La gente que desprende luz no crea sombra
~David Sant~
Heather.
Reírme de las cosas que dicen Elisa y Mick, me liberan un poco, quiero decir que alegran a cualquier con su sola presencia.
Hace un rato que están aquí a mi lado y no paran de hablar, y las otras dos personas que tengo al frente, que son Jana e Ian, solo ríen y comentan algo de vez en cuando. Aparecieron de repente, ese unos minutos en la mesa solo estábamos Elisa y yo, y un momento después han aparecido ellos y se han sentado junto a nosotras sin decir nada, pero con confianza. Cómo si fuéramos amigos de toda la vida.
Y eso me hace pensar ¿Somos amigos? Yo creo que sí, yo lo considero así y se de alguna manera que ellos también y con eso estoy bien.
Y también me hace pensar en esa palabra; amigos, una palabra pequeña de seis letras y tres sílabas con un gran significado, una palabra desconocida hasta hace poco para mí, porque la única amiga que siempre he tenido ha sido Elisa y nadie más, porque nunca se socializar muy bien, pero ahora estan ellos aquí demostrando que no se necesitan muchas palabras o conocer a alguien desde siempre para formar una gran amistad.
—¿Que le echan a esto? —Mick remueve con desgana la sopa que han dado en el almuerzo—, sabe a pies.
—¿Has probado pies? —pregunto yo.
—Pues como huelen debe de saber —se encoje de hombros.
—¿Te huelen los pies Mick? —esta vez habla Elisa con una sonrisa burlona y Mick se ve acorralado.
—Eh, no. Yo solo digo que debe ser así.
Mick va a agarrar uno de los sandwiches que Elisa tiene sobre la mesa, pero esta los aparta.
—¡Oye!
—Comete tu sopa con sabor a pies.
Le dice Lisa protegiendo sus sandwiches y Mick se voltea hacía Jana y la mira fijamente y está que esta comiendo frituras que compro en la máquina expendedora le da su atención.
—¿Que paso cosito? —pregunta.
—Ella —Mick señala a Lisa—. Ella es muy mala.
—Es su forma de demostrar que te tiene cariño —Jana posa sus manos sobre la mesa—, además yo estoy bien con mis papas.
—Dile que me regale uno.
—Dale unos cinco minutos, ya te lo regalará.
—¡En cinco minutos me muero de hambre!
Me río y miro el contenedor de comida rectangular, donde me quedan tres de los cinco sandwiches que me a dado Elisa, de los cuales ya me he comido dos, y le hago una seña a Mick para que tome uno y así lo hace.
—¿Ven? Heather si es una buena amiga —comenta empezando a comer.
—De nada Mick.
—Gracias, nueva mejor amiga.
—Creo que convertirme en tu mejor amiga, remplanzando a Jana solo porque te dí un sándwich, ya es mucho —digo bromeando.
—Es un dramático —habla Elisa.
—Lo es —la secunda Jana.
—Todos contra Mick, que bien —él ruede los ojos—. Heather desde ahora eres mi mejor amiga, para siempre.
—Vale, ya —le digo.
Y él, Lisa y Jana se sumen en una conversación donde hablan de que Mick es dramático y Mick dice que Lisa es mala por no compartir con él, y Jana trata de hallar un punto neutro entre todo eso, pero sabemos que en un rato estarán de nuevo hablando como si nada, porque simplemente les gusta molestarse mutuamente para que Jana encuentre la paz, por lo que he visto.
Yo en cambió no intervengo y miro a la otra persona que se ha apartado de toda conversación y que no ha hablando mucho hoy, y eso es raro, porque él suele ser a veces muy hablador.
Ian está con la cabeza gacha, mirando el cuaderno abierto que tiene sobre la mesa, mientras come uno de los sandwiches de Elisa, y mueve los labios, pero sin hacer ruido lo que me da ha entender que está leyendo.
Golpeó mi pie con el suyo por debajo de la mesa y el levanta la cabeza de inmediato, y sus ojos grises conectan con los míos, y le sonrió.
—¿Qué pasá? —me pregunta con una sonrisa.
—¿Qué estás haciendo?
—Solo repaso algunas cosas.
—Mmm, no tenemos ningún exámen próximo, al menos eso creo. Por favor dime qué no tenemos ningún exámen.
Ian suelta una pequeña risa y niega con la cabeza.
—No, no hay ningún exámen.
—¿Entonces? —pregunto señalando la libreta.
—No lo sé —él cierra la libreta y parece aliviado de hacerlo—. Solo necesito estar preparado.
—¿Para que?
—Para cualquier cosa en general.
—Bien —sonrió.
Él vuelve al sándwich, y yo muerdo el interior de mi mejilla quedándonos en silencio por un momento en dónde lo único que se escucha es la voz de Lisa, Jana y Mick a nuestro lado.
—¿Y tú qué? —Ian me pregunta.
—¿Yo?
—Sí, te he notado un poco pensativa —aclara.
—Ah, eso —asiento.
—¿Y entonces en qué piensas tanto?
—En cosas pensables —digo bromeando.
—Vale, entiendo que no me quieras decir —asiente sonríendo
—No es nada muy importante —murmuro.
Bueno en verdad es que sí, he estado pensando, he estado pensando mucho, o cavilando y eso se lo atribuyó a que mi hermana cumple un año de fallecida dentro de muy poco y que me mantiene pensando, cosa que considero un tipo de castigo, porque no quiero sobrepensar mucho las cosas, no quiero, pero es imposible no hacerlo.
—No te creo, pero está bien.
¿Ven? ¿Porque tiene que ser así? Tan bueno, tan comprensible, lo entiende todo y no te somete a contar nada que no quieras. Sacudo la cabeza y decido cambiar un poco el tema.
—Tienen un partido el viernes ¿No?
—Sí, aunque vamos a perder —hace una mueca.
—El más positivo —suelto.
Se encoje de hombros, y tiene una expresión de que no le gusta mucho hablar del tema.
—La última vez pedimos.
—Pero eso no quiere decir que está vez vayan a perder.
Digo con convicción y él alza ambas cejas mirándome con una expresión que no se leer. Y esto no puede ser más contradictorio, estoy tratando de ser positiva con él, cuando no lo soy conmigo misma.
—Vamos a ganas, yo lo sé, este partido me huele victoria —se incluye Mick a la conversación.
—¿Así como te huelen los pies? —comenta está vez Elisa entra risa, que hace que nosotros riamos también divertidos.
—No vayan a empezar de nuevo, por favor —habla Jana, con una mueca—, parece que soy la mamá del grupo.
—En fin la cosa es que, tienen que venir a vernos —vuelve a hablar Mick—, sino vienen significa que no son buenas amigas, y tú Heather eres muy buena amiga, de hecho eres mi mejor amiga, así que no puedes faltar. ¿Verdad Ian?
Ian frunce el ceño, pero no dice nada, hasta que hace una mueca y suelta una exclamación;
—¡Auch!
Mick sonríe mostrando los dientes, y vuelvo a ver a Ian que mira con mala cara Mick, pero cuando ve que lo estoy mirando vuelve a sonreír.
—Eh, sí, tienen que venir si quieren, aunque no creo que ver a chicos jugando con una pelota sea muy entretenido —murmura.
—Es más que entretenido, solo la posibilidad de que le den un pelotazo en la cara a el portero, ya es divertido —suspira Elisa.
—¿Ven? Ella es mala —salta diciendo Mick—, Yo soy el portero.
—Ah, cierto, no, entonces ya no es divertido. Bueno un poco si, pero ya no tanto.
—Por favor ya —suplica Jana—, ni siquiera se porque lo preguntan, cuando saben de sobra que ahí estaremos.
—Sí, pero no podemos hablar por Heather.
—Yo iré, si quieren hasta me pinto la cara de verde y negro —bromeo y ellos me miran con grandes sonrisas.
—¡Eso es una gran idea! —exclama Elisa.
—En viernes las quiero ver con esas caras pintadas —Mick se emociona.
—Genial —murmura Jana
Y entonces seguimos hablando del partido y otras cosas en general, la media hora del almuerzo del almuerzo pasa en un dos por tres, y Elisa por fin le ofrece en sándwich a Mick, pero este lo rechaza alegando que ya no quiere nada. Ian me da un golpecito con el pie por debajo de la mesa y yo se lo devuelvo, hasta que suena la campana que anuncia que hay que regresar a las aulas.
Me toca la clase extra, que es en el salon de música, así que somos, Ian, Elisa y yo quiénes vamos, y al entras a el salon nos dividimos yendo a sitios diferentes del salon. Está vez no toco casi nada, solo me dedico a observar los otros instrumentos que hay.
El profesor se dedica a pasear a nuestro alrrededor viendo los que hacemos, veo que Elisa sigue con la flauta e inspecciona las otras, yo vuelvo a lo mío y, agarro el triángulo que está sobre una repisa, ¿Que función tiene? El triángulo es un instrumento que no tiene mucha relevancia, en efecto solo es golpearlo con algo para que haga "tilín" y ya está, no aporta mucho y...
De repente la fuertes melodías de un bajo suenan por todo el salón, y me vuelvo para ver qué al igual que yo, varios han dejado de hacer lo suyo para ver cómo, Ian, sentado en una de las sillas con el bajo en sus manos, con su mirada un poco ceñuda clavada en el punto en el que sus dedos rasgan la cuerdas rápidamente, creando un sonido para nada, pero para nada molesto a los oídos. Toca con confianza, y él sabe lo que hace, por supuesto que lo sabe, porque alguien que no lo sabe se mostraría inseguro y él solo luce relajado con dominio sobre lo que está haciendo. Y sonrió, sonrió porque se que la música para él no es cualquier cosa como deja entrever.
Despues de la clase de música, las dos clases restante pasan volando, se van muy rápido. Y muy pronto ya es la hora de volver a casa, y justo cuando voy a salir de los baños, suena la campana, y camino un poco lento, de regreso al aula, porque es miércoles y si no estoy mal hoy me dejan un avioncito, recibí uno el lunes, así que hoy Ian deja otro.
Ya me hice la idea de que es él, y ya está, no pienso complicarme más, aunque aún se me hace un poco raro referirme a quien deja los aviones como Ian y no como "el chico", pero eso no cambia nada. A mí me sigue gustando.
Cuando estoy llegando por fin al aula, lo veo él, venir en mi dirección apresurado y me atravieso en su camino, y me mira con un deje de nervios en sus ojos grises.
—¿Me esperas? —le pregunto—. Tengo que buscar una cosa en el salón, pero no me tardo.
—Claro, te espero en la entrada —me dice sonriendo un poco.
—Genial —lo dejo ir, y está vez si me apresuró más hacía el salón.
Al entrar como siempre está el avioncitos sobre mi mesa, está vez está hecho con papel morado, lo tomo y como siempre leo el contenido de sus alas.
"Me he dado cuánta de que intentas pasar desapercibida muchas veces, pero es imposible no notarte, porque para mí desprendes una luz, caótica, pero llena de calma a la vez, solo que tú no la notas, pequeña estrella"
Sonrió con cierta tristeza, y porque tenía razón, él ve algo en mí que yo no, él ve luz, pero yo no veo más que sombras.