𝐑𝐞𝐬𝐮𝐦𝐞𝐧: 𝐍𝐮𝐧𝐜𝐚 𝐝𝐞𝐛𝐢́ 𝐮𝐬𝐚𝐫 𝐞𝐬𝐞 𝐥𝐚́𝐩𝐢𝐳 𝐥𝐚𝐛𝐢𝐚𝐥.
𝐀𝐝𝐯𝐞𝐫𝐭𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚𝐬: 𝐬𝐞𝐱𝐨 𝐬𝐞𝐦𝐢𝐩𝐮́𝐛𝐥𝐢𝐜𝐨, 𝐬𝐞𝐱𝐨 𝐯𝐚𝐠𝐢𝐧𝐚𝐥, 𝐜𝐨𝐦𝐩𝐨𝐫𝐭𝐚𝐦𝐢𝐞𝐧𝐭𝐨𝐬 𝐩𝐨𝐬𝐞𝐬𝐢𝐯𝐨𝐬, 𝐬𝐚𝐧𝐠𝐫𝐞 𝐥𝐞𝐯𝐞, 𝐞𝐥 𝐥𝐞𝐜𝐭𝐨𝐫 𝐭𝐢𝐞𝐧𝐞 𝐮𝐧 𝐧𝐨𝐦𝐛𝐫𝐞 𝐝𝐢𝐬𝐭𝐢𝐧𝐭𝐢𝐯𝐨 𝐝𝐞 𝐠𝐮𝐞𝐫𝐫𝐚 𝐩𝐞𝐫𝐨 𝐧𝐨 𝐞𝐬 𝐢𝐦𝐩𝐨𝐫𝐭𝐚𝐧𝐭𝐞.
Frío.
Sentiste la piedra fría del edificio a través de tu ropa pero aun así no fue suficiente. Estaba caliente. Ardiendo detrás de ti como una llama que no se apagará hasta que él la entierre entre tus piernas.
Sabía lo que quería y era bueno para conseguirlo.
Ustedes dos han estado jugando un juego peligroso durante algún tiempo y él no era exactamente conocido por ser paciente. Y no le gustaba perder.
Oh, estaba herido. Lo supiste desde el momento en que te vio con ese lápiz labial rojo.
"Apuesto a que se verá aún mejor manchado".
Lo dijo de pasada antes de que tú y el resto del equipo salieran hacia el bar. No lo ocultó. Estás bastante segura de que Soap escuchó. Nadie lo confrontaría jamás.
Ambos apenas tomaron un trago hasta que él los sacó por la parte de atrás. La puerta ni siquiera estaba cerrada antes de que te tuviera justo donde te quería. Te empujó, de vuelta hacia él. Atrapado entre la pared y tu enorme masa de teniente.
Casi golpea su mano contra la pared al lado de tu cabeza mientras se presionaba contra tu trasero, empujándote más contra la pared. Él estaba duro como una roca.
"Será mejor que tires ese lápiz labial", dijo mientras la mano al lado de tu cabeza se apretaba, su otra mano se clavaba en tus caderas.
"¿Por qué?"
Escuchaste un gruñido detrás de ti. No sabías mucho sobre él, pero poco a poco fuiste descubriendo lo que le gustaba.
El lápiz labial rojo estaba en la cima.
"Porque la próxima vez que lo vea en ti no voy a esperar hasta que estemos solos". finalmente dijo.
La mano que estaba en tu cadera se deslizó hacia la parte delantera de tus pantalones y rápidamente desabrochó los botones.
"¿Qué vas a hacer? ¿Follarme delante de todo el equipo?". Absolutamente lo dejarías.
"Ponerte de rodillas", gruñó mientras casi te arrancaba los pantalones, lo suficiente para exponer tu culo. "Forzar esa bonita garganta".
Las palabras sonaron tan suaves en sus labios. Podría presionarte contra una pared detrás de una barra de mala calidad con la misma facilidad con la que podría cortarte la jodida garganta. Preciso y letal en todo lo que hacía.
Deslizó tus bragas hacia abajo. Sus manos eran ásperas, callosas. Cálidas. Sentían que te pertenecían a ti y a tu cuerpo. Diseñado para explorar cada pliegue entre tus piernas, la curva de tu cuerpo y envolver alrededor de tu cuello.
"Arquea tu espalda para mí", ordenó mientras se alejaba para darte el espacio suficiente para hacerlo.
Obedeciste poniéndote de puntillas y todo para darle la mejor vista posible.
Pasan unos momentos y esperas pacientemente, como una zorra obediente. Nunca lo oíste desabrocharse los pantalones. Nunca lo oíste sacarlo. Pero lo hizo.
Se empujó entre el calor de tus muslos sin previo aviso, frotándose contra tus pliegues mientras lo hacía.
Tú jadeaste y él gimió. Él era grande. Más grande que cualquiera que hayas conocido. Más grande de lo que puedes soportar. Lo suficientemente grande como para que la punta de él se clavara entre tus muslos y miraras hacia abajo y lo vieras. Ya hinchado y empapado.
Se quedó allí, ajustándose a la sensación de su cuerpo. Lo único que se mueve es su pecho agitado. Te agachaste para tocar la parte más sensible de él y casi te rompe el brazo al volver a levantarlo.
"No", gruñó mientras tomaba tus dos muñecas con una mano y las sostenía sobre tu cabeza. Era su brazo tatuado, y tus ojos seguían cada línea de tinta, cada vena, cada cicatriz. Te inclinaste hacia adelante, trazando una línea con tu lengua mientras sus caderas casi se doblaban.
Aprovechó la oportunidad para rodar sus caderas hacia atrás y presionar la punta de sí mismo contra tu entrada, que se enganchó de inmediato.
Él iba a hacerlo.
En el momento en que continuó empujando hacia adelante, le mordiste el antebrazo.
Se atragantó. "Oh, perra".
Sentiste cada músculo y tendón tensarse debajo de tus dientes. Eso no lo detuvo, solo pareció estimularlo. Empujó hacia adelante, implacable. Gemiste cuando su antebrazo todavía estaba entre tus dientes, descargando el dolor sobre él.
Acababa de empezar y se sentía como si te estuviera partiendo en dos.
"Tan apretado", dijo en voz baja. Soltó tus muñecas y clavó ambas manos en tus caderas mientras ajustaba el equilibrio. "Esto va a doler."
Tiró de tus caderas hacia atrás y empujó con las suyas al mismo tiempo y sofocaste un grito. Tus ojos inmediatamente se humedecieron y un silencioso sollozo escapó de tus labios, un dolor blanco y punzante recorrió todo tu cuerpo.
Estaba quieto, permitiéndote adaptarte a él.
"Oh, estabas jodidamente hecha para mí", dijo mientras presionaba su máscara contra la parte posterior de tu cabeza. "Tomándome tan bien".
Te preguntaste si sintió la forma en que te apretaste a su alrededor con sus palabras.
Deslizó sus manos hacia tu frente, sus dedos deslizándose debajo de tu camisa. Se movió lenta, deliberadamente. Memorizando cada parte de tu cuerpo, un toque muy diferente a cómo casi asalta tu coño. Sentiste su polla contraerse dentro de ti mientras subía a tu caja torácica.
Ninguno de ustedes estaba respirando.
Sus dedos recorrieron una fila de costillas, acomodándose en el surco entre ellas por un momento antes de moverse hacia arriba. Sus manos eran enormes. Podría haber tocado todo tu cuerpo en unos momentos, pero estaba saboreando esto. Saboreándote.
Se deslizó más arriba. Una segunda fila de costillas y dedicando más de tu cuerpo a su memoria.
Estabas al rojo vivo. De alguna manera esto fue más personal que lo que acaba de hacer entre tus piernas. Eras vulnerable.
Se detuvo justo debajo de tus pechos. Llevabas un bralette de encaje y sus dedos tocaron el borde.
Exhaló, su aliento ardiendo en la parte posterior de tu cuello, derramándose como humo. Sacó la mitad de su camino para golpearte mientras sus manos se movían hacia arriba.
Agresivo. Hambriento.
Rasgó la tela mientras la arrancaba.
Manos ásperas ahuecaron tu pecho para protegerlo de la pared mientras aparentemente intentaba follarte a través de él. Cada vez que se deslizaba hacia afuera te sentías vacío, y cada empujón hacia adentro era suficiente para que tus ojos se pusieran en blanco en la parte posterior de tu cabeza. El dolor fue rápidamente reemplazado por placer, la punta de su polla golpeando lugares que nunca imaginaste.
Su distintivo de llamada. Una palabra hecha sucia cuando fue gemido bajo tu aliento cuando estaba en medio de follarte de par en par. La única palabra que sabías.
Su ritmo se hizo más rápido. Desesperado. Todo el bar podría haber estado mirando y no podrías preocuparte por nada más que la forma en que él está tan dentro de ti.
"Raven", gimió de vuelta. Movió sus manos, una apoyándose en la pared y la otra en tu bajo abdomen. Se estaba enterrando hasta la empuñadura y todavía no era suficiente. Él te necesitaba más profundo. Más fuerte. Cada maldita parte de ti.
Sus nudillos estaban sangrando, raspados de la pared.
Sentiste la presión de su mano presionando contra la punta de su polla y tus piernas casi cedieron.
Lo necesitabas igual de mal. Sentiste que sus caderas tartamudeaban, pero no se detenía. Se estrelló de nuevo. De nuevo. Una y otra vez hasta hacerte un maldito desastre. Podías escuchar lo mojada que estabas cada vez que se movía.
Lo agarraste por la muñeca, el que se sujetaba a sí mismo, con los dedos envueltos. Casi lo sentiste alejarse de un tirón, pero no lo hiciste en el último segundo. Acercaste su mano a ti, sin siquiera tener que mirarlo para saber que estaba perforando agujeros en la parte posterior de tu cráneo, observando con ojos cautelosos.
Lo acercaste a tu cara y él desaceleró.
Un movimiento suave de tu lengua contra los rasguños y dejó de moverse por completo, un fuerte aliento entrando en sus pulmones.
Estabas segura de que lo hiciste enojar, medio esperando que te lo arrancara.
"Sucia puta de mierda", gruñó mientras se estrelló contra ti más fuerte que antes.
Tus extremidades comenzaron a entumecerse. Sentiste cada cresta de su polla, cada vena, cada latido mientras te inclinabas sobre el borde. Todo tu cuerpo se tensó mientras sentías que se acumulaba, cada vez más alto.
Su ritmo se aceleró. Fue implacable. Usándote.
"¿Crees que todos los hombres que te miraban saben que estás aquí afuera siendo follada?" Él continuó. "Casi espero que hablen contigo," siseó. "Atrévete".
Tus ojos ruedan hacia la parte de atrás de tu cabeza, sus palabras son suficientes para hacerte desmoronarte. "No te tomé por el tipo celoso," exhalaste.
"Posesivo," corrigió. "Soy dueño de este maldito coño".
Sentiste su polla endurecerse dentro de ti. Dios. Querías cada maldita gota de la que era capaz.
"Córrete dentro de mí", gemiste.
Dejó escapar un gemido casi de dolor entre dientes. Estaba tan cerca. Su respiración sola fue suficiente para enviarte al límite. Un hombre que no hace ruido reducido a jadear en tu oído porque tu coño se siente demasiado bien.
"Gánatelo."
Sentiste su autoridad en todo lo que dijo. Odiaste lo que te hizo.
Su polla rozó el puto lugar perfecto dentro de ti y lo perdiste. Te derrumbaste en sus manos. Apretó los dientes y te siguió por el agujero del que ninguno de los dos saldría nunca.
Apretó su agarre en la parte inferior del abdomen mientras te demostraba cuánto le pertenecías.
Se quedó quieto, con el cuerpo enjaulado sobre el tuyo, recuperando el aliento. Su polla todavía estaba retorciéndose por dentro.
"Vas a mantenerme aquí", dijo mientras se deslizaba lentamente para reemplazarse rápidamente con sus dedos, empujándolo profundamente dentro de ti. "¿No es así?"
Necesitaste toda tu fuerza para mantenerte en pie. "Sí, señor."
Sentiste su máscara sobre tu cabeza, presionando contra ti. "Buena chica."
*Suspiro*
Bienvenidas/os!!
Mi segundo libro de traducciones, espero lo disfruten mucho.
Empezamos con nuestro fantasma favorito. 🥰🥰
Cualquier error, déjenlo en los comentarios, seria de mucha ayuda!!
Sr_Macaroni