susurrándome todas las cosas que pretende hacerme, como si estas palabras fueran solo para mí, demasiado íntimas para decirlas en alto.

—Voy a meterte otro dedo —me muerde el lóbulo de la oreja— ¿Te parece bien?

Me acaricia la columna vertebral. Trago saliva. Mi sexo palpita, como si pudiera anticiparse a lo que está a punto de ocurrir.

—Tus manos son grandes —respondo nerviosa— ¿Van a caber?

Una carcajada ronca sale de sus labios. Se moja los labios con la punta de la lengua, me mira como si estuviera a punto de devorarme.

Me siento completamente llena. No estoy segura de que sea posible que algo más entre ahí. No lo veo humanamente posible, pero entonces, Caden se inclina hacia mí, presionándome el pecho. Pone la mano en mi cadera y me sube la pierna ligeramente hacia un lado, despegando mis labios internos y respondiendo a mi pregunta con esa sonrisa ladina en sus labios.

—Cariño... —me deja pequeños besos de lo más castos en los labios— ¿Dos?

—Dos —jadeo.

Sus bíceps se tensan bajo mis uñas. Con una facilidad asombrosa, Caden introduce un segundo dedo dentro de mí y el gesto de mi cara hace que se ría tenso.

—Joder.

—Eso mismo —sonríe contra mis labios cuando hace el gancho con ambos dedos a la vez.

—Caden, voy a... —tiemblo en sus manos, mi cuerpo se sacude como gelatina.

—Hazlo lollipop, por favor, córrete en mis manos.

—Pero tú... Yo no... Ni siquiera te he hecho nada. Si quieres yo podría, no sé, hacer que tú... —otro gemido cuando acelera el ritmo de sus dedos.

—Solo con escucharte gemir podría correrme ahora mismo —me pega la entrepierna y siento su erección rozarme el culo— Me vuelves loco. No te imaginas lo que siento cuando noto como te contraes en mis dedos, los pequeños espasmos que me aprietan y hacen que mi polla crezca cada vez más. Nada más de imaginarla dentro de mí y sentirte apretar pierdo la cordura —respira hondo y acelera el ritmo— No tienes que hacer nada más que lo que ya estás haciendo. Déjame hacerte disfrutar, solo relájate.

—Pero yo quiero que tú...

—Lo hago, estoy disfrutando, créeme —cierra los ojos— Intento controlarme, pero te aseguro que jamás en mi puta vida he sentido nada parecido.

Mis músculos se contraen alrededor de sus dedos. Caden se separa de mi cuerpo para tener una mejor vista de mi cuerpo desnudo, mira fijamente sus dedos dentro de mí. Me acaricia el ombligo con suavidad, para que pueda relajarme y me deje llevar. Observa ese orificio de mi cuerpo como un bollito de crema y se relame hambriento antes de hablar:

—La primera vez que te vi el ombligo deseé correrme en él —habla con voz ronca.

—Hazlo —le pido entre gemidos.

—Hoy no —me besa el abdomen, alrededor del ombligo y va bajando poco a poco hasta el lugar dónde sus dedos se pierden dentro de mí. Me alza las caderas para sacarlas del agua y sigue recorriendo con la boca ese punto— Pero lo haré, pienso correrme en cada parte de tu cuerpo, pero ahora necesito probarte, Payton —inhala en el centro del clítoris— Porque estoy hambriento.

Al primer lametazo siento que estoy volando, dejo de sentir mi cuerpo anclado a la tierra y comienzo a flotar. Su lengua se mueve en el centro, mientras que sus dedos siguen dentro de mí, moviéndose en el punto exacto.

Sé a ciencia cierta qué voy a tardar menos de tres segundos en correrme, y va a ser mi primera vez, y debería estar confusa, acojonada y sin saber cómo actuar, pero la realidad es que no he estado más segura en toda mi vida, y quiero que todas mis primeras veces sean suyas. Absolutamente todas.

Siento que me voy a morir. El calor recorre todo mi cuerpo, la presión crece en mi pecho mediante Caden me lame en el centro. No sé cómo es capaz de mantener mis caderas en vilo, deslizar lengüetazos con esa destreza y no dejar de mover los dedos en el punto exacto, pero la cuestión es que está siendo perfecto, y yo no puedo más, mis piernas tiemblan, una oleada de placer se apodera de mí, los sonidos guturales de Caden me vuelven loca. Todo mi cuerpo estalla como fuegos artificiales.

Tiro de sus cabellos. Es lo más intenso que he sentido en toda mi vida. Clavo las uñas en su espalda mientras él sigue devorándome a pesar de haberle inundado la boca hace dos segundos. No deja de mover los dedos, de mover la lengua y besarme el clítoris, incluso cuando tengo varios espasmos seguidos. Como si necesitase aferrarse a mí, a este momento perfecto, una explosión de colores vivos que bailan en mi cabeza.

—¿He muerto? —pregunto con el último aliento que me queda.

Tan solo escucho el sonido de la brisa, el agua chocando contra la mano de Caden y el sonido húmedo que chapotea de mi interior.

—Pienso hacer esto cada día de mi vida —percibo como saca los dedos de mi interior y sube con un sendero de besos por mi abdomen hasta el pecho, dónde esconde la cabeza mientras le rodeo la espalda con las piernas y los brazos.

—Siento no haber hecho nada para que tú también termines —susurro mientras me da pequeños besos en la barbilla.

—Me he corrido aproximadamente hace unos cinco minutos —murmura— No he podido esperarte.

—¿Te has corrido dentro del bañador? —reprimo una carcajada.

—¿Si te digo que sí pensarás que soy un guarro y no querrás volver a hacer esto nunca más? —hunde la nariz en mi cuello e inhala profundamente.

—Nop —se me escapa una risita nerviosa.

—En ese caso sí, me he corrido en el bañador.

Caden me rodea el cuerpo con los brazos, nos quedamos abrazados en esta posición largos minutos, sin movernos, sin la necesidad de hacer o decir nada más.

—Quiero besarte —me dice.

—Con una condición —levanta la cabeza para mirarme, estamos tan cerca que no le costará trabajo hacerlo. Nuestros labios casi se rozan al hablar, pero aun así, Caden mantiene en todo momento su promesa, la de darme todo el espacio que necesite, la de ser yo la que elija el ritmo.

—¿Cuál?

—Que no sea la última vez que lo hagas.

Continue Reading

You'll Also Like

936K 48.5K 36
Melody Roberts es una chica muy sencilla, no es muy sociable y solo tiene una mejor amiga. Vive sola en un pequeño departamento, el cual debe de paga...
1.8M 130K 89
Becky tiene 23 años y una hija de 4 años que fue diagnosticada con leucemia, para salvar la vida de su hija ella decide vender su cuerpo en un club...
503K 26.4K 57
Hay algo en ese chico, algo en el azul grisáceo de sus ojos o en la exquisita fragancia que lo caracteriza, algo que no he logrado descifrar pero que...
6.2K 392 60
El último curso de instituto parecía ser igual que los demás. Sin embargo, una charla con la orientadora hace que Tyler y Cassie se replanteen su fut...