27. Familia

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Ashley estaba sumida en sus pensamientos, acostada sobre la cama y mirando al techo como si éste fuera lo más interesante del mundo. Hacía un rato que había conseguido calmarse y había dejado de llorar, pero las palabras de su hermano aún resonaban con claridad en su cabeza.

Dos tímidos golpes sobre la puerta le hicieron incorporarse y mirar hacia ella para descubrir como Josh la abría y se quedaba parado en el umbral con la cabeza algo gacha.

-No te quedes ahí, vamos, pasa. -dijo Ashley, acompañando la invitación con un gesto.

El mayor de los Parker caminó lentamente hasta llegar a su lado y sentarse en el borde de la cama frente a ella. La palma de Ashley descansando sobre la colcha.

Josh tomó el valor necesario y depositó la suya sobre la de su hermana justo al tiempo que ésta le dedicaba una sonrisa.

-Lo siento, Ash. -se disculpó con su mirada fija en la de ella.

-Está bien. -susurró Ashley, entrelazando sus dedos con los de él para después darle un apretón. -Todo va a estar bien.

Los labios de Josh se curvaron en una breve sonrisa ante la convicción con la que había pronunciado su hermana aquellas palabras. Lástima que él no estuviera tan seguro de aquello.

Desvió la mirada un momento sin dejar de sujetarle.

-No lo sé. -suspiró agotado, negando con la cabeza. -He hecho cosas espantosas...

-No eras tú. -le cortó la chica, cogiéndole con la mano libre por el rostro para instarlo a mirarle. -No eras tú. -le repitió, está vez ya con la vista puesta en los orbes azules de su hermano.

-Te hice daño.

-Josh, para. -volvió a callarle ella. -Belial me hizo daño, no tú.

Un segundo suspiró escapó de entre los labios del mayor de los Parker.

-Ni siquiera puedo mirarme en un espejo sin verlo a él en mí. -confesó con angustia. -Es como si me hubiera robado todo lo que una vez fui. No me reconozco, Ash.

-Pues yo sí lo hago. -afirmó la aludida con el corazón en un puño al verle con semejante culpabilidad y dolor en su mirada. -Eres mi hermano. El que me dejaba acurrucarme junto a él en noches de tormenta. El que me enseñó a disparar pese a la negativa de papá. El que siempre cuidaba de mi y estuvo dispuesto a todo porque yo estuviera bien. -le sonrió tiernamente. Los ojos del chico brillaban con emoción contenida. -Y también el capullo que me metió arañas en la cama conociendo mi terror a los bichos después de que...

-De que me escondieras las armas para que no fuera sólo a aquella cacería en Wisconsin. -recordó Josh con nostalgia y dejando escapar una sutil risa, sonido que fue música para los oídos de Ashley.

-Exacto. -asintió ella. Un breve silencio reino entre ellos antes de que la chica volviera a hablar. -¿Alguna vez te he llegado a decir que eres la persona más valiente que conozco?

-Creo que no.

-Pues eres la persona más valiente que conozco, Josh.

-Me gusta. -murmuró el aludido. -No es verdad, pero me gusta como suena.

-Sí que es verdad. Por eso sé que podemos con esto.

-¿Cómo estás tan segura?

-Porque volvemos a estar juntos. -respondió Ashley, como si aquella fuera la razón más obvia sobre la faz de la Tierra. -Y nada nos puede detener mientras nos tengamos el uno al otro, tú y papá me enseñasteis eso. A veces la fortaleza nace de los sitios rotos.

BAD COMPANY [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora