BAD COMPANY [En edición]

By MISSerendipity93

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¿Qué ocurre cuando lo has perdido todo? ¿Cuándo vives en un mundo que parece haber sido diseñado para destroz... More

Nota de la autora
Prólogo
1. Presentaciones
2. Desconfianza
3. Tregua
4. Unión
5. Duplicidad
6. Revelación
7. Identidad
8. Fantasmas
9. Corazón
10. Vendetta
11. Confort
12. Contacto
13. Frenesí
14. Éxtasis
15. Certeza
16. Sueños
17. Cebo
18. Plan B
19. 666
20. Redención
21. Emboscada
22. Perdón
23. Sorpresas
24. Claridad
25. Caza
26. Liberación
28. Resurgimiento
29. Conexión
30. Presente
31. Pasado
32. Salomón
33. Estigma
34. Sacrificio
35. Guerra
Epílogo

27. Familia

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By MISSerendipity93

Ashley estaba sumida en sus pensamientos, acostada sobre la cama y mirando al techo como si éste fuera lo más interesante del mundo. Hacía un rato que había conseguido calmarse y había dejado de llorar, pero las palabras de su hermano aún resonaban con claridad en su cabeza.

Dos tímidos golpes sobre la puerta le hicieron incorporarse y mirar hacia ella para descubrir como Josh la abría y se quedaba parado en el umbral con la cabeza algo gacha.

-No te quedes ahí, vamos, pasa. -dijo Ashley, acompañando la invitación con un gesto.

El mayor de los Parker caminó lentamente hasta llegar a su lado y sentarse en el borde de la cama frente a ella. La palma de Ashley descansando sobre la colcha.

Josh tomó el valor necesario y depositó la suya sobre la de su hermana justo al tiempo que ésta le dedicaba una sonrisa.

-Lo siento, Ash. -se disculpó con su mirada fija en la de ella.

-Está bien. -susurró Ashley, entrelazando sus dedos con los de él para después darle un apretón. -Todo va a estar bien.

Los labios de Josh se curvaron en una breve sonrisa ante la convicción con la que había pronunciado su hermana aquellas palabras. Lástima que él no estuviera tan seguro de aquello.

Desvió la mirada un momento sin dejar de sujetarle.

-No lo sé. -suspiró agotado, negando con la cabeza. -He hecho cosas espantosas...

-No eras tú. -le cortó la chica, cogiéndole con la mano libre por el rostro para instarlo a mirarle. -No eras tú. -le repitió, está vez ya con la vista puesta en los orbes azules de su hermano.

-Te hice daño.

-Josh, para. -volvió a callarle ella. -Belial me hizo daño, no tú.

Un segundo suspiró escapó de entre los labios del mayor de los Parker.

-Ni siquiera puedo mirarme en un espejo sin verlo a él en mí. -confesó con angustia. -Es como si me hubiera robado todo lo que una vez fui. No me reconozco, Ash.

-Pues yo sí lo hago. -afirmó la aludida con el corazón en un puño al verle con semejante culpabilidad y dolor en su mirada. -Eres mi hermano. El que me dejaba acurrucarme junto a él en noches de tormenta. El que me enseñó a disparar pese a la negativa de papá. El que siempre cuidaba de mi y estuvo dispuesto a todo porque yo estuviera bien. -le sonrió tiernamente. Los ojos del chico brillaban con emoción contenida. -Y también el capullo que me metió arañas en la cama conociendo mi terror a los bichos después de que...

-De que me escondieras las armas para que no fuera sólo a aquella cacería en Wisconsin. -recordó Josh con nostalgia y dejando escapar una sutil risa, sonido que fue música para los oídos de Ashley.

-Exacto. -asintió ella. Un breve silencio reino entre ellos antes de que la chica volviera a hablar. -¿Alguna vez te he llegado a decir que eres la persona más valiente que conozco?

-Creo que no.

-Pues eres la persona más valiente que conozco, Josh.

-Me gusta. -murmuró el aludido. -No es verdad, pero me gusta como suena.

-Sí que es verdad. Por eso sé que podemos con esto.

-¿Cómo estás tan segura?

-Porque volvemos a estar juntos. -respondió Ashley, como si aquella fuera la razón más obvia sobre la faz de la Tierra. -Y nada nos puede detener mientras nos tengamos el uno al otro, tú y papá me enseñasteis eso. A veces la fortaleza nace de los sitios rotos.

El mayor de los Parker se quedó con la mirada fija en la de su hermana, asimilando cada una de sus palabras y escrutando aquellos ojos que tanto había echado en falta. Atisbó algo diferente en ellos, había más oscuridad de la que recordaba bajo aquel intenso azul, y no le fue difícil adivinar lo duro que habrían resultado aquellos ocho años para ella también.

-Te he echado de menos, hermanita. -se rindió finalmente, dejando brotar una lágrima de sus ojos.

Ashley soltó una risa llena de alivio antes de recibirlo en sus brazos. Josh apoyó la frente en el hombro de su hermana mientras ésta hacía lo propio dejando descansar su barbilla en la cabeza de él.

-Y yo a ti. -murmuró contra el cabello trigueño de su hermano. -No sabes cuánto.

Los agujas del reloj avanzaron rápidamente mientras ellos sólo querían recuperar el tiempo perdido.

-Tienes que contármelo todo, Ash. -dijo Josh mirándola de nuevo. -Ha pasado demasiado tiempo.

La aludida asintió con su cabeza al tiempo que se acomodaba contra el cabezal de la cama.

-No sé por dónde empezar. -suspiró para después sonreírle.

-Tengo una idea. -le devolvió la mueca él. -¿Por qué no empiezas por la parte en la que estás saliendo con uno de los Winchester?

Ashley evaluó su gesto sin estar segura si estaba molesto o simplemente jugando con ella.

-Dean Winchester. -habló de nuevo Josh. -Tengo entendido que no es precisamente de los que repiten, ya sabes... -la menor de los Parker le miró con los ojos abiertos cómo platos. -¿Qué? Que haya estado fuera de juego no significa que no me haya enterado de unas cuantas cosas. Ese par son una celebridad entre los demonios. En fin, volviendo al tema, ¿No crees que es un poco mayor para ti?

Una risa nerviosa escapó de entre los finos labios de la rubia.

-¿En serio? -inquirió atónita ante aquella bizarra situación. -¿De entre todos los temas posibles eliges hablar sobre mi vida sentimental? -El chico se limitó a encogerse de hombros. Ella volvió a suspirar. -Esto es incómodo. Eres mi hermano.

-Y por eso mismo tengo todo el derecho del mundo a saber con quién te acuestas.

-¡Josh! -exclamó Ashley, notando como el color subía a sus mejillas. -Por el amor de Dios... -agregó enterrando la cara entre sus manos.

Una genuina risa salió de la boca del mayor de los Parker al observar la reacción de la benjamina, la cual le dedicó una rápida mirada de circunstancia antes de golpearle con la almohada.

-No tiene gracia. -le amonestó. -Soy una mujer adulta. No he de darte explicaciones.

-Respecto a eso... Discrepo. -respondió Josh, tumbándose a su lado con los brazos tras su cabeza. -Me da igual si tienes 60 años y dentadura postiza, seguirás siendo la pequeña de los dos y yo podré seguir avergonzándote. Es mi derecho como hermano mayor.

-No creo que llegué a esa edad. -soltó Ashley con una sonrisa, girando su cabeza para mirarlo.

-Eso sí que no ha tenido gracia. -observó Josh, frunciendo su ceño. -De todos modos no desvíes el tema o iré a pedirle a él las explicaciones...

-Ni se te ocurra. -advirtió la chica. -En serio, Josh.

Esta vez fue él quien le dedicó una sonrisa.

-Pues empieza a hablar por esa boquita, Ash, porque sinceramente va a tener que ganarse mi simpatía después de haberme pegado un tiro y dado semejante paliza.

El mayor de los Parker estaba jugando claramente con su hermana pero ésta estaba demasiado nerviosa como para darse cuenta.

Ashley aún recordaba con claridad cómo su hermano le había partido las piernas, literalmente, a su primer novio de instituto durante un supuesto accidente en el campo de juego. La sobreprotección que sufría por parte de su hermano siempre había tenido límites insospechados.

-Pensándolo mejor creo que tampoco te he echado tanto de menos... -bromeó la chica.

Josh se limitó a reír sabiendo el porqué de aquel comentario.

-Está bien. Te contaré la historia. -se rindió finalmente ella, cogiendo aire y poniéndose seria. -Cuando os perdí a ti y a papá cambié radicalmente. Me convertí en una persona fría con un único objetivo, la venganza. Y cuando logré cumplir con ella, bueno... -hizo una breve pausa al recordar que había sido entonces cuando Belial la había atrapado.

-Lo sé. -murmuró Josh, con pesadez.

-El caso es que durante todo ese tiempo pensé que el peor sentimiento que uno podía experimentar era la pérdida de un ser querido, pero estaba equivocada. El peor sentimiento es aquel que sientes cuando te das cuenta de que te has perdido a ti mismo. Y yo estaba perdida, Josh, completamente perdida. Lo estuve durante ocho años hasta que mi camino se cruzó con el de ellos. -narró, haciendo referencia a los hermanos Winchester.

-Ash...

Ella siguió hablando.

-Al principio los odiaba, o eso es lo que me hacía creer, los culpaba por el accidente. Pero pronto me hicieron recordar lo que era tener una familia y consiguieron que esa ira se disipara. Sam se convirtió en un hermano para mí y Dean... Bueno, él no sé cómo lo hizo, pero se las ingenió para romper el muro que había construido. Me salvó de mí misma. Y de pronto volví a sentirme viva.

Un breve silencio inundó la habitación, Josh rodeó sus hombros y la atrajo hacía sí de modo que quedaron abrazados sobre la cama.

-Parece que alguien acaba de ganarse mi simpatía y respeto. -informó el besando la frente de su hermana. -Sólo no se lo hagas saber.

Ella dejó escapar una relajada risa en respuesta.

Disfrutando de aquel fraternal momento llegó la madrugada, haciendo que ambos cayeran rendidos bajo las redes de Morfeo tras pasar las horas hablando de todo y nada.

Ashley fue la primera en despertar abrazada a Josh el cual dormía plácidamente después de mucho tiempo sin la necesidad de hacerlo.

La chica logró escabullirse de su agarre con sumo cuidado para no interrumpir su descanso y tras una rápida ducha salió al pasillo.

Pasó por delante de la habitación de Dean y entreabrió la puerta para ver que el cazador también seguía durmiendo. Hizo lo mismo con Sam, pero el menor de los Winchester ya no estaba en su cuarto y supuso, acertadamente, que habría salido a correr.

Dirigió entonces sus pasos hacía la cocina, dónde el reloj de la pared marcaba las diez de la mañana.

Con una sonrisa en sus labios, feliz después de mucho tiempo, se puso manos a la obra y empezó a cocinar uno de sus platos estrella. El sonido de la pequeña radio de la cocina, sintonizada en una estación de rock clásico por obra de Dean, acompañó a la rubia en su nueva tarea.

Se encontraba troceando con destreza un par de zanahorias que servirían cómo guarnición cuando los brazos del mayor de los Winchester la sorprendieron rodeándola por la cintura.

-He echado de menos tus pataditas en la cama. -susurró él junto a su oído. Su voz más áspera de lo habitual por acabar de despertar.

Justo después sus labios acariciaban el cuello de Ashley dejando a su paso un reguero de simples besos. Ésta emitió un sonido cercano al ronroneo mientras cerraba los ojos disfrutando de la sensación. Su cabeza contra el hombro de él, dejando olvidado sobre el mármol de la cocina el cuchillo que había estado usando y llevando su mano, ahora libre, hasta la nuca del ojiverde.

-Mentiroso. -le acusó ella, dejando escapar una despreocupada risa. -Dormías cómo un tronco está mañana.

-Sólo porque sabía que tú estabas bien. -Ashley abrió los ojos, girando levemente sobre sí misma para atrapar la intensa mirada que le dedicaba Dean. -No eres la única que vigila el sueño de los demás. -le confesó el cazador con una pícara sonrisa. -Me alegro de que solucionaras las cosas con Josh.

Ashley frunció su ceño.

-Algo me dice que tú tuviste algo que ver.

-No sé de lo que hablas.

-Ya, seguro... -le sonrió ella.

-¿Oye, qué es eso que huele tan bien? -preguntó él, dirigiendo su atención a la cacerola humeante sobre el fuego.

La ojiazul volvió a girarse hacía los fogones y tomó una cuchara de madera para remover el contenido de la olla.

-Pollo al estilo Parker. -respondió, añadiendo una pizca de sal. -Es un plato que solía hacer cuando mi padre y hermano volvían de alguna de sus cacerías y yo me quedaba en casa. -continuó hablando mientras cogía un poco de salsa con la cuchara y se la ofrecía al cazador. -Hace años que no lo cocino. ¿Crees está soso?

Ashley sopló ligeramente para que Dean no se quemará al probarlo, éste se inclinó y tomó un sorbo. Sorprendiéndose al instante de las dotes culinarias de ella.

-Creo que está delicioso.

-¿Sí?

-Pruébalo tú misma si no me crees.

La rubia, que mantenía la cuchara a la altura del cazador, la bajó para llevársela a sus labios sin embargo Dean la cogió por la muñeca y la apartó gentilmente negando con la cabeza.

-Veo que no me has entendido... -susurró antes de besarla intensamente.

Ashley sonrió contra su boca ante la sorpresa. Instantes después la chica pegaba un pequeño salto para rodear sus piernas alrededor de la cintura de él, y Dean la tomaba por los muslos llevándola sobre un trozo de encimera libre para dejarla sobre ella.

-¿Y bien? -inquirió juguetonamente el cazador al romper el beso.

-Delicioso. -coincidió ella mordiéndose el labio.

-Te lo dije.

Dean le dedicó  una sonrisita torcida antes de atacar de nuevo su cuello.

-¿Qué hay de las tartas? -murmuró contra su piel.

-¿Qué? -preguntó Ashley, desorientada, sin saber a que trataba de hacer referencia. Siempre pasaba lo mismo cuando él empezaba a jugar con ella de aquel modo, no era capaz de pensar con claridad.

Dean rió por lo bajo, orgulloso del efecto que causaba en la rubia.

-¿También sabes hacer tartas? Porque si es así voy a tener que atarte en corto y no dejarte escapar jamás.

Ashley se mordió el labio para reprimir la risa.

-Pues ves buscando algo de cuerda, Winchester.

-Mm... No me des ideas.  -pronunció éste con voz ronca, mirándola con deseo.

Las manos de Dean la sujetaron por el hueso de la cadera, acercándola más hacía él.

-Vaya, alguien está ansioso. -observó la chica al sentir la cercanía de sus cuerpos.

Sus labios volvieron a unirse en un beso el cual se tornó más pasional en el momento en que sus lenguas se encontraron. Dean coló sus manos bajo la camiseta de ella, acariciando su cálida piel. Y Ashley no se quedó corta cuando arqueó su espalda para aumentar la fricción de sus sexos a través de la tela tejana que empezaba a resultarles un estorbo.

Había tanto deseo y necesidad entre la pareja que se olvidaron por completo de que aún estaban en la cocina, de que la comida seguía en el fuego y de que no eran los únicos habitantes del búnker. Esto último fue lo primero que les volvió a la mente cuando un exagerado carraspeó les hizo regresar violentamente a la realidad.

En ese momento ambos rezaron porque sólo se tratara de Sam, no hubiera sido la primera que el menor de los Winchester les sorprendía en una actitud más que cariñosa, sin embargo, sus plegarías parecieron no ser escuchadas.

-¡Josh! -exclamó Ashley muerta de la vergüenza.

Con suma rapidez se bajó de la encimera y se arregló la camiseta, la cual estaba ligeramente remangada dejando al descubierto su ombligo. El mayor de los Winchester por su parte cerró los ojos y apretó con fuerza el mármol de la cocina, manteniéndose pegado a él en un intento de disimular el bulto en sus pantalones delante del hermano de Ashley.

-Estábamos...  Dean sólo estaba ayudándome en la cocina. -se excusó torpemente la chica.

-Ya, claro. -dijo sarcásticamente Josh, clavando su mirada en la espalda del ojiverde. -Ahora se le llama ayudar.

Dean, como si hubiera sentido la penetrante mirada asesina del mayor de los Parker sobre él, se rascó la nuca antes de girarse para mirar al recién llegado y dedicarle una sonrisa inocente. Pero la expresión del ojiazul seguía siendo fría y rígida.

-Josh. -le llamó Ashley, intentando apaciguar los ánimos. -¿Te apetece comer algo? Debes estar hambriento.

-¿Sinceramente? -respondió el aludido sin apartar la vista de Dean. -Mejor no te digo lo que me apetece ahora mismo.

-De acuerdo... -suspiró ella, sin atreverse a decir nada más.

El silencio reinó en la cocina hasta que unos pasos aproximándose por el pasillo interrumpieron la incómoda calma. Y por una vez, Dean agradeció el oportunismo de su hermano.

Sam, con el portátil en mano, entró completamente ajeno a la situación que acababa de darse.

-¿Soy el único que huele a quemado? -preguntó, arrugando la nariz.

Ashley se golpeó la frente con la palma de la mano al darse cuenta de que el pollo y la salsa se encontraban ahora pegados completamente en el fondo de la cazuela.

-Mierda. -maldijo por lo bajo, apagando el fuego. -Tendremos que volver a pedir pizza.

-O comer por el camino. -sugirió el menor de los Winchester tomando asiento. -Creo que he encontrado algo.

La atención de los allí presentes se dirigió entonces hacia Sam, el cual tecleó en su ordenador mientras sus ojos verdes se movían sobre la pantalla.

-Kennewick. -anunció. -Una gran cantidad de personas han desaparecido sin dejar rastro.

-Define una gran cantidad. -pronunciaron al unísono Dean y Josh, mirándose al momento con sus ceños fruncidos por la coincidencia.

Sam observó con diversión la escena y dirigió su vista hacia Ashley.

-Parece que van a entenderse bien... -le dedicó a modo de confidencia antes de dirigirse a ellos para contestarles. -Una veintena en menos de una semana. Y no es la primera vez que ocurre, el año pasado por estas fechas pasó lo mismo hasta llegar al centenar. Desde entonces ni una sola pista de sus paraderos. -agregó Sam, torciendo el gesto al ver que su hermano seguía dándoles la espalda. -¿Estás bien, Dean?

El aludido se giró al fin, más relajado.

-Perfectamente. -respondió fingiendo una sonrisa. -¿Dónde está Kenne... Lo que sea?

-Kennewick. -corrigió Sam. -En Washington. A un día de camino de aquí.

-Entonces será mejor que salgamos cuanto antes. -resolvió Josh dando una palmada. - No vaya a ser que desaparezcan los ochenta que quedan por hacerlo.

Ashley alzó las cejas sorprendida.

-Espera. -le cortó, acercándose a él. -¿Estás seguro? ¿No prefieres tomarte unos días libres antes de volver al negocio?

-No pienso quedarme en el banquillo, Ash. -negó el ojiazul, sacudiendo su cabeza. -Además, tengo ganas de trabajar con mi hermanita de nuevo.

-Está bien. -le concedió ésta, sonriendo. No podía negar que le agradaba la idea. -Sígueme, tengo algo en el garaje que quiero enseñarte antes de irnos. -agregó, pensando en la cara que pondría su hermano al ver que iba a cederle el coche que siempre había querido.

-Enseguida te alcanzo. Necesito beber algo de agua antes. -se excusó el mayor de los Parker. Ella asintió y emprendió su camino dejando atrás al trío de cazadores.

Sólo cuando Josh estuvo seguro de que la chica no oiría ni una sola de sus palabras se acercó con paso lento hacía Dean, el cual seguía junto a la encimera sobre la cual se encontraba la pica.

Josh se sirvió un vaso de agua del grifo para después observar fijamente al mayor de los Winchester.

-Que sea la última vez que te pillo ayudando a mi hermana. -le advirtió vertiéndole el agua sobre los pantalones. -O la próxima vez no apagaré el fuego  sino que me limitaré a arrancar el problema de raíz. No sé si me he explicado con suficiente claridad.

-Lo has hecho, créeme. -pronunció Dean, dejando de lado su habitual actitud chulesca.

-Bien. -sonrió falsamente Josh.

Dejó el vaso sobre el mármol y palmeó fuertemente el hombro del ojiverde antes de seguir los pasos que su hermana había emprendido escasos minutos antes.

-¿A qué demonios ha venido eso? -preguntó Sam, pasmado.

-Digamos que no eres el único con el don de la oportunidad.

El menor de los Winchester no pudo evitar que una amplia sonrisa se dibujara en sus labios al adivinar de lo que estaba hablando.

-Así que acabas de ganarte a tu cuñado... -se burló. -Bien hecho, Dean.

El aludido rodó los ojos mientras se sacudía el agua de los pantalones.

-Ríete todo lo que quieras, Sammy. En el fondo lo que te molesta es que tú no tienes donde meterla y yo sí.

-Sí, hasta que Josh te la corte. -le recordó el menor con una sonrisita de suficiencia.

-Perra.

-Cretino.

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