20. Redención

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En algún lugar de Tennessee...

La noche había cubierto por completo el cielo dónde innumerables estrellas acompañaban a la brillante luna que brindaba una tenue claridad sobre el campo.

El Charger del 69' de Ashley estaba aparcado al lado de un abandonado granero hasta el cual la rubia había conducido para obtener una mayor intimidad que le permitiera llevar a cabo el ritual sin tener que estar pendiente de ser descubierta por algún que otro curioso conductor.

El material para la invocación ya estaba preparado sobre el capó del coche y sólo faltaba un último paso, que los ingredientes prendieran en llamas.

Tomando una gran bocanada de aire la chica encendió una cerilla, observándola mientras ésta iba poco a poco consumiéndose ante sus ojos.

Dejó ir el aire que había mantenido en sus pulmones y, esperando que aquello funcionara, reunió el coraje necesario para lanzarla al interior de la vasija.

Una ráfaga de aire se levantó de inmediato, arremolinando sus cabellos dorados a su paso, mientras el hombre al que había esperado apareció de la nada frente a ella.

-Gracias por venir. -saludó Ashley al recién llegado.

Él caminó hacia su posición con las manos metidas en los bolsillos de su gabardina.

-No es que haya tenido otra opción. -respondió, lanzando una rápida mirada a los materiales que descansaban sobre el capó.

-Lo siento, Castiel. Tenía que asegurarme de que vendrías.

-Dean o Sam podrían haberme llamado.

-Ellos no saben nada de esto.

Castiel frunció su ceño, confundido, pues creía que se había unido a los hermanos Winchester en las cacerías.

-¿Qué ocurre, Ashley? ¿Por qué no están contigo?

-Porque la he cagado. -rió amargamente la aludida. -Y ahora he de empezar a enmendar mis errores. Por eso te he llamado. Tengo algo que quiero que les devuelvas y también algo que pedirte. Y sí, sé que apenas me conoces y que probablemente no te fíes de mí, y es más que comprensible, pero estoy tratando de hacer las cosas bien aquí. Así que si al menos me dieras la oportunidad de explicarme antes de desaparecer...

El ángel evaluaba cada una de sus palabras así como su lenguaje corporal. La chica parecía estar muy nerviosa y preocupada pero no mentía, eso lo tenía por seguro.

-Te escucho.

Ashley le dedicó una tímida sonrisa antes de inclinarse frente a la ventanilla de su vehículo para coger el maldito libro que tantos dolores de cabeza le había ocasionado durante su búsqueda.

-Necesito que les devuelvas esto. -habló acercándose de nuevo al moreno. -Lo encontré en el búnker.

-"El libro de los condenados" por Charles Fort. -leyó Castiel, tomando el manuscrito en sus manos. -¿Qué tiene de especial?

-Ni idea. Lo único que sé es que Crowley quería que lo consiguiese.

-¿Lo robaste para él? -se sorprendió el ángel, que por un momento pudo adivinar el porqué la rubia ya no seguía al lado de sus amigos.

Ashley asintió con la cabeza gacha.

-Me prometió que obligaría a Belial a cambiar de traje de carne si se lo entregaba. Y yo sólo quería salvar a mi hermano de la posesión de ese cabrón.

A cada segundo que pasaba de conversación, la sorpresa en Castiel iba en aumento.

-¿Belial? -murmuró para sí mismo, recordando a uno de los demonios más poderosos que habían logrado escapar, en más de una ocasión, de las legiones celestiales. -Si realmente es él el que está poseyendo a tu hermano, Crowley no tiene nada que hacer.

BAD COMPANY [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora