Aviones de papel

By Crisbeylis

3.2K 1K 4K

Uno, dos, tres, cuatro, muchos aviones de papel caían en mi mesa, cada uno con palabras motivadoras, a los cu... More

✨Nota de la autora✨
✨Sinopsis✨
✨ Playlist ✨
✨Dedicatoria✨
✨Prólogo✨
Capitulo 1: No soy especial
Capitulo 2: ¡Hola!
Capitulo 3: Ian Luján
Capitulo 4: ¿Puedo sentarme?
Capitulo 5: Distracción
Capítulo 6: Dolor.
Capítulo 7: Solo hay que sonreír
Capitulo 8: Cosas complicadas que no deberían serlo
Capitulo 9: Un futuro planeado
Capitulo 10: El misterio de los avioncitos
Capitulo 11: El misterio tiene nombre (pte 1)
Capitulo 12: El misterio tiene nombre (pte 2)
Capitulo 13: Una canción
Capitulo 14: Más que una etapa
Lo que era antes
Capitulo 15: Luz y sombra
Capitulo 17: ¿Hemos perdido?
Capitulo 18: La melodía en mi cabeza
Capitulo 19: Tu risa/ su beso
Capitulo 20: Un trébol de cuatro hojas
Capitulo 21: Mi promesa.
Lo que era antes
Capitulo 22: Unas flores de papel amarillo
Capitulo 23: ¿Buena o mala suerte?
Capitulo 24: Es mi vida
Capitulo 25: Siempre estamos cambiando
Capitulo 26: Arreglar las cosas
Capitulo 27: Te quiero
Capitulo 28: Emociones
Capitulo 29: Lucia
Capitulo 30: Cofre bajo llave
Capitulo 31: Afortunados
Capitulo 32: Querer avanzar
Capitulo 33: La música
Capitulo 34: Canta conmigo
Capitulo 35: Pequeños momentos
Capitulo 36: Blue Eyes
✨ Epílogo ✨
✨ Última notita ✨
Extra 1| Mick

Capitulo 16: El miedo a caer

54 15 88
By Crisbeylis

Heather.

Al salir por fin, Ian está esperándome en las escaleras de la entrada del instituto, él está mirando al frente y me acerco colocándome a su lado, él me mira y me sonríe.

Comenzamos a caminar haciendo el mismos recorrido de siempre, él en su patineta, yendo poco a poco y yo no hago gran cosa. Lo cierto es que en todo este tiempo y en todas las idas fuera  instituto casi no hablamos, la cosa siempre se resume en nuestro silencio cómodo, y alguna palabra suelta, porque no siempre se tiene que decir algo.

—¿Entonces te pintaras la cara de verde fosforescente y negro? —inquiere y eso me hace mirarlo.

—¿Qué? No, lo dije bromeando.

—Lo sé, pero Mick si espera que lo hagas y luzcas como toda una fanática.

—Oh no, no.

Suelta una risa, y guardamos silencio de nuevo, y yo me vuelvo a fijar un poco en como domina la patineta, aunque no sea algo muy especial siempre me fijo en eso.

—¿Te gustaría intentarlo? —pregunta.

—¿Que cosa? —inquiero confundida.

—Andar en la patineta, yo te enseñaría —aclara y lo miro alzando ambas cejas.

—¿Y arriesgarme a caer y tener un diente menos? No gracias.

Ian me mira con los ojos entrecerrados cuando bromeo con lo que me dijo aquella primera vez que se acercó a mí y tuvimos una conversación más allá de un "hola" y un asentimiento de cabeza, y me contó como fue su primera experiencia con la patineta de pequeño.

—No te caerás, no lo permitiría.

—Ya.

—Es en serio, y si caemos, pues caemos los dos, como aquella vez —bromea.

—Tengo la marca de los raspones —le digo muy seria.

—Perdon.

—Ya paso.

Cuando estamos a punto de curvar en la esquina que lleva a mi casa cambio de dirección hacía el parque de la otra cuadra, no es el mismo del otro día, este es un poco más pequeño.

—¿Que haces? —Ian me sigue confuso.

—¿No es obvio? Voy al parque.

—Pero ¿Por qué?

—Dijiste que me enseñarás —me vuelvo hacía él, señalando la patineta.

—No pensé que fueras a decir que si —murmura.

Al llegar al parque hay alguno que otro niño jugado, y algunos adultos haciendo ejercicio, el día es fresco por lo que no está haciendo mucho sol, nos paramos en un área de piso.

Vuelvo a mirar a Ian que tiene el ceño un poco fruncido, ahora tiene la patineta bajo el brazo, y luego la coloca el suelo en medio de los dos.

—Vale, hagamos esto —me animo y él me vuelve a sonreír.

—Que entusiasmo.

Me ofrece una mano y la tomo, el contacto con su mano es tan cálido.

—Veamos, esto es como andar en bicicleta —razona alzando las cejas.

—¿Que tiene que ver una bicicleta con una patineta? —pregunto.

—Absolutamente nada —dice conteniendo otra sonrisa—, el pie en el medio de la patineta, estrell... Heather —se corrige rápidamente a lo que estaba a punto decir, y yo que estaba mirando abajo levanto la mirada y veo el destello de pánico en los ojos grises de él.

—Pie en medio ¿que más? —digo, salvandolo del embrollo.

—Eh, es fácil, no tiene ciencia, el pie siempre en el medio a menos que vayas a hacer alguna acrobacia, y con el otro te impulsas —explica aliviado.

—De acuerdo.

—Ahora inténtalo —cuando hace el amago de soltarme, pero lo evito tomándole la mano con más fuerte.

—¿Qué haces? ¡Ni se te ocurra soltarme! —chillo—, siento que cuando deje de tener un apoyo firme me iré al suelo —me apresuro a decir y él se ríe—. No es gracioso.

—¿Si lo intentamos juntos estaría mejor para ti?

—Tal vez.

—Vale, arrima un poco tu pie hacia delante —me pide.

—Me has dicho que en pie siempre debe de ir en medio.

—Pondre el mío detrás Haether, así que no hay ningún problema, no te vas a caer —lo hago, arrimó mi pie y él pone los suyos detrás—. Ahora, eh... ¿Puedo?

Frunzo el ceño, lo miro sobre mi hombro y él se muestra nervioso cuando hace una seña hacía sus manos, y lo entiendo, quiere decir que si lo dejo poner sus manos en mi cintura.

—Eh, claro —asiento y acto seguido Ian coloca sus manos en mi cintura, y ahora soy yo la que está un poco nerviosa.

—Muy bien, ahora agarra impulso con tu pie libre.

Eso hago me impolso con mi pie derecho, y aunque al principio me cuesta un poco —por nuestro peso—, la haga andar, y nos deslizamos con la patineta por el parque.

Miro hacía abajo, a mis pies y ver el piso como un borron gris hace que sienta que tropezaremos con algo y caeremos.

—Vista al frente Haether —ordena Ian—. Esto es como ir en bici, nunca mires abajo.

—Tu nunca miras al frente —me quejo.

—Yo tengo un poco más de experiencia —esta vez él toma impulso haciendo que vayamos más rápido dándole la vuelta al parque.

—Tu sabes tocar diferentes instrumentos, cantas, juegas al fútbol, andas en patineta como profesional, tienes buenas notas, eres como un chico barbie —comento divertida—. Por cierto, ¿dónde están los frenos?

Ian detiene la patineta con un pie en el suelo y suelta una carcajada mientras lo hace, me mira por sobre mi hombro riéndose un poco.

—Chico barbie —niega con la cabeza y se baja de la patineta invitandome a hacer lo mismo—. Muy bien las lecciones de patineta la retomaremos después, por ahora ya sabes lo básico que es solamente eso, porque no es nada especial andar en patineta, la próxima vez lo harás tu sola.

—Bien, bien, tal vez lo haga

Me alejo unos pasos y me siento sobre la grava, dejando mi mochila sobre mi regazo, Ian se acuesta a mi lado dejando su mochila como almohada para apoyar su cabeza.

No decimos nada, yo miro al cielo que está azulito y lleno de nueves, y me fijo en sus formas, hay unas que tienen formar como de soldados que están divididos por un espacio azul, parece que estuvieran acercándose para una batalla, hay otra que tiene la forma de una paloma, y otra que parece una ballena.

—Heather creo que deberias de dejar de tener miedo a caer.

Lo que dice Ian hace que lo mire.

—Lo se, si así actuó con una patineta no quiero imaginar cuando me suba a una rueda de la fortuna suspendida en el aire, me dará alguna cosa loca —digo soltando una risa, que se extingue cuando él luce un poco más serio.

—No estoy hablando solamente a lo físico —empieza—. Me refiero a lo emocional, Heather, no conozco de ti más que lo que tú me dejas ver, y está bien, tal vez no confíes mucho en mí, pero me fijo lo suficiente en ti para ver qué tienes miedo.

Me mira fijamente, y yo tengo que apartar mi mirada hacía otro lado.

Pero ahora que lo dice, que lo ha expuesto ¿Tengo miedo? No lo sé, tal vez sí, miedo a caer más emocionalmente que otra cosa, porque ya lo hice una vez, y no quiero volver a hacerlo, pero no son cosas que uno pueda controlar.

—Tal vez si tengas un poco de razón —murmuro—, tal vez tenga miedo de caer en ese agujero negro.

—¿Sabes? Se dice que hay que romperse o caer aunque sea una vez en la vida, la cosa está en aprender a levantarse y dar pelea —sopesa apoyando su cara esta vez en la palma de su mano para mirarme.

—El problema es que ya me he roto varias veces en mi corta vida y no veo cambios positivos.

—Dijiste que no todo tiene que tener el mismo resultado, quizás, está vez, cuando lo sueltes todo y no te quede nada guardado, puedas volver a respirar y estar bien, está vez en serio.

—Es que... No lo sé, se me hace tan difícil abrirme, contarle todo a alguien y no sentirme como si lo estuviera molestando con todos mis problemas, o no sentir como si lo estuviera arrastrando a hacía ellos también. No sé si lo entiendas —juego con mis manos, mordiendo mi labio fuertemente.

—Lo entiendo, más de lo que creer —expresa con voz sueve y lo vuelvo a mirar—, pero Heather tienes una vida, tenemos una vida, sueños, anhelos y metas por cumplir —posa su mano sobre las mías que aún estan jugando—. No dejemos que eso se pudra.

Sonríe por tercera vez consecutiva, y yo le devuelvo el gesto.

Esa misma noche, cuando estoy en el silencio de mi habitación, pienso en esa última oración "no dejemos que eso se pudra" se refiere a nuestra vida, y yo le doy otro sentido, también se refiere a los buenos momentos y también a los malos; los buenos nos mantienen bien, nos mantienen sonriendo y nos dan un sentimiento reconfortable, y los malos son solo momentos que uno tiene que pasar, aunque sean cosas horribles y que te hayan dejado un vacío en el pecho y que a pasar de eso no nos define.

Pero lo que verdaderamente pudre todo es el sobrepensar, pensar el los malos momentos pudren los buenos, y es así. Porque creo fielmente que pensar se convierte en nuestra propia arma para deprimirnos y hacernos sufrir. Porque pensamos y mientras pensamos te cuestionas todo lo que haces y lo que quieres hacer, lo que has logrando y aun no has logrado y tienes el presentimiento que tampoco vas a lograr, lo que te hicieron e hicistes a otros. Y en qué la vida puede ser sumamente cruel a veces. Sufrimos pensando en lo que ya pasó y en lo que aún no pasa.

También pienso en la depresión y la ansiedad, la gente tiene una idea erronea de lo que es eso.  No son juego, la depresió es sentir que te falta algo y no saber el que, sentir el vacío, el hueco, en dónde a comenzado a faltar algo, el ver solo tu vida pasar sin hacer nada, la ansiedad de sentir todo con demasiada intensidad hasta no poder controlarte a veces sintiendo que todo se va a acabar, que ya no queda nada. Sentir que el tiempo avanza, que todos avanzan, pero tú te quejas atrás.

Y no es juego porque algunos suelen decir que las personas que sufrimos de depresión y a ansiedad estamos así porque queremos, que nos deprimimos porque queremos, que no tenemos motivación porque así lo queremos, pero ellos no saben nada, no saben lo que es luchar contra ti mismo, contra tu propia mente, no saben lo aterrador que es.

No saben lo que es querer salí a flote después de estará en ese agujero negro, no saben lo que es querer salir de ese mar de dudas, autosaboteo, y pensamientos intrusivos que te susurran al oído para que termines con todo de una vez y tener un poquito de paz, no lo saben. Porque todas esas personas no entienden las guerras internas de los demás y tampoco se ponen en sus zapatos  y tratan de entender.

He escuchado muchas veces estas palabras, en diferentes lugares de personas que no conozco, y de personas que sí, "tienes dieciséis, tienes quince, tienes catorce no puedes estar deprimido eres demasiado joven", pero estoy deprimida. Estoy deprimida y soy joven, hasta un niño de diez u once años puede sentirse deprimido o triste. Y la tristeza no solo vine de alguna perdida o situación difícil, también está el sentirse así solo porque sientes que algo no está bien dentro de ti, por diferentes cosas, porque la tristeza viene de muchas cosa, hasta de la nada y se queda ahí, contigo aunque no te pase especialmente nada.

Todos llevamos las guerrar internas de diferente manera. Con reacciones diferentes.

Y al fin y al cabo nada de eso importa, porque tal vez necesites ayuda, tal vez solo un empujoncito de alguien quien te quiera ayudar y estar contigo en todo su proceso, para volver a ser tu mismo, para sacar el dolor y volver a estar bien y ser feliz con esa pequeña cicatriz en el corazón.

Por más difícil que sea ese camino para volver a sentirte completo y estar bien. Acabar con el dolor depende solo de nosotros mismos.

✯✯✯

Holaaa, ¿cómo están?

Este capítulo es muy especial para mí, un poco personal, podemos ver cómo Heather describe como percibe ella todo esto de la depresión. Y  la comparación de caer de la patineta con esto mismo.

Este historia se a vuelto muy especial para mí y agradezco todo su apoyo.

Espero que les haya gustado, tanto como a mí.

Cuidense mucho :)

Con todo el cariño del mundo, Cris <33

Continue Reading

You'll Also Like

42.3K 2.3K 31
Mia y Noah el destino los une en una fiesta en California, pero lo que ellos no saben es que cuando mia se va a vivir con su adinerado padre encontra...
392K 19.1K 48
Una historia que promete atraparte desde el principio hasta el final. Camila es una chica humilded, Ignacio Besnier es el heredero de un imperio empr...
11.7K 1.4K 61
Crecí tapándome las heridas con retales sueltos y ahora no sé de qué estoy compuesta. Parecía algo sin sentido, pero él aseguraba que se trataban de...
25.2K 3.1K 51
«A Lexi le gusta Ashton, el mejor amigo de su mejor amigo, a Luke le gusta Lexi, su mejor amiga. El verano después de la graduación llega: el ultimo...