Pacto suicida | Barbenheimer...

By jisooscary

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Ni las ecuaciones matemáticas más complicadas o la incógnita más difícil de tratar al contruir el arma más mo... More

Parte uno.
Parte tres.
Parte cuatro.
Parte cinco.
Parte seis.

Parte dos.

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By jisooscary

La presencia de Barbie era única. Ella era única o quizás él se estaba volviendo loco pensó, dejando su cigarrillo sobre el cenicero. Oppenheimer solo hacia un ademán saludando a los soldados pasando sobre tanques y otros pocos dentro de sus casas improvisadas lo saludaban con fervor, admiración.

Robert se preguntó si esto era lo que Barbie experimentaba ante todos esos hombres viéndola cantar y moverse por el escenario, si el sentirse bien por la aprobación de los demás significaba algo más allá de ser idolatrado y después desechado. Quizás lo que a Oppenheimer le había atraído de Barbie era su imágen perfecta, ella no podría cometer errores como él, tampoco podría decepcionar al séquito que tenía a sus pies.

Aún qué, no fuera conciente muchas veces de sus comparaciones tontas, Oppenheimer no pudo evitarlas, ni tampoco percibir la mirada insistente de una conocida mujer del lugar. Sus pasos eran lejanos, pero los suficientemente cerca para que Robert pudiera oírlos, pero este ni sé inmutó al saber de quién se trataba.

ㅡ Robert...

Dió un poco la vuelta, encontrándose con una cara bastante conocida.

ㅡ Buenas tardes, Jean. ㅡ Murmuró sin ánimos.

ㅡ Se que no tenemos mucho tiempo ambos, pero me gustaría que charlemos y me actualices sobre tú rendimiento. ㅡ Lo observó la mujer, esta movía su pie disimuladamente un poco nerviosa.

ㅡ Se que tenemos trabajo, tengo cosas que resolver. ㅡ Apuntó él físico. ㅡ Quizás otro día tengamos tiempo.

ㅡ Dices eso todos los días Robert, sabes que tengo trabajo contigo y no puedo si me lo haces difícil. ㅡ Protestó la castaña, recibiendo una mirada fastidiada de Oppenheimer.

ㅡ Jean, lo siento mucho, pero no voy a dejar que me psicoanálices para tus reportes matutinos. ㅡ Meditó. ㅡ En realidad yo no les debo eso, no necesitamos a un psiquiatra rondando por aquí.

Dijo con voz baja esto último dando un suspiró de derrota, sabía que quizás las cosas con la psiquiatra que fue enviada por uno de sus superiores era algo que no debía tomar a la ligera. Sabía que sus compañeros se sentían un poco apricionados por las condiciones en que trabajan, algunos de hecho la necesitaban, sabía de sus consultas, pero tampoco sabría explicar con detalle su rechazo a Jean. No necesitaba eso, tampoco necesitaban una actualización sobre su estado mental todas las semanas, era una pérdida de tiempo.

ㅡ No esperaba cambiar tu opinión. ㅡ Musitó la mujer suspirando de igual forma. ㅡ Pero puedes intentar, a mucha gente le funciona.

ㅡ No creo cambiar de opinión pronto, pero gracias de todas formas. ㅡ Habló él hombre por última vez con ella, alejándose a pasos lentos.

De ninguna manera iba a pensar en hacerle caso a alguna de las locuras de Jean, él estaba bien, al igual que era cuestión de tiempo para poner en orden su mente y seguir con el proyecto. Los últimos días de descanso solo sirvieron para aumentar de forma absurda su admiración por Barbie, aquello era algo de lo que se avergonzaba cada día, nunca lo diría en voz alta de todas maneras, pero pensar en ella no era una pérdida de tiempo. Al final ellos dos eran una conclusión, o quizás, él estaba loco y no sabía del todo que esperar en su vida para que Bárbara lo viera, pero no creía en las coincidencias, solo en los hechos.

Era un hecho que él no estaba echo para Bárbara. Él no era un hombre normal, tampoco era un desterrado por la sociedad, solo amaba la ciencia y su vida nunca se salió de la línea. Él no era él hombre que iba a fiestas o simplemente era genial, él era Robert.

Nunca prestó atención a la gente que le hablaba a su alrededor, por ello nunca fue de tener amigos o una novia, estaba totalmente inmerso en la física y sus ojos nunca vieron más allá de las difíciles ecuaciones que él solamente podía resolver en la escuela primaria. Sus padres nunca habían notado el intelecto de su hijo hasta que su padre lo notó, y fue una bendición hasta darse cuenta que su situación económica nunca les permitiría costear una escuela de gran nivel para él y su brillante intelecto.

Robert nunca se rindió, a pesar de que los niños de diferentes grados lo molestaran o las niñas se metieran con forma anticuada de vestir, no dió su brazo a torcer, los recreos solitarios y las noches de insomnio preguntándose a si mismo su razón de ser no las cambiaría por nada, él hombre que es ahora está compuesto por todo su dolor y su perseverancia juntados por su razonamiento para formar a un hombre triste pero lleno de ideas, queriendo cambiar el mundo para mejor. Nunca cambiaría algo de su pasado, porqué eso podría abrir la posibilidad de nunca haber terminado dónde estaba en este momento, y su vida podría haber tenido otro final.

Y a él no le gusta pensar en los finales, tampoco en la muerte o en las personas. Es por eso que Barbie era su excepción, especialmente le hacía sentir bien recordarla cantar todo el tiempo, su presencia en el escenario era especial, o a sus ojos, era un nuevo descubrimiento que debía ser cuidadosamente pensado y analizado. Ella no era de fácil acceso, solo tendría mucha suerte si alguna vez la conoce en persona, las veces que ha visto a mujeres pasearse por un laboratorio eran contadas y de cualquier manera, ¿por qué la imaginaba allí con tanta frecuencia?.

Tiró su cabeza hacia atrás, ciertamente frustrado, su pequeño escritorio le producía malestar por ser tan cerrado y pensar en Barbie no ayudaba para nada a su mal humor.

El estrés le impidió resolver como de costumbre algunas cuestiones respecto a la bomba, no podía guiarse por nada y como si de un horizonte perdido se tratase, tampoco podía orientarse para resolver alguna fórmula. Las cosas no se daban a su favor y estaba evidentemente frustrado, ya no podía hablar como de costumbre sobre aquellos arrebatos con Einstein, desde entonces no recurría a nadie para sentirse mejor desde entonces. Solo esperaba por un milagro, algo que lo moviera desde dentro y lo sacudiera en busca de una reacción, solamente necesitaba la fórmula perfecta para que aquello pasase.

Y creía que Barbie estaba incluida en esa fórmula.

(...)

Barbie observó de nuevo y luego otra vez su labial rojo con atención, pequeños brillos de colores se asomaban en sus párpados y sus ojos oceánicos reflejaban perfectamente un atismo de duda, una pequeña sonrisa forzada en su rostro le impedía disfrutar de verse perfecta e impecable, como de costumbre.

Su rostro se contorciono en una expresión ilegible, todos aquellos pensamientos que la atormentaban constantemente se quedaban encerrados bajo su carismática forma de ser y su excéntrica vida. Una muñeca viviente, como solían decir algunos hombres ególatras por los programas de televisión que veía, y nunca dudó en que era molesto ser catalogada como un objeto.

Unos sonidos fuera del camerino distrajeron su atención del espejo frente a ella, obligándola a pararse. Un ruido se hacía presente y una caballera rubia que reconocía muy bien se acercaba a pasos desmesurados hacia ella, al instante de verlo soltó un suspiro. Enseguida forzó de nuevo una sonrisa pero está ahora era en un tono sarcástico, dando a entender lo mucho que le fastiaba la presencia del hombre al lado suyo.

ㅡ Hola Barbie. ㅡ Inició él Rubio, viéndose radiantemente irritante para Barbie.

ㅡ Hola Ken. ㅡ Murmuró más que nada para si misma, observándolo sin una pizca de amor.

ㅡ Hoy tenemos actividades juntos por si no lo recuerdas. ㅡ La sonrisa de Ken le traía producía malestar en su interior, impulsado por su amabilidad tan genuina. ㅡ Se que estás ocupada y no tienes que hacerlo sino quieres pero... ㅡ Culpa, solo culpa.

ㅡ Está bien Ken, lo haremos. ㅡ Volvió con sus ojos azules al espejo sin mucha emoción, mentía si la culpa no la estaba carcomiendo a cada segundo que pasaba al lado de Ken, esperando no lastimar tanto los sentimientos del hombre por su visible desinterés.

Solo que no quería casarse con aquel dulce hombre, él mismo que la esparaba con flores fuera de los sets de sus películas o él que la llevaba a paseos románticos con su Cadillac más costoso y de su color preferido. Su madre era terriblemente estricta y su padre nunca estuvo allí para ellas, llevándola a tener una madre exigente que veía en ella la persona que nunca pudo ser. Ken pasaba por algo similar, ambos eran productos de sus padres frustrados y deseosos de su triunfo para luego exprimirlos.

Esa familiaridad la ataba al hombre rubio, que por orden de su madre se mantenía cerca de ella para intentar cortejarla. Pero a diferencia de Ken nunca creyó ni un por segundo en las trampas impuestas por su madre, inevitablemente ambos pensaban muy diferente y Barbie era demasiado independiente para una mujer de su talla. Ken creía en lo que sus padres le inculcaron y ahora estaba convencido de que debía de casarse con ella, porqué claro, los dos tenían en mundo a sus pies y eran la sensación del momento.

Pero eso no era amor para Bárbara, sabía que Ken nunca comprendería del todo aquello.

ㅡ Mi Barbie... ㅡ Los ojos amorosos de Ken parecían transpasar sus pensamientos, produciendole escalofríos al verse ambos al espejo. ㅡ Tan hermosa como siempre, nunca harías algo para molestarme cariño, pero debes dejar de preocuparte por todo, no te hace bien.

Ah, y lo olvidaba por poco, Ken podía ser demasiado comprensivo en ocasiones rozando la estupidez. Pero nada le impidiera aceptar las palabras consoladoras de su próximo futuro esposo, dejándose por un momento llevar por esa falsa calma que le transmitía su voz, para evitar perderse en más de sus pensamientos y por consecuencia, arruinar su show. Ken era su propio escape personificado, pero nunca sería su indicado.

Las manos del hombre rodeaban lentamente su cuello, colocando de forma cuidadosa el collar de perlas perfectamente lustrado para la ocasión. Su vestido corto de rayas negras y su flequillo estilizado hacían juego con el maquillaje tan llamativo que poseía su rostro, el labial rojizo pasión resaltaban varias partes de su cara que le daban un aire de sensualidad. Sus pómulos resaltados y la máscara de pestañas exageradamente visible dejaban entre ver qué pesar de todos esos productos, la expresión y la mirada de Barbie denotaban in sentimiento de tristeza contenida. Un poco de pena se asomaba por el rostro de Ken, preocupado por ver a Bárbara en un estado tan deplorable.

ㅡ Cariño, ya es hora de irnos... ㅡ Él rubio soltó una sonrisa con la intención de animarla. Recibiendo la mirada perdida y fría de Barbie.

ㅡ Oh, es verdad. ㅡ Reaccionó al instante, parándose de su asiento. ㅡ Richard va a matarme si no llegamos a tiempo.

ㅡ A ambos. ㅡ Corrigió Ken. ㅡ Tengo una sesión de fotos con Alan. ㅡ Aclaró caminando hacia la puerta, seguido por la rubia. ㅡ Pero no creo que le sea tan malo si llegamos un poco tarde, es un hombre de negocios.

ㅡ Un hombre de negocios respetado. ㅡ Espetó molesta, sin esperar respuesta del contrario. ㅡ No podemos llegar como si nada a su despacho. ㅡ Prosiguió, posicionándose a su lado mientras caminaban.

ㅡ Pero este hombre de negocios puede esperar. ㅡ Contestó enseguida con diversión él hombre. ㅡ Nos ama, se qué se entrentendrá contestando algunas llamadas importantes hasta entonces, nada de qué preocuparse cariño. ㅡ Terminó su diálogo, observándo una de las puertas del amplió pasillo con suma atención.

Los gestos de Barbie indicaban poca credibilidad a las palabras de Ken, negando con su cabeza con una sonrisa visiblemente divertida. Él tenía un punto.

ㅡ Es aquí. ㅡ Volvió a hablar, girando su cabeza hacia la rubia. ㅡ Supongo que nos separamos aqui. ㅡ Bajó su mirada un poco triste.

ㅡ Nos encontraremos dentro de un rato. ㅡ Ánimo Barbie, observando detalladamente la forma en la que Ken parecía un libro abierto para ella. ㅡ No te pelees con Liu, se qué Alan no es él único en esa habitación. ㅡ Bromeó la rubia.

Él rostro de Ken cambió rápidamente a uno de molestia, divirtiendo a Barbie al darse cuenta que había activado el instinto asesino del rubio. Había algo gracioso entre la rivalidad de Simón Liu y Ken, alteraba el razonamiento del rubio, peleándose casi al instante con él modelo asiático cada vez que se veían en cualquier sitio, lo que se traducía a casi todo el tiempo al trabajar para la misma empresa.

ㅡ Nunca digas su nombre. ㅡ Contrario a Barbie, él se tomaba demasiado enserio su pelea con él pelinegro. ㅡ No merece que salga de tu labios. Es un idiota. ㅡ Refutó, fastidiado.

ㅡ Y tú eres un gran idiota por seguirle el juego. ㅡ Contesta Bárbara.

ㅡ No lo entiendes, porqué no lo has visto como es en verdad. ㅡ Murmuró Ken cabizbajo, mirando hacia otro sitio.

ㅡ Claro, es verdad. ㅡ Obvio Barbie con falsedad. ㅡ Te creo, no te preocupes por eso. ㅡ Suspiró. ㅡ Ahora ve, Richard nos va a matar a los dos.

Las puertas se abrieron, revelando todo un set armado para los modelos que ocupaban el lugar. Ken se despidió de ella enérgico con una de sus manos y poniendo una sonrisa exageradamente gigante y brillante en su rostro, típica de él. Observó al rubio alejarse y adentrarse al lugar, cerrando la puerta tras él.

Barbie se quedó parada en su lugar, repasando toda su charla con él rubio en su cabeza. Un sentimiento de vacío se gesto en su interior, atravesado por su incapacidad de sentir algo por Ken después de todo este tiempo juntos en la gran pantalla. La duda seguía floreciendo dentro de ella, y abriendo un poco más, una herida que nunca había cerrado.

(...)

buenas nochess, estoy feliz de traerles otro cap y espero que les guste :3

muchas gracias por votar y también a los que animan a comentar, amo leer las opiniones de la gente jskdjd

les quería avisar que estaré subiendo este cap sin mucha revisión de errores, asi que si ven algo que se me pasó por alto sepan disculpar, pero obvio que en algún momento lo corregiré:). fuera de eso, espero que hayan disfrutado el cap. estoy intentando meter muchas cositas y referencias respecto a ambas películas, asi que ojalá eso no los mareé mucho.

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